Partida Rol por web

Silent Hill: Chapter Zero

La mansión de los espiritus

Cargando editor
28/02/2017, 00:16
Louise Ross

El silencio de la mansión Bartlevy actúa como catalizador de los sonidos, los cuales viajan desde los más recónditos lugares; llamando la atención de los presentes.

Podría ser la vieja caldera del sótano, o una ventana permitiendo el paso del viento, podrían ser mil cosas.

Es un sonido difícil de identificar para una mansión tan antigua que cruje como los huesos de un anciano. ¿Un golpe seco? ¿El retumbar de alguna maquinaria oxidada? ¿Alguna cañería que se queja? ¿O el simple eco de las cavernas cercanas, donde corre el rio subterráneo? Ni siquiera James podría asegurar con precisión a que se debe.

Tampoco importa porque su duración, de apenas algunos segundos, termina con la llegada de la comida al salón principal donde la mesa aguarda servida.

-Señor, la mesa se encuentra servida. – indica Louise al llegar desde atrás de todos al ingresar al salón por una puerta que Jerko no había visto. La vieja empleada aguarda la respuesta del señor de la casa para comenzar con el protocolo de servir la comida y demás.

Notas de juego

Jerko: Por favor indica que has pedido al chef.

Cargando editor
03/03/2017, 14:19
Jerko Todd

Un escalofrío recorrió mi espalda cuando la mano de Jules me acarició de aquella forma. Le dediqué una mirada de agradecimiento enmascarada entre mi neutro semblante que aunque inexpresivo, era ya algo más claro para alguien que había empezado a conocerme en profundidad.

La manera en la que mi novia sale en mi defensa no pareció contentar demasiado a su padre. Su respuesta comenzó a ponerme intranquilo por la posibilidad de que insistiera en sumergirse en mi pasado y por la frialdad de sus palabras. Aunque Jules no lo sabía todo de mi pasado, la parte más oscura, sí le había contado mis males más recientes y pese a no ser tan negros, no creía que fueran a ser de su agrado.

Me sorprendió la aparición de la sirvienta - ¿Por dónde ha entrado? - dije dándome la vuelta para mirarla después de que James avecinara su llegada. La comida parecía estar lista y en el momento más oportuno, pues así pudimos romper con aquella tensión que se había generado tan de repente. Me levanté del asiento dispuesto a dirigirme al comedor, tendiéndole una mano a Jules para que se levantar y esperando a que el señor Bartlevy hiciera lo mismo. Aquella carta que me mostró tenía cosas demasiado refinadas, muchas de ellas desconocidas para mí, algo que achaqué a sus estudios en Francia. Intenté buscar lo más sencillo que pude haber visto, aunque aún así sonaba demasiado refinado - Paletilla de cordero lechal con patatas confitadas y puré de ajos asados - recordé lo que le había señalado a la sirvienta al indicarle James que me mostrara la carta.

Estando de pie, algunos ruidos captaron mi atención que hizo que me girara en busca de su procedencia sin más resultado del previsto. Sin darle más importancia a aquel hecho, recordé algo que Jules había propuesto y James había dejado de lado - Sería fantástico poder conocer mejor la Mansión - dije sonriendo a la chica aunque dirigiéndome a ambos. En especial había había una parte en concreto que me daba más curiosidad que el resto - Sobre todo tu habitación - añadí en mi cabeza sin quitarle los ojos de encima a mi novia. 

Terminé por darme la vuelta de nuevo hacia la señora, al lado de Jules, haciéndole un gesto con la cabeza de conformidad y agradecimiento por haberlo dejado todo preparado. Tras el pequeño gesto, llevé la mirada al señor Bartlevy, aguardando que fuera el señor de la casa quien tomara la cabeza de lo que vendría a continuación. 

Cargando editor
05/03/2017, 10:02
James Bartlevy

-Excelente elección-contestó James-Bien, pues el cordero tardará un tiempo en hacerse. Así que tendremos tiempo para hacer ese recorrido por la mansión. Ya te aviso de que no hay estancias que llevan décadas sin ser usadas y no estarán aptas para ser visitadas. Aún alojando también al servicio, se hace demasiado grande para dos personas. Puedes llevarte otra copa, si quieres. Y mientras, ya que no me quieres hablar de tu pasado, quizá tenga más suerte preguntándote por tu futuro ¿Qué planes tienes para la fundación, muchacho?

