Partida Rol por web

Escuchas una voz femenina en tu cabeza, la voz es bastante dulce, pero suena con potencia, casi con rabia

Hey! Que te crees que haces enano! Crees que puedes usarme así como así? Ni siquiera has demostrado de lo que eres capaz y ya me estas cogiendo, ten mas cuidado! Que soy una mujer

Esta gente de hoy en día.... no os enseñan modales o que?

Un arma para mi futuro... Pero la voz del instructor me saca de mis ensoñaciones de nuevo - Claro Señor! - Digo arrepentido agachando la cabeza mientras cojo a la armadura, extrañado por las palabras del instructor acerca de su carácter... 

De repente escucho una voz extraña y me vuelvo a sobresaltar - Que? - Digo mirando alrededor y miro al traje - Perdona una mujer? - Digo y lo cojo con más cuidado como arrepintiendome de como lo he cogido y lo hago con más cuidado - Lo... Lo siento... Que quieres que te demuestre?

Veo que la mayoria de las armas son mujeres...no es dificil de adivinar y más si tus compañeros hacen tan evidente el genero del arma que llevan en sus manos...Podria decirse que ahora mismo las mujeres no somos el sexo debil ¿nos sentiriamos apoyadas por este tipo de mujeres espectrales?

Sin recibir respuesta alguna de mi arma la mire fijamente y deje que una frase saliera de mis labios -Segun los libros de historia, tengo entendido que fuiste utilizada en el periodo Sengoku en manos de ninjas y asesinos de la epoca ¿cierto?

Ummmm no exactamente..... yo era un asesina, jiji

Dice la voz de tu arma

Era divertido ver brotar la sangre

De hecho.... con todo lo que mate, algunos me llamaban shinigami, jijiji

El muchacho amanece con el pelo algo desordenado y medio sandwich aún en la boca,

-Bastante ausente he estado y encima llego tarde.- antes de decir o hacer nada, engulle la comida y se arregla para parecer presentable.

- Se presenta Fujiwara Kyoshiro, siento llegar tarde, pero tenía unos asuntos que resolver con el papeleo de mi beca...

Dirige su mirada a la estancia, sin reconocer a nadie aunque no puede evitar dirigir su mirada a las chicas... observa como cada uno de sus compañeros parecen haber escogido un arma, mira al director que está ocpuado respondiendo alguna pregunta. Así que suponiendo que debería escoger un arma el chico se dirige hacia las de cuerpo a cuerpo, buscando algún katar entre ellos, uno que le guste y se amolde a su forma de combatir.

Otro que llega tarde....

Digo mirando a Kyoshiro

Tienes que elegir un arma y luego probarla un poco a ver si ella te acepta o no

Entre los objetos, hay 2 que te llaman la atención, uno de ellos, si es un katar como buscabas, aunque hay otro que parece casi brillar a tu vista, no es un katar pero... es similar, son un par de guantes con garras saliendo de los nudillos, las garras miden aproximadamente 20 cm de largo y se ven de un color azul plateado, mientras que el guante es de color negro

El katar, es un katar normal, cuya hoja mide 30 cm, y su guarda cubre hasta la mitad del antebrazo

Kyoshiro asiente con la mano en la cabeza a modo de disculpa, no suele hablar demasiado sin más se dirige hacia donde sus ojos han terminado por fijarse. Unos guantes particularmente extraños... negros pero de aspecto recio, con unas firmes garras azuladas surgiendo de sus nudillos... Parecían bastante interesantes... no eran katares como tal pero seguramente funcionarían del mismo modo. Tras realizar sendos cortes sonríe y los observa con más detenimiento.

