Partida Rol por web

La escena no agradaba al Tano. El conductor no era el elegido, era desagradable y por si fuera poco llamaba la atención, justo lo último que estaban buscando en ese momento. Ni siquiera le causaba gracia que lo llevaran, cuando él mismo podría conducir ese vehículo cientos de veces mejor, estaba seguro. Mejor hacer entrar al conductor a su propio automóvil antes de que siguiera gritando.

Con es fin tomó a Minna de la mano, como si fueran pareja, y la condujo para subirse directamente al vehículo. El "dónde" sería respondido dentro y en voz más baja.

_Fuera de Brick Lane, a la estación de Maglev más cercana, ¿está bien? Digamos que aquí ya hay demasiada gente y me duele la cabeza -consultó con su compañera en un susurro-.

La estación más cercana de maglev era Finsbury*, por lo que aquel destino fue el que le dijeron al tosco taxista.

El tipo sonrió de forma falsa, aunque luego por el retrovisor pudieron ver que hacía un mohín. No iba a ganar mucho dinero con aquella carrera, eso estaba claro.

Arrancó el vehículo que se elevó medio metro del suelo, conectó el taxímetro y se incorporó al viaducto principal camino hacia su destino.

Apenas un minuto después se encontraron con un poco de atasco en el semáforo que regulaba la salida al viaducto de circunvalación, pero enseguida tomaron el camino hacia Finsbury. No deberían tardar demasiado en llegar para luego subir andando hasta la estación del maglev.

El taxista no parecía tener muchas ganas de hablar, aunque de vez en cuando les lanzaba miradas analizadoras por el retrovisor, especialmente a Tommaso.

Enseguida vieron el viejo cartel que anunciaba la salida a Finsbury, pero, de nuevo, había un poco de atasco para la entrada al bloque/distrito.

-Es la hora... -comentó el taxista como si aquella fuera la razón para el retraso- Eso y que esta via está algo olvidada de la mano de dios... ya se sabe que todo lo que está por debajo del 100 no goza de tantas prevendas... Pero bueno, si tienen prisa, igual podría llevaros por un atajo que conozco ¿qué me decís parejita?

Cuando el taxista dijo aquello del "atajo", te sonó completamente falso.

Lo sabías... tenías ese "radar" dentro de ti. Su ojillos ambiciosos, su falsa sonrisa, el tonillo en su voz, sus gestos, todo denotaba que el tipo estaba mintiendo y que el atajo no era tal ¿querría sacarse algunos credicoins extra sabiendo que la carrera no era gran cosa?

Parecía su intención más obvia... o al menos eso te parecía, o quizá quería tener más tiempo para fijarse en Tommaso... le miraba demasiado ¿no?

Cuando el taxista dijo aquello del "atajo", algo no te sonó del todo bien.

¿Era realmente un atajo lo que proponía el taxista? ¿Una forma de alargar la corta carrera para sacarles unos pocos más de credicoins? Desde luego no te sonaba muy convincente.

El taxista no caía bien a Tommaso, pero a éste último eso no le interesaba mientras los llevara a donde le pidieron sin llamar la atención.

Al poco de subir, un atasco. Eso no preocupó a Tommaso. Sí, quería llegar rápido, pero también quería llegar a salvo, y no parecía que nadie estuviera mirando dentro de cada coche, de modo que solo era cuestión de tener paciencia. Además la distancia era corta. Ya se iba a liberar el tránsito.

Sí sorprendió al Tano que el taxista no quisiera hablar. Se lo había imaginado de esos verborrágicos insoportables, haciendo comentarios groseros, quizás incluso insinuándose a Minna, así que celebró su error.

Luego un nuevo atasco, pero ya a unos metros estaban las calles y galerías de Finsbury. Si no fuera por la ausencia de acera, se habría bajado allí mismo para seguir hasta destino caminando. Para colmo, el modo en que el taxista dijo lo del atajo no le había gustado para nada.

_No, está bien, no tenemos prisa. Seguiremos por aquí, gracias.

Estuve aparentemente distraída mirando por las ventanillas, atenta a lo que sucedía fuera, un poco con cara de medio boba, como si todo aquello me pareciese desconocido o sorprendente. Aunque en realidad disimulaba y controlaba los movimientos, gestos y maniobras del conductor.

El trayecto era tranquilo, sin sobresaltos, tan solo los atascos. El tipo se fijaba en Tano, y no supe dilucidar si es que le resultaba familiar, ¿por los informativos?,  o le iban los tíos. Quizás era esto último, ya que a ella ni le echó un vistazo, y, siendo un grosero declarado, seguro que me habría echado un polvo con tan solo la mirada. Mejor para mí, que se olvidara un rato de mi físico.

