El sol apenas empieza a verse en las colinas que rodean la ciudad. Un halo de luz mortecina entra por vuestras ventanas. El día ha llegado, y con él una nueva aventura en vuestras vidas. Unos nerviosos, otros entusiasmados... un reguero de sensaciones y dudas recorren vuestras cabezas. Tras vestiros, desayunais tranquilamente, y os dirigís al puerto. Las calles de Bakshaan están vacias. No hay el más mínimo signo de actividad en ellas. Llegais al puerto, y os encontrais con Myshella y un misterioso hombre está junto a ella. Ella parece estar muy animada con la conversación, pero por lo que podeis ver mientras os acercais, él es bastante parco en palabras. Al acercaros del todo, os percatais que el hombre es el mismo gigante que visteis entrar en el palacete de Krend. Está ataviado con la misma armadura de placas de color negro, con motivos de dragones grabados en ella. En su brazo izquierdo, sostiene un yelmo coronado por una figura de un dragón con las alas abiertas. La armadura es de una belleza excepcional. Los largos cabellos negros del hombre se mecen al son de la brisa, tapando a veces sus negros ojos.
Veis como el hombre os mira inexpresivamente y luego vuelve la cabeza. Tiene un aire de arrogancia, aunque parece como si una aura invisible lo rodeara de magnificencia. Su porte, su armadura y armas, son dignas de reyes. Sus rasgos, finos y delicados, se oponen a la apariencia de rudo guerrero que a primera impresión da.
Un placer señor Slorm... al ver que este gira la cabeza me dirijo a Myshella Él va a venir con nosotros? Me refiero a si va a bajar del barco o hara como vos? digo mirando de reojo al giganton.
un placer...
ese gigante, y sobretodo esa armadura me siguen produciendo escalofríos
Llego al barco justo a tiempo, me duele la cabeza y mi aspecto quizás sea el de alguien a quien le faltan algunas horas de sueño...
A pesar de todo me muestro alegre y risueña... un melnibones!! la mirada de indiferencia no me sorprende, se creen superiores...
Bah, despues de esa mirada no le digo nada...Bien señora, será un placer viajar en su barco digo ignorando al melnibones de la misma forma que el a nosotros...
Si, el señor Slorm ha sido contratado para ir con vosotros. Estoy segura de que será realizada con éxito. Ahora si no os importa, podeis subir al barco, debemos zarpar los antes posible, la marea está bajando. Os dice ella con una sonrisa en la cara. Espero que con el Melnibones consigamos esta vez el objetivo
El Melnibonés, se da la vuelta, y sube al barco sin decir una palabra. Abre la puerta de las bodegas y se interna en su camarote.
Tras él, Myshella empieza a subir por la rampa. Vamos, acompañadme y os enseñaré vuestros camarotes. Entrando por la misma puerta que ha desaparecido Dvym Slorm, os abre tres puertas. Estos son vuestros camarotes. Todos son iguales, así que escoged el que más os guste Los camarotes son unos cuartos amplios, situados en el castillo de popa. Las vidrieras con motivos navales de diferentes colores, hacen que no podais ver el mar desde dentro. A mano derecha, se encuentra un pequeño armario hecho con nobles maderas, y de diseño recargado, barnizados en un tono rojizo. Seguida está una cama también de madera, con un gran cabecero a juego con el armario. Opuesta a la cama, se encuentra una mesa y una silla tapizada en terciopelo morado. Sobre la mesa se encuentran unas hojas de pergamino en blanco, y un tintero, con una gran pluma dentro.
Bien, si no teneis ninguna otra pregunta, me dirigiré a mi puesto para empezar la maniobra de desenganche, y poder zarpar lo antes posible.
observo los camarotes asignados y dejo mis pertenencias en uno de ellos
que tal la noche Ireth, se te vé un poco cansada?
Dejo mi petate en mi camarote y salgo al exterior para ver como zarpamos y tomar un poco de brisa Vaya...de nuevo con agua bajo los pies
Myshella tiene una forma curiosa de gobernar el barco. unas sencillas miradas hacen que cada tripulante sepa que debe actuar y cuando tiene que hacerlo. Poco a poco, todos los marineros suben a bordo. Poco a poco, a golpe de remo, el barco sale del puerto. Dos hileras de 16 remos por cada lado le dan un poco de velocidad suplementaria al barco. Justo cuando está a punto de salir del puerto, el sol se tapa cuando los inmensos velamenes negros se despliegan. El barco empieza a coger velocidad rápidamente, y al poco rato desaparece la ciudad de vuestra vista.
siento admiración ante la veteranía de Myshella al verla gobernar el barco,
bueno emprendemos el viaje, al fin le comento a mis compañeros...
hola ya estoy aqui
El viaje es placentero. La meteorología acompaña en los primeros días, y el barco parece más fiable de lo que en un principio podía asemejar. El Melnibones, pasa largas horas encerrado en su camarote, y en esporádicas ocasiones, sube a cubierta para tomar un poco el aire, tras lo cual vuelve a bajar.
Hacedme todos una tirada de escuchar
No consigues escuchar nada en cuestión, pero notas cómo los marineros cuando os acercais interrumpes sus conversaciones. El ambiente hacia vosotros no es muy jovial que digamos.
Poco a poco, los días se van sucediendo. El viaje es tranquilo, buen tiempo, y un espectáculo os deja boquiabiertos día tras día. Contemplar la puesta de sol desde la cubierta del barco, es un espectáculo que ni siquiera la capitana osa perderse. Los rojos del sol tiñen de sangre el mar mientras este, poco a poco va desapareciendo.
Al cabo de semana y media de viaje un marinero grita TIERRA A LA VISTAAAAAAAA La capitana sube a cubierta rápidamente, mientras a lo lejos veis una pequeña mancha, que poco a poco va agrandandose a medida que os acercais.
El barco se detiene a unos cientos de metros de la isla, mientras los marineros empiezan a bajar un bote para llevaros a la isla.