- Supongo que te refieres al alma del arma... como la leyenda de los antiguos samurais.- dijo respondiendo a Komura Gin
 

Estas haciendo algunos movimientos en el aire, cuando de pronto escuchas una voz femenina

Llevo muchos años esperando su llegada, mi señor

Un chico nuevo entra prácticamente corriendo, Erika estaba un poco alejada mirando la dagabque tenia entre las manos pero se da cuenta de que le mira a ella y a las demás chicas ella se hecha un poco atrás un poco impresionada y asustada mira su arma pensando en como poder averiguar algo las sobre ella

Torció el gesto con los labios y miró las garras que había tomado, no sabía como reaccionar a aquello, era la primera vez que notaba algo así. Confuso susurró un simple gracias hacia los guantes y se los quitó cuidadosamente, tras ello se giró al resto y al director, había visto como hizo levitar a dos compañeras, incluso aquella explicación... pero aquello no explicaba esto. Buscó interruptores, o incluso algún mecanismo en ellos, o algún altavoz.

- ¿Como es posible que unos guantes hablen? ¿No me he vuelto loco verdad?

Por primera vez desde que me conocéis, veis una ligera sonrisa en mi rostro mientras me acerco un poco mas a Kyoshiro

No.... no te has vuelto loco

Muchas de las armas de este arsenal, están vivas, tienen un alma en su interior, aunque por norma, solo pasa con las mas poderosas, aquellas que tienen mucha historia han desarrollado conciencia propia, o el arma de alguno de sus portadores que estaba muy unido a ellas acabo encarnándose luego en ellas

Y parece, que tu eres bastante compatible con esta, de hecho....

Te miro de arriba a abajo

Diría que podríais compenetraros bastante bien

Cuando dices "asesina" ¿te refieres a que antes tenias un cuerpo humano? o ¿siempre has sido una Kurasigama?- mira enterrogante a su arma por las cosas que le estaba contando y que de paso despertaban más y más su curiosidad. Ademas ¿como es tu forma de asesinato? y ¿cuales son tus victimas favoritas?

Por unos segundos, siento una mirada sobre mi anatomia, por lo que con discimulo comienzo a recorrer el recinto para ver quien era el dueño de esa leve incomodidad para todas las mujeres...por lo visto, era un chico que había llegado algo tarde al inicio de clases Que bonito, es un ser distraido y con poco control sobre su tiempo...algo aburrido

El chico asintió mientras sin darse cuenta su mano acariciaba lentamente el cuero de los guantes como si de algún modo al quitarselos hubiera perdido parte de si mismo, se dio cuenta que algunos lo miraban con recelo, sobretodo las chicas. Era normal apenas se conocían. Un leve chasquido salió de su boca apenas inaudible mostrando su disgusto pues no le gustaba que la gente hiciera juicios sin saber, y sujetó los guantes en la mano diestra.

- Supongo que ahora tendremos tiempo para entrenar con ellos...- dijo más para si mismo que como una pregunta al profesor pero éste podía interpretarla como quisiera.

Su mirada se dirigió ahora al resto de armas como tratando de evaluar su potencial y la forma de cogerla de sus portadores, pues estaba claro que tanto como él algunos no estaban familiarizados con como usar esas armas, mientras que había alguno que si lo estaba.
- una Kusarigama, un traje de batalla, un bate de beisbol, dos pistolas, una katana, una naginata, unos guantes de boxeo...- pensó para si enumerando cada una de las armas elegidas.- Va a ser interesante.-

Otro rezagado...

Prácticamente como todos los presentes echó una ojeada al recién llegado. Tenía rasgos orientales y parecía más mayor que ella... aunque teniendo en cuenta la constitución menuda de Lorelei parecer mayor que ella no era ningún mérito. La mirada del chico se cruzó un instante con la chica y, avergonzada por la pillada, reaccionó como solo sabía. Emitió un "¡hum!" Levantando ligeramente la barbilla en un gesto a la defensiva que pretendía resultar arrogante y desdeñoso.

No le duró mucho aquella postura al escuchar la vocecilla de una de las chicas, la miedosa no, su compañera, haciendo preguntas a su arma.

Madre mía, una tarada psicópata con un arma... ¿es que no evalúan la estabilidad mental de la gente antes de contactar con ella? ¿Qué tipo de persona pregunta esas cosas?

