Partida Rol por web

Las ultimas semanas habían sido bastante tranquilas, Justo cuando James comenzaba a acostumbrarse a tanto esfuerzo físico, cuando aquello dejaba de molestarle, fruto de tanto entrenamiento, volvieron a la teoría, mas uniformes y reglas de manual. Todo en aquel lugar es completamente molesto, intencionalmente molesto, al menos para James, aunque lo disimule todo el tiempo y haga lo que le ordenan sin mas.

Sin embargo, la hora de la verdad finalmente llega. Ahí se encuentra, con todo el equipo, con todos aquellos fardos de reglamento, dispuesto a comenzar la ultima prueba, aquella que decidirá si finalmente podrá lograr su objetivo o de lo contrario todas aquellas semanas habrán sido un completo desperdicio.

Aquella prueba es difícil, pero no puede permitirse fallar, no después de haber llegado tan lejos. Sabe que tiene que mantenerse firme y concentrado, seguir adelante, y, sobre todo, y eso es algo que a aprendido en esas semanas, y posiblemente lo mas importante, tiene que confiar en sus compañeros. Ya es parte de un equipo, o algo parecido, y tendrá que estar codo a codo con ellos para conseguir el éxito. Aquello es lo único que a aprendido en aquel lugar y que realmente cree útil y positivo, tan solo lamenta los fines para los cuales se transmitan aquellos valores...

Pero no tiene tiempo para analizar todo aquello, no aun, aquello no termina, si no que recién comienza.

Presta atención al recorrido antes de comenzar. Al menos la primera parte, y toma aire. Aquellos días van a ser difíciles, pero, como ya se a dicho muchas veces durante el entrenamiento, no se puede permitir ningún error.

Primero las trincheras, arrastrándose sobre el polvo mientras las primeras gotas de sudor caen sobre su frente, en búsqueda de munición, agua y raciones. Aquello le resulta sencillo y rutinario, definitivamente solo para hacerles entrar en calor.

Luego trepar, siguiendo con la rutina de precalentamiento. Ya habían hecho ese tipo de ejercicios, por lo que no le preocupa esa parte. Un tipo llamado Fendrew, mayor que él, con el que casi no había hablado (aunque no había hablado mucho con nadie), pero del que había oído y visto algo, un buen tipo aparentemente, le ayudó a subir con facilidad uno de los muros, cosa bastante complicada de hacer con todo el equipo, aunque lo podría haber hecho solo, el sentido de ese ejercicio era el trabajo en equipo, por lo que no rechazo aquella ayuda.

Luego mas obstáculos, como si todo aquello fuera un entrenamiento mas, uno de tantos otros que había hecho. Las cuerdas fueron un tanto complicadas, pues le resulta un poco difícil moverse con tanto equipo, aunque no puede evitar lanzar un comentario en respuesta a las palabras de Fendrew, aun cuando todavía le falta la mitad del recorrido.

- Estoy seguro de que me esta esperando ahí abajo... deseando que caiga en sus brazos – dice dibujando media sonrisa, aunque de manera entrecortada mientras pasa por aquel tramo, hasta llegar finalmente a la “zona segura”, en la cual tendría que patrullar. Por lo menos podría tomar algo de aire entonces... aunque por otro lado, sabe que en ese momento comenzará la prueba realmente, o al menos eso presiente.

La penúltima semana fue, sin duda, la mejor del entrenamiento, se hizo corta, quizás demasiado corta. Disparando y probando todo tipo de armas y municiones. Aunque ninguna se le dio tan bien como el M16 (con el que ya tenía cierta práctica), demostró una competencia más que apta disparando. Aunque claro, aquello solo eran monigotes fijos en un campo de tiro. Disparar contra un objetivo que no solo se mueve, sino que trata de evitar tus balas mientras te dispara no iba a ser, ni de lejos lo mismo. Joder, debería haber un entrenamiento para eso, quizás con balas de pintura... Sea como fuere, pasó rápido, demasiado. 

Poco a poco empezó a conocer a más gente, aunque solo fuera de lejos. Ese tarado, que luego resultó ser un puto irlandés de mierda, ese Fendrew, que por algún motivo tenía algo personal con él. Pues de puta madre, peor para él. Luego estaba ese universitario enclenque, que fallaba a la primera en casi todo lo físico, aunque debía reconocerle una insistencia poco menos que ejemplar. Otros habían abandonado, otros mejores que él. Y luego estaba Jackson... El puto negro cabrón, el ojo derecho del Sargento... Por algún motivo, Cobb estaba emperrado en que rompieran la animadversión. "Sencillo" pensaba Jonathan "Déjeme que le pegue una patada en los huevos con mis botas reglamentarias, y lo vuelvo blanco del golpe". No obstante, el ser marine era algo que estaba muy por encima de machacar a un negro. Eso, quizás después. Por ahora, fingía un falso compañerismo cuando el sargento de artillería miraba, y eso era más que suficiente. 

