Partida Rol por web

Semper Fidelis

The Crucible (Capítulo 1)

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25/09/2009, 15:38
GnySgt. Cobb

Cobb parpadeó, mirándole fijamente. Durante un interminable momento, Tyrone se preparó para lo peor. Pero sorprendentemente, las palabras del sargento fueron estas:

-El sargento Warren me ha informado de que ha destacado en el test de fuerza inicial, recluta. Yo necesito hombres así, que se esfuercen hasta darlo todo. Asi que desde ahora será el guión de este pelotón, recluta Jackson. Estará al cargo de la bandera y deberá cerciorarse de que sus compañeros den la talla, incentivándoles si es necesario.

Luego se giró al resto y comenzó a andar de nuevo.

-Como véis, a mi me importa una mierda que seais negros, amarillos, latinos o blancos. Aquí todos sois lo mismo para mi, y la única manera de ganaros mi respeto será dando el 110% en cada cosa que hagáis. Los marines canalizan su rabia, la usan para hacer algo productivo para ellos mismos, su pelotón, su compañía y su regimiento. ¿Habéis entendido, capullos?
-¡SEÑOR, SI, SEÑOR!

Cobb miró su reloj, descubriéndolo con un estiramiento del brazo.

-Vamos a correr, señoritas. Os quiero en ropa de gimnasia en 5 minutos.

Cobb salió fuera del barracón, dejándoles solos con Warren al fondo.

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25/09/2009, 15:56
Jonas Fendrew

Espera pacientemente a que el sargento de artillería salga para empezar a quitarse el uniforme y empezar a vestirse con el chandal de gimnasia, intenta hacerlo lo más rápido posible, para tener tiempo de doblar el uniforme y dejarlo sobre el camastro; al menos en las pelis que ha visto hacian algo parecido. A los cuatro minutos y medio, sale por la puerta del barracón, habiendo dejado el uniforme lo mejor doblado que sabe y con el chandal puesto al completo.

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25/09/2009, 18:39
Martha Short

Martha se rió de nuevo, contenida, por las cosas que decía su compañera. Negó cuando escuchó su pregunta.

-Estamos en los marines. Aquí todo el mundo habla mal. Creo que hasta los oficiales tienen que decir tacos, y si no lo hacen me extrañaría.

Jugó un poco con la comida con el tenedor, pensativa.

-¿Y de donde eres, Maggie?

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25/09/2009, 21:24
James Kaczynski

Mientras los instructores gritan a los demás, insultan, los tratan como mierda y aplican otras formas de degradación, James no puede hacer mas que quedarse de pie frente a su cama, con los brazos pegados junto al cuerpo, manteniendo la espalda recta y la mirada al frente, como buen recluta, sin chistar ni moverse. Al menos de esa forma no se lleva ningún insulto, al menos en aquella ocasión, aunque admite que se esta acostumbrando a aquello, tal vez demasiado, pero sabe que todo aquello no es mas que las reglas del juego, las cuales. desde el momento en el que subió al autobús para ir hasta ese lugar, aceptó.

Y luego de todo aquello, mas ejercicios. No puede quejarse, y no es por que no quiera. Da media vuelta y tan rápido como puede se cambia de uniforme, tratando de dejar las prendas que se quita perfectamente ordenadas, siguiendo el protocolo, para luego abandonar el barracón.

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26/09/2009, 15:47
Tyrone Jackson

Me esperaba que el sargento Cobb descubriera cualquier gilipollez al acercarse a mi posición o iniciara un monólogo sobre los negros, los maricones y los traficantes de drogas mirándome a los ojos con esa actitud de superioridad que reducía a los reclutas al tamaño de una pulga. Cualquier cosa que culminara con flexiones y besando el suelo. Ojalá hubiese sido así. Pero no, el sargento hizo conmigo lo que yo no quería, dándome notoriedad ante el resto de compañeros.

