Partida Rol por web

9 de Abril de 1893. Trempealeau.

Joanne grita, tumbada boca abajo, sobre una mesa. Dos hombres la sujetan por los brazos mientras otro se encuentra tras ella con los pantalones bajados. Te encuentras inmóvil junto a la puerta, sin poder hacer nada. Tratas de caminar hacia ella para ayudarla, pero en lugar de acercarte, el suelo se va deslizando hacia atrás muy despacio. Ves a cámara lenta la situación: cada uno de sus gritos de dolor, cada carcajada de los hombres mientras te miran, cada embestida de aquel depravado violando a tu mujer... gritas y desesperas por avanzar pero es imposible. Sus rostros desaparecen y en su lugar aparecen llamas... llamas que poco a poco te rodean envolviéndote entre ellas.

Despiertas sobresaltado mirando angustiado a tu alrededor. Tras unos segundos comienzas a respirar algo más pausado tratando de tranquilizarte. Llevas meses teniendo la misma pesadilla. Al principio la tenías cada noche, poco a poco la frecuencia ha ido bajando. Hacía ya casi 2 semanas que no soñabas con aquel día, pero hoy, de nuevo, ha vuelto a ocurrir.

No consigues dormir, y el resto de la noche la pasas sentado junto al fuego pensando en Joanne, pensando en aquellos hijos de puta, pensando en Parson, en tu venganza... 

Te encuentras a unas 8 millas del centro de Trempealeau, donde has encontrado un pequeño lago y te has detenido a descansar y hacer noche allí. Comienza a amanecer...

Remuevo las cenizas de la hoguera con un palo tiznado y oscurecido, como mi alma. Con un gesto mecánico, me llevo los dedos a los ojos, pro mis mejillas están secas. Las lágrimas que enjugar han dado paso al frío sentimiento de odio. Tuve que sobrevivir, y para ello tuve que reducir a cenizas los diez años pasados. Si hay sombras, hay luz, pero una vez que la luz se ha desvanecido, hay que apoyarse en la oscuridad para conseguir emerger al mundo exterior y servirse de las propias sombras como eje y sentido de tu vida. Miro mi revólver. Está descargado. Lo amartilleo y, con un gesto casi indolente, aprieto el gatillo. El percutor golpea el metal con un sonido seco que perturba la tranquilidad del paisaje indiferente.

Pam, murmuro.

Me pongo en pie. Hay que empezar a moverse; un pie y después el otro, y al final llegaré a alguna parte, que será un paso más cerca de encontrarme con la sombra y declararle mi completo sometimiento. Mientras camino, cargo mi revólver. Seis balas en seis suspiros.

A pesar de que el terreno parecía liso como la palma de la mano, había en él pequeños montículos y zonas boscosas que lo hacían bastante accidentado. Tras caminar las 8 millas que te separaban de Tremoealeau por fin llegas a la ciudad. Lo primero que haces es dirigirte hasta el saloon, en busca de una habitación para pasar al menos esta noche, y mañana... mañana será otro día y ya decidirás qué hacer.

A pesar del ruido proveniente de la planta inferior, donde las risas se entremezclan con las fuertes voces de algún que otro borracho, y de gemidos y chirridos del somier de una de las habitaciones contiguas, Evans consigue dormirse tras unos minutos.

Nuevamente vuelves a soñar con aquel día... Joanne... sus gritos mientras puedes ver como los hombres de Parson la violan. Fuego, llamas... dolor... mucho dolor...

Walter se incorpora en la cama ahogando un jadeo. Su sombrero cae rodando hasta desaparecer fuera de la cama, mientras tirita de frío cubierto de sudor. Debe acabar con esto, y sabe que sólo hay una manera. Abajo, los ruidos se han calmado, con lo que debe ser ya avanzada la madrugada, aunque ninguna luz se filtra dentro de la habitación. Se pasa una mano por la cara e intenta dormir de nuevo. Joanne, murmura, antes de sumergirse de nueo en un sueño inquieto.

Finalmente consigues dormir de nuevo. El resto de la noche no tienes pesadillas, quizás el cansancio haya aplacado tus inquietudes permitiéndote unas agradables horas de sueño.

Trempealeau, 11 de Abril de 1893.

Bien temprano despiertas alertado por unas voces cercanas. Te incorporas en el camastro mirando a tu al rededor durante unos segundos, los justos para reubicarte y recordar donde te encuentras. Las voces parecen venir de la habitación contigua, las reconoces: son Henry, el propietario del saloon, y la mujer de anoche.

Henry: - Te repito que lo que yo haga con mis empleadas es asunto mío y a ti no te incumbe! Tú solo dedícate a trabajar y mantener satisfechos a los clientes!!

Madeleine: - Pero tú estás ciego o qué te pasa? Con esa cría podríamos haber conseguido más dinero de lo que el arrogante de Parson te ha pagado. ¿800$? tan sólo por encapricharse con su nuevo "juguete"? Vamos hombre! Con ella aquí podrías sacarte incluso el doble, son muchos los que pagarían por estar con esa cría y su temperamento, los hombres sois así de retorcidos.. cuanto más difícil y más rebelde, más os calienta la entrepierna, aunque tengáis que pagar por ello para conseguirlo pues de otro modo no...