A la semana de prácticas de tiro, le siguió otra, la más dura. Arrastrarse por el barro, comer raciones de campaña... Cada comida de aquellas asquerosas raciones le hacían añorar las generosas comidas de la vieja granja de la familia. Aquello si que era comida, y no la mierda de las raciones. Como tantos otros, aprendió a "sobrevivir" (pocas cosas que no supiera ya), a dormir a la intemperie, y a... Desenvolverse en terreno de combate. En cualquier caso, fue más duro que correr sobre neumáticos, trepar muros, correr, hacer flexiones o disparar a monigotes, aunque, como antes, nada que Jonathan no pudiera superar. No fue sencillo, pero no fue imposible. 

Y al fin, la prueba de fuego, lo que les daría o no el rango de marines. Escuchó con atención las instrucciones.

"Actuaréis en equipo, ayudándoos los unos a los otros. No importa el color de vuestra piel, vuestro credo o religión. Aquí todos seréis hermanos de trinchera"

Se gravó bien esa parte. Debía confiar en que los demás le cubrieran, y él debía cubrir a los demás. "Como un equipo". Fantástico, no tenía problemas en cubrir a nadie, siempre y cuando le cubrieran a él. Un equipo, bien coordinado. "Y no hermanos de trinchera". Como no, le tocó hacer los ejercicios con Jackson, ese negro hijo de puta. De nuevo, le tocaba aguantar. Tomó aire, y se lanzó ha hacer el circuito. 

Las trincheras y el alambre de espino no fueron ningún problema, nada que no hubiera hecho antes. Por el camino, recogió algunas raciones, agua y munición. Eso solo podía indicar que aquello solo era una pequeña prueba de lo que estaba por venir. Algunos muros, que pudo saltar sin problemas, y unos obstáculos de dos metros, por parejas. Y él con Jackson. "Como no... Joder" Jonathan casi no pudo evitar soltar el "Joder" en voz alta, pero se lo calló a tiempo. Únicamente suspiró. Observó el muro unos momentos, y se lanzó. Costó, pero lo trepó. Difícil quizás, pero no imposible. Fendrew había dado la mano al chaval enclenque, y Cobb estaba mirando, seguro. Y en ese momento, y reprimiendo una expresión de asco, hizo algo que nunca jamás se hubiera imaginado. Le tendió la mano a Jackson. "Eso le encantará a ese cabrón de Cobb". Ese negro podía hacerlo solo y de sobras, y probablemente, ese gesto le daría casi el mismo asco, pero... Todo fuera por ser un marine. 

-Vamos.- Dijo, únicamente, tendiendo la mano a Jackson. Superaron los obstáculos sin problemas, y luego vino el cable. Equilibrios, eso ya no se le daba tan bien, y de hecho más de una vez estuvo casi a punto de caerse, pero lo superó. El circuito acabó. Ahora estaba en una zona tranquila, que debía patrullar. "Seguro que la tranquilidad dura poco..."

Instrucción. Teoría. Práctica. Una y otra vez. Una y otra vez. Correr. Obstáculos. Combate cuerpo a cuerpo. Lo repetimos hasta que se convirtió en algo natural. Ya nadie miraba la bayoneta esgrimiendo una mueca de rechazo y el M16 se había convertido en nuestro mejor amigo. El entrenamiento en la recta final de nuestro adiestramiento como Marines limó los últimos detalles y convirtió en habitual lo excepcional. Me atrevería a afirmar que ninguno de los reclutas era ya la misma persona que se bajó de aquel autobus y se plantó en la calzada de huellas amarillas. Los sombreros nos habían inculcado mentalidad de Marine; y los que no conseguían adaptarse hacían el petate y a la puta calle.

