Partida Rol por web

El viaje de Aramil transcurre sin incidentes, al fin y al cabo está en su propia zona y ahora no tiene que cuidar de nadie para moverse con velocidad por la zona. Unas horas mas tarde ha realizado el cambio con el atónito anticuario y ha vuelto aquí.

Mientras tanto el Abad os ha ofrecido algo de comida, modesta, pero comida al fin y al cabo ... eso si, la cerveza es exquisita. Creación propia. Guarda un poco para el elfo cuando vuelva.

Cuando se presenta Aramil y entrega los pergaminos al Abad este se los da al otro monje y espera con paciencia el veredicto que tarda lo suyo en llegar. Sin levantar la mirada de los escritos, el hombre dice :

Necesitaré unas horas ... pero los pergaminos prometen. - El Abad asiente y os acompaña al pasadizo dejando al erudito a solas con los pergaminos.

Es tarde ya y seria descortés por mi parte mandaros a la ciudad hasta mañana. Con lo que, si os apetece os mostraré unos aposentos que tenemos para los invitados. - El abad sonríe con calidez. - Estad tranquilos, viendo las prisas en empezar a estudiar esos pergaminos, creo que podremos dar como bueno el intercambio.

El Abad os acompaña hacia el exterior del edificio central y os lleva a una de las casas adosadas que está en el interior de la muralla de Candelero. Dentro os esperan unas cómodas habitaciones de mullidas camas, y agradable decoración rustica.

Al día siguiente os sentís mas descansados y pronto os vienen a llamar (quizá demasiado pronto) para desayunar con el resto de campesinos y trabajadores de candelero. En el comedor os aguardan unos sitios con vuestros platos y una agradable charla con la gente que rápidamente se entusiasma con vosotros y os llenan a preguntas.

Mas tarde el Abad se presenta ante vosotros.

Cuando queráis tenéis acceso a la biblioteca, os enseñaré donde está ... mientras estáis buscando la información, podréis hospedaros por aquí, aunque a partir de hoy ... - Parece que esas palabras le cuestan un poco de decir. - Os tendrán que cobrar la estancia ...

Ocho piezas de plata por día, creo recordar.

El Abad os acompaña hacia el edificio principal, y por sus laberínticos pasillos hasta llegar a una extensa biblioteca con mas libros de los que podréis ver jamas. Pisos y pisos, recovecos, altillos, habitaciones dentro de las estanterías .... todo lleno de libros, y guardias.

Si necesitáis algo mas, cualquier hermano de Candelero os asistirá.

Teniendo en cuenta que pasé mi infancia viviendo en una aldea con un estilo de vida muy similar al de esta abadía, no me resulta complicado levantarme a primerísima hora de la mañana. Estar despierta para ver el sol amanecer es uno de los actos mas bellos del día. Salgo de mi pequeña estancia sin perder el encanto ni la sonrisa habitual.
Durante el desayuno participo gustosamente de las charlas, intentando resistir y responder estoicamente a las preguntas sin perder el espíritu jovial y alegre. Ni siquiera ante las preguntas que puedan ser mas comprometidas logran descolocar a la joven. Con una contagiosa risa contenida intento evadir la respuesta mi envidiable don de palabra.

Os tendrán que cobrar la estancia ...

Oh, si claro. No será un problema. - Mi respuesta transpira algo mas de alegría de la que ya emano por naturaleza. El hecho de que nos permitan acceder a su biblioteca acaba de convertir un buen día en un día magnífico.

En un principio, Malark no había sido muy optimista con lo de que esos pergaminos pudieran servir para tener acceso a los libros de la biblioteca. Después de todo, pensó, no eran mucho más que unos bocetos y garabatos que no habían sido hechos ni por simples aficionados. De todas formas, el guerrero se contuvo en hacer comentario alguno por prudencia.

Cuando el explorador estuvo de vuelta con los pergaminos y los entregó a los monjes, Malark se quedó muy sorprendido al ver que efectivamente se mostraban interesados en ellos - Bueno, al menos tenemos un golpe de suerte... Aunque... si de verdad les interesan, será que más allá de su calidad artística deben tener un contenido que debe ser tomado en cuenta...

