Partida Rol por web

-¿mmhmhmh? Exclamó Ringo mientras las memorias de esa última pelea iban arremolinándose en su cabeza.

- Aahh, si supongo que no se puede ganar siempre. Dijo mientras rcordaba el desplomarse al suelo luego del puñetazo de Antonio -El viejo va a estar muy decepcionado. Y ahí fue cuando la realidad lo golpeó - EL VIEJOOOOO!!!!!!!

-Mierda mierda mierda mierda mierda mierda mierda mierda mierda mierda mierda... perdí la pelea.. y lo más importante es que la perdí en gran medida porque entré muy mal los primeros rounds. El próximo entrenamiento del viejo va a matarme.

La cara de ringo en este momento debía ser un poema para el que la viera. Entre terror extremo, tristeza y resignación. Incluso en el momento que empezó a calmarse se le podía ver en sus ojos vidriosos claras lagrimas luchando por salir mientras el boxeador hacía hasta lo imposible para no llorar.

Y fue en ese momento que se dio cuenta - ¿Campeón?

Ya no había marcha atrás, la guerra había sido declarada y la única manera era salir era mantenerme viva.

Retomando su rol de narradora de documentales como en la mañana, Yahaira se fue preparando para combatir contra su hermana mientras las fantasmas tendrían su duelo en la cocina.

-¡Tu imperio caerá-gritó la castaña mientras se iba tras un sillón con buena destreza y agilidad para no caer de golpe mientras agarraba unas almohadas. Recibió algunos golpes suaves, pero los interpretó como heridas de batalla-. ¡Aaagggh! ¡No me rendiré!

Debo engañarla para que no ataque en mi posición. Mi Cuauhpilli está con lo suyo y debo ser útil.

Con un pésima maniobra de una película de acción, Yahaira se desplazó a un lado del mueble para lanzar una almohada y despistar a su hermana, moviéndose al otro extremo aún de rodillas para que no la viese y así lanzar otras dos piezas e intentar tomarle por sorpresa.

-La que pierda recogerá y limpiará el campo de batalla-declaró en medio de sus lanzamientos, disfrutando de ese juego a pesar de que a ojos de terceros podía considerarse una adulta.

Mi familia es importante. Estaré con ellos lo que pueda y los protegeré.

Tu hermanita daba y recibía golpes con almohadas. Y con tu estratagema de engañarla con los lanzamientos le diste en la pierna izquierda -Aaaah... me has cortado la pierna... ¡pero esta Tlaxcalteca seguirá luchando!- dijo decidida, mientras que ahora empezaba a pelear a la pata coja con sus fieles cojines en las manos.

Entonces al oir tu propuesta tu hermana se mosqueo -¿Como eres tan cruel de decirle eso a una coja? Monstruo Cuauhpill- dijo de forma que bajaras la guardia un poco... ¡para darte en el brazo! -¡Aja! Ojo por ojo... ¡brazo por pierna!- dijo satisfecha.

¡Guerreras, el tesoro está preparado para que os lo repartais!- oisteis a vuestras guerreras cocineras desde la cocina -¿Has oído eso Cuauhpill? ¡Nuestras guerreras se han unido sin nuestro consentimiento! Debemos darles su merecido... ¡dejándolas sin tesoro!- término diciendo tu hermana, apoyándose en ti sin cojines-armas, para poder ir cojeando sin caerse hasta la cocina, siendo fiel a su personaje.

El chico parecía... alegrarse de verte un poco deprimido; tal vez porque sabía exactamente que decir para que esa cara tristona de su rival desapareciese. Entonces hiciste la pregunta clave -Mira a los pies de la cama... que seguro el viejo no se enfada- te dijo señalando. Y ahí lo podías ver... un cinturón como los que habías visto en las películas como "Rocky" o en otros torneos a los que asististe. No era el mas vistoso, ni el mas caro seguramente... ¡pero era tu primer cinturón de campeón!