Hizo girar sobre sí misma la naginata, quizá ella supiese cómo funcionaba aquel lugar.

El primer día había sido bastante horrible, nada más que pruebas de nivel para comprobar el nivel académico. Nathan estaba acostumbrado a este tipo de exámenes en la academia donde había estudiado los últimos años, pero todos en el mismo día…

En fin, que por fin dio la hora de comer. Ya tenía demasiado hambre y fue de los primero en llegar a comer algo. Su metabolismo hacia que, por mucho que comiera, no engordara ni una pizca… bueno, su metabolismo y el ejercicio que acostumbraba a hacer casi a todas horas.

Después acudió junto al resto de sus compañeros al edificio principal, donde les habían citado a las 16:00. Cuando el profesor Komura comenzó a hablarlos de las armas se extrañó en un primer momento, aunque pensando todo lo que les habían dicho el día anterior, ya nada parecía sorprenderle.

Observó la sala con detenimiento y dejó que sus compañeros fueran eligiendo armas y observando sus reacciones. Al parecer, aquellas armas tenían vida y les hablaban… Nathan no daba crédito. Se encontraba mirando varias espadas cuando algo llamó su atención. Kaoru, el chico raro, hizo un comentario sobre disparar el arma que había elegido y justo después vio algo que nunca antes había visto. Permaneció perplejo durante un par de segundos mirando al profesor, sin saber muy bien cómo reaccionar. Parpadeó varias veces y se frotó los ojos, y aquello había desaparecido. ¿Pero qué cojones era eso???... Pensó para sí, mientras aun mantenía la mirada fija en el profesor sin importarle si quiera que éste se percatara de aquello.

Aunque aquello no duró mucho. Si algo le había enseñado la academia militar es a respetar al superior, por lo que se limitó a seguir a lo suyo. Y allí estaban, dos Desert Eagle plateadas… El sueño de su vida. No es que tuviera un grato recuerdo de su padre, pero la verdad es que el gusto por aquella pistola parecía que si lo había heredado. – Vaya vaya… Venid aquí pequeñas. - No se lo pensó dos veces y las cogió.

Igual que paso con otros de tus compañeros, cuando tomas las armas, comienzas a sentirte mal, como si todo a tu alrededor comenzara a pesar, te fallan las fuerzas y te entran nauseas, es como si todo el peso del mundo estuviera ahora sobre tus hombros, la presión y el malestar es tal, que te ves obligado a soltar las armas, las cuales caen aparatosamente al suelo y nada mas que esto suceda, esa desagradable sensación desaparece

Siendo como han explicado antes, claramente, esas armas no son para ti

Tras mis palabras hacia Kyoshiro, escucho el retumbar de algo metálico caer, y giro mi cabeza hacia Nathan, viéndolo arrodillado en el suelo con las 2 pistolas a sus pies

Me acerco, y con cuidado, tomo ambas pistolas una en cada mano

Tranquilo, seguro que acabaras encontrando una que te acepte

Digo mientras vuelvo a colocar las armas en su sitio

Puedes intentar buscar de otra manera.....

Soltó las pistolas rápidamente tras sentir todo ese mal rollo… - Uhhhh, chungo chungo… - dijo al verlas ahí tiradas. El profesor se le acercó y recogió las pistolas del suelo. ¿Acaso él ha tenido algo que ver en todo esto?... Se preguntó a si mismo sin poder olvidar lo que había visto segundos antes.

El caso es que la última frase del profesor lo llamó la atención. ¿Otras maneras?¿Que otras maneras? Este tío está zumbado… Aunque, si las armas hablan, lo mismo alguna me llama… Bah, que bobadas… aunque, por probar, ¿Qué pierdo?...

- Lo que usted diga, profesor, lo buscaré de otra forma. – comentó mientras se alejaba un par de pasos de él aun con el mal rollo metido en el cuerpo. Al alejarse, cerró los ojos para concentrarse en el sentido del oído.