Partida Rol por web

Semper Fidelis

The Crucible (Capítulo 1)

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23/09/2009, 02:36
Director

El barracón estaba lleno de reclutas con el uniforme MCCU y camiseta verde con distintivo de los marines. Hacía menos de media hora que en el exterior, las sargentos instructoras de su compañía había escenificado una pequeña farsa. En presencia de un oficial, un capitán, la de mayor rango había hecho un juramento de instruirlas como mejor pudiera, y que ahora estaban bajo su cuidado.

La primera órden fue sencilla: ir al barracón y prepararse para la primera revista. Todavía no se habían familiarizado ni siquiera con la instalación, su taquilla y baúl, como hacer la cama, etc. Lo que si hicieron fue hilvanarse en dos filas, una enfrente de la otra. Cada recluta estaba frente a su cama, o al menos bastante cerca en diagonal. La diferencia de altura entre las reclutas ahora era evidente, aunque no era demasiado marcada.

Schultz se quedó esta vez en segundo plano, aguardando. Entonces, llegó otra mujer, con unos cheurones de grado diferentes.

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23/09/2009, 02:44
Staff Sgt. McGraff

La sargento comenzó a pasearse en medio de las dos filas, hablando.

-Soy la staff sergeant* McGraff, y seré vuestra instructora jefe. Las sargentos O'Hara y Schultz serán mis ayudantes, y vuestra peor pesadilla.

Respiró hondo.

-Hoy habéis dormido bien, y ya ha pasado el no dormir hasta que lleguéis al Crucible, la etapa más importante de vuestra instrucción. Pero atreveos a tocarme la moral y veréis como seréis candidatas perfectas para limpieza de letrinas en horario nocturno.

Se detuvo y señaló el reloj de pared.

-Ahora os regiréis por la rutina del barracón. A saber: 5:30 a.m, toque de diana y abluciones matutinas. 6.00 a.m, desayuno. 6:30, puesta a punto del barracón.

Comenzó a andar, y siguió relatando. El horario era el siguiente:

Hora Actividad Descripción
0530 Toque a diana Despertar, abluciones matutinas (obligatorias) y hacer la cama.
Appx. 0600 Desayuno  
0630 Limpieza matutina
Los reclutas limpian su barracón y las áreas comunes como la lavandería o las escaleras.
0700 Entrenamiento Entrenamiento fijado para el día, 4 horas.
Appx. 1100 Comida de media mañana
 
1200 Entrenamiento Continuación de los ejercicios o clases teóricas.
Appx. 1730 Comida de la tarde
 
1800 Tiempo para el instructor
Tiempo en el que los instructores preparan las actividades del día siguiente. Este lapso de tiempo puede ser aprovechado por los reclutas para escribir cartas o comunicarse con seres queridos mediante correo (electrónico o convencional). Este tiempo también puede ser aprovechado a discreción por los sargentos instructores para fijar pequeñas tareas de mantenimiento de material y reforzamiento de instrucciones a los reclutas.
1930 Higiene y tiempo libre
Los reclutas se bañan y afeitan, y se les permite tiempo libre dentro del barracón. Este tiempo libre puede ser aprovechado para poner a punto uniforme o equipamiento, escribir más cartas, hacer la colada, etc.
2030 Inspecciones de anochecer
Los sargentos instructores realizan una inspección de higiene para comprobar que los reclutas se han duchado y afeitado, y no arrastran ningún percance médico grave. Los reclutas se hidratan, rezan todos juntos, aseguran los candados de sus baúles y normalmente recitan el Credo del Fusilero o el Himno de los Marines.
2200 Luces fuera
Hora de dormir.

Después de ponerles al corriente de estas cosas, volvió a hablar tras un silencio.