Después de aprovechar la noche de descanso, el abad les condujo a lo más recóndito de Candelero para que pudieran dar comienzo a su estudio. Malark, aunque de buenas a primera sí quedó impresionado por las entrañas de la biblioteca - ... Uno puede perderse aquí más fácilmente que en un laberinto... - rápidamente desvió su interés hacia algo que le quedaba más próximo. Al ver a los primeros guardias vigilando las distintas estancias del lugar, empezó a tomar nota de los detalles que pudieran ser útiles en un futuro cercano: cantidad, disposición, equipamiento, si se movían o permanecían quietos, ... No sabía muy bien porqué, pero el guerrero tenía el presentimiento de que su visita por Candelero no se saldaría con un "Adiós y muchas gracias".

Antes de que se marche pregunto al monje si puede orientarnos un poco por donde podría estar lo que buscamos. Cuando tengamos una baja orientación, divido el espacio a remirar en cuatro sectores y asigno un sector a cada uno de nosotros.

Aramil, mira en esta sala y este pasillo hasta ... - voy andando por el pasillo y me detengo en una columna - ... hasta aquí. De aqui hasta el final del pasillo y el otro, es cosa de Malark.
Silex, sigueme. - Sigo andando por el pasillo, mirando a ambos lados pilas de libros y pergaminos meticulosamente ordenados. Tuerzo la esquina y sigo handando hasta una gran sala de 2 pisos con un agujero centrao que comunica la parte superior e inferior. - Yo me encargo de todo el piso superior, tu el inferior. ¿ Vale ?

De momento solo intentaremos hacer una pequeña recopilación de que libros pueden contener información relacionada con  Abeir, los Yuan-tis y el altar que hallamos. No entréis en detalles aun. Cuando tengamos hecha una selección ya nos dedicaremos a leerlos mas atentamente.

¿ Os parece bien ?

Sílex asiente.

-...dulce tesoro...-susurró mirando a su alrededor. Comenzó a buscar por el principio de las estanterías pasando una de sus afiladas uñas por los lomos de los libros. Había muchos sin títulos que había que empezar a leer para comprender de qué trataban. ¿cómo saber si nuestra busqueda es del todo efectiva? para Sílex era toda una responsabilidad decidir qué libros no les eran útiles. Podria parecer una bestia, pero adoraba todos los textos que alli se guardaban y sentía una envidia profunda. ¿cuántos secretos podian estar guardados? ¿cuántos apuntes e historia? intentó buscar toda clase de referencias a los yuan tis, aunque de vez en cuando se paraba en algun libro que le interesaba personalmente, no podía evitar la tentacion...

La verdad era que Malark se sentía como pez fuera del agua entre tantas estanterías. Alaís había reaccionado rápido en repartir las tareas y el guerrero se había limitado a asentir, intuyendo que si soltaba alguna palabra en contra no serviría de mucho. Y allí se encontraba, solo frente a una multitud de libros que a sus ojos parecían todos iguales y con una tarea por delante que se le hacía inacabable.

Sin mucho convencimiento, Malark tomó un libro al azar y lo hojeó lentamente - ¡Buf! Ya estoy cansado antes de empezar... - El chico no recordaba cuando había sido la última vez que había abierto un libro. Hizo un momento de memoria y cayó en la cuenta de que casi todo lo que sabía lo había aprendido de palabra o a través de la práctica.

¡Maldita sea! ¿Porqué no elegí la otra misión? ¿Quién me mandaba meterme en esto?...

Al final, entre inaudibles quejas y lamentaciones, el guerrero empezó a examinar los libros tal y como le habían encargado hacer.

(Gastas el esfuerzo heroico)

Encuentras información sobre varios cultos Yuan-ti, en general esta raza siempre ha venerado a Zehir y por los símbolos que encontrasteis pintados en esa cripta, puedes deducir que es una de esas sectas.

Encontrar cual era exactamente te resulta bastante mas difícil, aunque al fina consigues encontrar un nombre "El culto del ojo sesgado". Solo aparece una mención a antiguos cultos perdidos y abandonados en otra era, el nombre viene acompañado de unas fechas (muy antiguas).

Pasan aproximadamente unas 4 horas entre que Alaís y Malark se ponen a buscar entre viejos tomos y estanterías.

El proceso es lento y tedioso, pero parece que ambos han descubierto algún detalle por aquí y allí ... cuando paran para comer, las mesas están cubiertas de columnas de libros o tomos abiertos y velas que se derriten lastimosamente.

