Partida Rol por web

Mientras Selena, se quedaba con los críos y custodiaba al prisionero que quedaba, Kahara fue a investigar, junto con Arso que las habitaciones que faltaban por mirar.
Mientras tanto, Querelar se deslizaría a la pasarela, que se dirigía hacia el supuesto escondite de Lamm y miraría si era segura para sus compañeros, bajo la mirada atenta de Corvo y Rauko.

Arso no estaba muy de acuerdo en separar el grupo, pero sus quejas se quedaron en el aire, cuando sus compañeros se pusieron en movimiento.

Kahara y Arso, van a hacer un vistazo rápido a las habitaciónes, que faltan por mirar, para ver que no se dejan enemigos a la espalda.

6. El despacho de Yargin: Hay un escritorio de madera en un rincón de esta habitación, cuya presencia evita que la puerta occidental se abra por completo. La mesa está cubierta de docenas de pizarritas con textos garrapateados a tiza, mientras que al oeste un armario se encorva contra la pared.
Éste es el despacho de la pesquería. Las pizarras de la mesa contienen anotaciones de transacciones, direcciones de clientes y otros apuntes contables. Se necesitaria algo de tiempo para poder mirar bien esta documentación, pero con un vistazo rápido, no veís nada raro en ella.
Aparte de esto, no veís nada más...

5. Camaretas: Un par de literas ocupan la pared opuesta de esta habitación, a uno y otro lado de una ventana asegurada con tablones.
Parecen unas simples habitaciones, y no hay nada que os llame la atención. Uno de los niños, comenta que esa habitación, es la que utilizaban los secuaces de Lamm para descansar.

Querelar, se dispone a descender, bajo la mirada atenta de Corvo y Rauko. La zona está muy oscura, pero con una antorcha, se puede ver lo suficiente.

Ahora que se ve mejor, podéis divisar varias sombras de peces de gran tamaño, nadando entre los pilares. Rauko los reconoce inmediatamente como Tiburones Rompecabezas, y os explica lo que sabe de ellos:

- Los tiburones rompecabezas son una raza común en las aguas de la costa suroriental de Varisia, y particularmente en las Ciénagas Espesas. Conocidos por sus marcas distintivas, su piel moteada y su feroz temperamento, los tiburones rompecabezas son capaces de vivir en agua dulce igual de bien que en agua salada, y a menudo remontan los ríos o las profundidades de las Ciénagas Espesas en busca de comida. Si cae alguien al agua, se lanzarán a por él y no dejarán de atacarle. Si se les deja tranquilos, seguramente no sean un problema.

- Kahara, confio en que controles tu ira. Los deseos violentos, traen fines violentos, y quien a hierro mata a hierro muere.

Controlate.

Gracias a la luz de la antorcha, el joven pudo ver las figuras que nadaban en el agua.

-Ostias. Putos bichos. El agua está llena de tiburones.- Dijo mirando al resto.- No me entusiasma el bajar ahí abajo. Que no tiene que pasar nada si se anda con ojo... pero claro, tan cerca del agua la pasarela está empapada.

Miró al resto.

-Mejor bajar cuando podáis estar pendientes del descenso y quitar de en medio los peces esos por si resbalo.

Dicho esto se incorporó para terminar de dar un vistazo al resto de la construcción con el resto, para terminar cuanto antes con el registro.

A pesar de que nunca antes había visto a semejantes criaturas, la barbara si había oído historias de los marineros de lo voraces que podían ser esos seres. La idea de un encontronazo con los tiburones lo le hacía ni pizca de gracia.

-Quizás podríamos usar los ganchos que usaban los críos para pescarlos y sacarlos del agua o tal vez si les tiramos algo de "cebo se entretengan" y no reparen en nosotros. Tenemos dos cadáveres a los que podemos dar buen uso.

Cuando Arso le pasa la cuerda la ata a su cintura sin dudarlo.

- Me parece una buena idea usar carnaza...- Corvo no era un experto en temas animales y mucho menos una eminencia naturalista sobre el ciclo vital de los escualos, pero tenía entendido que un tiburón bien alimentado no solía atacar a los humanos y que en muchas ocasiones, sus ataque se debían a confusiones pues pensaban que atacaban a delfines cuando en realidad atacaban a marineros que caían al mar... - Usemos los cadáveres, cuando estén devorándolos, bajaremos.- dijo convencido. - Si queréis puedo abrir la marcha...

-Si alguien te ofrece su ayuda, creo que lo más educado es aceptarla. Y estos dos caballeros- dijo el brujo señalando de manera distraída a los dos cadáveres sanguinolientos- se mueren de ganas de ayudarnos... Creo que efectivamente, si los usamos de señuelo dejarán tranquilo a nuestro aguerrido explorador.

Acto seguido, Rauko se asomó para observar detenidamente a los tiburones.

-Si eso fallase, puedo intentar dormirlos. No será mucho tiempo pero...¿se podrían llegar a ahogar? ¿Realmente les afectaría? -sus rasgos se iluminaron mientras sopesaba posibles teorías - Hmm...desearía tener más tiempo para trastear con ellos...

Arso miro al agua con aprensión.

- ¿nos ataremos con cuerdo por si alguien resbala no?

Los tiburones rompecabezas, como son conocidos, parecen bastante amenazadores, y comenzáis a trabajar en vuestro plan, para ganar tiempo y poder pasar por la pasarela, mientras están entretenidos, dándose un banquete con el cebo improvisado.

Los niños que quedaban, aterrorizados por la escena, salen corriendo, no vaya a ser, que no tengáis cebo suficiente y penséis en ellos.

Una vez troceado adecuadamente el cebo improvisado, empezáis a lanzar trozos un poco alejado de la pasarela, y acto seguido, comenzáis a bajar uno a uno a la pasarela.