Dando por hecho que la respuesta a su invitación sería un "sí", James comenzó a caminar.

-Seguidme-dijo caminando hacia la entrada principal-Bueno, ya conoces el Hall principal. Como te decía, cada piedra de esta casa fue traída del viejo continente y la casa fue recontruida desde sus cimientos. Desconozco si la reconstrucción es fiel al cien por cien, pero si pudiésemos desmontar todas esas piedras, aún encontraríamos la numeración que le pusieron para poder reconstruirla. Te puedes hacer una idea de la complejidad de tal obra. Un error por pequeño que fuese, podría comprometer toda su estructura. La fachada es de estilo neogótico, del siglo XVIII, pero fue contruida sobre un edificio anterior que data del siglo XIII. Mi padre decía que en el pasado fue una abadía, pero me parece poco probable. Tiene tres plantas; esta y dos más. Ya conoces el salón-biblioteca. De ese otro lado, está el comedor, donde después nos servirán la cena.

James apuntó al punto opuesto de la puerta principal.

-Hacia el fondo, hay otro pequeño vestíbulo que da a la zona del jardín. Vayamos allí. Es mejor verlo cuando todavía hay luz natural. Que sea Jules la que te lo presente, pues es uno de sus lugares favoritos de la casa. 

 

Cargando editor
08/04/2017, 20:52
Jules Bartlevy

Las palabras envueltas dentro de una historia para contar reflejan en mi Padre como los años continúan haciendo mella en él, bajo el eterno fulgor de los devenires familiares y todo lo que guardado entre estas paredes debe estar. No más que el silencio y una tímida sonrisa surge de mis labios mientras camino junto a Jerko, sin dejar de apreciar el intenso aroma de las delicias que se ofrecen en mi hogar, donde el gusto bienaventurado siempre es excelente. 

- Claro Padre, será un placer hacer un recorrido por la mansión junto a Jerko. - me limito a decir guardando en mi mente cada detalle de estos pensamientos que afloran ante la presencia de mi novio en la Mansión. - ¿Cuánto deberé callar? ¿Qué secretos pueden revelarse? - me pregunto. Tanta historia se revela a través de las marcas reflejadas en las paredes, que al igual que mis pesadillas surcan diferentes mundos todos conectados entre si. 

- Debo confesar que siempre me emociona escuchar la forma en que lo cuentas Padre, tan real y tan misterioso a la vez. -  comento al dedicarle una dulce mirada, orgullosa por su sabiduría y preocupada por todo lo que en mi mente se ensombrece. Tanto que ver, comprender y porqué no eludir.

Cargando editor
11/04/2017, 00:42
El Mensajero

Al compás de una tonada, que llega hasta los presentes desde algún recóndito sitio de la inmensa mansión, Jules y su novio recorren el trayecto que lleva desde el hall principal hasta el vestíbulo trasero que cumple funciones de antesala al jardín de la familia Bartlevy. La música, que es nueva para los oídos de James y Jules, rápidamente queda atrás cuando el trío llega a su punto de interés.

El sol languidece bajo un puñado de nubes características de la estación, y los arboles que protegen la mansión también se esfuerzan por extinguir al astro rey así como la poca luz que baña el extenso jardín.

El área verde se extiende hasta donde la vista alcanza, con varias fuentes delimitando las intersecciones de los caminos que llevan hacia los laterales y más allá para dar comienzo al laberinto verde, donde Julie de niña solía pasar las horas diurnas de los días veraniegos.

Desde el vestíbulo James y los demás observan la espesura cuando, por azar o destino vaticinado, Jerko rompe una de las tablas del lustroso suelo.

Las tablas crujen un poco por su antigüedad pero donde el joven se detuvo la suerte no fue la misma. Al apoyar su peso en un pie, la tabla cedió al romperse por el medio y este casi perdió el equilibrio por el accidente.

Entonces algo llama la atención de todos. En el agujero provocado por la tabla, algo brilla ante la luz artificial del vestíbulo.

Cargando editor
11/04/2017, 05:23
James Bartlevy

James acompaña a los dos jóvenes permitiéndoles ir delante, con Jules haciendo como gía. James sonríe complacido al ver a la joven alegre y emocionada, explicando cada detalle de la casa. James arquea una ceja cuando la extraña y desconocida tonada comienza a sonar, sin que el empresario llegue a adivinar cómo, por qué o quién es el intérprete. Del vestíbulo trasero, la visita para al jardín trasero de la mansión.