Por otro lado el otro boxeador cogió algo del lado de su cama, y sacó un cinturón igual al tuyo -Ambos somos campeones... al parecer lo hicimos tan bien que nos han hecho ganadores a ambos... ¿no te parece bien?- te pregunto con alegría, tendiendo el puño hacia tu cama... temblando un poco quizás porque le dolía un poco, pero buscando quizás un choque de puños.

Entonces, a la puerta de la enfermería sono unos pocos golpes "Toc toc toc" -"Disculpad... ¿se puede entrar por aquí?"- se oyó una voz joven y femenina detrás de la puerta. Eso sorprendió un poco al otro boxeador -¿Tenemos visita?- pregunto en general. Luego te miro -Yo no espero a nadie... ¿es tu novia, hermana o amiga?- te preguntó con dudas.

A pesar de que asumía el rol de una guerrera de una antigua civilización de su país, Yahaira mantenía una sonrisa jovial al disfrutar aquella contienda con su hermana. Como estudiaba en la Universidad ya no tenía tanto tiempo para convivir con ella, por ello recibía las vacaciones con disfrute y más al saber que pasaría su cumpleaños número 19 con su abuela. El recuerdo de aquellas estrellas querían desvanecerse... y lo consiguió cuando su hermana "cortó su brazo".

-¡Aaaaagh!-gritó la castaña sujetándose la extremidad "perdida"-. ¿Estamos a mano, entonces? Nuestros superiores querrán que una caiga, pues...-y se interrumpió cuando las fantasmas hablaron. La mayor dejó de fingir su brazo herido y sonrió de lado al ver que Yadhira continuaba con su interpretación-. Anda, vayamos a por ello-contestó sujetando a su hermana menor.

Mientras caminaban dio media vuelta para ver el desastre de la sala, esperando que sus padres no se enojaran mucho con ellas. Aunque dijo que la perdedora recogería, al final ella lo vendría haciendo con ayuda de su hermana o Yttrium para dejar la casa en buenas condiciones antes de irse. 

Luego ayudó a su hermana a sentarse y ella tomó su lugar al lado observando cómo se acomodó la mesa para que se pudiese desayunar. Seguramente cuando llegaran con su abuela tendrían mucha hambre, pero no importaba. 

-Bueno, provecho entonces-comentó Yahaira con autosuficiencia mirando a las tres que estaban con ella.

Ringo escuchó atentamente el relato de su contrincante, para cuando este terminó la sonrisa no le cabía en la cara y cuando intentó un "brofist" lo único que pudo hacer fue estirarse lo más que le permitía el cuerpo para corresponderle pero entonces el sonido de la puerta los interrumpió.

-No yo no... -Un momento, ahora soy un campeón, acabo de tener una de las peleas más emocionantes de mi vida. Podría ser... podría ser que una chica se sintiera atraída por por mi demostración de fuerza. Es como Jorge siempre dijo "Triunfa en el Ring y todas las puertas del mundo se abrirán ante ti". Tal vez hoy es finalmente el día... si el día en que finalmente consiga novia.

-Sii... ehh este digo si adelante por favor.

Ambas fuisteis hasta el comedor, cada una con sus "extremidades perdidas" y dejando el salón hecho un auténtico campo de batalla: desordenado y alborotado. Al llegar al comedor, visteis que las espíritus os habían preparado el "tesoro" poníendolas en un plato acompañadas de un vaso de leche para cada una -¡Bien! Un buen alimento para recuperar energías después de mi victoria- dijo orgullosa... ¿pero no era una tregua?. La chica se dirigió hacia la mesa y se sentó para empezar a comer galletas.

Mientras tu decidías, tu espíritu se separó un momento para ver como habíais dejado el salón y... -"¡¿Pero que habéis hecho aquí?!"- preguntó desde el salón Yttriun antes de volver -La guerra... la guerra no cambia nunca y deja las cosas así- sentenció Yadhira con tono solemne, como si dijera algo superimportante.