Más o menos todos nos conociamos. No en profundidad, ya que a pesar de todas las horas que pasábamos juntos, resultaba increíble el poco tiempo que teniamos para nosotros. Muchos se dedicaban a la lectura, a escuchar música o a escribir a la familia. Otros practicaban algún deporte o seguían machacándose en el gimnasio. Collins, un tipejo sonriente procedente de Las Vegas, montaba timbas de póker y desplumaba a todos los ilusos que caían en sus redes. También estaba un chicano, Vazques, que tartamudeaba cuando se ponía nervioso, pero al hijo de perra se le daba de puta madre el M16. Fendrew, un irlandés medio tarado - como todos los irlandeses - que tenía orgullo y cojones a prueba de bombas. Webster, el paleto subnormal que hacía buenas migas con el sureño Kendrik. Vaya par de capullos. Y también había unos cuantos hermanos. Paradójicamente no confraternicé demasiado con ellos. Ellos iban a lo suyo y yo a lo mío.

Supongo que habría alguien que hiciera amigos, pero ese no era mi caso. A estas alturas todos sabían que su "guión" era un negro neoyorquino que había pasado demasiados años entre pandillas. Y al final me acostumbré a que me miraran de forma distinta y a  que Cobb me usara como referente. Al principio pensé que eso era un montón de mierda, pero me adapté y lo hice lo mejor que pude. En ocasiones dejándome el culo durante la instrucción para dar ejemplo, otras veces zanjando disputas en el barracón entre reclutas antes de que algún sombrero asomara la cabezota y nos obsequiara con un extra de flexiones. Supongo que eso y que de vez en cuando se quedaran mirando todas cicatrices de balazos que tengo en el cuerpo les invitó a respetarme. No es fácil para un negro conseguir algo así. Pero en los Marines todo es distinto, quizá por eso Cobb me dejó entrever que si completaba la formación con éxito me podría ganar el privilegio de graduarme como Cabo.

El crisol llegó. El tramo final. Cara o cruz. De ahí tenías que salir hecho un Marine o te ibas a tomar por el culo. Tres días de simulación real de maniobras de combate. El todo o nada que determinaría quien merecía servir en nuestro amado Cuerpo de Marines y quién era un carbonillas.

A las 05:30 horas, formados y equipados, empezó nuestro último reto antes de graduarnos. La hora de la verdad. Primero un circuito de trincheras, alambre de espinas, barro y muros. Teniamos que recoger el material que iban a usar durante aquellos tres días: agua, munición y raciones MRE. Sin dudar y acostumbrado al papel de guión comencé a recorrer el terreno a paso ligero, con constancia per sin agotarme. Quedaba mucho por delante y dosificarse era importante para llegar al final. ¿De qué coño servía recorrer el primer tramo como un puto galgo si luego acababas resoplando y tirado en un charco de lodo? Luego los alambres de espino, moviéndome como nos habían enseñado, sin perder la calma y finalmente los muros bajos, que constituían un verdadero rompepiernas.

Aquí no se trataba de superar ningún record. Aquí contaba la hermandad. Un Marine cuenta con sus compañeros. Los hombres mueren, el Cuerpo de Marines prevalece. Y en combate el individuo no es nada sin sus compañeros. Esta era nuestra última lección.

Y qué puta es la vida y sus lecciones... tras recoger las raciones MRE, el agua y las municiones me asignaron a Kendrik como compañero de baile. ¡Qué putada! - pensé mientras tenía la sensación de que Cobb se estaba partiendo el culo de risa tras ponernos juntos expresamente. Pero sabía el por qué de esa elección. Kendrik era un capullo y un racista de mierda. Pero mi vida iba a depender de él, y la suya iba a depender de mi. Si por prejuicios la cagábamos, moriría gente. Y un Marine no se muere si no le dan permiso para ello.

Así que sin dudarlo iniciamos el tramo de obstáculos. No eran imposibles y me veía capaz de superarlos, aun con toda la carga del equipo. Dejé que Kendrik tomara cierta ventaja, que se sintiera libre de tener la iniciativa. Llegamos a los obstáculos, él se encaramaba mientras yo le empujaba y él me tendía la mano para que yo subiera. ¿Podríamos haberlo hecho solos? Sí. Sin duda. Kendrik era un capullo, pero no acostumbraba a fallar en nada. Yo tampoco. Pero estábamos ahí para aprender a colaborar, a ser un equipo, coordinados y vigilando nuestros respectivos culos.

Tras superar los cables, llegamos a una parte supuestamente menos accidentada en la que debiamos simular estar de patrulla. Lo de antes no fue nada, solamente más de lo mismo. Ahora empezaba la parte importante...

