Partida Rol por web

Secretum Laviana

Introductio - Un mal augurio

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12/09/2016, 00:34
Narrator

Incluso con su cara abultada por los golpes, sabes que la muchacha es, o era, hermosa. El olor de sudor añejo y excrementos humanos satura las paredes, y la única luz que ella puede distinguir escapa por el espacio diminuto entre la puerta reforzada y el macizo suelo frío... Ella dobla los dedos de sus manos y pies para tratar de recuperar alguna sensación de ellos, pero su carne pálida permanece entumecida con el frio penetrante. Su pelo, está apelmazado en sangre y suciedad, todo lo que ella puede hacer es mirar fijamente la puerta y aquel delgado rayo de luz...

Ella comenzaría a gritar, pero esto no solucionó nada las diez últimas veces. Ella gritaría, pero nadie la oiría. Ella lucharía contra sus grilletes, pero las magulladuras sobre sus muñecas y tobillos demuestran lo inútil que es.
Si tuviera un modo de matarse, probablemente lo habría hecho hace días.. Ella oyó una conversación entre dos hombres, en algun lugar tras la puerta. Ellos hablaron de "sacar tajada a la mercancía", ella supuso que hablaban de
ella, pero no sonó que a donde quiera que la llevaran estaría mejor que allí. 

Ella comienza a gritar otra vez... ¡ayudame! ¡ve a la Solana!.

Y entonces despiertas.

 

Lo haces sobresaltada. Hacía mucho tiempo que no tenías uno de "esos" sueños. No recordabas haber tenido nunca uno tan real. Estas segura de que esa joven que has visto en tus sueños está ahora mismo encadenada en algún lugar. Maldices tu suerte por haber nacido con "el don". Siempre lo haces cuando no te gusta lo que ves. Aún sudorosa, te apresuras a vestirte.¡

La Solana. La voz de la muchacha aún retumba en tu cabeza. ¿Estaría haciendo referencia al mesón de la Solana? No había otra opción. Con decisión cruzas en mitad de la noche, con cautela y premura las oscuras calles de Oviedo en dirección al mesón. Que a estas horas lo habitual es cruzarse con bandadas de estudiantes camino de tabernas y garitos; con rufianes, y prostitutas a la caza de clientes, con ladrones y maleantes al acecho de posibles víctimas sobre las que dejarse caer; con mendigos, rotos y vagabundos en busca de refugio para pasar la noche; con amantes apresurados para no llegar tarde a la cita con sus impacientes amadas; y, cómo no, con grupos de embozados, bravucones necesitados de pendencia y de sangre...

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12/09/2016, 01:25
Narrator

Cuando caía la noche, Oviedo se transformaba en una ciudad muy distinta. No es que sus calles se despoblaran, como ocurría en otros lugares, para dar paso al silencio y a la oscuridad. Se trataba más bien de un cambio de caras, usos y costumbres. Poco a poco, aquellos ciudadanos que las ocupaban durante el día iban siendo sustituidos por otros más habituados a moverse entre las sombras; de modo que, a esas horas, lo habitual era cruzarse con bandadas de estudiantes camino de tabernas y garitos; con rufianes, y prostitutas a la caza de clientes, con ladrones y maleantes al acecho de posibles víctimas sobre las que dejarse caer; con mendigos, rotos y vagabundos en busca de refugio para pasar la noche; con amantes apresurados para no llegar tarde a la cita con sus impacientes amadas; y, cómo no, con grupos de embozados, bravucones necesitados de pendencia y de sangre. Entre todos ellos, Lázaro, más conocido como "el Randa", se desenvolvía con soltura. Cual serpiente, silenciosa y letal, había medrado con admirable rapidez en los bajos fondos de Oviedo. Tal era así que pocos eran quienes no le conocían y aún menos quienes no lo temían.