Con el bro fist que os dísteis, ambos os sentisteis algo doloridos... pero mereció algo la pena. Ambos erais campeones. Entonces asintió cuando dijiste de dejar pasar a la chica que habría tras la puerta -"¿Entonces la dejamos pasar? De acuerdo... adelante"- terminó diciendo quizás con ganas también de conocer a una fan suya al igual que tu, mientras que la puerta se abría.

Entonces, entró una chica de pelo morado, ojos amarillos, vestida con una camisa blanca de manga corta, una falda azul y zapatos negros con calcetines blancos -Ho... hola...- saludó la chica mientras entraba, con la cara algo roja... quizás por unos pocos nervios -Ha... habeis un combate genial...- dijo algo cortada... parecía ser una fan al final, que había pasado a saludar a los campeones.

-¿Tu victoria? Parece que alguien debe lavarse las orejas.

Yahaira sonreía de buena gana y optó por tomar asiento para desayunar y recuperar fuerzas. Lo único que esperaba era que sus padres no mirasen el desastre porque su madre era capaz de soltar un sermón largo y su padre, aunque no las regañara, no las defendería y saldrían con el típico "eres una adulta, compórtate como tal"... para al final decirles que recojan y que todo eso no era en serio, o no tan en serio. Imaginarse aquello provocó que la castaña sonriera y encogiera los hombros cuando Yttrium reclamó por el desorden.

-Yadhira tiene razón, la guerra deja secuelas y debemos aprender de ellas-tomó una galleta y dio una mordida-. Tranquila, recogeremos cuando terminemos-bebió un poco de leche y continuó con el ritual del desayuno platicando de alguna u otra cosa, como el recordarle a su hermana de sus deberes de vacaciones y si las fantasmas tenían planes cuando fueran a visitar a la abuela.

-Esto es... Esto es... ESTO ES POR LO QUE HE ESTADO TRABAJANDO TAN DUROOOOO....- Y tras pensar esto se levanta como si sus magulladuras ya no significaran nada, dirigiéndose a toda velocidad hacia la joven de cabello purpura y al llegar a ella la levanta y abraza con mucha fuerza, casi lastimándola, mientras comienza a girar con una cara llena de felicidad  -Si, mi primera fan, ¿Acaso estará enamorada de mi? ¿Debería preguntarle? ... Por lo pronto debería soltarla parece que su cara se está tornando del color de su cabello... SU CARA SE ESTA TORNANDO DEL COLOR DE SU CABELLO!!!!!!!!

Tras esto deposita a a la joven con cuidado donde estaba y comienza a disculparse -Lo siento en serio, a veces no controlo mi fuerza jajajajaja pero bueno ¿necesitas un autógrafo? ¿quieres una foto? o ya se ¿Una foto autografiada?- Mientras decía esto sacaba los objetos necesarios para cumplir estas ofertas como papel, bolígrafo y una cámara polaroid.- Así tendrás un recuerdo del día que conociste a los grandes campeones ¡¡¡¡¡¡ Antonio y Ringooooo!!!!!!!

Y tras decir esto toma una pose al más puro estilo físico culturista que de haber tenido una camiseta de mangas largas la habría destruido.

Al final, simplemente el desayuno transcurrió con risas y alegrías, hablando de la guerra que se había disputado y las secuelas que esta habían dejado en la sala de estar. Pero al terminar, ambas partes firmaron la paz, y juntas con sus "refuerzos" fantasmales reconstruyeron el escenario bélico, dejando el salón bien ordenado y limpio, como si nunca se hubiera cortado un brazo o una pierna de guerreras mexicanas. Y aunque todavía era temprano, ya se estaba haciendo tarde para llegar a buena hora a la casa de la abuela. Por lo que terminasteis de preparar las maletas, y con todo metido en el coche... os marchasteis.

Fue un trayecto largo en coche, debido a que la casa de tu abuela se encontraba a las afueras... además porque Platinun no paraba de preguntar si faltaba mucho para llegar. Pudiste aparcar enfrente de la casa de la anciana, desde la cual pudisteis ver como ella esperaba frente a la puerta con un porte tranquilo, portando un poncho color violeta y una dulce sonrisa entre sus arrugas al ver a sus dos nietas favoritas llegando a su hogar.