Henry: - Calla puta! despertarás a los clientes. Este tema está zanjado. Tú dedícate a lo tuyo y no te metas en mis asuntos!

Tras esto último oyes un portazo y unos pasos por el pasillo que van hacia la escalera.

Walter fija la mirada en las grietas del techo. Parson... - murmura entre dientes. Está claro que la zorrilla sabe algo. Es hora de averiguarlo. Sin piedad.

Abre a puerta y asoma la cabeza. El pasillo parece vacío, seguramente pueda llegar a la habitación de Madeleine sin ser visto.

El pasillo está despejado, y ahora en silencio. Tras la discusión mantenida entre la mujer y el dueño del local, todo parece haber vuelto a la normalidad.

Walter avanza con paso seguro hacia la habitación a la que oyó meterse a la mujer. Su mano empuña con firmeza el revólver, sus pies descalzos hacen crujir la madera vieja. Se detiene ante la puerta. una última mirada a ambos lados, un último pensamiento hacia todo lo que habrá de llegar y, centrando la mente en su único objetivo y ocultando el revólver tras la espalda, llama a la puerta.

La mujer abre la puerta mientras coloca sus ropas - ¿Es que no... ? - vocifera mientras abre la puerta callándose en cuanto te ve frente a ella. - Disculpa cielo, creí que eras el estúpido de Henry... - Esboza una sonrisa y continúa hablando mientras te mira de arriba a abajo - Aún es demasiado temprano, no comenzamos a trabajar hasta dentro de una hora, pero... por ser tú... se podría hacer una excepción...

Walter exhibe una media sonrisa mientras se apoya en el quicio de la puerta. Espera que en la oscuridad del pasillo no se pueda ver que sus ojos siguen igual de fríos y calculadores.

Me pareció que discutías ahí abajo. Y que una chica tan guapa como tú no debería pasar sola una noche tan fría.

Permanece esperando la respuesta.

Oh vamos.. - dice haciendo un gesto con la mano frente a ti como quitando importancia al asunto - no hagas caso de nuestras discusiones, es el pan nuestro de cada día... Henry es así de encantador.... pasa... - te invita a pasar a su cuarto haciendo un leve gesto con la cabeza, sin quitar su sonrisa de su rostro. - Aún tenemos algo de tiempo antes de que comience el trabajo.

Walter hace un gesto de asentimiento con la cabeza y pasa a la habitación, quitándose el sombrero para dejarlo encima de la mesa. Pasea una mirada por la habitación, calculando sus posibilidades.

Entráis en el cuarto y Madeleine cierra la puerta tras vosotros. El cuarto es una habitación algo pequeña. Con un camastro en una esquina, junto a la pared de la derecha (según entras en la habitación) con las sábanas bastante revueltas. Frente a la cama hay una pequeña mesa con una palangana llena de agua y una jarra a su lado. Sobre la mesa hay un pequeño espejo colgado en la pared. Al otro lado de la cama, junto a la otra pared (la de la izquierda) hay un armario, cerca de la ventana, y otra pequeña mesita, esta vacía.

Se afloja un poco el pañuelo al cuello. Hay decisiones que hay que tomar con todas sus consecuencias, aunque éstas le repugnen

Siempre he admirado a las chicas capaces de independizarse y vivir por su cuenta. Teniendo en cuenta que una camarera no gana mucho dinero. Finge mirar con admiración la habitación. Debes de administrarlo bien.

Hombre... como camarera lo que se dice camarera... no se gana demasiado, pero digamos que otro tipo de clientes suelen dejar una buena propina. Aunque crees que si realmente tuviese bastante dinero seguiría dedicándome a esto? No cielo, no...

La velada invitacion flota en el aire. Walter se frota la barbilla.

Y esta noche estarias muy ocupada? Porque hay veces que un hombre, solo... Deja que el resto de la frase la complete la camarera. A lo mejor podrias conseguir por fin el dinero suficiente para marcharte de aqui.

Madeleine rompe a reir soltando una carcajara mientras echa su cabeza ligeramente hacia atrás. Cielo, no tendrías suficiente dinero para pagar mi salida de aquí... pero no te preocupes que para ti tendré tiempo esta noche, aunque... por qué esperar tanto? Tan solo acaba de amanecer... - dice acercándose más a ti y jugando con el pañuelo que llevas en el cuello.

Intento poner una cara agradable, ante la perspectiva de un acto que ha perdido todo el significado desde la muerte de Joanne. El cuerpo ajeno se ha convertido en algo sucio y corrupto, y solo acude a mi mente el sabor de las cenizas. En ese momento, me doy cuenta de que no he conseguido que se me pusiera dura. Seria algo que despertaria preguntas, y ello es lo ultmo que necesitaba. Entonces, me imagino una cuerda alrededor del cuello de Parsons, su rostro ensangrentado me mira con horror, y yo me rio y aprieto, y aprieto, y aprieto.

La ereccion se sucede.