-El jardín obviamente, no nos lo trajimos-bromea James-Hay más de cincuenta especies arbóreas y más de 100 tipos de arbustos florales. El laberinto lo mandé hacer especialmente para Jules. A ella le gus...

De pronto un ¡crack! interrumpe la explicación y una de las tablas del entarimado del porche cede ante la pisada de Jerko. James echa la mano para evitar la caída del joven. 

-¡Oh, lo siento!-dice preocupado ante la posibilidad de que su invitado se haya lastimado-¿Estás bien, muchacho? Estas tablas son viejas. Haré que William las revise mañana sin falta. 

Pero algo más llamó su atención cuando miró el agujero, allí donde la tabla había cedido. James se acercó a mirar de cerca, a ver de qué se trataba.
 

Cargando editor
11/04/2017, 18:57
Jules Bartlevy

El sonido de aquella melodía había captado mis sentidos y como era de esperar por momentos la mirada se desvía buscando tal vez su lugar de procedencia hasta que la voz de mi Padre me trae de regreso. Puesto que el Jardín allí resplandecía ante la vista de los demás, no sólo por su belleza sino por todos los recuerdos que conlleva de mi infancia. 

- Ese laberinto siempre resultó ser un enigma para mi, adoraba recorrerlo sin importar la hora del día. -  comento dejando entrever esa añoranza de aquellos años donde la felicidad reinaba en mi ser a través de risas, juegos y muchos momentos plagados de alegrías compartidas con James. - Las rosas también tienen su encanto, aún sigo esperando más combinaciones de color. Las negras siempre me fascinaron pero no logro conseguir un gajo para plantar. - agrego al dedicarle una mirada a mi Padre debido al sonido que seguía permanente allí, hasta que una pisada mala por parte de Jerko terminó en una tabla rota y el reflejo de algo interesante más abajo. 

- ¿Estás bien cariño? -  le pregunto a Jerko mientras rodeo con mi brazo su cintura, un tanto preocupada mientras James revisa el suelo. - Tienes razón Padre, mira si con estos tacos quedo en el suelo. -  bromeo para quitarle un poco el hierro al asunto. 

Notas de juego

A ver si no desvarío tanto como en el anterior post. xDDD

Cargando editor
22/04/2017, 01:48
El Mensajero

Notas de juego

Mañana cierro la cena con un resumen, dejando espacio para que también lo hagan.

Cargando editor
23/04/2017, 23:12
El Mensajero

Exceptuando el accidente del tablón roto, el resto de la velada continuó de forma superflua, con charla amena y ligeramente acida. Pasaron las horas sin mayores expectativas, donde los altibajos provenían de los ocasionales chistes del invitado y sus deslices hacia el escote de la pelirroja que deambulaba al servicio de los comensales pese a la negativa de su madre y autora de las delicias.

La situación no podría ser de otra forma, con la acalorada discusión de Jules y Jerko en la puerta de la mansión, poco antes que este se marchase. Con gran probabilidad Jerko no volvería a ver a la rubia. Aquello reconfortaba en cierta medida a su padre, que observaba todo desde la biblioteca de la planta alta, donde su oficina se encuentra.

En realidad el punto más oscuro en toda la velada era la llave que James tenía en sus manos. Un objeto que Julie sacó del agujero en el piso de madera y que de forma desinteresada fue entregado a su padre.

James había visto esa llave muchos años atrás, en otro sitio y bajo circunstancias difíciles.

Esa llave la había perdido en Bar Harbor. Esa misma llave, que había sido extraída del interior de la boca de un cadáver en el hospital.

La escritura de la llave era la misma…”Deposito 6”.

Aunque ahora había otro dato más… “…pie Iron & Coal”. El principio era ilegible, pero el resto no.

Notas de juego

 Esta es la "tan conocida" llave, que oscuros recuerdos trae a James.

Y con esto cerramos la cena. Si quieren pueden dejar una narración antes de pasar al siguiente evento.