"¡Hooola abu!"- exclamó tu hermana al salir del coche para lanzarse a darle un abrazo a la mujer -Hola Yadhira, bienvenida bonita- dijo con tono amable correspondiéndole el abrazo a la pequeña.

A la chica le pilló desprevenida todos tus movimientos. Desde luego no se esperaba ese gran abrazo de oso amoroso que la alzó del suelo. Al poco de subirla, la notaste patalear mientras se ponía roja -Po-por favor, ba-bajame...- pidió la chica claramente incómoda por la situación inesperada.

Cuando la bajaste se recolocó la ropa que se le había alborotado un poco -No... no pasa nada... tranquilo...- dijo la chica ante tus disculpas.

Luego, ante la avalancha de peticiones que le estabas ofreciendo, de nuevo se le volvía a sentir algo sonrojada por tu actitud demasiado segura -Pues... bueno, de momento... si podemos hacernos una foto los tres... me gu-gustaría...- os dijo a los dos luchadores.

Durante el trayecto, Yahaira conducía como buena ciudadana cruzando por la autopista y contestando con la paciencia que se podía a la pregunta de Platinum. De cierta manera le alegraba el entusiasmo de la fantasma en ver a su abuela, pero agradecía que tuviese una hermana menor igual de latosa porque si no.... tal vez no hubieran llegado bien todas.

Al verla que les esperaba afuera de su casa, una sonrisa jovial apareció en el rostro de la castaña. Admiraba tanto a esa mujer que aún le causaba gozo estar con ella. Ya se había hecho a la idea de que subiría de peso, pero no importaba, un poco de ejercicio y estaría en forma de nuevo.

-Abue, hemos llegado-habló la joven al bajar del auto y cerrar la puerta-. Te extrañamos mucho-y se acercó para darle un abrazo grande y largo a la mujer-. ¿Cómo estás? ¿Ya comiste? ¿Descansaste?

Luego bajaría las maletas. Total, una taza de café con su abuela era primero.

A toda velocidad nos tomo unas cuantas fotos con Antonio aún en la camilla y, cuando encuentro que una me gusta para plasmar mi autógrafo le comento -Muy bien... Con mucho cariño a mi primera fan... Este ¿Cual era tu nombre?-

Quería que me tragara la tierra, tan emocionado estaba por mi primera fan que no le había preguntado ni el nombre. Mi cara se pone completamente roja y de repente todo el dolor vuelve a golpearme, casi obligándome a recostarme nuevamente en la cama.

A medida que te ponías rojo, Antonio también se ponía un poco... aunque él parecía estarlo más por la situación que por lo del autógrafo y la fan, rascándose la nuca y sonriendo algo nervioso.

Por otro lado, la chica escuchó la pregunta -¿Mi nombre? A si... al final se me ha pasado incluso presentarme. Perdón, se me pasó por alto que debías anotarlo en el autógrafo- dijo ella, disculpándose de forma bastante extensa con una reverencia incluida -¿Que iba a decir? A si, mi nombre... mi nombre es...- en el momento en el que lo iba a decir, la televisión de vuestra habitación de hospital se encendió -Ringo, ¿has encendido tu la tele?- preguntó Antonio confundido. Mientas que por su lado, la chica parecía sorprendida y hasta algo nerviosa -Mierda...- pareció musitar.

Las pantallas se encendieron de golpe, los contenidos de las pantallas tuvieron interferencias,... y poco a poco en la borrosa y glicheada imagen que se estaba retransmitiendo ahora se iba tornando en la imagen de lo que parecía ser un hombre joven enmascarado, vestido de negro y con lo que parecía ser una extraña máscara, que después de uno o dos minutos en silencio, comenzó a hablar con una voz fría y carente de emociones.

