Partida Rol por web

-Siganme, vamos a la panza del viejo Walrus.- Pew se dirige a una reducida escotilla rectangular situada en el suelo de la primera cubierta y justo entre dos puertas del castillo de proa señala una antes de descender por la escotilla del alcazár. -Por aquí  hay que bajar a la cubierta de armas, ese es la cocina.-

Al bajar sortean las mesas del comedor y los cañones del Walrus hasta cruzar el cabrestante y enseguida llegan a las hamacas, un poco más adelante se alcanzan a distinguir los camarotes privados para oficiales. -Elijan la hamaca y el cajón desocupado que más les acomode, aquel lugar es para oficiales, por ahora solo está ocupado el camarote de León, o estaba...- El señor Pew se pasa un dedo por el gaznate.

-En cuanto el capitán Flint regrese les mandaremos llamar para la presentación con la tripulación, permanezcan atentos.- les guiña un ojo de manera socarrona y se despide silbando de regreso a la primera cubierta.

-¡Por aquí León!...- El marinero pirata empuja a Leonorilda hacia la tercera cubierta conduciéndola hasta las mazmorras del Walrus en el rincón más alejado de la nave, antes de encerrarla y sin ningún recato le pasa una mano por entre el medio de las nalgas apretando lascivamente las intimidades de la mujer.

-Sabes lo que te espera León... será mejor que te vayas preparando porque seremos cuarenta y dos mástiles que te atravesaremos por todos lados...- De un violento empujón la arroja a aquel sucio y húmedo lugar mientras cierra con candado y cadenas la reja de hierro, al pasar por donde se encuentra el cuerpo desmadejado del gobernador escupe y con un demán les indica a los demás piratas que se retiren a ss actividades, no sin antes sobarse su entrepierna imaginando todo lo que sucederá con la antigua oficial intendente en cuanto se corra la voz entre la tripulación que en esa noche cenarán "Bacalao"*.

El Señor Pew me da las indicaciones del Capitán y asiento conforme, si bien me preocupa que esté aún dando vueltas cuando su cabeza está en juego. Pero cuida de su rebaño y es lógico que lo haga, hay un hombre que no encuentra así que irá por él. Un tanto preocupada por ello, decido finalmente tomar un baño en la tina de mi amado mientras mi cuerpo se resiente por todo lo frenético que ha sido el día. 

No tengo apuro alguno de abandonar aquel baño, así que sumergida como estoy tras lavar mi cuerpo cierro los ojos y disfruto del silencio, del suave vaivén del Walrus aún estando quieto. Lo de Leonorilda también me ha afectado, es que vengo detectando alguna que otra actitud de ella muy sanguinaria y pese a que los piratas en sí lo son, la cuestión es que puede ser preocupante si no se controla. 

          - Esta bien Raya, yo puedo caminar sola hasta allá si me lo permites!   ¿Pero que te ha dicho el capitán? -     Dice Leonorilda atada, mientras que la arrastra el marinero tras alejarse de Flint, se pone nerviosa de camino a las mazmorras y tras ser manoseada tan burda y mórbidamente por Raya trata de armarse de un poco de valor para decirle con la mayor entereza posible, sabedora de su posible destino en cuando quedan a solas:

          - Por favor camarada, téngame un mínimo de compasión por el tiempo compartido ... y yo  .. le aseguro que además de darle mayor placer que a esos otros 41 marineros ... le puedo dar una ambición superior ... que es lo que mas desea en este mundo ... ser rico?    ¿Convertirte en capitán de un barco? -   Leonorilda trató de parecer lo mas convincente y segura posible con su tentadora propuesta, esperando que la ambición del tipo pudiera más que su miedo y sentido común

Una vez a bordo del barco mi expresión cambia y se torna por una auténtica sonrisa. El mar es maravilloso en toda su extensión, y no me gusta vivir demasiado tiempo alejada de él. Inspiro profundamente escuchando algunas gaviotas graznar hasta que me doy cuenta y sigo apresurada al marinero que nos va a enseñar nuestros sitios.