Cargando editor
24/04/2017, 08:34
James Bartlevy

Según avanzaba la cena, James se iba formando una idea acerca de aquel joven. Un muchacho que jugaba a ser adulto, algo para lo que demostraba estar muy verde todavía. Un muchacho, que se esforzaba por ser educado y respetuoso sin lograrlo. Pero al menos hasta donde pudo averiguar James, un buen muchacho. A esa edad las hormonas son malas consejeras. Su timidez, la evidente dificultad que tenía para adaptarse a una situación ya de por sí complicada y el escote de la Señorita Ross, habían convertido la velada en una auténtica prueba de fuego para el muchacho. Y había fracasado, al menos a ojos de Jules. Así lo reflejaba el rostro de la joven que desde que se sirvieran los aperitivos, parecía cada vez más agobiada y disgustada por la situación.

Para James, el comportamiento del joven, estaba dentro de lo previsible. Al fin y al cabo, él también había sido joven y aún a su edad, le resultaba complicado no sucumbir a aquellos encantos. Para un joven como Jerko, con las hormonas a flor de piel, debería de ser un auténtico reto.

James se despidió del muchacho en el salón con un apretón de manos y una sincera sonrisa, dejando que fuese Jules la que lo acompañase hasta la puerta.

Y llegó el momento de la despedida entre los dos amantes. Desde el ventanal de la primera planta, James observaba lo que interpretaba como la escenificación de la ruptura entre los dos jóvenes. Parecía que Jules le gritaba y él intentaba disculparse torpemente.

Sintió pena por el chico, pero lo cierto es que el hecho de que Jules se echase novio, no haría sino complicar las cosas. Y también por Jules...siempre deseosa por encontrar algo que la conectase con el mundo. Ese mundo que parecía ajeno a lo que sucedía dentro de aquella mansión. Entonces James reparó en aquel objeto con el que llevaba jugueteando entre los dedos de su mano derecha desde hace cosa de  media hora, cuando Jules lo había encontrado debajo de aquella tabla. Aquella casa tenía una extraña forma de dejarle mensajes. Lo observó y se quedó pensando.

"Iron & Coal..."

Cargando editor
24/04/2017, 14:17
Jules Bartlevy

Lejos estaba de comprender lo que ha sucedido esta noche, sólo puedo ser consciente del enorme pesar que me genera todo esto. Al ver como de una forma tan simple, austera y quizás menos preciada, una relación se derrumba en cuestión de segundos. Solo bastaron algunos gritos y el perderse entre miradas por última vez mientras el adiós se hace partícipe a través de cada segundo perdido, agazapado por un silencio omnipresente. 

Ahora al girar sobre mi misma regreso a la mansión, en mi rostro no existe algún rastro de dolor puesto que ni siquiera una lágrima se ha derramado por las mejillas. - ¿Qué sucede Jules? ¿Acaso ya no lloras? - me pregunto al adentrarme un poco más con la intención de perderme en el cobijo que solo mi hogar puede brindarme. Como siempre entre las sombras siendo el bienestar necesario para superar una ruptura no esperada. 

Pese a todo, busco con la mirada a mi Padre sabiendo que sólo él es capaz de comprender lo que sucede. Me vio crecer, conoce cada aspecto de mi y es un faro en medio de tanta oscuridad que suele agobiarme. La verdad es que necesitaba de su abrazo y aquella caricia tan significativa, que refleja una fehaciente esperanza de que todo estará bien. 

Ya convencida, sigo caminando con la intención de encontrarlo. 

Cargando editor
24/06/2017, 00:47
El Mensajero

La mansión Bartlevy

 

Pocas mansiones tienen la fama que realmente merecen, y la mansión Bartlevy es una de esas que acumulan decenios sin que nadie se entere cómo y cuándo.

Antes de los años cincuenta, la mansión había sido el foco de escandalosos reportajes, producto de investigaciones periodísticas sumado  al nuevo orden mundial posterior a la segunda guerra mundial.

Luego, con la llegada de la “guerra fría”, la familia Bartlevy salió del foco mediático, casi desapareciendo de los medios salvo contadas excepciones políticas. Ahora, a mediados de los setenta, la mansión es otro gran caserón en incipiente declive que solo sirve para alimentar las historias de los alrededores de New York.

La mansión, situada a casi una hora de “La gran manzana”, recibe a su familia y a los invitados en medio de la madrugada. Supuestamente es lugar seguro, para agrado de algunos y pesar de otros. Solo el tiempo dirá como termina la noche, antes que las velas ardan.

Para ser una mansión en declive la seguridad dentro es envidiable. Dos guardias con perros entrenados reciben a William y los demás en el pórtico de hierro medieval que separa - junto a la muralla de tres metros- el mundo ordinario de la antigua casta Bartlevy.