¡Shamanes y shamanas del mundo!- empezó diciendo el sujeto -Todos habéis visto mi señal en el cielo, todos sabéis que significa… y aquellos que no lo sepáis yo mismo os lo mostraré ahora- dijo con una seriedad casi robotizada mientras se echaba para detrás y dejaba ver lo que se encontraba al fondo. Lo que veíamos, era a lo que parecía un joven, vestido con kimono rojo y de largos pelos castaños… y un aspecto deplorable, apresado por cientos de cadenas que lo tenían inmovilizados contra una pared de piedra. Tenía toda la cara ensangrentada, los brazos y piernas cubiertos de moretones, y se notaba que a duras penas podía mantener la conciencia mientras trataba de mirar a la cámara desorientado.

Después de aquella dantesca imagen, el enmascarado volvió al plano -¡Yo, Darkmoon, he derrotado a nuestro ahora ex-Shaman King, Hao Asakura! ¡Lo que significa que ahora yo tengo el poder que antes le pertenecía!- sentenció con voz firme y amenazante -Y ese poder… será usado para purgar este mundo de los débiles…- dijo alzando la mano, como si fuera a chasquear los dedos sin llegar a hacerlo -Decidiré quienes serán dignos de sobrevivir con un torneo, respetando la tradición de los shamanes… por lo que espero tener a los shamanes más fuertes contra mi. Quienes luego quieran ir contra en mi presencia… se atendrán a las consecuencias llegado el momento…- terminó de explicar -Mis enviados irán a buscaros... y decidirán si sois dignos. Pero de momento… decid adiós a aquellos sin potencial que no harían más que perder mi tiempo- y chasqueó.

Las pantallas se apagaron de golpe, las conexiones volvieron y los canales recuperaron la emisión… nada sucedió... hasta al cabo de unos segundos. Todos notasteis como una fuerte sacudida os pasaba de largo a gran velocidad, casi al punto de tiraros al suelo.

De repente, empezasteis a escuchar ruidos del exterior de la habitación... como si mucha gente se estuviera cayendo al suelo de golpe en masa -"¡¿Que acaba de ocurrir?!"- preguntó algo acojonado y nervioso Antonio mientras se levantaba de la cama aunque estuviera dolorido.

La mujer anciana recibió con los brazos abiertos a su otra nieta más crecidita -Me alegro de verte Yahaira, cada día estas más mayor y más guapa- dijo tu abuela mientras sonreía al verte. Después de un largo abrazo grupal os separasteis -Eso mismo debería preguntarte yo a ti señorita... no intentes quitarme el gusto de hacerte a ti esas cuestiones- te respondió con tono amable -Esta todo bien, he desayunado hace poco y he descansado muy bien... ¿contenta señorita?- te dijo acariciando y agarrando con cariño tu moflete antes de soltarlo. No podía evitar seguir tratandote como a su niña -Ahora os toca responderme vosotras a mi, pero pasemos dentro y me lo decís con una taza de café...- dijo mientras os dejaba entrar en su casa.

La casa de tu abuela estaba como siempre. Parecía una estancia detenida en el tiempo, puesto que no había cambiado nada desde que tenías memoria. Había ya predemitadamente unas tazas de café humeante sobre la mesa, servida por la sirvienta de vuestra abuela, una mujer de cincuenta años a la que recordabas con cariño por darte caramelos cuando eras pequeña y que siempre había estado trabajando para la dueña de la casa. La mujer sonrió al veros y saludó, y se fue para la cocina para seguir preparando cosas.

Pero entonces, la tele que hasta ahora emitía un noticiero de mediodía, empezó a fallarle la señal -"¡Oh no! La tele se rompió, y yo que quería ver los dibujos"- exclamó decepcionada tu hermana, mientras que por su parte tu abuela se encontraba extrañada.