Llegué aquí huyendo de mi vida, pero en cuanto me di cuenta de la actitud de los "sombreros" y de la clase de basura a la que se nos consideraba a los reclutas, supe que lo mejor era pasar desapercibido. Llamar la atención era la forma de convertirse en objetivo de las simpatías de los instructores. Y el sargento Cobb acababa de "abanderarme" en todos los sentidos.

Tras mi "nombramiento" respondí de forma escueta "-Señor, gracias, señor" - mientras mi expresión intentaba denotar orgullo, agradecimiento y seriedad ante el reconocimiento de mi esfuerzo. Luego el sargento prosiguió con su clase didáctica de "motivación al recluta" y nos emplazó a vestir la ropa de gimnasia para otra sesión de correr.

Me cambié de ropa de forma rápida, diligente y ordenada. Pero en mi cabeza no había lugar para otra cosa que no fuera la reflexión sobre la responsabilidad que me acababa de caer encima. Ya no era un simple recluta. Ahora tenía una cometido; debía dar ejemplo y motivación a mis compañeros. Menuda mierda.

Con el chandal equipado y a paso ligero me dirigí junto a mis compañeros al exterior del barracón.

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26/09/2009, 16:26
Jonathan Kendrik

Sin decir nada, sin variar su expresión, pero apretando los puños, Jonathan observa como al negro hijo de puta le dan la bandera. Si no vistieran el uniforme, Cobb estaría muerto. Por dentro, su corazón le ardía. "Bastardo hijo de puta". Eran las palabras que no podían parar de repetirse en su cabeza. Se imaginaba a sí mismo, con Ray y con George, y con algunos amigos más, armado con un bate, quizás con algún mazo, o incluso con un cuchillo, en alguna calle, pegándole la paliza que se merecía, hasta convertir a Cobb en una masa sanguinolenta en el suelo, para destrozarle a patadas, y matarlo, mientras suplicaba con lo poco que quedaba de su boca. Sentía la satisfacción que producía el apalear hasta la muerte a quien lo merecía... No obstante, por supuesto, no lo expresaba, de ningún modo. Las únicas palabras que salían de su boca eran, como siempre, un firme "Señor, si señor.

De forma casi automática, fue directo a cambiarse, junto al resto de sus compañeros, y una vez listo, fue a formar al exterior de barracón, listo para correr. 

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26/09/2009, 17:36
Maggie Fitzgerald

Cita:

-¿Y de donde eres, Maggie?

De la América profunda, de Missouri, no muy lejos de Springfield. Es muy bonito, pero un muermo para vivir. ¿Y tú?

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26/09/2009, 18:40
Director

Los marines corrían a ritmo regular, con el guión hondeando al viento y el sargento Cobb a la cabeza. Cantaban canciones para marcar la cadencia del paso, un paso que todos debían respetar... o se cargaban una enorme bronca. La marcha dió la vuelta a la base, y luego hicieron instrucción de maniobras en órden cerrados (cambios de paso, variaciones, posiciones de atención, descanso, etc.).

Luego, disfrutaron de una merecida comida, 30 minutos en el comedor y un menú de bistec con patatas, menestra de verduras y fruta o yogur de postre. Tuvieron entonces tiempo para conocer un poco a sus compañeros, y la verdad es que había de todo: desde idealistas que se habían perdido camino de la universidad hasta desechos de barrio bajo, pasando por paletos sureños y minorías raciales que querían demostrar su valía.

Por la tarde, más machaque en el físico. Pero ahora venía lo gracioso: circuito de obstáculos. Constaba de varias fases: un enrejado de cuerda por el que debían subir y bajar, una pared por la que debían trepar, un circuito de obstáculos sencillo, unas barras por las que debían moverse sin tocar el suelo y los típicos neumáticos por los que debían correr sin caerse.

Cobb tocó el silbato, y anunció.

-¡Cinco minutos para superar el circuito, nenas!

Notas de juego

Tiradas: trepar, agilidad (sistema del primero dado) y coordinación (lo mismo).

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26/09/2009, 19:05
Martha Short

Martha sonrió, mientras apuraba el plato. Tanto ejercicio le daba mucha hambre.

