Partida Rol por web

Comienzo de la aventura...

Frío aguanieve gotea en vuestra ropa y piel desnuda mientras vuestros cansados caballos cruzan las puertas del pueblo de Jaspermoon. Encontráis la ciudad oscura, excepto por el brillo cálido de la posada local, el Roble Negro. Allí encontráis una comida caliente, buena aguamiel, y enardecedoras historias.

Una historia, sin embargo, habla de oscuridad y tristeza. El héroe del pueblo, Rakin Madrona, héroe de la Batalla de las Siete Estrellas y aniquilador de la tribu trasga del Colmillo Rojo, ha sido asesinado en las cavernas bajo la Torre de Poniente. El pueblo entero llora su pérdida.

Después de una noche de descanso en las muy confortables habitaciones de la posada, se os presenta el desayuno con una invitación al auxilio de la alcaldía de Jaspermoon. El alcalde pide ayuda y está dispuesto a pagar en compensación por ella...

Después de una noche cansada y pasada por agua Kathra se despierta para comprobar que un suculento desayuno le espera con una invitación del alcalde. Con premura lanza un ataque por el flanco al enorme trozo de pan huntado con una generosa cantidad de miel al cual le arroja sin miramientos un puñado de nueces, engullendo todo ello de un grandioso vocado.

Hey Kathra, digo mientras unto miel a una buena rodaja de pan. A ver si rompes algunas nueces de más y me las pasas?

Kathra mira de reojo a la bruja y aunque hace tiempo que sus caminos se unieron en uno solo... quizás hace demasiado tiempo. La enana no puede evitar sentir recelos de todos aquellos hechiceros que se creen el ombligo del mundo.

Hay tienes el cuento de las nueces semielfa, utiliza tu poderosa magia si tus músculos no te llegan para realizar esa proeza... masculla entre bocado y bocado.

de repente apareció Riardon, pero con tal sigilo que por poco no se enteran...
jajaja... ya os echaba de menos- suspiró en tono ironico.

La enana estuvo apunto de ahogarse gracias al oportuno sobresalto producido por la risotada de Riardon... al que miró con una mirada de flecha mata-eladrin mientas terminaba de toser el último bocado que había escogido ir por donde no correspondía.

Sinceramente desayunaría más tranquila rodeada por una tribu de pieles verdes en epoca de celo... cof, cof...

Poco tiempo después, hasta los menos madrugadores del grupo han acudido al olor del delicioso desayuno a la cuenta del alcalde del pueblo, tal vez más delicioso aún por no tener que pagarlo con vuestros escasos fondos.

Mientras disfrutáis de cada bocado y cada sorbo (uno se acostumbra a hacerlo cuando sabe que podría ser el último antes de jugarse la vida en otra peligrosa aventura), la camarera que os sirve parece ansiosa por daros las señas del ayuntamiento y que vayáis pronto a vuestra cita con el alcalde Jantzen, casi como si temiera que fueseis a pasaros todo el día allí comiendo e ignorar su petición de ayuda.

En parte atendiendo a las insistencias de la camarera y en parte porque ya os sentís saciados, abandonáis el Roble Negro para dirijiros al ayuntamiento y a lo que podría ser vuestro próximo contrato.

El alcalde Jantzen Madrona, hermano menor del héroe Rakin Madrona, es un hombre pequeño y delgado envuelto en túnicas reales. En una silla a su izquierda se sienta un hombre con la piel como la nieve y los ojos como pálidas nubes en una puesta de sol. Jantzen os lo presenta como Kiet, su asesor de defensa del pueblo.

Quería a mi hermano, dice Jantzen. Aunque no hablamos de ello, sabemos que ya no está con nosotros. El pueblo, sin embargo, exige su debida sepultura. Os pagaré la suma de 200 piezas de oro a cada uno por localizar su cuerpo y traerlo de vuelta con nosotros. Se merece algo mejor que pudrirse en los fosos de una antigua ruina.

A pesar de las bonitas palabras de Jantzen, Corrin, Erais y Tira se dan cuenta de que no está siendo totalmente honesto, mientras que Riardon se fija en que Kiet no deja de mirar al grupo, observándolos intensamente.

