Partida Rol por web

Forad
Tus provocaciones no caen en saco roto. El caballero malherido siente la piedra que le golpea en el hombro izquierdo, se da la vuelta y te ve increpándole. Casi con hastío azuza a su caballo, embraza la lanza y la apunta sobre ti. Cuando su yelmo se torna rojo la lanza cae al suelo pesadamente, e intenta refrenar a su impetuoso caballo, que sigue avanzando hacia ti. Tú saltas a un lado en el último momento, cuando el caballo se disponía a arrollarte. Ves pasar al jinete mientras intenta desengancharse la correa que sujeta el yelmo. Sufre todavía en silencio las quemaduras que el yelmo le debe hacer en el rostro.
Kanlil
Tus flechas se clavan en los cuartos delanteros del caballo del Exaltado gordo y en la pata delantera izquierda de la montura del viejo con la banda morada. A pesar de que las flechas se quedan clavadas en los caballos y de ellas mana algo de sangre, los jinetes consiguen hacerse con el control de sus bestias y siguen atacando sin cesar a Faldoras
Faldoras
Desde el suelo eres un blanco fácil, la experiencia ganada en mil combates te lo dice, por eso saltas como un resorte para recuperar la vertical a la vez que detienes al bigotudo panzudo que se cierne sobre ti. Nuevas astillas saltan de tu desangelado escudo, pero apartas la espada del Exaltado y colocas un golpe hacia sus costillas, que en el último momento tu oponente vence desviando el espadazo con el canto de su escudo heraldo. Por el flanco ves acercarse lentamente al viejo exaltado, que te cierra toda huida, pues ahora tienes un caballo por cada flanco y el muro a tus espaldas. El viejo busca la oportunidad para golpearte sobre el brazo del escudo, pero tu recia armadura disipa el impacto entre los cientos de anillos que la forman. Estás en serios aprietos, a no ser que consigas abatir a alguno de tus oponentes, o tus compañeros te ayuden.
Sortien
Tus movimientos son como el fluir del agua. Como si fuera parte aún del mismo baile, das una pirueta para incorporarte e inicias la maniobra de ataque doble Jerold, calculando la posición final del jinete que a tus espaldas salta ahora sobre el murete. Tu estoque danza con dos filigranas que marean sin remedio a tu primer objetivo, el exaltado que, con media rodilla en tierra, se cubre tras un escudo. El aguijonazo final va hacia la arteria de la pierna izquierda, que no es alcanzada por culpa del escudo heraldo, que se interpone de pura casualidad en la trayectoria del golpe. Mascullas una maldición mientras giras sobre ti mismo haciendo un molinete para alejarte del Exaltado, dispuesto a colocar tu segundo golpe en el jinete anteriormente a tus espaldas.
Ankor
Ankor espera en tensión al jinete que salta. Cuando el caballo toma tierra, lanza un alarido y descarga de arriba a abajo todo su peso y el del espadón contra el exaltado. Por desgracia, el movimiento que realiza es demasiado lento y el caballero se desplaza junto a su montura un metro, momento en que aprovecha para intentar abrir en canal a Ankor. Éste se da la vuelta y con un golpe del canto de su espada aparta el hierro que le amenazaba.
Sortien
Finalizas las tres vueltas demasiado cerca del jinete, que se ha movido más de lo previsto. Por eso no tienes más oportunidad que clavar en el golpe final tu estoque contra la pierna del exaltado. Tu arma se clava profundamente en la pantorrilla del jinete, seccionando lo que encuentra a su paso e incluso atravesando la armadura por el otro lado para sentir cómo la punta de tu estoque rejonea al caballo en su vientre. El jinete lanza un alarido de dolor. Has clavado tan profundamente el estoque que deberás desclavarlo con fuerza a continuación.

Faldoras sabe que se encuentra en una situacion muy dificil Situaciones desesperadas necesitan medidas desesperadas piensa Faldoras.
Faldoras arremete contra el caballo del jinete de su derecha con todas sus fuerzas El caballo es un blanco mas facil, si consigo acerle daño eso me liberara por lo menos de ese Piensa mientras lanza su estocada y para el golpe del jinete de la izquierda

Haciendo una pequeña pirueta, mietras extrae gracilmente el estoque del muslo del exalto, Sortien efectua la apertura Molhan contra el exaltado a sus espaldas apuntando al gaznate de éste y deteniendo cualquier ataque que vaya dirigido hacia él.

Se intenta quitar el yelmo. No tiene éxito en su intento.

Forad trata de mantener la concentración mientras se esfuerza en superar el murete encaramándose en él. Sería bueno estar al otro lado cuando el exaltado retome la atención sobre él.

El Exaltado descarga con ira su hierro contra Faldoras. Por si acaso, se cubre tras el escudo.