Pero volviendo a lo que nos ocupa; tampoco era raro ver a algunos muchachos deseosos de aventura por los aledaños de la plaza, donde tenían su cónclave nocturno. La mayoría eran mozos de cocina, de cuadra o de taberna o esportilleros del mercado, y acudían, solícitos, al encuentro con aquello que habían logrado sisarles a sus respectivos amos durante el día. Uno de estos mozos tenía su asiento en el mesón de la Solana, que estaba situado en la misma plaza y era uno de los más frecuentados de la ciudad. Allí servía también su madre, viuda y con otro hijo todavía por criar. Mientras ella se ocupaba de limpiar las habitaciones y de atender a los huéspedes, él se pasaba el día yendo por vino, comida, candelas o lo que éstos tuvieran a bien demandar. Aparte de las propinas que le daban, siempre escasas, el muchacho, para resarcirse, se quedaba con una parte de lo que le habían encargado.

Y en tal mesón te hallabas sentado, en la esquina de la Solana, en una mesa apartada y solitaria al abrigo de miradas indiscretas. Mientras esperabas que te trajeran el vino que habías pedido, observabas como el joven rapaz, hijo de la camarera, rapiñaba a los clientes con suma destreza. Eso te divertía. Tenía talento el zagal. En cierta manera te sentías identificado.

Lo que ya no te hacía tanta gracia es ver como te sisaba el vino que había de traerte. Pues el rapaz solía guardarlo en una bota que, con este fin, llevaba escondida bajo la camisa, y así hizo cuando le tocó el turno de servirte.

-Tenga, senyor. -dijo con fingida inocencia al dejar la jarra en la mesa.

- Tiradas (1)
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12/09/2016, 09:32
Lázaro "el Randa"

El Mesón de la Solana. Aquel sitio me reconfortaba a veces, desde que había llegado a esta ciudad. No tenía un servidor sitio fijo donde aparcar las andanzas, pero en este tugurio uno descansaba bien. La viuda del lugar no estaba de muy mal ver, y por ello no me olvidaba del sitio con facilidad.

¡Tsschh! ¡Eh, muchacho!, ven aquí... -le dije levantando el brazo y la mano, y haciendo rápidísimos aspavientos con el índice y el corazón. ¡Acércate! -aparte de que se acercaba, le decía ésto para que no marchara rápido con el vino... de debajo-. Cobradme ya, que no creo que beba más vino... ¿cuánto por esta jarra? Hablad.

No estaba seguro que el muchacho supiera quien era el Randa, aunque uno a su edad sabía bien a quién debía hablar con respeto y a quien con desprecio, y mucho más bién a quién robarle. Entrecerré los ojos para otear en su interior, a través de los suyos, durante su reacción.

Notas de juego

*: ¿Nuevo mote en Oviedo?

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12/09/2016, 16:18
Rapaz

El muchacho, ignorante de que alguien más avispado que él se había percatado de su "jugada", se acercó confiado:

-¿Non gustades de más vino senyor?. -dado el aspecto "del Randa", con tal deferencia y tratamiento parecía el muchacho hacer más burla que otra cosa. Claro quedaba que el zagal no sabía, ni remotamente, con quién estaba hablando...

-Aqueste zumo de uva est de los viñedos de la cibdad. -dijo.

Seguramente, aquel era típico zumo de uva que el Concejo autorizaba a vender. -bueno est, que bajan los barriles uno tras de otro sepa vos. -añadió en una torpe maniobra de vendedor que mostraba una elocuencia bastante cuestionable

Mentira no era, pues ciertamente el vino no estaba mal para su precio. Precio que el mozo aún no terminaba por decir intentando "encasquetar" otra jarra al bandido. 

Notas de juego

*: ¿Nuevo mote en Oviedo?

¡Que fallo!, hubiera jurado que era Landre en lugar de Randa... Ya está corregido xD.