-No te preocupes, yo también soy de pueblo. Antigo, Wisconsin. Mi padre tiene una granja y se dedica al ganado vacuno.

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26/09/2009, 19:08
Director

Un miembro del MP tocó el silbato, y las reclutas se pusieron en pie. Schultz apareció y señaló fuera.

-¡Dejad de zampar, brivonas, afuera inmediatamente!

Las reclutas volvieron a correr de nuevo, algunas vomitaron por no haber podido hacer bien la digestión. Falta de costumbre, según las sargentos. La marcha no se detuvo hasta llegar al campo de entrenamiento, donde había un circuito de obstáculos. McGraff miró la hora:

-Seis minutos para completarlo, señoritas. Ni uno más.

Tomaron aire y pudieron ver que el circuito constaba de varias fases: un enrejado de cuerda por el que debían subir y bajar, una pared por la que debían trepar, un circuito de obstáculos sencillo, unas barras por las que debían moverse sin tocar el suelo y los típicos neumáticos por los que debían correr sin caerse.

La sargento tocó el silbato y puso en marcha el cronómetro.

Notas de juego

Tiradas: trepar (tirada 3d10 normal), agilidad (sistema del primero dado) y coordinación (lo mismo).

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26/09/2009, 20:30
Maggie Fitzgerald
Sólo para el director

Maggie pasó la primera parte de la pista sin excesivos problemas, superó los obstáculos en un tiempo récord (se parecían bastante a su entrenamiento de boxeo), y le costaron un poco más los neumáticos (de vez en cuando, le falla la coordinación).

Una vez acabado el recorrido, y mientras esperaba que acabaran las más lentas, Maggie se fijó en una de las que habían vomitado la comida, que hacía muy mala cara. Como quiera que no habían mandado "firmes", dio un paso hacia ella y le tomó el pulso en la carótida. Algo iba mal. Se dio la vuelta hacia la sargento mayor y dijo: Señora, permiso para hablar.

Notas de juego

Supongo que en la de trepar he de sumar menos que mi habilidad (17), así que la paso holgadamente.

La de agilidad es un 1, acierto crítico. La de coordinación 5, la paso justito.

Roleo en consecuencia. Si no, dímelo.

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27/09/2009, 00:41
Tyrone Jackson

El puto "Gunny" parecía el conejito de las putas pilas alkalinas. Mantenía un ritmo de carrera constante pero intenso, cantando para marcar el paso sin parecer asfixiado. Los reclutas mantenían la formación y repetían cada frase del sargento con el tono reiterativo de la canción; y si alguien se retrasaba, perdía el paso o jodía la formación, recibía la habitual dosis de improperios. No imaginaba que esa puñetera banderola y el mástil resultaran tan pesados e incómodos a la hora de correr. Menuda tocada de cojones tener que sostenerlo.

Después del paseo tocó "chow padentro". Bistec, patatas, menestra y fruta que embuchamos en media horita y a esperar hasta la siguiente tanda de tortura. En esos escasos momentos de tranquilidad pude observar a los demás reclutas. Había de todo, aunque el repaso del barbero nos había convertido en capullos rapados, aspirantes a "Cabezabotes", como se denominaba a los Marines por su peculiar corte de pelo. Pero aun así era fácil identificar a reclutas de origenes muy dispares, conversando sobre sus propias miserias y motivos. Coño, muchos de ellos se creían patriotas a ultranza, dispuestos a darlo todo por su país... y yo ahí sentado, en silencio, pensando en cómo un tío que había pasado la mayor parte de su vida entre bandas, trapicheando y paseándose con una pistola podía terminar como Guía de los aspirantes a Marine. Yo no me sentía particularmente patriota. Bueno, el 11-S me jodió de mala manera, sobretodo porque las torres estaban en mi ciudad, y en aquellos días le hubiese reventado la cabeza de un disparo a cualquier hijo de perra islamista radical. Pero todo el rollo de las barras y las estrellas me quedaba lejano; imagino que reaccioné de esa manera por la tendencia generalizada que se vivió tras los atentados en Nueva York. Sin embargo, escuchando a otros reclutas, había verdaderos idealistas. Capullos que habían confundido sus vidas y en lugar de ir a la universidad, habían acabado con sus traseros en South Carolina recibiendo puntapiés del sargento Cobb.