La patrulla la formaron los cuatro soldados, con el guión al frente. Avanzaban vigilando, guardando cierta distancia entre unos y otros, apuntando recelosos. Entonces, un explosivo simulado explotó cerca de Kendrik, levantando una columna de humo. Se escucharon sonidos de disparos reproducidos desde la posición del este, tras unos obstáculos. Tras ellos aparecieron unos cartones blancos que simbolizaban enemigos, que aparecían y se agachaban sincronizadamente con los sonidos de disparo.

La voz de un sargento instructor resonó, y el tipo salió de entre unas matas. Acojonaba más que los monigotes, sin duda.

-¡Tú, al suelo! -dijo, señalando a Kendrik- ¡Estás muerto!

Miró a sus compañeros.

-Reclutas, respondan a la amenaza y pónganse a salvo. ¡Y no se dejen a su compañero! Muerto o vivo, los marines no dejan a nadie atrás.

Hacia el lado opuesto de la emboscada, había una arboleda y una zanja que podía servir de trinchera. Estaba como a unos 50 metros de aquella posición.

- Me cago en la puta... - susurré desde mi posición de cuerpo a tierra - ¿Ahora tenemos que cargar con Kendrik el resto de la prueba? - pregunté antes de asomarme y disparar tiro a tiro contra dos de aquellos "enemigos" - Yo lo llevo, - sentencié colgandome el rifle a la espalda - vosotros cubridnos. - terminé por decir echandome a Jonathan a la espalda y esperando a que Jackson y Kaczynski comenzasen el fuego de cobertura, antes de empezar a correr esos 50 metros y corrí mientras escuchaba los disparos, como si me persiguiese el mismo puto demonio.

Jonathan obedeció, tirándose al suelo y quedándose quieto, pero sin perder el arma. Aunque "ayudó" en lo posible a Fendrew, siguió haciendo de peso muerto. Parece que haría más bien poco, al menos durante ese ejercicio. Estaba muerto... 

-No ha sido idea mía...- 

James continua la patrulla con su pelotón, alerta, esperando una sorpresa en cualquier momento,cuando todo aquello comienza

Instintivamente se pone cuerpo a tierra al oír el primer estruendo, apuntando con el arma hacia la dirección desde la cual provienen, como si intentara buscar cobertura, aunque ignorando el hecho de que en aquel lugar no la hay, salvo por la hierba que asoma frente a él y por la cual puede ver a sus “enemigos” disparando sobre su posición.. El verdadero entrenamiento comienza, justo como esperaba, y ya tienen una baja.

Escucha las indicaciones de Fendrew mientras mira hacia el frente, tratando de localizar a los enemigos mientras desliza el dedo indice por sobre el gatillo del rifle, casi de manera instintiva. Se habría ofrecido a llevar él mismo a su compañero, pero sabe que no es la persona mas fuerte del grupo, por lo que permanece en silencio y se dispone a prestar fuego de cobertura, asintiendo a Fendrew con la cabeza.

Inmediatamente se pone de cuclillas y apunta al grupo de del bosque, aquel desde el cual provienen los disparos, y dispara una ráfaga de cobertura.

"- ¡¡Me cago en la puta!! - mascullé con la boca llena de polvo tras lanzarme cuerpo a tierra." Iba en cabeza, atento a mi alrededor, guardando la distancia adecuada con el resto de los miembros del grupo y de repente sonó una explosión, se levantó una cortina de humo e instintivamente me lancé al suelo fuera del sendero. Se escucharon disparos y vi de reojo las siluetas de los monigotes blancos, pero no tuve tiempo ni de estornudar. Acto seguido se escuchó a uno de los sombreros recién salido de unas matas. Kendrik estaba muerto y se nos ordenaba hacer frente a la emboscada, buscar refugio y llevarnos al soldado caído.

No muy lejos se alzaba una arboleda y justo al lado discurría una zanja que podía ser un buen lugar en el que cobijarse. Me incorporé un poco, mirando a mi alrededor, permaneciendo de rodillas a la espera de que aparecieran los monigotes. Fendrew se ofrece a arrastrar a Kendrik y Kaczynski se adelanta un poco para establecer una ráfaga de cobertura hacia la zona de la que procedían los disparos.

Cuando Fendrew logra cargar con Kendrik le hago una señal para que avance detrás de nosotros hacia la zanja. Lo arrastra con dificultad, a pesar de que el cuerpo no es realmente el de un cadáver. Miro a mi alrededor, pensando que quizá el primer envite haya sido una distracción y que la emboscada pueda proseguir con un ataque desde otro punto.