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13/09/2016, 08:56
Lázaro "el Randa"

Si, sí... si el vino es bueno -le comenté-. Tan bueno que no tengo con qué pagarte... bueno sí, atiende... -y entonces carraspeé y un enorme escupitajo le bañó las calzas-. Ahí lo tenéis, espero que os cunda -le espeté-. Cuando soltéis el vino verdadero bajo la vuestra ropa entonces os pagaré con monedas, ¿me has oído, mequetrefe? Anda, y sírve entera la jarra al "Randa", para tí Lázaro desde ahora mismo, con harta soltura -con tono sombrío hice ademán de retirar la mano como aquel que va a sacudir guantazo a otro-.

- Tiradas (1)

Notas de juego

*: "Tormento (para intimidar al listo)" --> y el tiro por la culata xD

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14/09/2016, 01:47
Nela "La Roxa"
Sólo para el director

Con sudores y escalofríos desperteme con el corazón golpeando contra'l mi pecho y la respiración agitada. Quedeme en el camastro unos instantes, angustiá, temblando per les visiones que facía tiempu non habían acudio a mí. Eren tan reales que aún dudaba que aquello fuera igual que las imáxenes a las que taba acostumbrá. Sentía el pelo pegau a la mi cara, al igual que si hubiera pasao díes encamá per la fiebre y, aún temblando per la sensación que aquella visión habíame producio, levanteme por fin del camastro.

Salí de la mi casa para acercarme al ríu, esperando que'l agua fresca aliviara la congoja que habíame producio lo que había visto. En la mi cabeza aún sonaba el gritu desgarrau pidiendo ayuda, y una palabra alzabase per encima'l resto... la Solana.

Xamín siempre habíame dicho que ficiera casu a les mis visiones y eso tenía pensao facer, pero la única Solana que yo conocía yera el mesón allá en Uviu. Taba todo oscuro pues aún poco debía pasar de maitines, si apuraba el pasu llegaría a la ciudá bastante antes que les campanes tocaran a prima.

Una vez el agua fresca alivió los mis calores, vestime y, mientras mordía un trozo de queso y bebía un tazón de lleche de oveya, dispúseme a preparar lo necesario para el viaje. Nun sabía lo que iba a encontrame así que lo meyor sería tar prevenía. Agarré el zurrón y metí en él manta y estera, por si tenía que parame a dormir en algún llao, llené el odre con agua y coxí tamén algo pa comer, por si taba fuera casa varios díes, yesquero y cuchillo nunca iben mal y, por si les mosques, agarré tamén cicuta y acónito no fuera ser que lo necesitara en algún momentu, así como unos pocos dineros per lo que pudiera pasar.

Colgueme al cuellu los mios talismanes, los cuales siempre llevaba conmigo cuando salía de casa. El que servíame pa les cerradures y el otru que usaba pa curar los males de los moribundos, y si la moza taba como la había visto en sueños iba necesitar mucho más que la mi piedra. Guardé tamén por si acasu la varita de avellano y el espejo de les visiones, por si tenía que saber que'y pasaba a la rapaza en algún momentu. Ah... y que nun se me olvidara un par de ungüentos pa curar les herides menos graves y el otru que usábalu yo pa les mis coses, pues mirar por el espejo yera muy peligroso.

Miré alrededor por si me faltara algo, pero acostumbrá como taba a salir per un llau y per otru p'ayudar a la xente, les coses ya les cogía yo casi de memoria. Cerré la mi cabaña con cuidau y metime pel camín oscuru dirección a Uviu.

Crieme en medio'l bosque así que había aprendío moveme en la oscuridá, aún así sabía que'l camín llevaríame algo más de tiempo si lu hiciera a plena luz, sólo esperaba no topame con maleantes o alimañes, por fortuna nun fue así y llegué a Uviu aún de nuechi.

