Partida Rol por web

_Parece que debemos irnos. ¿Vienes conmigo a hacer el reconocimiento?

-Minna ha dejado de meterse con las grandes corporaciones y se ha alejado de desentrañar la verdad.

Alcé la vista hacia Tano una vez más. -¿Y cómo te sientes al saber de tu familia? ¿Crees que buscarás a tus hermanos después de que podamos..."desaparecer"? -me encogí de hombros- Algo así como una cruzada. ¿No? No está bien lo que nos han hecho. El mundo es injusto. -torcí la boca, cínica- Pero eso ya lo sabemos. 

Dudé. ¿Y si contactaba con Lukas? Podría resultar un apoyo económico. Vale, y también moral. ¿Y si controlaban sus enlaces, sus redes, con idea de si intentábamos acudir a nuestro pasado? ¿A ese nivel llegaría el control sobre los clones fugados? No éramos como el resto de clones. "Alguien" nos hizo así a propósito. 

-Quizá somos los originales, a los que nunca tocaron más allá de nuestras capacidades físicas. -pensé en voz alta.

Muchos interrogantes. Tenía que salir de dudas y arriesgarme. Pedí un segundo café -Necesito más tiempo. Ve a ese reconocimiento, te espero aquí. -le dije a Tano. Creé una cuenta falsa en una de aquellas redes sociales. Tecleé deprisa un mensaje para Lukas. Algo que me identificara como Minna, algo que solo nosotros dos conocíamos. Algo que nos hubiese unido en el pasado. Y un "necesito hablar contigo. Ya. La otra mirada es falsa. *

A la respuesta sobre la Minna "oficial", el Tano simplemente asintió con la cabeza. A las preguntas sobre su potencial futuro no tuvo más alternativa que responder.

_No creo que haga nada. Mis padres no están. Mi hermano está preso y merece estarlo. Y al otro no lo podré encontrar a menos que él quiera que lo encuentre. En todo caso, ¿te imaginas? Si mi hermano contactó con el Tano actual, encontrarse que su hermano es un clon y que tiene dos o más hermanos... No, mejor dejar las cosas así.

Ante la posibilidad de que fueran originales estuvo a punto de guardar silencio, pero no quiso prolongar la agonía de la mujer.

_No, Minna, somos clones. Bien, regreso en un rato.

Se dio la vuelta y salió.

Ya en la calle, a lo que prestó atención a la búsqueda de puntos de referencia. Sabía que el maglev era la principal vía de escape y movimiento que tendrían allí. ¿Cuáles eran las formas de alcanzar el maglev? ¿Y las alternativas al maglev?

Buscó caminos, estaciones de taxi o de cualquier otro transporte. También ascensores. Edificios elevados o cualquier contacto con otros niveles. Luego decidió bajar niveles, hasta cinco. A pesar de lo que Minna decía, podía ser buena idea no estar parando en el nivel del maglev. Si llegaban a buscarlos, posiblemente empezarían por ese nivel. Buscaría en esos niveles inferiores el más seguro en función de vías de escape y, de paso, echaría un ojo a posibles alojamientos si veía algún anuncio.

Asentí con la cabeza. Aunque un poco distraída. De cualquier forma nuestro desafío actual era escapar. O desentrañar este misterio. O resolverlo y luego poner a salvo nuestro pellejo para así decidir sobre nuestro futuro.

Miré a Tano antes de que se marchase, sonreí de forma tibia.

-Quiero decir lo clones primeros. O aquellos a los que no han podido modificar para sus intereses. -mi sonrisa se esfumó- Los verdaderos es muy posible que estén muertos. Asesinados.

Tommaso se levantó de la mesa mientras Minna pedía otro café.

El italiano abandonó el local dispuesto a realizar su reconocimiento mientras Minna seguía centrada en su móvil y sus averigüaciones...

Hacerte una cuenta "falsa" no fue nada difícil. Primero te hiciste una cuenta de correo y luego procediste a darte de alta. Una vez así, te introdujiste en una de las redes sociales de Lukas y le dejaste un mensaje.