-Estoy aquí para asegurarme de que dáis la talla para entrar en mi amado cuerpo. Este es mi pelotón, y no voy a permitir niñerías ni estupideces, u os reventaré. Si alguno de vosotros falla, seréis todas castigadas. Así que por la cuenta que os trae, más vale que motivéis a vuestras compañeras si no están dando la talla. ¿Me habéis entendido, reinas?
-¡SEÑORA, SI, SEÑORA!

La sargento se detuvo frente a Maggie, y la miró fijamente.

-¿Cual es tu problema, recluta?

Notas de juego

*La traducción queda algo fea: "sargento vara" o "sargento de plana".

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23/09/2009, 09:07
Maggie Fitzgerald

Cita:

La sargento se detuvo frente a Maggie, y la miró fijamente.
-¿Cual es tu problema, recluta?

Maggie parpadea unas décimas de segundo: ¡Piensa, Maggie, piensa! ¿Qué has podido hacer mal?, y decide jugar cautelosamente.

¡NINGUNO, SEÑORA!

Por si acaso, y para no parecer que se pasa de lista, Maggie arrastra un poco las vocales, con acento sureño.

Notas de juego

¿Pero qué le he hecho yo a ésta?

Cita:

*La traducción queda algo fea: "sargento vara" o "sargento de plana".

No te rompas los cascos: sargento mayor. Aquí probablemente sería un brigada.

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23/09/2009, 10:11
Jonathan Kendrik

Jonathan bajó del autobús, obedeciendo ordenes sin rechistar. Eso se le daba bien, obedecer, y no tener que pensar demasiado. Se colocó de los primeros sobre las pisadas amarillas, y de nuevo el sargento les dejó muy claro la amabilidad y la cortesía que se les daría a todos ellos allí. Tampoco nadie esperaba otra cosa. No pensaba quejarse, no tenía dudas, ni iba a abandonar, por duro que fuera, así que aquella primera explicación le sobraba. Respondió con un claro, alto y firme "Señor, si señor" junto a los demás reclutas, igual que en el autobús, unos segundos antes, y empezó a correr, rumbo a la sala de registro.

Se quitó la ropa sin demasiado reparo. No se quejó ni se movió lo más mínimo. No tenía nada que esconder. Dibujó media sonrisa al ver como gritaban a aquél amarillo gilipollas. Con suerte, volvería a su casa, al maldito agujero infecto del que venía. Tras el registro, se le permitió una llamada a casa. No tenía planeado llamar a nadie... Aunque quizás fuera mejor aprovechar la oportunidad. Llamó a su casa, pero nadie cogió el teléfono. No habría nadie, no podrían contestar, o no querrían contestar. De todos modos, daba igual. Respondió con firmeza y claridad a las preguntas de los funcionarios, dando sus datos personales, y luego fue llevado a la peluquería, donde lo raparon. De hecho, ya estaba casi rapado, poco pelo tuvieron que cortar. Tras recoger, con un cepillo, salió de allí, de nuevo a formar, para que el sargento les insultara un poco más. Que le llamaran maricón le jodía, bastante. Si no fuera sargento, ya tendría la nariz rota. 

De nuevo otro registro, papeleo, que ya empezaba a cansarle. Un médico les hizo un chequeo, varias pruebas médicas, que solo sirvieron para confirmar que Jonathan estaba en forma. Le metieron vacunas, de diversos tipos, antes de darle al fin el aprobado médico. Las siguientes 48 horas si fueron un auténtico calvario. Clases teóricas, primero sobre los uniformes... Y luego sobre armas. Como montar un rifle, como desmontarlo, las piezas que tenía... Un puto coñazo. ¿Para que demonios necesitaba saber esas gilipolleces? Ya sabía como limpiar y mantener un jodido rifle, solo necesitaba que le dijeran como dispararlo, y lo más importante, contra que disparar. Además, el tener un sargento vociferando a tu lado no ayudaba. Odiaba estudiar, y las clases teóricas. Ya sabía como funcionaba un arma de fuego joder, era muy fácil. Solo había que apuntar y disparar. 