Con movimientos gráciles esquivo con facilidad mesas, cañones y balas mientras nos dirigimos a donde duerme la tripulación. Escojo una hamaca cerca de los que serán mis niños, los cañones, y dejo mi equipo excepto las joyas y las pistolas en uno de los cajones que pongo debajo de la hamaca.

Luego me giro hacia Jhamal y el resto de grumetes. ¿Qué opináis? Esa forma de tratar a la mujer del gobernador no es mi estilo. No me gusta lo que esa tipa hizo, aunque el capitán la ha apresado y quiere juzgarla. No sé qué pensar, pero desde luego si se repite algo como eso no creo que vaya a estar mucho en este barco.

Jim se acomoda en un rincón cerca de una escotilla mal cerrada que da hacia el exterior. Luego de tantear la hamaca se sienta en el medio para columpiarse en ella, sin dejar de columpiarse le responde a Anne Bonie. -Pues yo estoy con el capitán Flint y pensé que usted era parte de su tripulación desde un inicio señorita... tuve un par de viajes en el "Canto de Sirena" y la vida era dura, en ese barco nunca tuve siquiera un lugar seguro para dormir, y tuve que escapar varias veces de algunos marineros que no necesariamente me veían con buenos ojos, hasta que la guardia real nos hundió y fuimos atrapados por el gobernador de Jurgën. Al menos sigo con vida  y creo que aquí tendré comida y esta hamaca para mí solo.-

Jhamal chasquea la lengua ante el comentario del pequeño Jim mientras acomoda sus objetos personales en el cajón contiguo de Anne Bonnie. -Miren quién habla... un pequeño tiburón de mar, ten cuidado Anne que por poco y te quita el grado de artillero este pequeño lobo de mar.- le señala sonriendo mientras asegura los nudos de su hamaca.

-Te falta mucho por vivir muchacho, y con respecto a esa mujer Vodacce, la maldad en este mundo es tan vasta como el mismo séptimo mar, yo conozco solo historias sobre el capitán Flint buenas y malas, no había tenido el gusto de conocerle en persona, pero conozco muy bien a su mujer, Marie Reed, la pelirroja, mi hermana trabaja para ella en el puerto de Carleon, una de las ciudades más importantes de Avalon, Marie es dueña del Kraken.- Jhamal se encoge de hombros y luego de un salto se arroja a la hamaca.

-Tal vez al fin pescaron al capitán Flint.- Jhamal les guiña un ojo y se acomoda su gorro sobre el rostro para tratar de descansar un rato a la espera de alguna orden de sus ahora superiores a bordo del Walrus.

Raya se detiene un instante antes de salir de la tercera cubierta al escuchar lo que dice Leonorilda, una sonrisa maliciosa le cruza por los labios, y se regresa hasta la jaula de hierro donde se encuentra la Vodacce.

Sin acercarse mucho se cruza de brazos mientras le pregunta a la prisionera entrecerrando los ojos curioso por lo que le esta ofreciendo Leonorilda. ¿Que me estás ofreciendo camarada?...-

De pronto desde el palo mayor el vigía da el grito de alerta a la tripulación de cubierta la cual resuena por todo el barco al repique de las campanas del barco.

-¡BOTE A LA VISTA!...- Al parecer el capitán Flint viene de regreso al Walrus.

              - Por favor Raya ... solo te pido que confirmes que cuando me trajiste te tome por sorpresa y atada trate de huir cuando me diste un tiro por la espalda y caí al mar para que me den por muerta y entonces me des la oportunidad de contribuir desde las sombras para vengarme de la traición que me acaba de hacer el capitán Flint para que tu tomes su lugar, no sin antes quitarle la información que tiene acerca de la Urca para que entonces el Walrus a tu mando y yo bajo tu servicio ... puedas hacerte del tesoro español que te hará rico de por vida! -     Susurra Leonorilda atada por la espalda mientras que se arrastra empapada, temblorosa y asustada por el piso hasta el marinero para arrodillarse frente a el para satisfacer su goce particular solo si lo desea

Sonrío a Jim. Bueno, me temo que eso no es muy diferente de las historias que he escuchado. Al menos aquí, mientras yo esté a bordo, serás mi chico de la pólvora así que te conviene llevarte bien conmigo añado con un pequeño guiño y una sonrisa.