Me dirijo al alcalde:

Lamento enormemente la perdida de su hermano alcalde Jantzen, la perdida de un familiar, por lo general, no suele traer consigo buenas sensaciones, pero si pudiera contarnos todas las circunstancias que rodean su muerte, a pesar del posible dolor que esto pueda causarle, nos sería de gran utilidad a la hora de recuperar su cuerpo.

Quizá su asesor el señor Kiet tenga algo importante que decirnos. Digo girando mi cabeza y mirandole directamente a los ojos. Pues no despega ojo de nosotros desde nuestra llegada y sin embargo no ha dicho una sola palabra. Sonrío.

La enana escuchó el tierno y lacrimógeno discurso del humano. Solo había algo que le despertara tanta suspicacia como un *#@& hechicero, un gobernante intentando inspirar pena.

¡Oh venga!, no intente apelar a nuestra fibra sensible, dudo que su hermanito haya caido en un pozo y se haya muerto sin más. Seguramente esas ruinas estén plagadas de alimañas repugnantes o haya sido ocupada por alguna tribu trasga nómada... en resumidas cuentas, no lo haré por menos de 400.

Sus compañeros no sabían si era por su herencia enana, pero siempre que alguien intentaba por las buenas pedir ayuda, invocando a su buena voluntad, Kathra se cerraba en banda y pedía el doble. Aunque al final Corrin siempre entregaba su parte para contentarla sabiendo que en el interior del duro cascarón de la enana latía un noble corazón.

Bueno, pensé que a estas alturas ya habríais oído la historia, no dejan de repetirla por todo el pueblo, Jantzen parece incómodo hablando de este tema, y os resume impacientemente lo ocurrido: Hace poco más de un mes empezamos a sufrir asaltos nocturnos de una banda de criaturas humanoides, nuestros guardias les siguieron el rastro hasta las ruinas de la Torre de Poniente y mi hermano se empeñó en entrar allí solo. No ha regresado desde entonces y hace tiempo que perdí la esperanza de que lo hiciera, por mucho que Jora quiera creer que sigue vivo.

Kiet, que ante las palabras de Erais se limitó a sonreir y mantenerle la mirada, añade ahora con voz queda: Jora Nahele, la camarera del Roble Negro, seguro que alguno de vosotros la recuerda, no es muy dificil fijarse en ella, hasta Rakin lo hizo... y vuelve a callar sin dejar de miraros.

Sobre el nuevo precio, dice Jantzen mirando a Kathra con creciente enfado, lo acepto, pagaré lo que haga falta porque la gente deje de alimentar falsas esperanzas, y por darle a mi hermano un entierro digno. Si ya hemos llegado a un acuerdo, entonces no perdamos más tiempo. Y hace un gesto a Kiet.

Kiet se levanta sin mediar palabra y coge un fajo de pergaminos y unos cuantos pequeños pero pesados sacos de cuero que deja delante de vosotros con un sonido metálico. No estáis seguros, pero aunque es evidente que el sonido provenía del contenido de los sacos, otro tintineo distinto parecíó sonar bajo el manto del asesor.

Cuando cogéis los pergaminos observáis que son mapas para llegar a la Torre de Poniente, mientras que los sacos están llenos de monedas.

Tomaoslo como un pequeño adelanto. Encontraréis las cavernas en la base de unas antiguas escaleras en las ruinas de la Torre de Poniente. Tened cuidado, bandidos y trasgoides suelen usar esa maldita torre de refugio. Podéis marcharos ya. Se levanta y da por terminada la reunión con evidente mal humor.

Kathra se levanta de la silla y recoje "su" saco con prestreza.

Pensé que sería más dificil... un momento ha sido demasiado fácil...

Aunque la cara de claro enfado del alcalde le quitó de su mente cualquier tipo de reproche o respuesta de mal gusto.

Bueno alcalde, puede estar seguro de que le traeremos lo que quede de su hermano...

La enana era demasiado sincera y carecía de tacto para tratar a la gente, diciendo lo primero que se le pasaba por la cabeza.

Corrin observa a Kathra y sonríe mientras niega con la cabeza al escuchar sus palabras.

- No le haga caso a mi compañera, señor. Haremos lo imposible por encontrar a su hermano, y si su corazón todavía alberga algo de esperanza, no la pierda. Seguro que todavía está vivo.

El mediano sonríe convencido. En su simpleza, todavía cree en la posibilidad de encontrar a Rakin con vida.