Tommaso se adelantó en la negativa a cambio de planes. El taxista nos quería tomar el pelo, eso lo olí en cuanto mencionó el atajo. Esa forma de decirlo y su mirada y gestos me resultaron bastante evidentes. 

-Ya ha escuchado a mi hombre. No somos turistas ni idiotas. Limítese a llevarnos a destino y ahórrese comentarios y confianzas. Gracias. -Tal vez soné algo seca. No era mi intención, pero es que en la tienda mi vena amable se había casi agotado.

El taxista volvió a dibujar una sonrisa algo falsa. Estaba claro que no le gustaba que el dúo no hubiera aceptado sus condiciones, aunque no pudo evitar fruncir el ceño ante el comentario de Minna.

-Caray... qué caracter. Tan sólo estaba intentando ser amable mujer. -comentó el tipo de forma descarada. No le había gustado aquello, pero no parecía querer fastidiar la carrera.- El cliente siempre manda. -terminó diciendo con cierto rintintín.

El semáforo se puso en verde pero había tanto atasco que tan sólo entraron al bloque-distrigo de Finsbury unos pocos vehículos. Avanzaron un poco y volvieron a quedarse parados esperando la siguiente tanda. El taxista adoptó una pose algo condescendiente y luego manipuló su terminal móvil como si tal cosa, haciendo tiempo hasta que se abriera el semáforo.

En ese momento le llegó un mensaje a sus propias términales. Era Gonzalo.

Hola chicos, ¿cómo vais? ¿estáis juntos? Nosotros estamos en el mercado taiwanes, hemos localizado un tipo que puede ser quien sepa algo de equipo tecnológico que usaron con nosotros.

Tuvieron que esperar dos semáforos más hasta que por fin entraron en el bloque-distrito. El viaducto de entrada dio paso a una calle principal del mismo tipo del que habían estado hacía unos minutos en el Bazar, sólo que Finsbury tenía un aire algo más tranquilo y menos colorido. Aunque había tiendas, restaurantes o lugares para dormir, principalmente parecía que era una zona más residencial.

-Bueno, pues ya estamos por aqui, en el nivel 67 ¿A qué altura os dejo*? -añadió de forma neutra.

Finalmente los temores del Tano había sido infundados. Si bien se quedaron sin saber en qué consistía el "atajo" del taxista, al menos llegaron a destino sin ningún altercado más que los embotellamientos.

El comentario del taxista sobre el carácter de la en ese momento morocha causó gracia al larguirucho, quien aprovechó el momento y mirar por la ventana para que no se pudiera observar si llegaba a sonreír.

Luego llegó el mensaje de Gonzalo. Al verlo frunció el ceño y le hizo un gesto a Minna de que aguardara. Efectivamente no quería que se le respondiera en ese momento, ya una vez abajo del taxi le explicaría por qué.

Cuando el taxista preguntó dónde los dejaba, el Tano señaló un lugar cercano a un edificio alto, pero al mismo que no permitía adivinar que irían allí.

_Por aquí está bien, gracias -dijo extendiendo la credicard-. Vamos a buscar algún lugar para comer, que muero de hambre -le dijo a su compañera-.

No hice más caso de los comentarios del conductor, si bien no dejé de vigilar lo que hacía en cada momento. A la vez observaba el escenario que nos rodeaba. La ciudad. Mi ciudad. La megalópolis. Cercana y desconocida a la vez. Tenía sus recuerdos. Mi pasado, mi presente. Era otra. Y a la vez yo. 

Era como si se hubiese producido aquella posibilidad con la que todo el mundo, en algún momento de su vida adulta, fantasea. ¿y si regresase a mi juventud? Yo lo había hecho. Con la experiencia y conocimientos de toda una vida. Una nueva oportunidad. Una nueva vida. Dos veces iba a vivir. 

En parte era fascinante el abanico de posibilidades que se abrían ante mí. Ante nosotros cinco. Solo debíamos escapar. Desaparecer del radar. 

Distraída en estos pensamientos, asentí a Tano cuando se despedía del taxista y pagaba. Casi solo leí por encima el mensaje de Gonzalo, sin responder todavía. 

El taxista gruñó por respuesta y les dejó en el sitio acordado no sin antes cobrarles 14 credicoins según el taxímetro marcaba (un aparato que igual no estaba muy en regla).