"- ¡Kaczynski! - le susurro - ¡Ráfagas de 3! ¡Asegurando blanco! - acabo sugiriendo en vista de que si nos ponemos nerviosos y abrimos fuego de cobertura sin cierto sentido acabaremos desperdiciando munición para nada."

En cuanto veo que Fendrew supera nuestra posición llevando a Kendrik, le hago una señal a Kaczynski para avanzar cubriendo nuestro trayecto. Presto atención con todos los sentidos alerta. Fluye la adrenalina y eso me hace sentir de puta madre....

- ¡Entendido! - responde a la indicación de Jackson, por sobre el sonido de sus disparos. Una vez Fendrew los deja atrás, acercándose a la zona mas segura, James comienza a caminar hacia atrás, de espaldas y de cuclillas, disparando de manera mas pausada, intentando dar a alguno de los blancos, cubriendo a quienes están detrás de él.

Acompaño en la cobertura a Kaczinsky, avanzando a paso ligero con el cuerpo encorbado y sujetando con firmeza el M16. Cuando escucho algún ruido o veo algo moverse adopto rápidamente la postura agachada para ofrecer un blanco menor y estabilizar mi posición de disparo.

Aun así, no me demoro. Avanzo con todos los sentidos alerta, vigilando que no nos cacen por la retaguardia y asegurándome que en la zona de la zanja en la que queremos refugiarnos y hacia donde se dirije Fendrew cargando a Kendrk no nos aguarda ninguna otra sorpresa.

Cuando veo que el irlandés ya está cerca de la zanja para tomar cobertura, decido que nuestro culo también estará más seguro ahí debajo e insto a Kaczinsky a darnos prisa:

"- ¡Vamos!, ¡vamos!, ¡vamos! - le grito a James"

Los marines se replegaron despacio, disparando a los enemigos que iban apareciendo. El sargento les miró en silencio, satisfecho. Parecían jodidos profesionales. Tan solo Fendrew, que se dió cuenta de que subir casi 100 kilos a pulso con lo que llevaba encima era imposible, el resto fue eficaz y rápido. Al final, el de San Francisco arrastró a Kendrik por las asas de su mochila, y le resultó mucho más fácil transportarle hasta la seguridad de la trinchera.

El siguente escollo, fue la llamada "batalla del bosque de Belleau". Todas las pruebas tenían el nombre de alguna batalla famosa donde estuvo involucrado el cuerpo de marines, o bien recibía el nombre de un galardonado por la medalla de honor del congreso. El sargento Cobb les habló, al borde de una pista de obstáculos:

-Esta es quizá la prueba más determinante del Crucible. Tendréis que trabajar en equipo, os guste o no. La misión es pasar con vuestros suministros y munición de un lado a otro de este circuito de obstáculos. A veces se os pedirá que no toquéis el suelo, y en otras ocasiones podréis hacerlo. Estad atentos a las indicaciones de los sargentos.

Miró a Jackson.

-Guión. Lleve a sus hombres al otro lado. Buena suerte.

Llevaban encima una caja de munición, bastante pesada, además del equipo propio. Tras andar unos metros, se encontraron con el primer obstáculo: un muro de unos tres metros y medio, vertical y muy resbaladizo. Ni cuerdas, ni asideros ni nada parecido. Tendrían que currárselo para cruzar.

EDITO

Maggie puso las manos para ayudar a subir a Martha, y luego hizo fuerza hacia arriba. Después, con un saltito, se izó hasta arriba del obstáculo.

Después, cruzó por debajo de los cables con soltura.

Todo ello sin perder de vista a la otra pareja de reclutas, por si tenían problemas.

Después, dispuso la patrulla con ella misma en punta, Janet en retaguardia, Martha vigilando el flanco derecho y Chloe el izquierdo.

Chicas, vamos a abrir bien los ojos y a salir hoy de este campo como las cuatro zorras más astutas de la puta compañía. ¿Estáis conmigo?

Maggie superó los obstáculos con cierta holgura, demostrando que el entrenamiento había servido para algo más que para conseguir una banderita que pasear por acá y por allá.

-¡Hurah! -exclamaron ante lo que dijo.

La patrulla la formaron las cuatro recultas, con Maggie. Avanzaban vigilando, guardando cierta distancia entre unas y otras, apuntando recelosas. Entonces, un explosivo simulado explotó cerca de Janet, levantando una columna de humo. Se escucharon sonidos de disparos reproducidos desde la posición del este, tras unos obstáculos. Tras ellos aparecieron unos cartones blancos que simbolizaban enemigos, que aparecían y se agachaban sincronizadamente con los sonidos de disparo.