Llegó la tarde y tocaba nueva sesión demoledora de huesos. Y la sorpresa fue que la sesión se realizó en el puto circuito de obstáculos, una pista con distintos ejercicios que debías realizar en buen tiempo si no querías acabar con la cara en el barro y haciendo más felxiones. El Gunny tocó el silbato y los reclutas perdimos el culo en la pista. Hubo reclutas que casi se ahorcan en las cuerdas, otros resbalaban en la pared o tropezaban en los obstáculos. Para cuando llegué a las barras, el sargento ya llevaba una abundante dosis de gritos e insultos, y cuando un chicano se descolgó de las barras y terminó con el trasero en el suelo, se desencadenó la puñetera tormenta del siglo. Joder, casi me cago encima atravesando las barras al ver a Cobb dejar al recluta como a una verdadera mierda.

La parte final del circuito era la de los putos neumáticos. Los reclutas tropezaban y provocaban que otros también se cayeran o pisaran los neumáticos. Menuda panda de patosos. ¿Pero qué coño se podía esperar de unos novatos? Pues al parecer el Gunny esperaba mucho más...

Terminé el circuito y me quedé resoplando a un lado, mientras proseguía el degoteo de reclutas dándose de bruces en el suelo y el concierto de gritos de Cobb. Menuda mierda de día.

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27/09/2009, 01:12
Jonas Fendrew

Habia pasado la mañana con normalidad, por suerte pasaba inadvertido como un recluta más, a diferencia de Kendrik y Jackson. Cantaba como uno mas, seguía el paso de modo coordinado, al igual que las maniobras.

Disfruta de un gran almuerzo, tomando fruta de postre. Durante la comida les permitian fraternizar con el resto aunque a él, aquello no le iba demasiado; no habia ingresado en los Marines para hacer amigos. Se limitaba a escuchar al resto hablar sobre si mismos, sus historias de su vida y demás.

Entonces el sargento Cobb, plantea el verdadero desafio del entrenamiento de este día. Un circuito de obstaculos a superar en cinco minutos. Se cuadra frente a él como el resto de la unidad y antes de empezar grita el ya de rigor - ¡Señor, si señor!

Asciende y desciende la cuerda con cierta habilidad, pero no tán rápido como hubiese deseado. Pero recupera ese tiempo durante el resto del circuito. Llegando sobrado de tiempo frente al sargento Cobb, cuadrandose en el mismo sitio del que partió, mirando al vacio.

 

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27/09/2009, 18:06
James Kaczynski

Luego de aquella “charla”, el día retoma la “rutina” habitual. Salen fuera y corren un rato. James intenta mantener el paso, aunque aquello le cuesto, logra hacerlo, y así evita llamar la atención y ganarse algún enemigo dentro, por no decir la bronca del instructor, cosas que había podido eludir hasta el momento, y eso es un gran logro, al menos para él.

Luego el almuerzo. Nada del otro mundo, aunque no deja de admitir que en ese lugar come mejor que como lo hacia en su casa, cuando él mismo se preparaba la comida. Se mantiene callado durante el almuerzo, como se había mantenido durante todos los momentos de descanso que le habían dejado. Solo conoce el nombre de los demás reclutas por los insultos de los instructores hacia ellos, ya que siquiera a cruzado palabra con ninguno, aunque aquello no le afecte, pues no se caracteriza por iniciar conversaciones con desconocidos...

Aun así, se mantiene silencioso, pero observa, y puede ver una mezcla bastante surtida de personas ahí. Todos tienen sus razones, su ideología, pero aquello no le llama la atención, se da cuenta de que todo aquello no importa en ese lugar.

