Esta partida está en revisión. Si el director no da señales de vida o es aprobada por un cuervo será borrada esta noche
Algunos animales se quejan, los insectos acaban muertos, las hojas de algunas plantas, por más que lo quieras evitar se secan en exceso, el agua empieza a hervir y a burbujear. El vapor de agua inunda la zona y una niebla se forma sobre el lago.
Pero ahí está. Lo sientes. Ese pequeño brillo en el fondo del lago. Sin duda tiene que ser el anillo.
Yosh.
Antes de perder el rastro, me tiro al lago y buceo hasta encontrarlo. Con él en la mano, salgo.
Lamento haber matado esos insectos, no quiero dañar el ecosistema...
Pero ya no tiene remedio, y sería absurdo preocuparme más por ello. Emprendo el regreso al Gotei 13 con el anillo en el bolsillo.
Kâryu ¿Notas algo en el anillo? ¿Algún tipo de poder?
En cuanto llegue, me voy a dar una buena comilona.
Es algo... extraño. No es un anillo común desde luego. Guarda un extraño poder. ¿Es... reiatsu? ¿Podría ser posible?
Entre cavilaciones y más cavilaciones termináis por llegar nuevamente al Seireitei, aunque ya es de madrugada. Todo está en silencio y a oscuras. Los shinigamis vigilantes de cada división hacen guardia en las puertas.
La luna en cuarto decreciente ilumina un poco el lugar y te das cuenta de lo precioso que es. El mejor lugar donde nadie pueda vivir experiencias de todo tipo. Un gran lugar donde ser capaz de ser alguien.
Voy a las cocinas de mi división y yo misma me hago una gigantesca ración de ramen. Mientras lo como, me concentro en contactar con ese anillo.
-¿Hay alguien ahí?
En caso de no haber respuesta, trato de analizar que es lo que siento.
No hay respuesta a tu pregunta; no obstante, sientes una luz que indica que hay reaitsu en el interior. La luz parpadea en el interior como respuesta a tu pregunta. El anillo, desde que lo has cogido permanece caliente. Algo extraño porque hace ya varias horas que lo cogiste y que dejaste de infundirle calor.
Si puedes responder, mejor que lo hagas. No te apetecerá que te desmonte, no quiero dejar suelto nada peligroso.
Sigo concentrándome.
La lucecita que sientes parpadea nuevamente. Al parecer el reiatsu es mínimo y mucho más no puede hacer para comunicarse contigo.
Karyu: No lo desmontarás, ¿verdad? Puede que lo termines de romper. ¿Y si solo puede vivir en el interior del anillo?
El silencio en la sala es sepulcral. Y aún así no percibes ningún sonido que venga del anillo
Kâryu, estate preparado para sacarme si algo va mal.
Tras ello, me concentro hasta viajar al mundo del anillo, para acercarme a ese reiatsu que noto.
Quizá así nos podamos comunicar mejor.
Apareces en el lago de donde has recogido el anillo. Quizás el alma apegada al anillo ha terminado por adoptar ese mundo en el que ha pasado tantos años, décadas y milenios sumergido bajo el agua.
La única diferencia es que en el agua hay nenúfares y sobre él... ¿Byakuya?
Realmente no lo es, porque su reiatsu, aunque parecido al capitán de la sexta y padre de tu hija, no es. Aunque el parecido resulta extraordinario.
Sigue ahí, sobre un nenúfar, vestido con traje y con cara de amabilidad. Otro rasgo que lo distingue del Byakuya que tú conoces.
- Cuanto tiempo sin hablar con alguien.
La voz es algo más aguda que la del líder del actual clan Kuchiki.
-¿Te importaría identificarte y decirme qué es lo que quieres para haberme encontrado y recuperado del fondo de ese mar?
-Curioso...- murmuro al ver tal parecido.
-Reena Shihöin, actual heredera de la familia. Quería devolver un favor a alguien, y que mejor manera que encontrando la joya que su primer antepasado tiró hacía tanto tiempo. Byakuya Kuchiki, actual cabeza de la familia Kuchiki, es clavado a tí. ¿Por qué estás en el anillo? ¿O, más bien, qué eres exactamente? ¿Y..cómo puedo fiarme de ti y saber si eres peligroso o no? Pretendía regalar el anillo a mi hija, que también es hija de Byakuya.
- ¿Malo? Solo soy una parte del poder del primer fundador de la familia Kuchiki. Pertenezco a él, solo eso. Además, mi poder como has podido comprobar es débil. Aunque... no deberías regalar el anillo así como así. Por algo estaba escondido, ¿no crees? Puede sembrar la discordia.
Parece sincero.
-No creo que vaya a haber mucha discordia, no conmigo cerca. Y...el primer fundador murió hace mucho, mucho tiempo. Si te doy a mi hija ¿La ayudarías? Ella es la heredera Kuchiki ahora. Y Shihöin. Pero es pequeña, necesitará ayuda en temas de política...y a mi eso no se me da bien. Eso sí, es muy buena. Seguro que hablará contigo cuando quieras.
Me encojo de hombros.
-No voy a obligarte a nada, pero llevas mucho alejado de todo.
Sonríe con amabilidad e ilusión.
- La ayudaré en todo lo que pueda. Al fin y al cabo es una Kuchiki. La futura cabeza de familia. Nunca la podría abandonar.
-Quiero que comprendas una cosa. Si le haces daño, ya sea por que lo haces tú mismo o porque la engañas para que haga algo que la dañe de alguna manera....te aseguro que me pondría muy desagradable si algo así sucediese. Solo quiero que lo tengas en cuenta.
Voy regresando a mi mente.
- ¿No sabes quién soy realmente? Seguro que Byakuya Kuchiki lo sabe. Él te dirá cómo soy. Confía en él ya que no lo haces en mí.
Y vuelves afuera. Mizu está ahí, dándote golpecitos porque tienes la cabeza dentro del cuenco vacío de ramen.
Mizu:- ¿Taicho?
-¿Sí, Mizu?
Mientras la miro atrapo yn fideo que me llega desde la comisura de la boca hasta el pelo y los absorvo hasta comermelo.
-¿Ocurre algo?
- Vine a buscar un vaso de leche para Kizuku, ya sabes, desde el día del spa está de baja, y te vi aquí y... me asusté. No has avisado de tu llegada y te encuentro con la cabeza en el cuenco... ¿estás bien, taicho?
-Tenía hambre. Y estaba cansada. Tranquila.
Me levanto y cojo el bol para llevarlo al fregadero.
-¿Cómo está Kizuku?
Voy yendo hacia mi habitación cuando Mizu coja la leche. Al llegar me acuesto. Es cierto que estoy cansada.
- Está bien, taicho. Me alegro de que ya hayas vuelto y solo estés cansada. Kizuku está bien, solo que ahora está dándole al cuento. Ya sabes... si te sirven mejor que mejor.
Te acompaña hasta tu habitación diciéndote que todo ha estado en calma y sin ningún incidente ni llamada por parte de nadie.
Finalmente, cuando entras a dormir y Atila, como siempre, se te lanza encima, se marcha a llevarle la leche a Kizuku.
Ha sido un día intenso, así que lo mejor será que descanses.
Cuando amanece voy a buscar a Byakuya, con el anillo en el bolsillo.