Las pantallas se encendieron de golpe, los contenidos de las pantallas tuvieron interferencias,... y poco a poco en la borrosa y glicheada imagen que se estaba retransmitiendo ahora se iba tornando en la imagen de lo que parecía ser un hombre joven enmascarado, vestido de negro y con lo que parecía ser una extraña máscara, que después de uno o dos minutos en silencio, comenzó a hablar con una voz fría y carente de emociones.

¡Shamanes y shamanas del mundo!- empezó diciendo el sujeto -Todos habéis visto mi señal en el cielo, todos sabéis que significa… y aquellos que no lo sepáis yo mismo os lo mostraré ahora- dijo con una seriedad casi robotizada mientras se echaba para detrás y dejaba ver lo que se encontraba al fondo. Lo que veíamos, era a lo que parecía un joven, vestido con kimono rojo y de largos pelos castaños… y un aspecto deplorable, apresado por cientos de cadenas que lo tenían inmovilizados contra una pared de piedra. Tenía toda la cara ensangrentada, los brazos y piernas cubiertos de moretones, y se notaba que a duras penas podía mantener la conciencia mientras trataba de mirar a la cámara desorientado.

Después de aquella dantesca imagen, el enmascarado volvió al plano -¡Yo, Darkmoon, he derrotado a nuestro ahora ex-Shaman King, Hao Asakura! ¡Lo que significa que ahora yo tengo el poder que antes le pertenecía!- sentenció con voz firme y amenazante -Y ese poder… será usado para purgar este mundo de los débiles…- dijo alzando la mano, como si fuera a chasquear los dedos sin llegar a hacerlo -Decidiré quienes serán dignos de sobrevivir con un torneo, respetando la tradición de los shamanes… por lo que espero tener a los shamanes más fuertes contra mi. Quienes luego quieran ir contra en mi presencia… se atendrán a las consecuencias llegado el momento…- terminó de explicar -Mis enviados irán a buscaros... y decidirán si sois dignos. Pero de momento… decid adiós a aquellos sin potencial que no harían más que perder mi tiempo- y chasqueó.

Las pantallas se apagaron de golpe, las conexiones volvieron y los canales recuperaron la emisión… nada sucedió... hasta al cabo de unos segundos. Todos notasteis como una fuerte sacudida os pasaba de largo a gran velocidad, casi al punto de tiraros al suelo.

Yadhira se había asustado con el mensaje, y rápidamente se había abrazado -"¿Que acaba de pasar abu?"- preguntó pegada a su pierna intranquila, mientras que la mujer intentaba aliviarla -No lo se vida mia, no lo se... no tengas miedo por favor...- dijo. Pero entonces, todas oísteis como en la cocina caían un montón de vasos y cubiertos al suelo, seguido de algo pesado cayendo con ellos.

Me quedo mirando en shock tanto a la joven como a Antonio. El sonido había sido inconfundible, al menos si es que teníamos en cuenta lo que había dicho el sujeto en la televisión. Atravieso la puerta de la habitación a toda velocidad para encontrarme con el horror. En efecto, como el extraño sujeto había prometido, el hospital estaba lleno de gente tirada en el suelo. Me acerco a una pequeña niña que se encontraba como dormida en una camilla -Hey, niña, despierta... HEY- Por más que trato gritarle o la mueva la niña no responde, me empiezo a mover entre personas repitiendo el procedimiento y ninguna de las siguientes cinco responde a mis intentos de despertarlas. Mi cara es de desolación cuando caigo arrodillado al piso, posición en la que permanezco al menos unos treinta segundos para luego incorporarme silenciosamente y, tras tomar una enorme bocanada de aire, gritar a todo pulmón -¡¡¡JORGEEEEEEEE, CARLOOOOOOS!!!- En cuanto estos aparecen salgo corriendo de nuevo hacia la habitación, no habían pasado ni cinco minutos desde que me fui y la chica seguía ahí aunque Antonio parecía que había terminado de incorporarse y ahora se encontraba al lado de su cama. En silencio me dirijo hacia el bolso que tenía mis pertenencias y de este saco unos guantes de boxeo los cuales me pongo. Con una mirada un tanto perdida me dirijo a la joven con un tono calmado aunque bastante forzado -Hey fangirl ¿Por qué no estás en el suelo como los demás? ¿Que es lo que tratabas de decirme antes de que esa pantalla se encendiese?- Mi brazo derecho estaba marcando mi musculatura con fuerza, evidenciando que bajo el guante mi puño estaba siendo apretado fuertemente.