Luego varias hectáreas de bosque ocultan el camino que lleva hasta la colina donde mengua la mansión, que según la leyenda fue traída del viejo continente ladrillo por ladrillo a principios de la fundación de la ciudad que nunca duerme.

Poco antes de la mansión un cementerio advierte a los visitantes sobre la vida privada de los Bartlevy, dejando a la imaginación del visitante los nacimientos y defunciones dentro de las arcaicas paredes de la mansión.

El automóvil de a familia es aparcado junto a otros vehículos, para luego todos ser escoltados por el jefe de seguridad, el mismo que conduce la limosina y que se presenta de manera hosca y de mala gana como “Señor Barker”. Una vez que sale del vehículo todos ven claramente como el robusto hombre extrae una escopeta de abajo del asiento y con esa arma escolta a todos hasta la entrada de la mansión. - Solo por si acaso- advierte Barker a los atónitos observadores. James y Jules desde luego están acostumbrados al proteccionismo del custodio. 

En cuanto a la residencia, dos chapiteles góticos de altura desigual dominan la silueta asimétrica que está ubicada en un punto estratégico del área. En otro momento, y con buen clima, se puede ver claramente todo el paisaje circundante, llegando incluso a La gran manzana y la bahía.

Al cruzar el enorme umbral, el interior es iluminado durante el día por vitrales medievales con notorios significados religiosos, típicos de la Europa medieval.

El interior del hall se trata de una gran sala rectangular con un techo tan alto como dos chapiteles góticos que se podían apreciar desde afuera. Dos sendas escaleras ascendían zigzagueantes en el medio de la estancia y conectaban los niveles superiores con una balconada en cada nivel. Del otro lado un pasillo conduce a otra habitación enorme y a la parte trasera de la mansión.

La recepción está parcialmente amueblada con un banco de madera en una pared y un sofá muy cómodo contra las escaleras. Hay mesas cerca del banco y del sofá, y cada una soporta un candelabro. Colgando del techo (conectados mediante cuerdas a las esquinas de la habitación) hay candelabros de dos brazos que pueden bajarse con las cuerdas. Cada candelabro soporta seis velas, siendo lo único que no porta bombillas eléctricas.

Hacia el final, dos puertas dobles dejan entrever una biblioteca y una oscura habitación.

En el suelo del Hall una inscripción grabada en mármol cita lo siguiente:

Ahora vemos por espejo, veladamente; pero después veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.

Corintios 13:12 

El único de los visitantes que conoce la mansión pese a jamás haber puesto un pie en ella es Harry, quien identifica el enorme caserón con la gemela estructura de Martinson, en Bar Harbor. Un escalofrió recorre su espalda mientras sus pasos avanzan hacia el interior de la mansión.

Notas de juego

Escena de introducción para el rol en la mansión

Cargando editor
25/06/2017, 11:22
James Bartlevy

-Bienvenidos a la mansión Bartlevy-dijo James con solemnidad mientras invitaba a los ocupantes del vehículo a cruzar la puerta de doble hoja que conducía al interior del vestíbulo-Lamento haberte traído aquí en contra de tu voluntad, muchacha, pero es el único sitio en el que puedo garantizar vuestra seguridad. O al menos, el único en el que hasta ahora he podido hacerlo.

Se tomó un momento para mirar a sus invitados mientras sonríe.

-No se dejen intimidar por su tamaño. Les aseguro que vivir en un lugar como este tiene más inconvenientes que ventajas.

Su mirada se cruzó con la de Harry, que parecía desconcertado. Y entonces, se dio cuenta del motivo.

-Efectivamente, Harry. Esta mansión es idéntica en su disposición y decoración a la masión de Martinson de Bar Harbour. Si tú te sorprendes ahora, imagínate cómo me quedé yo cuando visité aquella mansión. En este caso, la mansión fue traída piedra por piedra por mis antepasados desde el viejo continente. De la mansión Martinson, poco puedo decir.

El empresario hizo sonar las palmas para avisar al servicio.

