Partida Rol por web

Kanli, arco en mano, camina entre árboles y arbustos intentando hacer el menor ruido posible, atento a cualquier sonido o movimiento que revele la posición de algún desafortunado animal.

Kanlil, ya con su nueva presa al fuego, está atento a la conversación, pero sin apartarse demasiado del fuego.
Bueno, historias de draconoseque aparte, y conjuradores que no sabemos si ciertamente han hecho eso que decís, ¿por que no nos centramos en nuestros siguientes movimientos? Me ha parecido oír que proponíais preguntar a alguno de esos clanes bárbaros si sabían algo de las reliquias o de ese Horgan Hos…¿Estaréis de broma, no? ¿Queréis que nos maten? ¿Estáis seguros que si supieran algo de las reliquias nos lo dirían?- comenta Kanlil, a quien no le hace ninguna gracia el tener que relacionarse con los barbaros.

Forad termina de comer y sale al exterior sin decir nada. Las tramas políticas le abotargan el cerebro. Ha vivido media vida en las montañas y sus mañas no son con las personas. Llegado el momento hará todo lo posible pero ahora que decidan otros.

- Que frescor. Me encanta el aire fresco de la montaña. - Forad respira hondo, observa el ambiente y se dirije hacia algún lugar oculto junto a algún árbol o arbusto recio. - A ver si encuentro uno que sólo se debilite y no muera.

Forad se acerca a la cabaña tratando de evitar ser visto pero con suficiente naturalidad como para que, si fuera el caso, no se noten sus intenciones.

-Si me ve el pastor lo mejor será que llame su atención lo suficiente efusivamente como para que el manco y los otros me vean. Saludarle será lo más aconsejable.

Forad, tardas un par de minutos en localizar al pastor, y lo haces gracias a tres grandes perros que acuden a un mismo punto. El tipo es un vallés peludo que se refugia bajo algunas pieles y que camina por la linde del bosque. No parece reparar en ti, y para cuando llegas a la cabaña, sigue rodeando Montepelado con su rebaño. Piensas que quizás a la tarde o al caer la noche vuelva.

Ankor, no parece haber ningún árbol frutal cerca. En las zarzas encuentras algunas moras rojas que recoges , y que serán un buen complemento para la cena. Cuando vas a bajar a colocar las trampas, ves que algunas ovejas se afanan en dejar atrás Montepelado, así que esperas un poco más a que no se vea ya ninguna y luego bajas al bosque y las pones rápidamente. Cuando subes la cañada hacia vuestro refugio, ves allá arriba, donde la piedra crece desnuda, varias cabras montesas deslizándose tranquilamente hacia el norte.

La tarde transcurre con tranquilidad. La suave lluvia no se detiene en todo ese tiempo, y la noche os alcanza casi por sorpresa. Os refugiáis en la cabaña con la llegada de las sombras. Kanlil cocina lo que Ankor cazó con las trampas para cenar. Sólo os resta decidir si haréis guardias o no, y quizás comentar el qué hacer si aparece ese pastor que vio el conjurador a la tarde.

Sortien asiente ante las explicaciones de Verom, y no dice nada por el comentario de Kanlil. Se detiene, se reorienta y luego indica una dirección.
-El este debe estar por allí. En algún momento cruzaremos la carretera de Visagreja.
Luego reanuda la marcha. Os hace rodear una gran olla aluvial, quizás una de esas grutas que visitásteis cuyo techo se desplomó, donde crecen cantidad de helechos que impiden ver el fondo. Allí acaba el arroyo que os acompañaba desde la cañada.

Según la rodeáis, Forad repara en que hay una escala medio oculta al pie de un gran pino cuyas raíces asoman desconsoladas en el gran desnivel. Es probable que la lluvia la haya desplazado y por eso queda colgando en parte en la pared. Vuestra ruta os lleva a rodear el enorme agujero cerca de ese pino.

Sortien vuelve a hablar segundos después.
-Los jefes seguramente saben que debe acompañarte un bárbaro, pero no los bárbaros comunes, ¿no? De cualquier forma, antes de llegar a la carretera debemos encontrar una excusa, no quiero que nos pillen por sorpresa.

Al salir Forad se quitó la venda de la cabeza dejando ver la piel limpia de heridas y miró al resto del grupo tratando de evaluar si podría hacer algo por ellos.

Una vez emprendido el camino comenzó a murmurar sus cánticos.

Mientras todos se dedicaban a recoger sus cosas Forad se acercó a Kanlil.

- Estoy en plenas condiciones y durante el día me recuperaré de esto... Esa pierna no tiene buen estado y es preferible que estemos todos en las mejores condiciones posibles. - Forad se giró hacia Ankor. Y tu también, grandullón.

Forad se dedicó unos momentos a evaluar las heridas.