Aun esta terminando de masticar la comida cuando le hacen salir para seguir con los ejercicios. Todo aquello parece no terminar mas. Al pararse al comienzo de la pista de obstáculos las dudas asaltan a James - ¿Y como se supone que voy a pasar por ahí? - piensa. Hasta entonces había resistido, pero comienza a dudar de sus capacidades físicas. Dentro de él, tiene la esperanza de ser asignado a algún trabajo de escritorio, al menos, esa idea se da de manera inconsciente, nunca fue muy dado al esfuerzo físico, no al menos de manera voluntaria.

Pero ahí no puede elegir, por lo que se lanza sin chistar hacia la pista de obstáculos.

Algunos los atraviesa de manera sencilla, mientras que otros le cuestan mas, llevándolo incluso muy cerca del fracaso, pero con algo de voluntad, y de suerte, logra pasar aquella prueba. No lo hace primero, ni tiene el mejor tiempo, pero aquello no le importa, con pasar, con no caer y evitar un castigo, ya esta mas que contento. Incluso hasta prefiere no destacar, lo ultimo que desea es que algún instructor ponga su ojo en él y le de incluso mas presión.

Al terminar vuelve al comienzo de la pista, a donde comenzó, parándose junto con los demás reclutas que ya han terminado el recorrido, sintiendo como el almuerzo se revuelve en su estomago.

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28/09/2009, 12:52
Jonathan Kendrik

Jonathan siguió la marcha lo mejor posible. Acostumbrado a correr solo, el mantener el compás fijo que seguían todos era más jodido. Al principio, se adelantaba, y luego se retrasaba, tratando de mantener el paso. Poco a poco, y gracias a los gritos al oído del hijoputa de Cobb, le fue cogiendo el truco, hasta que, al fin, consiguió coger el ritmo apropiado. La marcha en si no fue demasiado cansada, lo agotador fue mantener el ritmo. Una vez cogido, ya no tuvo ningún problema. Mientras cantaba, entonaba aquella canción cuyo único sentido real era el de mantener el paso, miraba al frente, tratando de apartar de su cabeza el odio hacía el sargento de artillería. 

Tras la marcha, e instrucción sobre las maniobras, tuvieron la oportunidad de comer. No estaba de demasiado buen humor, por lo que, por lo general, se mantuvo en silencio. Únicamente cambio frases cortas, en respuesta a alguna pregunta que le hicieron sus compañeros, hizo algún comentario que le pareció oportuno, y poco más. En lo que su puso sus cinco sentidos fue en comer. Un buen filete, verduras y fruta, igual que en casa, igual que el granja de los Kendrik, en Alabama. Aunque ni aquél filete ni aquel plato de verduras podía compararse a los platos que preparaba su madre, aquella comida se agradecía. 

Al terminar, su humor ya había mejorado bastante, y se sentía en forma para superar lo que fuera. Obviamente, Cobb era un bastardo malnacido, haría falta mucho más que la mala leche de un instructor para bajarle la moral, o su entusiasmo. Superó el entrenamiento físico del gimnasio sin problemas, y luego tocó la gran sorpresa. El circuito de obstáculos. Un enrejado de cuerda por el que subir y bajar, lo primero. Es fue relativamente sencillo. Lo jodido vino después, cuando Jonathan se encontró frente a una pared que subir con la única ayuda de sus manos. Aunque resoplando y con bastante esfuerzo, fue bien capaz de superar el obstáculo a la primera. Tras la pared, barras por las que moverse sin tocar el suelo, algo que, aunque tampoco era fácil, era sin duda mucho más sencillo que trepar por la pared, y Jonathan lo demostró, superando la prueba sin problema alguno. Luego vino la última parte, los neumáticos, dispuestos en dos hileras, por los que debía correr. Eso fue pan comido, casi un descanso comparado con los demás. Hizo el circuito con tiempo suficiente. 

Una vez superado volvió a la formación, sin decir nada, cuadrándose y esperando órdenes. 