Tras tres malditos días, sin dormir, con las putas clases teóricas, al fin llegó la práctica, la parte física, la que Jonathan sí dominaba. Estaba, como todo el mundo, agotado, tras las malditas clases con los sargentos gritando lo poco que valían y lo maricones que eran. Tres pruebas, que no deberían presentar una gran dificultad para él. Levantar su propio peso en una barra horizontal, 35 abdominales en dos minutos y una carrera de kilómetro y medio. Algo sencillo. 

Levantó su cuerpo un par de veces, y otro par si hubiera hecho falta. Doblando un poco las rodillas, arriba y abajo, sin problema. Nada más terminar, obedeciendo las ordenes sin chistar, como había hecho hasta ahora, y se lazó al suelo, haciendo los abdominales de forma perfecta. Sin casi parar ni a respirar, se colocó en posición y se lanzó a correr, el kilómetro y medio, sin problemas. Eso lo tenía ya más que entrenado, cada día corría varias veces alrededor de la granja, era su rutina. Una vez acabados, se cuadro y espero a que le dijeran que hacer a continuación. 

Notas de juego

Esperando el buen juicio del máster... 

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23/09/2009, 16:26
Tyrone Jackson

Las primeras jornadas en Parris Island fueron como un mal viaje de crack. Nos trataron como a un rebaño de ovejas listas para ser esquiladas, con una presencia constante y desafiante de los instructores, todo ello adornado con una parafernalia cuidadosamente escogida para que el recluta se cagara encima. La recepción bajo la lluvia, las huellas amarillas y el desafío del Sargento Warren, prometiendo darnos por el culo de tal manera que se nos iban a quitar las ganas de ser Marines.

Gritos, gritos y más gritos. Esa sensación se unía a mi estado mental de confusión, de verme absolutamente fuera de lugar. La Cocina del Infierno era una jungla en la que tomabas tus decisiones; ésto era la misma mierda pero con un tipo de uniforme diciéndote cómo y cuándo respirar. Nos dejaron en pelota picada, listos para la revisión médica y adquisición del uniforme. Primero escuché los gritos de uno de los Sargentos propinándole una soberbia bronca a un chino de mierda, luego se unieron dos instructores más al chorreo. El jodido chino se había presentado aquí llevando algo de mierda encima, le habían pillado y a juzgar por lo que escuché, ese asiático de los cojones acabaría deseando que le metieran la pipa de crack por su culo amarillo.

Poco después le tocó el turno a un blanquito que estaba justo detrás de mi. Bronca. Gritos. Repaso al corte de pelo y patada en el culo. Cuando llegó el momento de la determinación de tóxicos, uno de los "sombreros" se me quedó mirando. No pestañeé, pero sabía lo que estaba mirando. Tatujaes, cicatrices, signos evidentes que confesaban mis origenes. Cuando el test salió negativo, me gané los primeros gritos y difamaciones. "Negro de mierda, puto traficante, es imposible que estés limpio, dónde coño te has metido la piedra de crack..." fueron algunos de los comentarios cariñosos que el Sargento me espetó a grito tendido, salpicando con su saliva disparada a mi cara. Permanecí impasible y estoico, aguantando al instructor, y cuando se hartó de mi, empezó a ocuparse del hermano que sentaba a mi lado en el autobus.

Gritos y poco descanso. Instrucción teórica sobre uniformes. Más gritos y poco descanso. Instrucción sobre el M-16. Por lo menos en eso me manejaba bien y la lección de cómo desmontar y limpiar un arma de fuego la traía aprendida de casa. Vi como a un capullo se le caía la corredera al intentar deslizarla sobre la guía. Joder, pensé que el Sargento iba a abrirle la cabeza con la culata del M16 cuando observó su falta de pericia.

Las largas horas de instrucción, el poco dormir y la constante situación de estrés a la que nos sometían los instructores acabaron pasándome factura. Ojalá hubiese podido meterme algo para aguantar mejor, pero ni se me ocurriría recurrir a las drogas en este sitio. No con esos cabrones gritándote por todo y metiendo sus narices en todas partes.