Tenía más posibilidaes de topame con problemas en la ciudá que en camín y nun pudo más que llamame la atención comprobar la cantidá de xente, poco cristianos la mayoría, que andaba a eses hores per les calles. Intenté pasar lo más despercibía que pude y, a pesar de tar cansá, nun paré ni un momento hasta dar con el llugar que buscaba. Taba un poco asustá, eso nun voy negalo y nun facía más que mirar a diestra y siniestra, y tras el llombu tamén, pa evitar les coses males que podíenme suceder. Faltábame pocu pa llegar a mi destino y esperaba facelo de una pieza.

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15/09/2016, 01:08
Mesonera

El muchacho, al ver como le habían quedado las calzas y, peor aún, sabiéndose descubierto, comenzó a renquear hacía atrás. El remate a tal infortunio se lo dio el escuchar eso de "el Randa", pues si el zagal no conocía la cara del bandido, buen conocedor era de su oficio y renombre. Aterrado, como estaba, tropezó torpemente con la pata de una banqueta perdiendo el equilibrio, todo esto para acabar estrellando su cabeza contra el piso antes de haber sido capaz ni tan si quiera de soltar réplica o palabra alguna.

La madre llegó entonces corriendo y, al verlo tendido en el suelo en tan lamentable estado, comenzó a pedir socorro, más cuando vio lo que guardaba el muy bellaco bajo la camisa, lo comprendió todo y empezó a darle tales bofetones al muchacho que éste se espabiló creyendo que había ido a parar a una de las antesalas del infierno, donde un demonio o, mejor aún, una diablesa lo estaba castigando por sus muchos pecados

-Disculpas -pidió la madre -non habedes de pagar nada. Vos traeré otra jarra cuenta de la casa. -dijo marchándo a por la misma mientras, a golpe de punta pie, hacía caminar al zagal delante de ella.

Desde entonces, tenía buen cuidado el zagal de no llevar encima las pruebas del delito. Para ello, había preparado un pequeño escondrijo, en una de las entradas del mesón, donde al pasar aligeraba las jarras o lo que llevara en las manos y los bolsillos. Después, cuando llegaba el momento, recogía con cuidado su botín y acudía con él a reunirse con los otros mozos, tan avispados como él. Pero eso es otra historia que de momento no nos atañe...

...lo que si nos ocupa es la moza de cabellos rojizos quien, tras el incidente con el rapaz, entró en el mesón. Cuando la muchacha cruzó el umbral de la puerta pareció detenerse el tiempo, como si la algarabía de golpes sobre la madera, voces estridentes, y el sonido de chocar platos y vasos, hubiera enmudecido.

Viste humilde, casi harapienta, pero sus pasos son firmes y decididos. Cuando su mirada choca con la tuya se te hiela la sangre. Sientes como si pudiera leer tu alma...

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15/09/2016, 01:28
Narrator

Con premura sorteaste los aledaños de la plaza de San Martín, donde muchachos deseosos de aventura tenían su cónclave nocturno. La mayoría eran mozos de cocina, de cuadra o de taberna o esportilleros del mercado, y acudían, solícitos, al encuentro con aquello que habían logrado sisarles a sus respectivos amos durante el día. Uno de estos mozos tenía su asiento en el mesón de la Solana, que estaba situado en la misma plaza y era uno de los más frecuentados de la ciudad. Allí servía también su madre, viuda y con otro hijo todavía por criar. Mientras ella se ocupaba de limpiar las habitaciones y de atender a los huéspedes, él se pasaba el día yendo por vino, comida, candelas o lo que éstos tuvieran a bien demandar.

Por poco te quedaste sorda al cruzar el umbral de la Solana. La estridente algarabía de voces te golpeó como si de mil bofetadas se trataran. Aquello no te gustaba. El silencio de los bosques y la soledad de tu cabaña te daban seguridad. Aquí te sentías desnuda. Entre tanta gente te volvías más "sensible". Tus ojos comenzaron a recorrer el mesón de acá para allá; la camarera servía a destajo moviéndose con una habilidad y soltura digna de una qaina de las que, allende tierra del moro, habían de contentar a los sultanes. Los parroquianos, secos tras la dura jornada, mojaban el gaznate trasegando todo el vino que sus ya castigados estómagos pudieran aguantar. Un mozo, no mayor de doce primaveras, servía jarras a diestro y siniestro. Y entonces lo viste...