La voz de un sargento instructor resonó, y el tipo salió de entre unas matas. Acojonaba más que los monigotes, sin duda.

-¡Tú, al suelo! -dijo, señalando a Janet- ¡Estás muerta!

Miró a sus compañeros.

-Reclutas, respondan a la amenaza y pónganse a salvo. ¡Y no se dejen a su compañera! Muerto o vivo, los marines no dejan a nadie atrás.

Hacia el lado opuesto de la emboscada, había una arboleda y una zanja que podía servir de trinchera. Estaba como a unos 50 metros de aquella posición.

Clavé una rodilla en el suelo, mientras entrecruzaba los dedos de mis manos para que apoyasen el pie. - Coged carrerilla, - les dije apoyando la parte baja de mi espalda en el muro para tener un punto de apoyo - os impulsaré y que el último me tienda la mano. - sentencié preparandome para recibir el peso de mis compañeros y levantarlos durante un corto periodo de tiempo.

-Es un alivio saber que tengo siete vidas.- Dijo Kendrik, dibujando una media sonrisa irónica en su rostro, mientras tiraba hacia atrás. Fendrew se apoyó en el muro, para darles impulso. Primero fue el universitario, luego Jackson, y luego él. Flexionó ligeramente su cuerpo, para salir esprintando. Apoyó su pie sobre las manos del irlandés y cogió impulso para saltar. Un salto perfecto. Una vez en lo alto, se apoyó sobre una rodilla y tendió su mano para que Fendrew subiera. 

-Vamos, va.- 

Tras la escaramuza de la zanja, Cobb nos indica el siguiente ejercicio de simulación. Se trata de recorrer una zona con obstáculos cargados con suministros según vayan indicando los "sombreros" y la clave está en actuar coordinados. Tras la experiencia previa pienso que además de enfrentarnos a los desafíos que supongan los obstáculos nos tendrán preparada alguna otra sorpresa como la emboscada de la zanja y así se lo hago saber a los reclutas del grupo mientras me dirijo hacia el primer punto que me indica Cobb.

No tardamos en encontrarnos un muro de tres metros y medio sin asideros y bastante resbaladizo. No tenemos cuerdas, ni poleas, ni mosquetones, así que la pared tendrá que ser superada ayudándonos a encaramarnos a la cima. Fendrew es el primero en adelantarse y colocarse en posición para servirnos de escalón. Aun así tengo claro que con todo lo que llevamos encima va a ser complicado.

Aun así, tomo una corta carrerilla de un par de metros y con decisión me impulso sobre el irlandés para encaramarme a la cima del muro. Me sujeto y cruzo las piernas, quedándome sobre la cima como si estuviera sobre una silla de montar a caballo.

Finalmente es Fendrew quien hace su intento. El tío ha cumplido lanzándonos para facilitarnos trepar por esta mierda de pared, pero cuando él lo intenta las condiciones del suelo y el muro le hacen resbalarse. Por suerte los esfuerzos de Kendrik tienen su fruto y el irlandés logra sujetarse y finalmente superar el muro.

Corrían hacía mí cargados con todo el jodido equipo de campaña, casi 35 kilos de mochila y utiles para la guerra. Cuando apoyaban el pie en mis manos, la suela de la bota parecia abrasarme las palmas de estas. Pero con una mueca de dolor, que me hacia mostrar los dientes y mi par de cojones irlandeses, los impulsaba hacia arriba, observando que se agarrasen y pasasen al otro lado. Kendrik fué el último, me costó levantarlo un poco menos que a Jackson - que era más grande - y mucho más que a Kaczynski que era el menos musculoso. Pero si pude con Jackson, podía con él, se encaramó y me tendió la mano para que subiese.

Cogí carrerilla, igual que ellos y salté antes de agarrarme a su mano y empezar a trepar, sin embargo el jodido peso del equipo me impidió ascender con facilidad por la pared, mis botas resbalaban y mis manos empapadas en el mismo liquido, se deslizaron entre los dedos de Kendrik mientras espeté un - ¡Mierda! - pero me agarré con fuerza como si me fuese la vida en ello, ascendí con dificultad hasta llegar arriba y sonreí a Kendrik.

- Gracias. - le dije, dejandome caer tras el obstaculo.