Al llegar la parte de instrucción física tenía la cabeza abotargada y no sabía si podría realizar adecuadamente las pruebas que se nos exigían. Levantamientos, abdominales y una carrera. El resto de reclutas probablemente también estaban acusando el cansancio y la tensión de tener encima a los instructores. Vi a un par de ellos vomitar a media carrera, caídas y, sobretodo, los gritos proferidos con o sin motivo por el Sargento y el resto de instructores.

Realicé las pruebas. Me esforcé, pero en ningún momento tuve la sensación de estar consiguiendo los resultados exigidos. Me daba igual. Iba a reventar, el Sargento me iba a gritar o a patear mi negro culo, pero me daba igual. Hijos de puta. Dónde coño me había metido....

Notas de juego

No sé interpretar los resultados de las tiradas, así que no me mojaré en la descripción de mi "hazaña".

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23/09/2009, 21:25
Director

Los sargentos instructores se cebaron con los que iban más despacio, con los que fallaban. Afortunadamente, ellos no tuvieron ese problema. De hecho, Fendrew y Jackson destacaron durante el ejercicio. El primero, en la barra y los abdominales. El segundo, en que parecía estar hecho de hierro. Corrió, hizo flexiones y superó todas las pruebas de modo sobresaliente. De hecho, fue el primero en llegar a la meta tras correr, y el sargento Warren asintió aprobador.

-Bien, recluta -dijo.

El ejercicio terminó como broche final a aquellos días. Luego se dieron una ducha y durmieron por primera vez en las camas de su barracón, que les fueron asignadas. A Fendrew le tocó Kendrik, que era un tipo bastante raro y serio. Kaczynsky durmió en la litera de abajo, con Tyrone encima.

El amanecer del siguiente día fue algo traumático. Les despertaron a las 5:30, y apenas les dieron 20 minutos para afeitarse y lavarse los dientes. Luego, desayunaron en el comedor e hicieron la cama. Les sacaron rápidamente fuera, e hicieron a una marcha a paso tranquilo hasta la puerta del puesto de mando de la base. Allí, el equipo de sargentos instructores, algunos de ellos nuevos, juraron ante un capitán que les instruirían como mejor pudieran, recitando un credo.

Volvieron al barracón en órden, aunque hubo la típica bronca para aquel que no supo mantener el paso correctamente. Formaron en dos filas, una a cada lado del pasillo, con los marines en frente o cerca de su litera, envarados. Warren se mantuvo en un segundo plano, vigilando, y entonces apareció un tipo mucho más alto y fornido, calvo y con cara de pocos amigos.

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23/09/2009, 21:37
GnySgt. Cobb

El tipo se paseó delante de ellos. Llevaba una camisa caqui de sargento instructor, más llena de insignias que un jodido general. Su andar era tranquilo, pausado, parecía que les andaban analizando con la mirada.

-Soy el sargento de artillería Cobb, ce o be be, vuestro instructor jefe. Este es mi pelotón, y el sargento Warren será mi mano derecha. Pero no debéis preocuparos por él, debéis preocuparos por mi. Porque váis a tener que contentarme, como si fueráis mis zorras. Si no estoy contento con vosotros, os trituraré, os haré entrenar fuera de horas, os chuparéis limpieza nocturna de letrinas y todo aquello que se me ocurra. ¿Habéis entendido, capullos?

Respondieron al unísono.

-¡SEÑOR, SI, SEÑOR!

Se detuvo delante de Kendrik, y miró su nombre en su uniforme de servicio.

-Kendrik. ¿Eres tu el gusano cuyo padre recibió la medalla de honor?