En el lugar, al menos, no vieron ningún grupo de gente sospechoso buscando nada, sino gente normal que parecía ir y venir saliendo de su casa para ir a trabajar o atendiendo sus asuntos. Lo bueno es que las indicaciones de la estación del maglev eran claras.

Habían previsto bien el lugar y sólo tendrían que subir hasta el nivel 100 seguramente para encontrarlo. Como en Brick Lane, disponían de ascensores y pasarelas, por lo que no debería llevarles demasiado subir.

Durante todo el trayecto el taxista te había dado mala espina.

Al salir te pareció ver un movimiento sospechoso. Además de detener el taximetro, manipuló alguna cosa más de su cuadro de mandos mientras se alejaba de vosotros ¿Qué podría ser?

Ya fuera del taxi, el Tano se sintió más cómodo. No le caía bien el taxista ni tampoco no ser él mismo el conductor del vehículo. Mientras buscaba las indicaciones para llegar hasta el maglev comenzó a explicarse con la rubia, ya que había algo que le parecía importante conversar.

_Antes que nada, descuida, no tengo hambre. Solo no quería que el taxista supiera a dónde íbamos. No me gustaba cómo me miraba.

Tras decir eso volvió a mirar en dirección al taxi, a ver si había continuado la rutina habitual o el conductor los seguía observando. Luego continuó.

_Hay algo que no me cierra. Gonzalo no usó el código en su mensaje. No digo que sea algo terrible, pero lo habría esperado de Wong, de tu hermana o de ti, pero no de él. Tiene entrenamiento militar, somos bastante cuidadosos con esas cosas. Dicho esto, puedes responderle como creas conveniente. Y creo que deberíamos buscar algún lugar intermedio para luego juntarnos a hablar y tener dónde descansar esta noche mientras ellos siguen en eso.

-Ya me di cuenta de ese detalle del código - Mentira. Distraída en mis reflexiones y en vigilar al taxista no reparé en ello. Pero tenía razón Tano. El código. Antes tampoco lo usamos, ni yo misma, pero no fue con Gonzalo.

Caminaba deprisa y hablaba en susurros. -Algo no encaja. No responderemos. -Vigilé la calle y miré una vez más en dirección al taxi.

-Ese tipo no solo ha parado el taxímetro, ha tocado otra cosa de la consola. No me dio tiempo a ver qué. Quizá no sea nada, algo del coche. O...no se. Es sospechoso, me huelo alguna cosa. No paraba de mirarte. O le gustan los tíos o te reconoció...o yo que se.

No las tenía toda conmigo. Seguimos caminando. -Extrememos las precauciones. Tenemos que estar atento a todo y todos. Continuemos con el plan que propones. Vamos al ascensor, será más rápido. (y también estaremos más encerrados...hum...tenia mis dudas)

La extraña pareja encontró el camino para ir subiendo siguiendo alguna indicación que encontraron de la línea de maglev.

Apenas tuvieron que usar un par de ascensores, pero tras pocos minutos, finalmente llegaron a la estación de tránsito que estaba, como era de esperar, bastante llena a aquellas horas.

Una ventaja que tenía el Tano por su altura era que podía ver cosas que otros no. No le costó demasiado encontrar un mapa de las estaciones.

_A ver... ¿Farringdon? ¿Holborn? Creo que estaremos bien por allí. Luego es cuestión de buscar un lugar.

Esa era una de las decisiones que tenían que tomar. Luego estaba lo otro.

_Creo que habría que responderles. Wong habló de utilizarlo cuando nos llamemos. Quizás el sargento lo haya tomado muy a pecho. Al menos para decirles que estamos bien y qué es lo que haremos. ¿Qué te parece? ¿Y podemos hablar ya? Te había preguntado si recuerdas contactos colegas tuyos que puedan ayudarnos.

Negué con la cabeza. -No. Sin mensajes ni llamadas. Por ahora. No se...mejor esperamos a estar en un sitio "seguro", y llamamos.-Aunque Tano podía decidir otra cosa. -Ese taxista...Igual son paranoias pero...vigila, por favor.

Ascendemos, caminamos...Destino. -De acuerdo, ¿qué te parece Farringdon? *

Reflexioné ante su nueva pregunta. Volví a negar.- No, no recuerdo. En serio, hice un esfuerzo y nada. Me acuerdo de vosotros, de mi hermanastra, de mis padres...recuerdos de infancia, juventud. Pero las otras caras me aparecen borrosas...ni eso.