Partida Rol por web

Kl´rt no podía entender como estos mortales habían dado con su nueva posición, especialmente le sorprende el ataque de Tigra a la que no había vuelto a ver desde los pasillos de la pirámide y a la que suponía sepultada.

Era una sensación extraña, como cuando perdió la concentración de su invisibilidad, como si un Deus ex-machina controlara sus movimientos. Parecía que como siempre los hados del destino confabulaban contra sus planes impidiéndole saborear las mieles de la victoria y redimirse ante el pueblo skrull.

De cualquier manera comprendía cuando un soldado debe huir de una batalla para continuar sirviendo en la guerra así que lamiéndose las heridas se aleja volando a toda velocidad aprovechando su mimetismo con el ambiente.

La antorcha humana cae al suelo inconsciente tras el último ataque del SuperSkrull. El pobre cerilla de los 4 fantásticos no pudo esquivar el último golpe.

De pronto, algo te distrae del combate. Empieza a resonar en tu cabeza una voz bastante familiar. Tratas de concentrarte lo justo, sin salirte de la batalla, para atender a las palabras.

- ¿Scott? ¿Me escuchas? - Indudablemente es la voz de Jean.

Arrrgggg!!!  el último golpe dolió, ooohhh no se me nubla la vista..... debido a la gran destreza del Superskrull me deja incosciente con su último ataque y caigo como un meteorito sobre el extraño planeta.

Kl´rt viendo que la red se abate sobre él crea un muro de fuerza destinado a contener tanto la telaraña como al resto de los héroes, únicamente deja un espacio en el lado opuesto al grupo para poder salir volando.

- ¿Jean? ¿Eres tú? Qué ocurre, ¿Estás en peligro?

Sorprendido por aquel mensaje de Jean, Cíclope se descentró un poco de la batalla aunque seguía mirando atentamente lo que ocurría con sus compañeros y aquella gran mole que seguía tirada en el suelo.

- Estoy bien. Me encuentro en una ciudad bastante futurista en comparación a la tierra. ¿Tú dónde te encuentras? ¿Estás bien? ¿Hay alguien de los nuestros contigo?
 

Es lo que te transmite por medio del pensamiento tu compañera x.

¿Enserio? Yo estoy en una especie de templo o lo que queda de él, esto de futurista tiene poco, más bien lo contrario, Estoy con Spiderman y la Antorcha Humana en plena batalla contra algún que otro enemigo, ¿Y tú?. Tenemos que hayar el modo de juntarnos, la unión hace la fuerza.

- Estoy en una especie de resistencia. En la ciudad están cazando a los mutantes y los están llevando a una prisión especial. Por lo que sé está debajo de una pirámide azteca en medio de la selva. ¿Estáis vosotros ahí o crees que es otro lugar? Quiero ir a esa prisión para rescatar a todos los que pueda.

Te comenta la voz de Jean en tu cabeza.

Eso que me cuentas es horrible. Yo estoy justo en esa pirámide, o lo que queda de ella ya que se ha venido abajo,
voy a intentar llegar a esa especie de prisión.

Me quedo perplejo viendo como SuperSkrull huye y como mi compañero cae en picado y se lleva un buen golpe. Aprovechando que la gran mole de masa está en el suelo me acerco corriendo a la pirámide y disparo con mi rayo láser a gran potencia contra el suelo comprobando si se abre algún hueco en el mismo.

- ¿Con quién estás? ¿Estás solo? Si es la misma pirámide, ahí abajo hay una prisión de mutantes, con centinelas capaces de detectar cuando usamos nuestros poderes. Tienen sensores aunque no sabemos cuál es su alcance. No te arriesgues más de la cuenta. Nosotros estamos buscando una forma de llegar. 

De nuevo, las palabras de Jean resuenan en tu cabeza...

Uno de sus compañeros había caído y eso complicaba bastante más la situación. Pero no era momento de lamentarse por Antorcha, era momento de ponerse las pilas.

-Ojazos, esto hay que arreglarlo entre tu y yo!- animó a Cíclope al ver como lanzaba uno de sus poderosos rayos láser.

Con una par de acrobacias, el hombre araña se situó a una distancia prudencial de aquella mole de músculos. Exactamente, Spidey se colocó al lado opuesto de donde había caído el hombre fuego. Su intención era llamar la atención de aquella enorme cosa para dar tiempo a su compañero a recuperarse.

-Ey, tu, grandote: te pesa tanto el culo que no puedes ni levantarte?- y nuevamente, y para poder asegurarse que le costaría el doble poder romper sus telarañas, volvió a enredarlo de nuevo.