Partida Rol por web

Te dedica una medio sonrisa.

- Te lo agradezco taicho, pero aquí soy inservible. Supongo que me buscaré una casita y viviré en la tranquilidad de la Sociedad de almas.

No quiere comentar el hecho de que está prácticamente convencida de que nunca podrá recuperar su poder.

- Cuida de ellos, ¿eh?

Claramente se refiere a toda la primera división.

-Nadie es inservible. Entiendo que te puedas sentir así y prefieras alejarte...pero no tienes que hacerlo si no quieres. Y claro que los cuidaré.

Le doy otro abrazo.

-Debo ir a ver a las demás. Decidas lo que decirdas, ánimo. Solucionaré esto.

Voy a buscar a otra.

Yueryan y Kei están charlando animadamente en el bordillo del porche que da a la gran superficie exterior de piedra donde suelen entrenar los shinigamis de esa división.

Parecen felices.

Ríen.

Te ven aparecer y Yueryan te hace un movimiento con la mano.

Yueryan:- ¡OOOOiiiii! ¡Taicho!

Les devuelvo el saludo, otra vez emocionada.

-Bakas...lo siento, de verdad.

Me siento entre ellas y las estrecho con un brazo a cada una.

-Os prometo que encontraré la forma de devolvros lo que habéis perdido.

- No te preocupes taicho. Son cosas que pasan. Nos enseñaste a ser fuertes y tomamos una decisión de valientes.

Kei:- Sí. Y no nos arrepentimos. Nos necesitabas taicho y tú nos ayudaste siempre.

- Así que no te obsesiones tanto con devolvernos nada. Ya sabíamos que perderíamos nuestros poderes.

Parecen bastante animadas. Han conseguido entre las dos un vínculo tan fuerte que teniéndose la una a la otra no les importa.

-No. Os lo devolveré. Pero me alegro de que estéis animadas. Ritsuko...quiere irse, está algo depre. Le he insistido en que se quede...pero no quiere. Sabed que siempre tendréis sitio aquí, todas, mientras descubro como recuperar lo que habéis perdido.

Les sonrío a las dos, me alegro de que no estén mal.

-Y gracias por salvarme.

Tras un poco de charla...quedan dos más a las que buscar.

Encuentras a Mizu arriba, sobre el tejado de la novena, sentada y con los brazos rodeando las piernas dobladas, observando el horizonte.

-Preciosa puesta de sol, baka.

Me siento a su lado y la hago inclinarse hacia mi pasando mi brazo por sus hombros.

-No tenías por que haber hecho eso...sabes que no te lo habría pedido. Pero gracias.

Le doy un beso en el pelo.

-¿Qué vas a hacer? Aquí siempre tendrás sitio, lo sabes. No tienes que marcharte...será un engorro después tener que volver...porque pienso recuperar lo que has perdido.

- Si no lo hubiera hecho nunca me lo habría perdonado, taicho. La promesa que le hice a Soyu hace muchos años y mis lealtad hacia ti pesaron más que el hecho de perder mis poderes y dejar de ser lo que siempre amé.

Una lágrima cae por sus mejillas.

- Fue divertido mientras duró. Y realmente me alegro de haber sido de ayuda.

Hace una pequeña pausa. El sol está terminando de ponerse.

- Me iré. Aquí soy una especie de deshonra para la novena. Sin poderes no puedo ser kotaicho y mucho menos taicho. Además de que me niego a bajar a niveles inferiores. Lo bueno es que Hiraishin ya es más fuerte que yo, ¿no?

Aunque ha bromeado, sabes que está triste.

-No se ha acabado, Mizu. Te lo prometo. Te ayudaré. Además...apuesto a que nadie más que tú piensa que eres una deshonra. Y menos los de la novena. Tengas o no tu poder...tienes tu experiencia. Aún puedes instruir a los shinigamis rasos.  O en la academia, lo que creas mejor. Hay muchas cosas que puedes hacer. Recuerda que yo...pasé por eso mismo. Perdí mi poder. Y aprendí a vivir sin él.

-No debes sentirte inútil, porque no lo eres.

- No llegué a retar a Hiraishin, taicho. Y ahora es una de las cosas que más ansío hacer. Me quedaré, porque no tengo otro sitio a donde ir. Instruiré si es lo que quieres e intentaré hacer lo que pueda. Viviré con el orgullo de que ayudé a vivir a la mejor capitana que ha podido existir en el Gotei 13.

El sol ha desaparecido.

- Recuperarás mi poder. Lo sé.

-Claro que lo haré. Y...a ver si pudieras convencer a Ritsuko de que se quede también. Aún tengo que hablar con Neev...pero Kei y Yueryan se quedan.

Le doy otro beso en el pelo y me levanto.

Busco a Neev.

La encuentras en medio de un combate. Se ha metido con Kikyo y éste la está machancando. Está sangrando por el labio, la sien y con diversos moratones en brazos y piernas.

Ella lleva su katana, aunque ya no responde como antes.

Paro el arma de Kykio con la palma desnuda.

-Sabía que estarías metida en una pelea, Neev. Largo, Kykio.

Observo a Neev.

-No sé ni como empezar a agradecerte lo que has heho por mi. Pero desde luego no voy a dejar que te mates. Te necesito fuerte y en forma.

Se levanta y se relame la sangre del labio antes de sonreír un poco.

- Nadie quiere pelear conmigo nunca. Antes por ser demasiado fuerte, ahora por ser demasiado débil. La única forma de saciar mi apetito es insultando a ese.- señala con la cabeza a Kikyo que ya está casi fuera del lugar.- ¿Necesitarme fuerte? ¿Me pondrás como saco de boxeo?

Se empieza a secar con la toalla.

-Nunca has sido demasiado fuerte para mi en realidad...y te necesito fuerte para cuando recupere tus poderes...no creo que a nadie más les sienten bien.

-Mientras tanto, serás instructora para los shinigamis rasos. O en la academia, donde prefieras. Aunque en la academia son niños...así que nada de ansias de sangre. Pero tus consejos les irían muy bien, eres una gran luchadora, tengas tu reiatsu o no. Tienes una gran experiencia.

Se te queda mirando mientras continúa secándose.

- ¿Quedarme eh? No necesito tu compasión. La verdad es que hice lo que cualquiera tenía que hacer pero pocos se atreven. Lamento no poder comunicarme con ella- señala su zampakûto- pero nunca hemos hablado mucho. Aún así, estará bien tener gente a la que apalizar.

-Baka. -le doy un capón.

-No es compasión querer a una amiga cerca. -le pongo las manos en los hombros. -Y lo que has hecho por mi, no lo haría cualquiera.- la abrazo.

-Y...no te hagas la dura, sé que lo echas de menos.

-Así pues...¿Niños o adultos? ¿a quién adiestrarás?

- Je... creo que los críos no llegarían a adultos bajo mi mando. Prefiero adultos.

Se echa la toalla al hombro y empieza a alejarse tras coger a su zampakûto.

- ¡Y no echo de menos nada!

Te deja sola. Probablemente se vaya a duchar.

Me queda una visita: Kâryu.

Hacia allí voy.