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24/09/2009, 14:04
Jonathan Kendrik

Jonathan, que se había mantenido sereno, sin perder el ritmo, y sin desobedecer, se alteró, por no decir que se acojonó, al menos en parte, al verse venir al sargento de artillería. Por un segundo, se vio a si mismo en el calabozo, por alguna razón que desconocía. Durante casi una décima de segundo, empezó a repasar todo lo que había hecho desde que estaba ahí. Las clases teóricas... No le habían salido demasiado bien, aunque conociera medianamente el funcionamiento de un rifle... Pero había reclutas allí presentes que lo habían hecho peor. Las pruebas físicas, las superó bien, todas ellas. Sus datos eran correctos, no se había equivocado en nada. Se había dormido sin siquiera hablar, básicamente, cayendo como un tronco. Se había despertado sin quejarse (estaba acostumbrado a despertarse con el alba, para cuidar de la granja)... Desayunó, se lavó los dientes... Hizo la cama, mantuvo el paso... Había mantenido el tipo... No se le ocurría nada... Pero seguro que a Cobb si. Trató, no obstante, de mantener el mismo semblante serio, aunque lo que no pudo evitar fue clavar la mirada a su nuevo instructor. Cuando este le preguntó por su padre, casi respiro de alivio. 

-Señor, si señor.- Dijo, únicamente. Conocía a su padre, y eso le sorprendió. No se lo esperaba. 

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24/09/2009, 15:03
GnySgt. Cobb

Cobb sonrió despacio. Parecía dispuesto a dar una lección magistral.

-Vaya. Entonces debes tener muchos cojones, o ser más tonto que las piedras. Podrías haber entrado en cualquier escuela de oficiales sin tener que chuparle la polla a un senador. Pero has escogido estar aquí y ser un cabezabote para que te putee. ¡Joder! ¡Definitivamente debes ser tonto de la polla, recluta! ¡25 flexiones, una por cada vez que has decepcionado a tu padre con tu estupidez!

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24/09/2009, 15:12
Staff Sgt. McGraff

La sargento se la quedó mirando, como intentando encontrar algún detalle para putearla. Pero la solución se presentó sola. Una compañera a su lado, bastante fea, la miraba de reojo. Dió un paso hasta ella.

-¿Que estás mirando, cuatro ojos?

Se apresuró a responder.

-¡SEÑORA, NADA, SEÑORA!

La encaró con los brazos en jarras.

-¡¿Me estabas mirando a mi?!
-¡SEÑORA, NO, SEÑORA!
-¿Eres lesbiana, te gusto?
-¡SEÑORA, NO, SEÑORA!
-¿Tienes novio, recluta?
-¡SEÑORA, NO, SEÑORA!
-No me extraña, joder. Eres tan fea que podrías estar en un museo de arte moderno. ¿Como te llamas, recluta?
-¡Martha Short, SEÑORA!
-¿Short? Joder, que apropiado, seguro que es el apellido de tu familia de catetos.

La chica calló.

-¿No me vas a responder?
-¡SEÑORA, NO, SEÑORA!

Señaló afuera.

-Vamos a salir a correr, asi que poneos la ropa de gimnasia. La soldado short va a correr alrededor del pelotón mientras marchamos. ¡No quiero que nadie la ayude!, ¿Entendido?

Respondieron todas.

-¡SEÑORA, SI, SEÑORA!

La sargento miró a la recluta por última vez.

-No te perderé de vista, gusano.

Les dejaron solas para que se cambiaran. Aquella chica era compañera de litera de Maggie, y ella se fijó que había comenzado a llorar en silencio.

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24/09/2009, 16:02
Jonas Fendrew

Se mantenía firme al lado de Kendrik mirando al frente, a la nada; era mejor no fijar sus ojos en los del Sargento de Artillería, no fuese que se lo tomase mal. Había dormido como Dios. De hecho, si le hubiesen puesto piedras puntiagudas y cortantes sobre el somier, aun hubiese dormido placenteramente. Tras cuatro días sin pegar ojo, en los que el agotamiento mental casi superaba al físico de tantos insultos, gritos y vejaciones, hubiese dormido hasta colgado del mastil de la jodida bandera.