Ataca a Faldoras. Su caballo, atacado por Faldoras, es más difícil de controlar.

A pesar del dolor de la pierna, se sobrepone al dolor y continúa combatiendo con Ankor desde su montura.

Se encara con Sortien para combatir cuerpo a cuerpo con él.

Forad
Mientras te concentras en mantener la aleación del yelmo a elevada temperatura, te encaramas al murete y te sientas en él, para deslizarte con cuidado al otro lado. Oleadas de dolor recorren tu espina dorsal, que late al ritmo de tu corazón. El exaltado lucha con el enganche de su yelmo a la par que lanza alaridos de dolor. Su caballo acaba por detenerse, pero gira sobre sí mismo inquieto por el estado de su jinete.

Kanlil
Las prisas te llevan a realizar dos lanzamientos sin precisión. Tu padre adoptivo siempre te decía que el disparo con arco es tres cuartas partes de concentración y una cuarta parte de genio. Resoplas y te dispones a lanzar enfocando mejor cuando te percatas de que no tienes más flechas a mano: deberás sacarlas del fondo de la mochila.

Sortien
Retuerces y retiras la punta del estoque. La sangra mana de la herida: no es brillante, así que te lamentas por que no has alcanzado ninguna gran arteria de la pierna del Exaltado. Con la exactitud de un reloj de arena trazas un arco descendente con el estoque, y en el mismo movimiento ejecutas los tres pasos de la Apertura Molhan. El exaltado que se había puesto en pie a tu espalda no tiene tiempo ni de alzar la vista hacia el hierro que le dará muerte. Tu estoque entra desde arriba al glóbulo ocular izquierdo, arrasándolo y rompiendo los huesos del cráneo. El caballero lanza un suave quejido y cae de rodillas. Cuando extraes el estoque se desploma exámine en el suelo, con una cascada de sesos y sangre resbalándole por el rostro.

Ankor
Con un grito de furia, de esa furia que proviene de tu niñez incompleta, de tu dura adolescencia, de la soledad que te impuso como amiga a la piedra de afilar, lanzas un golpe de derecha a izquierda contra el Exaltado. El jinete está presto a detener el golpe con su escudo, que queda astillado de la fuerza del impacto. Es tal el golpe que el jinete cae de su montura a la tierra blanda, tres metros más allá de donde se encontraba Ankor.

Faldoras
Agachándote, golpeas la pata delantera más cercana del jinete viejo. El golpe, fuerte, no es suficiente como para hacer perder el pie al caballo, que relincha y se alza sobre sus patas traseras, lanzando regueros de sangre por doquier. El viejo controla a la perfección a su caballo clavándole las espuelas. Detienes casi sin ganas el golpe del jinete gordo cuando de reojo ves cómo el viejo lanza una estocada rápida desde arriba. La noche se abre sobre ti súbitamente, y sientes la tierra acercándose con rapidez hacia tu rostro, que te parece húmedo antes de caer desvanecido por el dolor.

Forad se apresura a bajar del otro lado del muro para poder avanzar más rápido. Quiere ayudar a "su Padre" pero la fuerza de su mente ya está algo debilitada y no es cuestión de agotarla intentando llegar con la magia tan lejos. Sobretodo teniendo en cuenta que el dar alcance a la magia no es una de sus mejores bazas.

Ankor esprinta hacia el Exaltado que ha caido 3 metros más adelante con la intención de darle un golpe definitivo antes de que pueda reaccionar tras la caida del caballo. Conforme corre, deja que la espada caiga ligeramente hacia atrás para aprovechar la fuerza del esprint a la hora de asestar el golpe. AAAHHHHHRGG

-MUEREEEE GALLINA CON BIGOTES

Retoma las riendas de su montura y la obliga a saltar el murete, para continuación atacar a Kanlil. Su montura se niega a seguir sus órdenes.

Echa un vistazo a su alrededor. Se dirige al trote a donde está su compañero, el del yelmo metálico. Le ayuda a quitarse el yelmo, cogiendo su banda y usándola para evitar quemarse. Mientras, al ver a dos de sus compañeros caídos, grita:
-DOLID, HIERE AL CABALLO Y SÍGUEME

Lanza alaridos mientras sigue intentándose quitarse el yelmo. Por fortuna, su compañero viejo llega a su altura y le ayuda a quitárselo.

Herido en la pierna y desmontado, hace acopio de valentía y detiene y ataca al primer oponente que le alcance.

Forad se complace al ver que su objetivo se ha acercado a su posición. Se deja caer tras el murete y se prepara lo más rápido que puede para hacer arder las herraduras traseras de ambos caballos.

- A Padre no se le toca. - Gruñe para si mientras prepara el conjuro y se dispone de modo apropiado para tumbarse pegadito al muro si arremeten contra él y así poder ganar un tiempo precioso si fuera necesario.