Estaba sentado en una esquina, en un rincón solitario al abrigo de miradas indiscretas. Pero tu mirada era inevitable, el no lo sabía pero así era. Su aspecto era inquietante. Un maleante. Un bandido, ladrón; mala gente. Pero estabas aquí por el, estabas segura. Lo supiste cuando vuestras miradas chocaron...

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15/09/2016, 01:40
Narrator

Notas de juego

Os estáis mirando el uno al otro. A partir de aquí añadiros como destinatarios.

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15/09/2016, 08:35
Lázaro "el Randa"

No le caldeéis más, señora -le dije, mientras le estaba dando sopapos a mansalva para que se levantara-. Et que no hace falta, traed la jarra vos y en paz -con una sonrisa-. Y tú muchacho -le dije al joven mientras estaba aún la madre-: suerte que habéis dado conmigo, pues otros ya hubieran hecho de tu rostro un paño arrugado. ¡Levántate y hazle caso a tu señora madre! -faltó el "hideputa" final, el chascarrillo de coletilla, pero bueno, allí con la que lo había parido delante de nos no era menester-.

Dicho lo cual mientras la camarera se iba con el hijo, dí un sorbo al vino como reconforte.

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15/09/2016, 08:36
Lázaro "el Randa"

Fue entonces cuando la ví. Allí estaba, hecha luz para toda la sala. La noche ovetense se iluminó en su llegada, y tal vez comenzó a arder cual fuego, pues sus cabellos rojos prendían los corazones de los allí presentes (borrachos y otras gentes de mal vivir). Aunque nuestras miradas se cruzaron fruto de la casualidad, algo me llamó en su interior. Más no dije nada y esperé a que la mujer de la barra trajérame la jarra de vino a la mesa donde estaba. Eso sí, no podía dejar de mirar a la nueva joven.

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16/09/2016, 03:53
Nela "La Roxa"

A la fin llegué a la plaza onde taba'l mesón qu'andaba buscando, unu de los más frecuentaos, y prueba d'ello yera'l ruidu qu'había naquel llugar pobláu de toa una caterva de mozos, criaos, estudiantes y xentes de mal vivir y peor beber.

Quedé sosprendia y un tanto aturullá al ver el xentíu y más aún col bullicio que montaben. En momentos como aquellos yera cuando más echaba de menos la tranquilidá y el silenciu del monte.

Sentí una lixera punzá na pierna, dela cual nun fixi casu, anque sabía que tarde o aína tendría que da-y unes friegues depués del esfuerzu al que la sometiera.

Nun sabía perbién qué taba buscando o a quién, y empezaba a preguntame si nun taría escorriendo fantasmes o demonios que tendíenme una trampa. Aun así fijeme en toles cares tantu de rapazos, como de muyeres o mozos, buscando daqué que m'indicara que llegara al llugar indicáu.

De pronto topelu. Allí, nun rincón apartáu y solitariu, los mios güeyos cruzáronse colos del desconocíu que nun dexaba de mirame. Y a pesar de qu'el so aspectu delatábalu y el mio inconsciente glayábame que saliera por pies d'ellí, sabía que yera él al que buscaba.

Respiré fondu antes d'empezar a esquivar los parroquianos que llenaben el local, intentando que la coxera nun se notara demasiáu mientres me dirixía directamente escontra la mesa onde'l desconocíu sentábase.

Una vez ante él nun supi qué dici-y. ¿Cómo un maleante, posiblemente un lladrón, pudiera llegar a entender los motivos que fixieron entamar en plena nueche aquella caminada? Senteme frente a él y acodeme na mesa, mirándolu con ciertu descaru, non como'l qu'empleguen les rameres sino col que da l'interés.