Llevaba allí cinco días y se sentía bien, machacado pero bien. El cansancio, sumado a la intimidatoria figura de los sargentos, impedían que su genio aflorase y, la liase. Además tener mal humor, no significaba ser estupido, pese a que le tocase los cojones que le llamasen marica y mierda de perro; no pensaba contestar a un tio que podía joderle la vida durante meses allí adentro.

El sueño habia sido reparador, duró poco, pero lo poco que duró fué excelente, nada más desplomarse sobre la litera superior se durmió. A las cinco y media tocaron diana, pese a que le hubiese gustado quedarse un par de minutos más allí tirado, el sargento que recorría la estancia por el pasillo central a berrido limpio y su instinto, le hicieron levantarse al momento y comenzar a arreglar el camastro incluso antes de vestirse. Tras eso se había afeitado y lavado los dientes en apenas diez minutos, vistiendose con el uniforme para finalmente ir a desayunar al barracón.

Caminaba de forma diligente, intentando no perder el paso en ningún momento y disimulando cuando lo hizo durante un escaso segundo, que nadie pareció percatarse. Al menos los sargentos no le gritaron directamente.

Y ahí estaba, a escasos metros de un sargento que parecía aun más cabron que su entrenador del Instituto que daba autentico miedo, al menos a los dieciseis años.

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24/09/2009, 15:37
Jonathan Kendrik

Jonathan se quedó unos segundos mirando al sargento, sin decir nada. Apretaba los dientes y los puños, conteniéndose. Que le llamase estúpido, no le importó. Lo llevaban haciendo desde que entró. Lo que le jodió fue la última frase. 

Cita:

¡25 flexiones, una por cada vez que has decepcionado a tu padre con tu estupidez!

Sin decir nada, se lanzó al suelo, e hizo las 25 flexiones. Luego se levantó, y miró al frente, como los demás reclutas, en silencio. Cualquier tipo de intimidación que pudiera darle aquél hombre había desaparecido, había sido sustituida por rabia, por odio. No debería haber mencionado a su padre. No debería. De ser cualquier otra persona, ya estaría muerto.

-Señor.- Dijo, únicamente, tras levantarse. Se acordaría de eso. 

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24/09/2009, 16:49
GnySgt. Cobb

El sargento se paseó de nuevo, y sacó más fallos a otros reclutas, que tuvieron que hacer flexiones. Los escogió de todas las razas y condiciones. Siguió luego hablando y les informó sobre el horario del barracón, que iban a respetar en lo sucesivo:

Hora Actividad Descripción
0530 Toque a diana Despertar, abluciones matutinas (obligatorias) y hacer la cama.
Appx. 0600 Desayuno  
0630 Limpieza matutina
Los reclutas limpian su barracón y las áreas comunes como la lavandería o las escaleras.
0700 Entrenamiento Entrenamiento fijado para el día, 4 horas.
Appx. 1100 Comida de media mañana
 
1200 Entrenamiento Continuación de los ejercicios o clases teóricas.
Appx. 1730 Comida de la tarde
 
1800 Tiempo para el instructor
Tiempo en el que los instructores preparan las actividades del día siguiente. Este lapso de tiempo puede ser aprovechado por los reclutas para escribir cartas o comunicarse con seres queridos mediante correo (electrónico o convencional). Este tiempo también puede ser aprovechado a discreción por los sargentos instructores para fijar pequeñas tareas de mantenimiento de material y reforzamiento de instrucciones a los reclutas.
1930 Higiene y tiempo libre
Los reclutas se bañan y afeitan, y se les permite tiempo libre dentro del barracón. Este tiempo libre puede ser aprovechado para poner a punto uniforme o equipamiento, escribir más cartas, hacer la colada, etc.
2030 Inspecciones de anochecer
Los sargentos instructores realizan una inspección de higiene para comprobar que los reclutas se han duchado y afeitado, y no arrastran ningún percance médico grave. Los reclutas se hidratan, rezan todos juntos, aseguran los candados de sus baúles y normalmente recitan el Credo del Fusilero o el Himno de los Marines.
2200 Luces fuera
Hora de dormir.