Os notáis un poco cansados y agradecéis parar un rato para comer, compartir hallazgos y volver al ataque en base a ellos.

Me froto los ojos cansados tras varias horas de lectura a la tenue y vacilante luz de las velas. Acabo de pasar rapidamente las ultimas paginas del libro que sostengo ante mis manos antes de decidir que no me aportará nada nuevo. Tras cerrarlo con cuidado hago el esfuerzo de intentar recordar de donde lo he sacado para volverlo a colocar.

Junto ambas manos y las estiro por encima de mi cabeza, desperezándome sin tabúes. Con un bufido vuelvo a recuperar la compostura y me dispongo a dar un pequeño paseo por la biblioteca en busca de mis compañeros.

¿ Como os va ? - Pregunto ya desde una cierta distancia - ¿ Habéis encontrado algo ?

Yo solo he encontrado algunas vagas insinuaciones al Culto del ojo Sesgdo. Pero son anotaciones muy viejas. Dicen ser un culto de Yuan-tis para la veneración a Zehir. Si la memoria no me falla y los libros no mienten, el altar que allí hallamos debe de partenecer a ese culto.

En la débil luz de la biblioteca, el rostro de Alaís parece menos afable que de costumbre. Las sombras caprichosas juegan con su cara, ensombreciendo sus ojos y transformando sutilmente su delicada expresión de contornos suaves en una inquietante forma, que danza moviéndose entre lo bonito y lo amenazante(*).

(*) = Solo un poco de roleo gratuito para dar mas vidilla a los dormidos.

Aramil se muestra abstraído.

No han dejado entrar a su fiel compañero en la biblioteca, con lo que se ha quedado en el exterior "montando guardia". El elfo no puede evitar ir a mirar periódicamente por las ventanas a ver si todo va bien con Silver.

Cuando llega la hora de descansar e ir a comer, el elfo se disculpa.

La verdad es que no he encontrado nada, lo lamento.

El elfo parecía tener la vista perdida, como si no estuviera enteramente en el lugar. Desde luego lo suyo eran los bosques, no permanecer encerrado durante horas en una biblioteca.

La cantidad de libros del lugar había impresionado al druida. Reconocía que la cantidad de conocimiento acumulada en la fortificación era algo digno de admirar.

Pasó las horas buscando entre tomos y velas, en el transcurso del cual se dedicó a desenrollar viejos mapas y cartas astrales con cara de interés.

Al parar respondió a Alaís.

No mucho aparte de lo que ya suponíamos. Esa cripta procedía de Abeir, según sus estrellas debería estar en el reino de ... Eskorn y según los paisajes, cerca de la ciudad de Stormhelm.

Tomó sus pertinencias de nuevo para ir a comer.

Me vendría bien llenar el estomago antes de continuar. Quizá luego podemos encontrar si esos nombres nos ayudan en algo.

Cuando la clérica de guerra aparece en la zona de descanso, esta se encuentra con Malark que ya le está hincando el diente a una pata de pollo:

¿Qué tal Alaís? ¿Cómo te ha ido a ti? - el chico deja la comida en el plato y se limpia la boca con un trapo que corría por allí - Por mi parte, después del libro 259 me ha entrado un hambre terrible y le he pedido a un monje si podía acercarnos algo de comida. ¡Venga, prueba la cerveza, verás que está deliciosa!

Malark espera a que su compañera tome asiento y le cuenta lo poco que ha encontrado en su búsqueda:

La verdad es que el tema no pinta muy bien. Lo único que he encontrado de interés ha sido acerca de la cripta donde se encontraba ese monstruo. Me he dado cuenta de que algunas de las decoraciones que se encontraban en sus paredes, en concreto unas que hacían referencia a una especie de dios serpiente, eran de un estilo abandonando por los Yuan-ti hace muchísimo siglos. De hecho, a lo largo del tiempo apenas se han encontrado muestras de este estilo en particular. Todo esto lo encontré en un libro donde habían dibujos similares encontrados en otro templo, donde se daban detalles de algo así como un lugar mitológico para los hombres serpientes.

Malark vuelve a coger el trozo de pollo que tenía a medias y se lo lleva a la boca con apetito voraz.

Por ahora, es lo único que he encontrado que se pueda relacionar con nuestro caso.