Desde luego si es por mí tendrás comida siempre que quieras y pueda dártela. Voy a hacer de ti un artillero, así que espero que estés preparado para mis clases.

Luego miro a Jhamal con gesto divertido. Bah, con lo divertido que es no depender de nadie. Yo prefiero seguir libre para hacer lo que quiera.

El aviso del vigía me hace levantarme de la hamaca y dirigirme hacia los cañones. Mejor estar preparada por si hay algún otro barco que siga al bote o cualquier cosa imprevista.

Además, seguramente cuando el capitán llegue hablará con nosotros. Todavía no somos miembros de la tripulación, Jim termino en relación a lo que estábamos hablando mientras sigo prestando atención al mar por mi costado.

El marinero Raya sonríe malicioso y se lleva su mano a la entrepierna desabrochando su pantalón para sacar su enorme miembro, ya que estaba bien dotado, luego lo acerca a la reja de hierro donde la ex oficial se encuentra recluida.

-¿Que es lo que tiene en mente exactamente León?...- el miembro viril empieza a reaccionar después de balancearlo frente al rostro de Leonorilda Bolucci.

El bote en el cuál nos transporta Mamba, toca el casco del Walrus a la par de que nos arrojan las cuerdas para izarlo, subo de una buena vez dejando atrás a mis compañeros y comienzo a dar órdenes para que nos preparemos para un posible enfrentamiento con la armada de Jurgën.

-¡ICEN LA BANDERA NEGRA! ¡DESATEN VELAS! ¡NOS ALEJAREMOS UN POCO DEL PUERTO! ¡PREPAREN LA LINEA DE CAÑONES! ¡SEÑOR PEW FIJE RUMBO SUROESTE  A 400 LEGUAS! ¡NOS ALEJAREMOS POR UN PAR DE HORAS! ¡VIGÍA ATENTO AL NORESTE, QUE EL ORO VENDRÁ POR ESE RUMBO!...-

Luego de que la tripulación comienza a movilizarse busco a Billy Bones. -¡Señor Bones! Reuna a la tripulación en una hora, habrá juicio en altamar.- Me doy la media vuelta y me dirijo hacia mi camarote. -¡Queda a cargo del Walrus hasta mi regreso!.- Finalizo sin voltear a ver a mi nuevo prospecto como contramaestre.

Ingreso a mi camarote cerrando con llave la puerta tras de mí esperando encontrar a mi amada Marie tomando un relajante baño el cuál he ordenado que instalaran. Voy directo hasta la botella de ron y me sirvo una copa.

Antes del primer trago paseo la mirada por el lugar esperando encontrar a mi amada totalmente desnuda dentro de la tina y así disfrutar de su presencia.

         - Para comenzar demostrarte mi buena voluntad dando te placer como no has disfrutado antes por el tiempo en el que me tengas asegurada dentro de tu nuevo camarote particular, después tal vez infiltrarme dentro del barco para comenzar a buscar a los marineros que quieran comenzar un motín a nuestro actual capitán para apuntalarte con ellos sin que te delaten para que si alguien nos delata tu actúes solo para aprovechar la oportunidad de dirigir el motín para hacerte capitán!   Pero antes de eso por favor desátame para que te pueda masturbar y acariciar para darte placer! -    Susurra Leonorilda Bolucci tratando de no demostrar el asco que le provoca el pirata por su abusiva actitud antes de comenzar a darle sexo oral con la boca atada de manos y dentro de la celda donde estaba presa, pero tratando de hacerlo de la mejor manera posible para convencerle que le ayude a evitar el deleznable bacalao que la amenaza por la noche.

Muy relajada en la tina me encuentro, mis ojos están cerrados mientras las manos son las que acarician mi cuerpo en un vaivén sutil que sólo se revela como un juego. De repente escucho la puerta, es el crujir de la madera lo que me impulsa a sonreír de lado mientras muerdo mi labio inferior. Es mi amado que ha regresado. 