Notas de juego

Mierda, la última tirada (la del crítico XD) es coordinación, me he equivocudo, lo lamento. 

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29/09/2009, 00:00
Staff Sgt. McGraff

La sargento vigilaba el cronómetro de pie, inmaculada a pesar del barro de la pista. No prestó atención a la soldado que se acercaba, y comprobaba cual era el tiempo de cada cual.

La pregunta le hizo mirarla, inquisitiva. Cualquier atisbo de mal tono o comportamiento impropio habría sido reprochado, pero el toque de atención había sido apropiado.

-Hable, recluta -dijo, escueta.

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29/09/2009, 03:31
Director

Cobb hizo un breve comentario cuando Kendrik pasó los neumáticos, sin dejar de mirar el cronómetro.

-Siga así, recluta.

Los sargentos se cebaron aquel día. Chicos rebozados en barro, incapaces de completar el circuito, con "sombreros" en la chepa cagándose en sus muertos, gritándoles al oído. No era algo agradable, pero tenían parte de razón. Un marine de verdad completaba aquellos circuitos con facilidad, y ellos todavía no valían una mierda pinchada en un palo.

Volvieron al barracón cambiando de paso: paso ligero, marcha, variaciones, etc. Luego, Cobb dejó a Warren al mando como inspección durante la comida de la tarde, mientras se iba a preparar las pruebas del día siguiente. Los soldados por fin tuvieron tiempo de escribir cartas, darse una ducha, hacer la colada y todo ese tipo de cosas de 18:00 a 20:30, hasta la inspección higiénica preceptiva.

Más les valía cepillarse bien los jodidos dientes, y darse un buen afeitado.

Notas de juego

Tiempo para conoceros un poco. No seais autistas.

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29/09/2009, 03:37
Billy Webster

Un soldado revisaba cosas en una taquilla. Estaba en la cama de al lado de Kendrik, y no pudo evitar mirarle. Su mirada se cruzó un momento con la de Jackson, y pudo ver que Kendrik tenía aquel brillo en la mirada, un brillo especial.

-¿Vaya mierdad, verdad? -dijo en tono confidente cuando Jackson se alejó.

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29/09/2009, 08:30
Maggie Fitzgerald

Señora, empezó Maggie con decisión, señalando a la otra chica. Esa compañera tiene mala pinta. Le he tomado el pulso y ahora mismo tiene arritmia; si es un golpe de calor habrá que correr, y si va a peor le va a dar un infarto aquí y ahora.

Y permanece firmes ante la oficial, una vez dada la explicación.

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29/09/2009, 16:19
Tyrone Jackson

Me dirigí a la ducha mientras mi ropa iba soltando barro acumulado en la pista de obstáculos. Tuve suerte, ya que otros reclutas iban rebozados en aquella mierda hasta las orejas y habían recibido las especiales atenciones de los "sombreros" con cada caída, cada patinazo y cada cosa que ellos consideraran una cagada.

Tras la ducha me sentí mucho mejor. Me dirigí al catre y me tumbé para descansar un rato tras llevar la ropa sucia a la lavandería. Parecía que una piara de cerdos la hubiesen pisoteado, olía mal y tenía peor aspecto, así que mejor pasarla por la lavadora para tenerlalista para la próxima sesión de tortura. Al tumbarme sobre el colchón observé que ahí estaba el recluta Kaczynski, ordenando sus cosas, indiferente ante los demás. Parecía el típico blanquito perdido, carne de colegio mayor jugando a los soldaditos; pero por lo menos era discreto y no daba la nota como algunos otros que no hacían más que cagarla.

Aunque no tenía ningún motivo, hacía días que no hablaba con nadie. Me había hartado de gritar "Señor, sí, señor", pero ni una sola charla convencional. Crucé los brazos, a modo de almohada, bajo mi cabeza.

"-Eh, recluta.... - dije - te llamas Kaczinsky, ¿no? - interpelé para romper el hielo - ¿Eso es ruso? - pregunté esgrimiendo una discreta sonrisa."