Escuchar lo elogios de la abuela sonrojó un poco a la castaña, color que fue perdiendo conforme la mujer respondía sus preguntas lanzadas una tras otra para cerciorarse de que estuviese bien. Eso sí, soltó una leve risa al sentir su mejilla jaloneada, alegrando su corazón ante el gesto cálido de a quien consideraba su segunda madre.

-Responderemos tus preguntas, claro. ¿Tienes leche para el café? Sabes que negro no es de mi preferencia-habló Yahaira, pero en lo que esperaba ser respondida fue recibida por la sirvienta de su abuela a quien saludó con amabilidad y una gran sonrisa sin intenciones de interrumpirla. Empezó a preparar las cosas cuando escuchó la queja de su hermana, y como estaba ocupada no estaba viendo la pantalla del televisor-. Debe ser algún fallo de señal, no te pongas mal-buscó la mirada de su abuela para saber si ella estaba de acuerdo con el comentario, pero el rostro de la mujer se le hizo extraño. ¿Por qué miraba así la pantalla? Así que volteó mientras se enderezaba y lo que vio la dejó con la boca abierta y sus ojos como platos.

Recordó cuando era niña y había sintonizado aquella batalla contra Hao y su victoria, pero que en realidad había sido algo bueno y aquellos "héroes" del pasado que se habían esfumado sin dejar rastro. A partir de aquél torneo la vida había continuado como si nada hubiese pasado, sintiéndose una paz agradable en el aire ante la posibilidad de que ese nuevo ciclo diese oportunidades a cualquiera, de redimir y de seguir esforzándose día a día. Pero ese desconocido había cortado de tajo tal vía y amenazaba todo lo que ella conocía. Nadie de su familia quiso involucrarse en esa batalla hace años y ahora... ¿Qué debía hacer?

-Tranquilas, tranquilas...-la voz de la joven sonaba temblorosa, incluso sus ojos reflejaban ese temor de la incertidumbre del mensaje y esa sacudida que le provocaba calosfríos sin poder controlarlos-. Hay que sentarnos, si quieren iré a ver a...-y el ruido en la cocina la puso de sobresalto-. La señora de la limpieza. ¡Señora!-y sin pensarlo dos veces se lanzó a correr temiendo lo que aquél extraño había dicho: "Pero de momento… decid adiós a aquellos sin potencial que no harían más que perder mi tiempo"-. ¡Yttrium! -no tenía que decirle nada...  en su tono suplicaba que la acompañara.

La fantasma de la pache apareció junto a ti nada más la llamaste, volando con preocupación a tu lado hacia la cocina. De mientras, Platinum también había hecho acto de presencia para intentar calmar y darle apoyo moral a tu hermanita y su compañera, abrazándola y acariciándole la cabeza.

Al llegar a la cocina, pudiste ver lo que temías: la sirvienta de tu abuela tumbada boca abajo en el suelo de la cocina. Estaba inmovil, al lado de una bandeja de plata en la que ahora solo habían cristales y trozos de cerámica rotas que por poco le llegan a la mujer mayor al rostro, junto a con una mezcla de leche, agua, café... diferentes bebidas que seguramente iba a llevar al salón junto con unas pocas pastas.

Tu compañera se acercó rapidamente hacia la mujer, tomándole el pulso y comprobando como estaba -Sigue estando viva... pero tiene el pulso muy débil y funciones vitales mínimas. Parece que está en una especie de estado vegetativo...- te explicó la pache... aunque continuaba estando preocupada por mucho que la mujer no estuviera muerta -¿Como lo ha conseguido?- se preguntaba la india claramente asustada.