 

Notas de juego


 

Cargando editor
25/06/2017, 15:52
Jules Bartlevy

Al estar en su hogar,  Jules libera un profundo suspiro mientras inhala el sagrado aroma de su casa cobijada por el frío y aquel tono lúgubre que la mese con ternura tras tantos años vividos. Allí estaba el sonido de sus risas que retumbaban en estas antiguas paredes, el delicioso aroma de un pastel recién sacado del horno, el chillido de ñas escaleras cuando las subía de dos en dos o la imponente voz de su Padre cuando la llamaba para jugar. Todo aquello era Jules y sus recuerdos que aún perduran en su mente como un detalle fundamental de su vida. 

Ya permitiendo que James haga las presentaciones correspondientes y cuente la historia de la Mansión,  la rubia decide dejar en bolso en uno de los sillones y caminar hacia las escaleras con tal de subir a su habitación porque necesitaba un baño y pensar en todo esto un poco mejor. Había sido preparada para este momento, pero de imaginarlo a vivirlo, un abismo se encontraba en medio. 

-Ya regreso Padre...  No tardo. Disculpen. - expresa en un tono seguro mientras le dedica una mirada a James, una de la cual podía confiar en que haría las cosas bien y estaría en cuestión de minutos allí con el resto. No obstante, desde las alturas observaba al resto de los presentes y se preguntaba si habían pasado las mismas tertulias que su Padre. Seguramente querría escuchar sus historias, conocerlos un poco más. 

Cargando editor
26/06/2017, 13:52
Sara Slaughter

Sara observó la mansión, admirada por la majestuosidad, otrora imponente, ahora casi tenebrosa, de la vivienda de los Bartlevy. Agradeció su protección al señor Barker y bajó del coche, llevando por los hombros a Jane. No la soltó en ningún momento hasta que llegaron al interior de la mansión. Una vez allí, Jules decidió subir a su habitación, cosa bastante lógica. Antes de que se fuera, Sara la llamó.

-Ten cuidado, incluso aquí dentro, por favor, estate atenta -le pidió-. Y cuando acabes, ven a que te vea las manos, me gustaría ver si han sanado del todo o necesitas alguna cura más, ¿de acuerdo?

Una vez Jules se había marchado, la mujer se volvió hacia James. 

-Jane también necesita un baño y un poco de calma. ¿Podrías decirle dónde tienes una habitación de invitados? Creo que ella agradecerá mucho poder asearse... -terminó, mirando a su hija, creyendo que querría estar un momento a solas, relajándose y pensando en la situación, cosa que le vendría bien.

También quería tener una conversación con James y Harry y esperaba que éste lo hubiese pillado por su mirada, porque aquello no iba ni siquiera a insinuarlo en voz alta. 

Cargando editor
26/06/2017, 16:36
Harry Slaughter

La seguridad de ese sitio era espectacular. Tenía claro que aquí estarían a salvo de cualquier daño “fisico” como los sectarios. Ahora bien ¿sería capaz la oscuridad de atravesar esas defensas?

Pero todo pensamiento se esfumó cuando entro en el hall.

No puede ser, es...idéntica.

El detective se acerco al sofá que reposaba al lado de la escalera. Paso sus dedos por él mientras le venía un flash de Bar Harbour. Una de las chicas, Evelyn, se tumbaba en él para descansar un rato, recuerda como el resto se dirigieron a la cocina...

Las palabras de James le devuelven a la otra casa.

-Es...es increíble James. ¿Cómo es posible? Bueno, supongo que todos... da igual, por ahora no es importante.

Entonces Sara habló y Harry la apoyó.

-Sí Jane, tu madre tiene razón. Aséate un poco si quieres.

Como respuesta a la mirada de su mujer, Harry la cogió de la mano.

-Y si no es demasiado pedir, ¿podríamos pedir que preparasen algo de cena James? Para que las niñas coman algo cuando bajen, seguro que estarán hambrientas después de lo sucedido.

Harry creía que podría llegar a la cocina sin que se lo indicasen, la casa era exacta.

Cargando editor
27/06/2017, 07:30
James Bartlevy

-Si, no os preocupéis. No es molestia ninguna. En seguida llegará el servicio y lo dispondrán todo. La habitación de invitados y la cena.

Lo cierto es que James estaba cansado también. Había sido un momento intenso; la adrenalina había corrido a raudales por sus venas y ahora, pasado el momento, se encontraba en pleno bajón.
Normalmente el batir de palmas era suficiente como para que su ama de llaves acudiese, pero quizá se encontrase en alguna zona distante de la casa. Buscó la campanilla y la hizo sonar. Resultaba mucho más audible y su sonido era mucho más característico e inconfundible.