Luego, se detuvo frente a Tyrone, mirándole fijamente con las manos apoyadas en la cintura.

-Recluta Jackson...

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24/09/2009, 17:55
Maggie Fitzgerald

Maggie, en un impulso, se fue para Martha Short y la abrazó sin decir nada hasta que la otra dejó de llorar. Después, sacó un pañuelo de papel del bolsillo, le secó las lágrimas con él, y le dijo en voz baja: Ahora tú y yo vamos a salir ahí fuera con las demás a demostrar que NADA nos va a romper. ¿Entendido?

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24/09/2009, 20:14
Martha Short

No pudo evitar llorar.

Aquella hija de la gran puta, aquella sargento le recordaba a su padre, un cabron que la había pegado y denigrado durante toda su vida. Y no solo eso, sino que encima le gritaba que no servía para nada, Los recuerdos de la granja sumados a las palabras de la sargento hicieron que las lagrimas brotaran de sus cuencas como el cauce de un río.

Pero, para su sorpresa, su compañera de litera, que se llamaba Maggie o algo parecido, se prestó a ayudarla. Eso era algo nuevo para ella pués siempre la han tratado mal, y se había alistado para conseguir el respeto de los demás si algún día volvía a casa. Su primer impulso fue responder al abrazo secándose las lagrimas. Luego miró fijamente a Maggie y asintió

-De acuerdo y... muchas gracias...

Notas de juego

Pnejotizada por Trayus

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24/09/2009, 21:22
Director

Las marines corrían, con la sargento McGraff a la cabeza, y detrás la encargada de llevar el guión o banderola del pelotón. Comenzaron a cantar canciones, canciones marines para animarse mientras aprendían a ir en formación cerrada y sin perder la compostura. Para las chicas era duro, pero para Martha lo era más. Ella tenía que correr más rápido e ir dando vueltas alrededor de la formación que marchaba. Al cabo de la primera milla, ya sudaba y había enrojecido.

La sargento Scthultz se puso a su lado y comenzó a increparla.

-¡Vamos nena, te pesa el culo! ¿Demasiados bollos?

Ella seguía y seguía, a pesar de los pesares. Pero al tener que rodearlas, terminó tropezando en un bordillo y cayendo al suelo. Schultz se le pegó a la chepa.

-¡Vamos, gorda de mierda! ¿Me vas a hacer creer que no eres capaz de correr 2 míseras millas?

Entonces, la mirada de ella se cruzó con la de Maggie, y se levantó de repente, rabiosa, y comenzó a correr.

-¡Marineeees!

Alguien comenzó a cantar de nuevo, y ni siquiera se detuvo la marcha. Cuando esta terminó, hicieron una instrucción básica sobre pasos, posiciones de atención, descanso, variaciones y otras órdenes en orden cerrado. Luego, las llevan a comer, todavía sudorosas. Veinticinco minutos para engulliar la ración, y una cola enorme. Maggie creyó que iba a comer en los últimos 5 minutos tragando deprisa y corriendo, cuando vió que Martha le hacía señas en una mesa. Había dos bandejas con comida en su mesa, y solo ella sentada.

Las chicas que ya estaban sentadas comían y charlaban, pero había un grupito que le miraban. Eran las más pijas y más "perfectas".

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24/09/2009, 22:10
Maggie Fitzgerald

Maggie fue a la mesa de Martha y, con una sonrisa, se sentó y le dijo bajito: Gracias, Martha. ¿Ves como no podían contigo?

Luego, mirando de reojo a la mesa de las pijas, le dijo en tono bajo, para que las otras no lo oyeran: ¿Y a esas de ahí qué les pasa, que tienen el coño horizontal, en lugar de vertical, y por eso se sientan tan tiesas?