¿Os conozco?

Estúpida pregunta pa la cual ya sabía la respuesta, pero nun taba acostumbrá a rellacioname con mozos que nun tuvieren enfermos, y el no saber tratalos llevábame a cometer esi tipu tontunes.  

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16/09/2016, 08:40
Lázaro "el Randa"

Como si aquel rayo de sol tuviera vida propia, que se movió, y andó, y vino a sentarse ni más ni menos que a la última mesa, donde estaba yo. El muchacho que me había intentado sisar el vino me miraba y la miraba desde detrás de la barra, al igual que su madre. La muchacha habló y quedé un poco extasiado y sorprendido, tal vez de lo lanzada que vino a sentarse con aqueste desconocido, un servidor, aunque quizá fuera por otro motivo.

Y yo... ¿os conozco a vos? -me pasé la lengua por el labio de abajo, aún mojado en el vino de la jarra y el vaso, mientras la sonreía-. Atraéis las miradas de todos éstos. ¿Querédeis algo de mí, muchacha?

El niñato seguía mirándome, como desafiante pese a los sopapos de su madre y las mías palabras. Le eché una última mirada desde la distancia para que no se atreviera a interferir con la muchacha que ahora estaba conmigo.

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17/09/2016, 00:58
Rapaz

Interrumpiendo tal encuentro inesperado, se acercó el zagal a la mesa aferrado a una generosa jarra que debía de ir a parar a las tragaderas del bandido. Su mano temblaba como las posaderas de una manceba, una de esas bien alimentadas a las que das un cachete en Enero, y dejan de moverse sus carnes para Marzo.

Un sonoro -POK! -se escuchó cuando el mozalbete estrelló, nervioso, la jarra sobre la madera. Tragó saliva. Su mirada gacha, clavada en el suelo, no se atrevió ni a rozar al Randa.

- ¿Vo-vos que-queredes algo senyora? -tartamudeó. Quería huir de ahí, cuanto antes...

Notas de juego

Os dejo que os conozcáis un poquito más (blind date? xD) antes de continuar con el asunto ;).

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19/09/2016, 15:57
Nela "La Roxa"

Arroxé de tal forma al dame cuenta lo que taba faciendo, que nun se distinguía color ente la mio cara y el mio pelo. Dexé de apoyame na mesa mientres echaba'l mio cuerpu pa tras, avergoñada pol impulsu que me llevara a entablar conversación con un auténticu desconocíu. Pero aún asina siguía convencía qu'aquel home ante mi yera'l motivu de que saliera, en plena nueche, de la mio casa en busca respuestes.

Negué cola cabeza, pos en verdá nun conocía a aquel home, quedándome muda al nun saber cómo responde-y. Por suerte, un rapazuelu interrumpionos, momentos qu'aproveché pa recomponer la mio maltrecha compostura.

Non, gracies. —Llegué musitar antes d'atreveme mirar de nuevu al desconocíu.

Pudiera ser que tou fuera una llocura ensin sentíu, pero yera consciente que yá tomara un camín ensin torna y el mio corazón y la mio mente dicíenme qu'aquel mozu yera una pieza importante na faena que m'encamentara a mi mesma. Cómo o porqué, eso aún taba por ver.

Nun me conocéis, mi señor, al igual que yo non vos conozo a vos, pero daqué dizme qu'esti alcuentru nun foi casual y que los nuesos caminos tán destinaos a dir al par.

Convencida taba que'l mozu tomaríame por lloca, o quizás per una fresca, pero precisaba algo d'ayuda si quería deshilar la madexa del suañu que tuviera.

