Puede que en mi trabajo chupe muchas cosas, pero no precisamente me chupo el dedo... ¿Acaso pensabas que me había creído que volverías con el dinero? - niega con la cabeza de lado a lado sin dejar de mirarle fijamente - Desde que saliste del saloon te he seguido... te he visto en el banco... y te he visto cargarte a aquel pobre imbecil... incluso he visto como te la meneabas hace unos minutos... ¿Satisfecho? Ahora ponte en pie. Coloca los brazos detrás de la cabeza y apártate de esas alforjas.
Una sonrisa ladina se desliza por mis labios. “Vaya, pienso, va a ser más fácil de lo que creía.”
Obedezco, chasqueando la lengua e ironizando:
-Violando la intimidad de un hombre… Eso no está bien, Marie. Aunque me temo que no lo has visto todo. El dinero no está en esas alforjas, amiguita. Así que, o hacemos un trato, o lo estarás todavía buscando cuando mis huesos, asesinado de mí, descollen en este descampado.
Te importa dejar de llamarme Marie? - Ella seguía con el cañón apuntando a Ben. El pulso no le temblaba, era una mujer segura de sí misma, una mujer que tal vez había matado a más de un hombre. Dándose cuenta de que Ben, en parte, tenía razón, parece acceder - ¿Qué tipo de trato?
Mi sonrisa se hace más espléndida conforme voy explicando:
-Ese dinero quema, señorita quienquiera que seas. Lo encontrarán, darán con la pista. Han marcado hasta el último billete, créeme, y tú sola no podrás salir del Estado con él. Por eso, antes de atracar el banco, ya había trazado un plan: arreglé con un tipo los papeles de compra de un saloon en Hadleyville. Tengo un asunto del que ocuparme allí y me dije: “Qué diablos, qué mejor tapadera que un saloon”. ¡Un saloon, Marie! ¡Seamos socios, tú lo regentarás, serás la propietaria si quieres, y yo seré quien se encargue de mantener el orden*! ¿Qué me dices?
*Un sacabullas o bouncer en inglés.
Tirada: 1d100
Motivo: Engañar a la prostituta
Dificultad: 40-
Resultado: 63 (Fracaso)
Lo siento pero no me lo trago.. ahora seré yo quien te haga una oferta... 50% para ti 50% para mi... y seguirás con vida... yo no tengo nada que perder... tú sí
Procuro que el estupor no salga a relucir en mi rostro. “Esta chica, o es más tonta que un chopo, o está dispuesta a matarme sin piedad”, barrunto.
-Lo que quieras, tú mandas. Tan sólo deja que me ponga fuera del alcance de tu revólver y te lo diré –digo, y hago ademán de retirarme fuera del pequeño claro, hacia la protección de unas rocas.
Lilly hace un gesto con la cabeza indicándole que "adelante" que vaya a buscarlo, pero no deja de apuntarle con el arma. Su mirada fría no reflejaba ningún tipo de sentimiento. A pesar de no seguir al hombre en su búsqueda del dinero, su mirada no le perdía de vista, así como el cañón de su revolver.
Trago saliva y retrocedo en la dirección opuesta en la que oculté el dinero, mirando hacia atrás para no tropezar de vez en cuando, haciendo gestos de apaciguamiento en todo momento.
Me sitúo junto a unas rocas. La puta sigue encañonándome, a unos cinco metros de distancia. Ahora llega el momento decisivo: saltar como una víbora y ocultarme detrás de aquel bulto, y escurrirme en la noche. Mis músculos se tensan dispuestos para ejecutar el movimiento.
Tirada: 1d100
Motivo: Destreza x2
Dificultad: 24-
Resultado: 30 (Fracaso)
Ben trata de escabuyirse de un salto tras las rocas, pero su mala fortuna hace que al caer al otro lado de estas, tropiece malgastando unos segundos en arrastrarse tras ellas para poder huir. Casi lo había conseguido, pero esos breves segundos han sido suficientes para que Lilly pudiera dispararle.
La mujer, a pesar de parecer tan fría y tan calculadora, no es tan buena disparando como en un principio pensaba Ben. Lilly acierta a dar a la roca justo detrás de Ben, dándole a éste una nueva oportunidad de alejarse, mientras ella sale tras él.