- A ver a ver... tengo que optimizar mis energías. Bueno, acompañadme cerca de aquellas zarzas. Tendremos que coger parte de su vida para no tener que cogerla de nosotros.

El distraido Forad sigue de cerca a Kanlil. No puede sacarse de la cabeza la cantinela de la conversación entre el manco, el sureño y el joven vallés, e inconscientemente le está prestando atención, lo que le impide concentrarse en metas más útiles para lo que él es.

Como no está ni en un sitio ni en otro, Forad rodea un helecho por el lado contrario que Kanlil y ¡de buenas a primera da un traspiés hacia el vacío!; por ese lado del helecho está el gran desnivel que rodeábais. Forad grita y se agarra como puede al helecho...

-¿Que cuenta el remilgado ese? Parece que sabe más de lo que dijo. - Forad tropieza con una piedra y da un traspiés. -Argh!! Vuelve en tí. Tienes que recuperar energías. Nunca se sabe cuando las necesitarás de nuevo. Pero... ¡ese tío sabe más! ¡estoy seguro! - Forad vuelve a tropezar con una raiz y se queda mirando al suelo mientras avanza.

Cuando vuelve a mirar hacia delante no ve a Kanlil y lo único que ve es un vacio. Con desesperación manotea en el aire mientras mantiene el equilibrio a duras penas hasta que, en uno de los manoteos, logra asirse a una rama cercana.

Por un momento se queda estático. Con el corazón en un puño se hace consciente de la situación. Traga saliva y tira de su cuerpo hacia detrás. Una vez ya seguro se apoya contra el árbol y respira hondo.

- Te ha faltado poco para pegarte un guarrazo de la leche. A ver si te centras. - Forad se da un golpe con la palma de la mano en la frente a modo de regañina.

Dejáis atrás el socavón. El bosque va perdiendo desnivel, se empiezan a ver algunos arbustos y los pinos se distancian poco a poco. Camináis durante una o dos horas. Pasáis cerca de los restos de lo que parece un campamento abandonado, una explanada donde han cortado varios pinos y se observan restos de fogatas y letrinas. Sortien divisa algo más adelante la línea de la carretera que divide el bosque en dos. No hay ni un alma a la vista.

- Siggamos herrrmanos.

Verom comienza a hablar con un acento rudo y tosco como el de los bárbaros. Sus movimientos se vuelven exagerados y sus andares pesados, empieza a parecer un bárbaro de verdad.

Tras colocarme bien la capa continuo hasta el camino no sin antes ver que todos estén listos

Forad trata de desasir la punta de la lanza del asta (inventar).

- Es bueno un bastón para el camino

Forad trata de desasir la punta de la lanza del asta (inventar).

- Es bueno un bastón para el camino - Murmulla a mientras a regañadientes trata de adaptar la lanza para que pase desapercibida. - Veo que no voy a poder guardarme la punta en el zurrón... maldíta sea que bien pillada que está. Bueno, pues haremos otra cosa.

Después de tirarse un rato luchando con las correas que sujetan la punta de la lanza al asta de esta, Forad cambia de táctica. Busca entre sus pertenencias restos de tela, cuero y piel y los ata alrededor de la punta para que parezca un acolchado donde apoyarse (ocultar). Incluso se entretiene en adornarlo con algunas plumas y piedras a modo de amuletos.

Sii, siggmasoss, adelantteee.- dice Kanlil intentando imitar el tosco acento de Verom.
Kanlil intenta esconder sus armas como bien puede, tapándolas con la capa, y por supuesto acentúa su cara de niño bueno, cosa que suele inspirar confianza en la gente que conoce.

Un Ankor sudoroso y aún jadeante por el esfuerzo rie incrédulo cuando le proponen la idea de ocultar las armas y parecer unos meros caminantes.
Yo buscaría alguna otra excusa porque serán bárbaros pero no creo que sean ciegos. Dice tras sus risas y mientras se contempla de abajo arriba tocándose alguna de las partes de la armadura.
En fin, no soy yo el que piensa hablar con nadie así que... Ankor no obstante hace un intento de ocultar su aspecto de mercenario con su capa de viaje.

Ankor emprende la marcha tras Sortien y Verom y se pone a la altura de Kanlil a quien le pregunta por las conversaciones entre los dos primeros para ponerse al día de lo sucedido en su ausencia.

Sortien escucha las palabras de Verom atentamente.

[b]De acuerdo Verom, principalmente intentaremos interceptar al jefe de clan, hay que ver que camino sería el más idóneo para llegar desde la frontera de Gordram.

Si no es posible localizarlo, nos presentaremos a Horgan Hos con el contexto que digimos anteriormente. Después buscaremos la información.
Una vez allí Kanlil no te separarás de mi, Ankor no miraras a nadie con mala cara y Foras no conturreará en ningún momento, sin hablar de que no quiero barbaros como el conejo que cocinó Kanlil.