—Mi amor. ¿Te unes?

Es una pregunta que claramente tiene todas las intenciones inimaginables y no tanto, más aún cuando me apetece un momento con mi Capitán y así distendernos del día que venimos llevando. Incluso cuando hay que tomar una decisión con respecto a Leo y sus actitudes. Por esa razón me siento en la bañera y desvío la mirada hacia aquel hombre que me tiene enamorada. 

—Aún está caliente... 

Raya sujeta la cabeza de la ex oficial para obligarla a introducir su miembro lo más profundo que pueda dentro de la garganta disfrutando las arqueadas que el pene de quel pirata le pueda producir a Leonorilda Bolucci, en eso estaba cuando se escuchan las ordenes del capitán quién ya ha abordado al Walrus, Raya inmediatamente desliza su miembro fuera de la boca de Leonorilda y antes de que se retire le da un par de palmadas en el rostro con su grueso falo.

-Lo siento León pero si hago eso que me pides, toda la tripulación me aplicaría a mí lo que te espera a tí.- Raya se sacude el miembro salpicando el exceso de saliva y fluidos y se lo guarda en su pantalón para ajustarse las ropas y salir rápidamente del lugar para unirse a las labores que Flint a encomendado.

Acepto inmediatamente la propuesta de mi amada y me comienzo a deshacer de las ropas para enseguida buscar un espacio en la amplia tina producto de uno de nuestros abordajes ya hace algún tiempo.

Sin embargo esta vez no abordo por el frente si no que me deslizo por detrás de mi amada, desde su espalda en perfecto contraste de blancura y su cabello rojizo recogido, para abrazarla sintiendo como la tibia agua recorre nuestros cuerpos disfruto el olor a especias y rosas del cuál se ha impregnado su hermosa cabellera roja, mis manos recorren sus curvas hasta llegar a sus caderas y mientras beso su cuello desde su nuca hasta su hombro, mis dedos recorren su intimidad para asegurarme que ya se encuentra lista para recibirme, mientras que con otra mano recorro sus generosos pechos hasta obligarla a girar para besarla en la boca.

Justo cuando nuestras lenguas se unen, me abro paso entre su delicioso tesoro, mucho más cálido que la vaporosa agua la cuál envuelve aquel acto, y así comienza el movimiento de vaivén que hace que aquella tina se convierta en un mar embravecido tratando de desatar en vez de relámpagos y truenos, caricias y gemidos dispuestos a disfrutar de aquellos momentos tan íntimos con la mujer a la cuál me ha aceptado y elegido como su compañero de vida.

No puedo evitar el sentir un dulce cosquilleo en mi sexo cuando mi amado comienza a desvestirse, no hay nada mejor para un día plagado de intensidad que ese instante de placer para encontrar la calma. Sin reparo alguno mis ojos se desvían hacia su cuerpo, atenta a cada detalle que ya conozco como la palma de mi mano. Sus cicatrices, el tono de su piel, ese torso fibroso al igual que sus piernas. Tan hermoso, tan temerario, la perfección convertida en hombre. 

Ya excitada bajo el influjo de su presencia, le doy el espacio que necesidad para meterse en la tina y al sentir el calor de su cuerpo, jadeo por el hecho de saber que sus manos se pierden entre mis muslos y juegan con mis pechos a la par. La sensación es puro placer, tanto que al comprobar cómo me encuentro, notará que ya estoy ardiendo en deseo. 

Sin darme cuenta me gira sobre mi mismo eje, momento en el que tomo asiento sobre sus piernas con tal de unirnos en aquel instante. Su hombría comienza a dilatar mientras voy descendiendo mientras el calor nos abraza a los dos. Le devoro la boca, con mis labios y la lengua que hambrienta de su par, se une para danzar en el afrodisíaco beso que surge. 

—Te amo mi amor...—susurro sobre sus labios—. Lo quiero todo, ahm... 

Y me muevo, sensual, fogosa. Enamorada de este hombre.