Tirada: 1d100
Motivo: Bang !
Dificultad: 40-
Resultado: 52 (Fracaso)
-¡Hija de perra! –he exclamado al oír el disparo y sentir cómo la bala impactaba detrás mía, rozando mi espina dorsal.
Ahora, arrastrándome sobre los codos, procuro poner el mayor terreno posible entre esa puta y yo.
Quieto! Eso solo ha sido una advertencia, la próxima no pienso fallar ¿Me has oído cabrón? Alto ahí !
Hago caso omiso de la amenaza y prosigo retorciéndome como una serpiente sobre las peñas, buscando que la nenita confunda mi ubicación. “Ya verás tú, ya, cuando te coja”, es mi salmodia.
Tirada: 1d100
Motivo: Sigilo
Dificultad: 40-
Resultado: 6 (Exito)
Ben consigue esta vez despistar a la mujer, la cual comienza a caminar rapidamente buscando tras las rocas por donde lo había perdido de vista. No consigue verle, comienza a ponerse algo nerviosa y no deja de apuntar con su revolver en todas las direcciones de donde proviene algún tipo de ruido.
Se que estás ahí... no escaparás hijo de perra...
A juzgar por sus juramentos, parece que le he dado esquinazo. Sonriendo maliciosamente, me atrevo a levantarme y apoyar la espalda en una losa. Las sombras me cobijan. Sin embargo, estoy desarmado. La canana y el rifle permanecen junto al fuego, allí detrás, como a unos veinte metros, inaccesibles por tanto. Y si bien a todas luces la salida más segura sea la de seguir huyendo, el deseo de someter a esta mujer, ladina y apetitosa, hace presa en mis mientes. Decido acometer otra estrategia, la de infundirle el pánico:
-¡Betty! –llamo divertido. -¡Betty, ya tengo mis armas! Soy un hombre precavido, y escondí otras junto al dinero. ¡Beetty! Voy a por ti.
Rompo a reír y a continuación, aúllo como un coyote.
Tirada: 1d100
Motivo: Engañar a la prostituta again
Dificultad: 40-
Resultado: 80 (Fracaso)
Lilly no se cree las artimañas de aquel tipo, sin embargo, la locura del hombre la comenzaban a poner algo nerviosa.
Ven a por mi si tienes lo que hay que tener! Ven...
Atrévete a tocarme y te pondré la nariz donde pueda oler tu puto culo.
A pesar de sus afirmaciones, por primera vez notas inseguridad en sus palabras.
No puedo determinar si he logrado engañarla, pero el titubeo en su voz me envalentona. Al tiempo que me desplazo de roca en roca con la cabeza gacha, intentando rodearla, sigo hablando.
-Tenías razón. Lo del saloon era una monserga. Pero es cierto que pienso dirigirme a Hadleyville. Y tú me acompañarás, te daré la mitad de ese dinero para que lo hagas. Pienso que también cubrirá el polvo (decepcionante, la verdad, menos excitante que hacerlo con una vieja con la cadera rota –créeme, sé de lo que hablo-) que echamos. De todas formas, ya no puedes volver a tu anterior trabajo: te vieron aceptándome como cliente y luego desaparecer. Cualquiera puede sumar uno más uno. Y la razón más apremiante, bella putita, es que si no sueltas ese revólver y te alejas de él, te merodearé toda la noche y acabaré rompiéndote el jodido cuello, te lo juro por el alma de mi madre.
Las palabras de aquel loco la hacen reflexionar, en parte tenía razón... La habían visto con él, y justo después desaparecer. Si volvía a ese pueblo, y más, si lo hacía con ese dinero, pronto la relacionarían con aquel tipo.
Intenta mantener la calma, traga saliva, toma aire y vuelve a hablar, tratando de que esta vez su voz no suene tan titubeante como hace unos segundos.
¿Acompañarte? ¿Y qué me hace pensar que no intentarás nada en el camino? He visto lo que has hecho con tu compañero... ¿Crees que puedo fiarme de ti así como así? Vamos... no me tomes por estúpida.