Pues mira que no tienen ni medio guantazo.

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24/09/2009, 23:01
Martha Short

Estaba comiendo tranquilamente, había cogido una bandeja con comida para su compañera Maggie, qué menos. Después del apoyo moral qué le había ofrecido, estaba eternamente agradecida. Con la boca llena y comiendo con ansia, pues estaba famélica, vió acercarse a su compañera y esbozo una amable sonrisa cuando está estaba ya cerca.

-Hola, de nada, ¿Qué menos no? Si no nos apoyamos entre nosotras aquí… nos comerían vivas. Literalmente.

Tras decir esto masticó un nuevo bocado mientras prestaba atención a las palabras de Maggie sobre las malditas pijas de la otra mesa, tan estiradas y tan pomposas. Le daban asco ¿O quizás envidia? Y aunque fuera así jamás lo admitiría. Tras oír a Maggie, no pudo evitar soltar una carcajada, aunque no demasiado fuerte, no fuese que la oyera alguna sargento y la pusiera a parir. Estando allí todo era posible.

-Seguramente sea eso… o qué estén hechas de plástico y sean tan rígidas como un playmobil. Igual habría que ir ahí y apretarles un poco las tuercas ¿No crees?

Dijo intentando hacer un comentario gracioso, aunque la comedia tampoco era su punto fuerte.

Notas de juego

Pnjotizada por Trayus.

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25/09/2009, 08:27
Maggie Fitzgerald

Cita:

-Seguramente sea eso… o qué estén hechas de plástico y sean tan rígidas como un playmobil. Igual habría que ir ahí y apretarles un poco las tuercas ¿No crees?

Maggie, ya de mejor humor, come y sigue comentando: ¿Cómo se te ocurre? ¿No ves que se romperían? Son muñecas de porcelana, tan puestas, tan maravillosas. Ya veremos si siguen tan divinas de la muerte a media instrucción, rebozadas de barro. Bueno, no, que eso a lo mejor las pone. En fin, ni puto caso. Oye, ¿no te pareceré malhablada, no? Anda que si me oyera mi madre...

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25/09/2009, 14:26
Tyrone Jackson

El Sargento Cobb no era distinto a los otros "sombreros". Gritos, insultos, flexiones y un rostro impenetrable que mostraba una expresión severa. Al verle la primera vez lo que me llamó la atención fue la cantidad exagerada de condecoraciones que lucía con orgullo. "-¿Dónde coño debe haber estado este tío y qué debe haber hecho? - pensé al contemplar la camisa beige repleta de puntos multicolores de las condecaraciones."

El Sargento tuvo un momento para la gran mayoría de nosotros. Blancos, negros, chinos, judíos, chicanos... todos eran presa fácil para las reprimendas, los gritos que te perforaban el tímpano y las tandas de felxiones. No parecía que la cuestión racial le importara una mierda al instructor, que regalaba encanto a discreción metiendo el dedo en la llaga en cuanto el recluta mostraba debilidad.

Después de los primeros días torturadores nos permitieron descansar, algo que mi cuerpo agradeció. Pero la llegada del Sargento Cobb presagiaba que aquellos primeros días iban a ser una menudencia en comparación a lo que nos esperaba en las manos de esos "sombreros". E igual que otros fueron objetivo de la atención del Sargento, al final tenía que tocarme a mi, a pesar de mantener una actitud discreta intentando no llamar la atención de nadie.

El Sargento Cobb estuvo jodiendo a unos cuantos reclutas a discreción. En todos los casos encontraba algo, aunque fuese una gilipollez, que justificaba los gritos, la vejación y las flexiones. Luego nos informó del horario de barracón. E inevitablemente, acabó percatándose de mi presencia y mencionó mi nombre. Me erguí, más si cabe, con la mirada al frente y contesté:

"-¡Señor, sí, señor!"