Querelar, va en cabeza, mirando si hay trampas o peligros en el camino, pero al parecer el terreno está despejado.  Llegáis a la puerta al final de la pasarela, es muy pequeña y está cerrada, pero a priori no tiene ninguna trampa.

El cebo improvisado, no creéis que dure mucho tiempo, ¿? que hacéis?¿

Poco a poco descendieron por las escaleras hasta llegara a la humedecida pasarela de madera hinchada. La imagen era realmente curiosa, pues allí se encontraban ellos atados por la cintura a una soga con miedo de caer al agua. Mientras los tiburones de cabeza moteada se daban un festín con los trozos de los secuaces asesinados por Kahara, Querelar se dedicó a estudiar la pequeña y estrecha puerta que tenían frente a ellos. 

Tras unos minutos, aseguró que no existía peligro en abrirla y proseguir... ¡¿Quién sería el primero?!

- ¡¿Si queréis puedo abrir la marcha?!- preguntó a la espera de que todos los integrantes del grupo estuvieran de acuerdo.

La idea de estar en ese lugar no le parecía nada agradable así que o se daban prisa en abrir aquella puerta o ella misma tiraría esa puerta abajo.

-Puedo pasar yo primera, creo que podré encajar mejor los golpes que tu. Pero si no está abierta quizás nuestro hábil amigo pueda obrar algo de su magia.

El joven percibió como algunos de los compañeros se pusieron a despedezar el cuerpo del orcoide y del gnomo para usarlo como cebo... pensado fríamente paecía una idea práctica; pero totalmente carente de humanidad y escrúpulos. ¿De dónde han salido estos pobres diablos? En cualquier caso el tiempo apremiaba, con los peces distraídos, era momento de ponerse en marcha.

Tras el examen de Querelar, el joven se dispuso a trastear con el cerrojo* para abrir la puerta. Pero pornto notó a la gente intranquila detrás de él.

-Aguardad, ahora abro la puerta y os doy paso dentro.- Y con un gesto de la mano les indicó que no se acercaran demasiado.- Dadme aire para trabajar, no me gusta tener gente cerca cuando lo hago.

Dicho esto se pusó con el trabajo de abrir la puerta.

Mientras Querelar jugueteaba con la puerta, Corvo asintió a la robusta semiorco. Ciertamente tenía razón en lo que decía, pero después de ser de poca utilidad en la entrada, su orgullo se sentía herido y no quería dar a entender que se desvinculaba de la misión que estaban cumpliendo.

- Esta bien, Kahara.- le dijo - Pero yo iré cerca tuyo. Lamm es un perro ladino.- afirmó con rabia.

Querelar, consigue forzar la puerta y una vez acabada su parte, deja paso a Kahara y Corvo, para que encabecen el grupo.

Kahara abre la estrecha puerta (tiene 2,5 pies (75 cm) de lado)…

13. La Sala de Juegos: El aire en esta gran sala es frío y apesta a río gracias a una enorme abertura en el suelo que da a la orilla fluvial que está 3 pies (90 cm) por debajo. Diversas pilastras emergen de las aguas para soportar el techo que está a 8 pies (2,40 m) por encima del suelo, con sogas cubiertas de musgo entre ellas. En dos lugares, unos grilletes oxidados cuelgan de las sogas por encima del agua. Dos pasarelas de 5 pies (1,5 m) de anchura cruzan el agujero al otro lado de la cámara, donde hay esparcida toda una colección de armarios viejos, cajas metálicas con cerradura y montoncitos de otros trastos. Bandejas de porcelana desportilladas, una copa agrietada, cubertería de plata deslustrada, un viejo escudo de madera con un virote de ballesta clavado, un yelmo viejo y abollado y otros ‘tesoros’ yacen esparcidos por el suelo a este lado de la cámara. Tres mesas, también cubiertas de trastos, destacan entre tanto cacharro. En el extremo suroccidental, una puerta de madera proporciona acceso a una sección cerrada.

Un hombre que parece más bien un cadáver ictérico y encorvado, con los ojos amarillentos y la piel moteada debido a la edad. Su pierna izquierda tiene una cojera pronunciada, visible mientras camina.

- Mira por donde, la bastarda que cuidaba a la preciosa niña pelirroja, humm que tierna estaba Arya, y que bien me lo pase con ella....pero contigo no seré tan delicado jajjajajaj, La mirada lasciva del viejo hace que te se revuelvan las tripas...

Acto seguido, levanta la ballesta de mano y dispara a Kahara. El virote se clava en el marco de la puerta fallando a su objetivo.

¿Que?... no podía ser verdad, la sola idea la repugnaba. Viejos recuerdos acudieron a la mente de la barbara y durante un instante no era un viejo el que la hablaba si no el chamán orco que tantas vez había abusado de ella durante su niñez. 

-AAAAAARRRRRRRGGG!!!!!! TE MATARÉ!!!!!

El que ese bastardo hubiese echo pasar a su pequeña por aquello, no habría misericordia para ese hombre ni para nadie que lo hubiera permitido.

El desgarbado Querelar aguardó hasta que Kahara y Corvo, quienes iban delante, actuaran, pero no se quedó mucho atrás. Con el arco en las manos, listo y dispuesto.

La venganza que tanto había deseado el espadachín, se le servía en aquel lugar sin oposición. Kahara había salido desbandada dispuesta a romperle la nuez a ese malnacido de Lamm y Corvo no quería quedarse a la zaga. Hoy pagaría todas sus fechorías y delitos. Hoy Gaedren hallaría la muerte, una que deseaba de corazón fuera lenta y dolorosa...

- ¡¡Nada puede salvarte sabandija inmunda!! ¡¡Te vamos a matar hijo de mil demonios!!