Partida Rol por web

Por supuesto había algunas unidades de commlink en los 100 metros que podía escrutar desde su posición (pertenencientes a los pocos habitantes de los Barrens que podían permitirse uno), pero Byte no tardó mucho en encontrar cuatro commlinks en modo silencioso en las proximidades.

Buscando un poco más, descubrió lo que pretendía: un icono de una samurai con armadura completa tradicional pero de un llamativo color rojo neon. Sin duda pertenecía a la coreana. Y otro de los iconos parecía un extraño animal antropomorfo de orejas puntiagudas montado en un todoterreno de grandes ruedas. Seguramente pertenecía al piloto del Rover y dueño de los drones. A su alrededor danzaban un icono con la marca de fábrica de Mitsuhama, probablemente correspondiente al MCT rotodrone.

La mujer de rojo esquiva de nuevo los disparos de los drones de una manera que se está convirtiendo en una peligrosa costumbre. Además, algo parece funcionar mal en los sensores de Zap porque la cámara óptica gira en todas direcciones tras los disparos buscando nuevos objetivos. El resto de los drones tienen más suerte, y aunque uno de ellos falla, el otro alcanza con su ráfaga a la shaman, que se lleva la mano al costado mientras sus ojos brillan con furia homicida.

-¡Pagaréis por esto...!

 En ese momento, desde un lado de la calle, una mujer vestida al estilo antiguo y que parece sacada de uno de los antiguos trids de películas del oeste aparece por un extremo de la calle, persiguiendo al Rover que los runners ya han tenido la desgracia de conocer. La mujer maneja su moto con una mano mientras intercambia disparos de un revólver de tamaño descomunal con el fusil de asalto del brazo mecanizado, antes de que una ráfaga de balas la obligue a desviarse en un lateral y buscar cobertura entre el coche en ruinas y la fachada este del piso de Silver.

El dron que queda sigue disparando contra Zap, en esta ocasión con una ráfaga larga pero falla completamente...

En mi cabeza, el aviso de fallo de funcionamiento de Zap era el equivalente a una luz de alarma, y aunque tendría que revisar a Zap para ver el fallo e intentar solucionarlo, en ese momento tenía claro que debía haber sido causado por el hechizo de aquella maldita orca, por lo que de nuevo volví a apuntar mi arma hacia ella.

¡Eres tú la que va a pagar!- le grité, interrumpiéndola con palabras y balas -¡Sting, contenlos!- grité después, ordenando a Sting que cambiase del modo de erradicación al modo de contención.

Aún herida, la shaman parece estar alerta y esquiva el disparo de Watchmaker...

Dox ni se había inmutado con el golpe del calvo tatuado, cuyo pie chocó como gotas de lluvia contra su gruesa piel blindada.

   - Debes estar de puta coña.- Gruñó al tipo cuando le dijo que solo querían el cilindro.- ¿Qué pasa? ¿Es que vuestros padres no os enseñaron a pedir las cosas antes de entrar en un sitio lanzando granadas y atacando al personal?- Comentó irónico.

La tipa de rojo se había esfumado a una velocidad increíble, pero él ya tenía a un adversario y aunque los golpes de este no le habían impresionado especialmente, tampoco era plan de darle la espalda. Así que no le quedaba otra que esperar que el resto de sus compañeras fueran lo suficientemente hábiles como para no permitir que la chica correcaminos se escapara con el premio.

Con un rápido y diestro revés de su katana, contraatacó al tipo lanzándole un tajo tremendo.

-Luchas y hablas a la vez. Toda una novedad para un troll. Pero no eres tan bueno con esa espada como crees se burla el adepto físico cuando interpone un antebrazo y la katana de Dox sale desviada sin hacer la más mínima mella en su piel.

-Vámonos de aquí, no hemos venido a pelearnos con aficionados murmura Callieach antes de dar un par de pases en el aire y desvanecerse de la vista de todos los presentes.

Ryuka, viendo que la mayoría de los contendientes están más dopados que un Sasquatch hasta las cachas de Kamikaze, decide que un boost de velocidad es lo que necesita para permanecer en juego, así que lanza un conjuro sobre sí misma.

La familiar sensación de que el entorno se vuelve leeeeeeeeeeeeeeeeeeento a su alrededor le confirma que el conjuro ha tenido el efecto buscado. Pero cierto dolor de cabeza también comienza a manifestarse; el precio de la magia. Echando mano de su foco de sustentación, lo activa para que sostenga por ella el conjuro.

Tras la parada de la katana, el adepto físico retrocede hacia la puerta del piso para después bajar las escaleras a toda velocidad. Gunslinger puede ver cómo un individuo con el torso desnudo sale del piso de Silver a una notable velocidad y corre hasta llegar al límite de la acera...

Aprovechando el impulso que lleva, Red Lana ejecuta un elegante salto a través de la ventana para aterrizar al lado del Rover para luego rodar sobre sí misma y lanzarse en plancha sobre el asiento trasero. Al aterrizar pulsa un botón para cerrar la puerta del vehículo... 

En un abrir y cerrar de ojo Rae se encontró que de 3 objetivos posibles no había ninguno a la vista. ¿O si? La mujer de rojo y el Bruce Lee desvía-espadas se habían largado a la velocidad del rayo, pero el chamán sólo había desaparecido... Miró con atención los desplazamientos en el humo ambiente y vio los movimientos que hacia. Vio unos patrones que sólo el movimiento de un cuerpo provoca... gotcha! masculló.