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21/09/2016, 14:39
Lázaro "el Randa"

Entrecerré los ojos, y esbocé una sonrisa, pero que intentaba mantener a propósito bastante raya. ¿Una mujer entra en un tugurio y pregunta casi directamente por uno? -pensaba para mis adentros-. Desde luego aquella moza no la conocía yo, al menos que recordase. Eso sí, no acordábame ya de cuantos hubiera trastabillado en los caminos, asaltado, peleado, et robado. Ningún muerto podía aún habérseme cargado en la espalda desde que llegué a Asturias. ¿Quién era esa joven?

Pues sí, a la par -y le guiñé un ojo sin dejar de sonrisa-. Eso mismo pensé yo desde que vos ví entrar... Uhm... Soy Lázaro, muchacha. ¿De dónde venís que brilláis tanto? ¿Sois un ángel celestial?

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22/09/2016, 02:57
Malaquías "el cuervo"

- ¡Maldita sea, Randa! -una voz rasgada sacó al bandido del efecto afrodisíaco que la pelirroja parecía haber causado sobre él. -¡Llevo toda la maldita noche buscándote!. -añadió el judío, el cual se había acercado a la mesa como una sombra fantasmal. 

Era un judío de cara afilada y oscuros ojos de ave de presa. Malaquías ben Leví era su nombre, pero en los bajos fondos era conocido como Malaquías "el cuervo", pues éste se jactaba de sacarle los ojos con un pequeño punzón, como si de picotazos de ave se tratase, a quienes tenían el infortunio de tener un encontronazo con él. Que si "el Randa" era conocido y temido en los clandestinos círculos del crimen de Oviedo, éste era poco más que un aficionado al lado del judío.

El cuervo era, entre muchos otros oficios de dudosa ética, líder de una banda de ladrones y cortabolsas que actuaban en la collación desde hacía tiempo, sobre todo en los aledaños de la plaza. A través de esta banda fue medrando, tanto en dinero como en poder de manera exponencial. Se rumorea que ahora tiene incluso contactos directos con la alta nobleza y el clero, gozando del beneplácito y la protección de estos a cambio de uno u otro favor. Su gente también se dedica a hacer trampas jugando a los naipes en las tabernas de la plaza, algo en lo que son verdaderos expertos. Algunos de estos ladrones actúan como simples ropavejeros que entretienen a los incautos mientras sus compinches les cortan las bolsas, mientras otros hacen las veces de sicarios; asesinos profesionales que ofrecen su servicio al mejor postor.

Y que con semejante visita e interrupción, la atención estaba ahora puesta en el judío y en lo que tenía que decir:

-Tengo un negocio. Uno muy bueno -entonces, como si se acabara de dar cuenta de la presencia de la peliroja, dejó de hablar y la miró fijamente -¿Quien est aquesta preciosidad que voz acompaña, bribón? -sonrió lascivo, enseñando una repugnante hilera de dientes torcidos y podridos. -Est igual -sentenció volviendo al asunto.

Los rapaces ojos del criminal volvieron a centrarse en Lázaro. -¿Faréis la labor? Credo sodes el omne indicado para tal cuestión, et buenos dineros habréis de embolsar si obrades bien.

Lo de preguntar, a juzgar por el tono de voz y la mirada inquisitorial del judío, parecía más una formalidad que otra cosa. Que los de tan baja ralea, donde ambos se movían, entendían sin ningún tipo de duda que aquello era más un mandato que un ofrecimiento.

 

Notas de juego

- Randa: Conoces a Malaquías, aunque muy poco a tu pesar. Alguna vez le has valido en algún chanchullo, pero poco más. Una lástima, pues éste podría, si lo tuvieras a bien, darle un buen "empujón" a tu "carrera profesional". Quizá esta sea la oportunidad que andabas esperando desde que llegaste a Oviedo.

- Malaquías no está sólo. Como siempre lo acompañan un par de matones, los cuales se han quedado un poco más atrás, aunque no os quitan ojo, claro.