Cargando editor
28/06/2017, 00:32
Jane Slaughter

Al final, y a pesar de que si hubiese dependido de mí, me habría alejado lo más lejos posible de toda aquella gente, llevándome a mi madre conmigo, al final fue ella la que me obligó a subirme al coche e ir con ellos a su maldita casa… que como esperaba tras haber visto el coche, no era sino una enorme mansión.

Si cree que me fio de cualquier cosa que me diga, es que está más loco que la imbécil de si hija- pensé, dándole la espalda de manera evidentemente deliberada para observar el lugar, con desconfianza más que curiosidad, así como también algo de asombro por tan ostentosa riqueza, hasta que las palabras de Sarah hicieron que su atención volviese a centrarse en ella.

No necesito bañarme…- empecé a decir, más por costumbre de replicar que otra cosa, aunque era más que evidente de que sí que necesitaba un buen baño, o puede que incluso dos, para quitarme todo el barro, la sangre y la suciedad que cubría mi cuerpo… y evidentemente también algo de ropa que sustituyese a la que llevaba, que estaba incluso en peores condiciones que ella -Y menos con ella- dije sin pensar para intentar corregirme, aunque en realidad ni Jules había dicho que fuese a bañarme ni me habían dicho de ir con ella a hacerlo, como si aquella casa tan solo tuviese un baño.

Cargando editor
02/07/2017, 01:33
Marion Evans

Jules fue la primera persona en abandonar la estancia en pos de un baño digno y vestimenta nueva. Luego de subir por las escaleras y desaparecer por el pasillo en escena entra Marion, la ama de llaves, vestida con un camisón y un abrigo grueso que es rematado por una chalina de lana y pantuflas. Tiene el pelo blanquecino, suelto sobre su espalda y pese a su edad su llegada apenas fue notada por los presentes.

Señor Bartlevy ¿Se encuentra bien? No supimos nada desde media tarde. – pregunta Marion, seriamente preocupada, pero entonces la mujer se da cuenta de los invitados. –Buenas noches a todos. – responde en tono seco para proseguir con la serie de preguntas a James -¿La niña Jules? ¿Sabe algo de ella señor? – indaga la septuagenaria ama de llaves al dueño de la mansión.

Notas de juego

Jules sale de escena hasta nuevo aviso. 

Cargando editor
03/07/2017, 01:44
El Mensajero

Sus pies llevaron a Jules al tocador, abriendo sus cajones en búsqueda de ropa y algún que otro producto de mujer, esperando por al menos, comenzar y terminar su baño en paz y ordenar sus pensamientos. Tras comprobar su estado, se dirigió al baño, lo que más le urgía en aquel momento. Cerró la puerta detrás de si tras comprobar que era seguro y no había nadie. También comprobó de forma algo paranoica las posibles ventanas o cualquier acceso, y antes de desvestirse, cubrió el espejo con una toalla y finalmente abrió la llave de paso. ¿Habría agua con la que ducharse? Después de todo eran casi las cuatro de la mañana.

El baño era tan lujoso como la habitación, solo que la humedad durante decenios había hecho estragos en el tapizado del mismo y también en los antiguos azulejos importados de Europa. Quizás alguna cañería rota fue la causante de semejante deterioro, solo que el decaimiento había cesado ante el escaso o nulo mantenimiento.

Tan solo dos candelabros de pared portaban velas nuevas -simbólicas ante la invención de la electricidad- y un juego de toallas mas una bata era todo lo nuevo porque lo demás había sido retirado por Marion para llevar a la lavandería. Por demás había jabones perfumados y sales de baño exóticas que raramente Jules utilizaba. Tal vez hoy fuera una de esas oportunidades.

Al girar las llaves de la bañera un eco corrió por la tubería desde el sótano. De ellas salió vapor y con esfuerzo un chorro de agua sucia, marrón como la tierra de los alrededores.

Renuentes, los calentadores en ambos lados de la tina comenzaron a agitarse, las tuberías vibraron produciendo un traqueteo mortal, horrible, cada vez mayor. Tosco y exigente. Después el agua salió limpia y caliente. No todo estaba en ruinas y decadente. Aún no.

Pronto el baño se llenó de vapor, ocultando los detalles del mismo y borrando las fronteras de lo físico, aunque la claraboya era la única abertura al mundo exterior. Todo lo demás era un deleite para los sentidos…

Notas de juego

Jules continua aquí