Avanzando unos pasos, Rae se interpuso en el camino del chamán y apuntando, le disparó con el taser. Hubiera querido cubrir más área con un disparo múltiple, pero su taser tenía una capacidad de munición limitada, el principal problema de estas armas. Sin embargo, su disparo apuntado se dirigió hacia donde confiaba que se encontraba el chamán. Esperaba que el taserazo tumbara al metahumano.

Pese a la invisibilidad, Rae ve a la shaman dirigerse hacia el norte¹

Ryuka sabe que aunque la invisibilidad mejorada engaña a los dispositivos electrónicos, alguien capaz de percibir astralmente¹ puede detectar el aura del lanzador de conjuros.

Esta vez Rae si consigue alcazar a la shaman: el dardo se clava en uno de sus brazos y el calambrazo subsiguiente llena la habitación del familiar olor a pelo quemado...

Rae sonrie enseñando el colmillo. me encanta el olor de orco eléctrico por la mañana

Chicas! la orca se dirige a la ventana del norte! Disparad a través de la pared de la cocina!

De repente todo iba lento. Obviamente era una cuestión de simple perspectiva, era ella quien se había acelerado, pero molaba sentirse un poco Neo... especialmente cuando lady Flash acababa de pasarle la mano por la cara.

Ryuka se levantó de un brinco y oyendo el aviso de Rae corrió hacia el comedor...
¡¡A lo mejor se piensa que guardo una minigun en las rastas o algo!!

El dron enemigo estaba cerca, pero a juzgar por como todo el mundo se estaba acordando de la madre que los trajo a todos, no había muchas posibilidades de pillar a ninguno vivo, así que a pesar de la amenaza, tendría que mantenerse firme y disparar su rayo a donde veía que el humo se movía.

No fue su mejor conjuro, desde luego, y para colmo de males la dejó más que expuesta.

¡Mierda!

Pese a estar herida, la shaman disipa de un manotazo la energía mágica que le lanza Ryuka...

En cuanto la shaman desapareció de sus sensores, tanto Zip como Sting centraron toda su atención en acabar con el dron enemigo que aún quedaba activo. Ajustando los parámetros internos para llevar a cabo el modo de contención, Stín empezó a disparar una ráfaga de fuego de supresión sobre el don enemigo, pero por desgracia, una súbita corriente de aire hizo que su sistema de apuntado se desviase justo en el preciso momento en que disparaba. Zip, por su parte, al disparar medio segundo después, consiguió reajustar la mira y disparar una certera ráfaga de balas sobre el objetivo.

Y mientras ambos drones vomitaban fuego, en el interior del piso, era Zap el que se encontraba envuelto en llamas, las cuales habían afectado a su sistema de sensores, impidiendo que pudiese apuntar a nada y mucho menos disparar, por lo que en lugar de eso, empezó a ejecutar un programa de recalibración para poder reajustarlos de forma que la interferencia de las llamas no les afectase.

Las cosas no iban bien. Esta gente estaba preparada y nos había pillado completamente por sorpresa. Más aún, parecían tener implantes muy superiores a los nuestros, dada la velocidad a la que se movía la mujer de rojo, que resultaba casi ridícula: en lo que yo había tenido tiempo de echar un vistazo a mi alrededor, ella había entrado en la cocina, asegurado un recipiente con una sustancia letal y se había ido a montar en el vehículo...

Por los comentarios de mis compañeros, parece que la chamán orka ha desaparecido. Sigo viendo la posición de su commlink, y por un momento me siento tentada a marcarlo para indicar su posición en AR a mi grupo. Sin embargo, hay cosas más importantes que hacer: si tenemos que evitar que se lleven esa cosa, no podemos permitir que el Rover se aleje demasiado.

Me concentro en el control rig que está manejando a los drones y intento asaltarle discretamente desde la matriz. Estas cosas suelen tener un cortafuegos, pero es improbable que el rigger esté pendiente de su estado para saber que estoy intentando marcarlo, y los artilugios que usan para conectarse a la matriz no les permite ejecutar un simple programa de monitorizado como el Baby Monitor.

Al mismo tiempo que empiezo a dejar mi marca en el Control Rig, forkeo la acción para dirigirme también sobre el propio vehículo. Incluso si consiguen escaparse, teníendolo marcado será más fácil de seguir.

Kayla no entendía nada, sólo que había recibido una llamada en mitad de la noche de su amiga Silver y que había llegado a tiempo de ver cómo un Rover fuertemente blindado disparaba hacia el interior de la vivienda de la ladrona. Lo había perseguido con su moto alrededor de la manzana intercambiando disparos hasta que una ráfaga de fusil de asalto le había hecho buscar resguardo tras el edificio.

Ahora, plantada ante el portal, había escuchado disparos y sonido de lucha en el interior. Entonces vio salir a un tipo con aspecto de atleta de competición a toda carrera, con un arma en la mano. No era de los suyos y alguien que huía de esa manera tenía que estar implicado. Así que en menos de un segundo levantó su revólver Ruger SuperwarHawk y apretó el gatillo.

El disparo atravesó limpiamente el hombro del objetivo, yendo a clavarse en la fachada de enfrente. Era lo típico con las balas perforantes, podían agujerear hasta un troll de parte a parte si el disparo era bueno. Lo que era más desconcertante es que el tipo no parecía estar especialmente afectado por la abundante pérdida de sangre...