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22/09/2016, 09:23
Lázaro "el Randa"

¡Pues no me he movido de aquí! ¿Porqué iba a alejarme de una buena jarra de vino estando mientras descanso? -le dije esbozando una sonrisa-. Aquesta muchacha es... mi querida prima: te desharía la bolsa en hilachos y te sacaría las monedas sólo con la mirada... asique, ¡vigilad en este encuentro! -le advertí, obviamente, a modo jocoso y risueño entre bandidos-. ¿Y qué se ofrece en ese negocio que decís? Debe ser algo importante si no lo encargas a ninguno de tus leales -matones, me refería-.

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22/09/2016, 19:40
Nela "La Roxa"

Asentí cola cabeza al escuchar el so nome, dándome cuenta qu'en en el mio atrevimientu olvideme presentame.

El mio nome ye Nela y salí va unes hores de la mio casa, en plena nueche, p'atopame... —llegáu a esi puntu percatábame que lo que taba a puntu dicir yera una llocura— con vos.

Una risa cantariega escapó del mio gargüelu al escuchar les sos dudes sobre mi. Munchos diríen que más qu'un ánxel había de tomame por una sierva del diañu, anque a mi nunca gustome facer tratos con demonios de los cualos non te podíes fiar.

Pocos de los que conocenme llamaríenme ánxel. Sois bien graciosu'l mio señor, y falagáisme coles vueses palabres, pero nun soi tal cosa me temo. Vini buscando ayuda pa...

Les mios palabres quedaron cortaes pola presencia de daquién a quien nun viera llegar, normal al tar yo de llombu al desconocíu, pero la so voz consiguiera que diera un pequenu bote nel asientu pol plasmu que m'había lleváu.

Reparélu, resultándome desagradable aún ensin conocelu, y esa impresión aumentó al escuchar la forma en que falaba de mi. Nesi momentu fui consciente del peligru que m'acompañara desque decidiera abandonar la seguridá de la mio casa pa entamar esa lloca aventura, y esi peligru yera muncho más real desque llegara a Uviéu, a pesar de que la mio inconsciencia ignorola por completu. Pero prueba d'ello yera la presencia d'aquel desconocíu, a lo menos pa mi anque non pal mio acompañante, y preferí pasar to lo desapercibía que pudiera ensin abrir la boca pa na, anque nun pudi evitar un xestu de sorpresa ante la presentación que de mí fixo Lázaro.

Xiré pa mirar al home que habíanos interrumpio, intentando dedica-y una mirá torva pa disimular los nervios qu'empezaben asaltame.

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23/09/2016, 00:44
Malaquías "el cuervo"

No rió el judío ninguna de las chanzas del bandido. -Non puede aqueste asunto guardar relación con el mi nombre, est por ello que vos sodes quien habredes de fazerlo. -indicó serio, directo al grano. -Est gente de calidad quien faze aqueste encargo, muchacho. Pagan bien, et ya yo he recibido la mi comisión, ansí que non me falléis. ¿entendéis, non? -sentenció con una mirada de ave de presa capaz de helar la sangre hasta del más pintado, todo ello para luego forzar una sonrisa aún más aterradora.

-Los detalles del negocio non los conozco, et que tampoco que interésanme. Sólo sabed que cuando las campanas toquen maitines, habedes de caminar desde la Puerta de Gascona, fasta el final de la calle San Juan, tornando a la diestra en la última calleja. Buscad un muro de ladrillo et una luz, que bajo aquesta hallaréis la puerta a la que debéis llamar. Allí se vos explicará el asunto.

Agarró entonces la jarra del Randa y vació la mitad de un trago. Al parecer, tras dar las instrucciones y dejar claro el negocio, el judió se permitía relajarse un poco. -¿Vos acompañara la tu...? ¿prima? -otra vez aquella hilera de dientes asomó amenazadora. -Podéis dejarla conmego. Vos la cuidaré bien, zagal.

Otro trago bastó para finiquitar la jarra y el encuentro.

 

Notas de juego

- El Mesón de la Solana de se encuentra entre la Puerta de Gascona y la Puerta de Nocea.