Una de las cosas que habías recordado era la de la primera -y única vez- que Lukas y tú salísteis juntos. Fue una fría noche de otoño en Seúl, antes de internarte en el reportaje que te cambiaría tu vida. Lo cierto es que fue una noche agradable en la que ambos compartísteis sueños y esperanzas. Parecía que había pasado una eternidad de todo aquello.

Por una cuestión de "mala" suerte, el transporte que llevaba a Lukas y sus compañeros al Corea del Norte tuvo un retraso y ya no logró traspasar las fronteras antes de que las cerraran. Aquello había sido motivo de chanzas en los días por venir, pero en el fondo Lukas fue afortunado. De no ser por Gonzalo y el italiano, aquel grupo de corresponsales que si logró pasar la frontera, no hubiera regresado...

Pasear por las galerias de Holborn era una experiencia que te hacía sentir insignificante. A la altura en la que estabas, había al menos 8 ascensores de subida y bajada y 4 de movimiento horizontal. Por supuesto también había escaleras, tanto mecánicas como clásicas y pasos a nivel.

Miraste el directorio y te asomaste tímidamente por uno de los extremos. Te diste cuenta que, por lo menos había dos vías para vehículos: una hacia el nivel 60, como en el caso del Bazar de Brick Lane, y otro más abajo hacia el nivel 30... por no hablar del nivel del suelo.

Desde luego en Holborn, una de las formas de salir era llegar a nivel del suelo y luego recorrer todo el espacio libre de contaminación que rodeaba el Támesis, desde el Tower Bridge hasta el propio Parlamento y el London Eye.

Además, estaba la aglomeración de gente. Sin duda, era un buen lugar para pasar desapercibido a lo largo del día, aunque no tenías claro si eso se alargaría en las horas de oscuridad.

Anuncios de alojamientos había en cantidad e incluso divisaste varias consolas públicas municipales que ponían a disposición del peatón un directorio de posibles alojamientos.

Había desde hoteles de cuatro estrellas hasta lugares más humildes. Algunos llamaban la atención vendiendo "paquetes" del tipo "semana mágica en Londres" o el típico "Dos días en pareja por Londres" que incluían hasta el desayuno.

Por supuesto, había B&B en los niveles inferiores que podían llegar a ser muy económicos, pero no dejaban de ser habitaciones de huéspedes, por mucha "pompa" que le pusieran en los anuncios y todo el "romanticismo" de dormir cerca del Museo Británico "sin la temida contaminación".

Pero, como había señalado Minna, todo aquello conllevaba el uso de una identificación: ya fuera una Tarjeta ID tradicional, un chip o el propio gurú... Los alojamientos "discretos" no se anunciaban y tenías la impresión de que necesitarías investigar algo más o preguntar a alguien...

El reconocimiento de Holborn fue bueno hasta cierto punto. No había podido notar detalles, sutilezas, quizás por la modorra propia de haber terminado de comer recién, pero había conseguido hacerse una idea general de los ascensores, escaleras, las vías para vehículos, etc. En cuanto a los alojamientos no hubo ninguna novedad. Los requerimientos que ya Minna le había mencionado y de los cuales supuestamente la otra parte del grupo se estaba encargando. Pensó en volver a buscar a Minna, que esperaba ya hubiera terminado con su búsqueda, pero decidió hacer un stop por algo específico. Recordó sus épocas en las calles de Nápoles, su trabajo con narcotraficantes... Si algo había aprendido era a observar. Observar quién podía estar en busca de problemas, observar quién era como había sido él mismo, una persona que sin malas intenciones solo buscaba sobrevivir, observar a quién directamente no se le ocurriría la posibilidad de que existieran lugares que no siguieran las normas a rajatabla. Comenzó a poner el ojo en esas personas que sabían moverse por la calle, que como él en su momento simplemente estaban allí, queriendo evitar los problemas y vivir el día a día sin joder a nadie. Si encontraba a alguien así, se acercaría a tantear la suerte.

El nombre de usuario o nick que elegí fue, NKorea. Sin imagen, sin avatar. El mensaje...dudé…"Las estrellas y los sueños nos unieron. La frontera nos separó. La Mirada no soy yo. Aquellas palabras en twitter mintieron."

Después fui la Minna directa de siempre.

"Lukas. Soy Minna. No hables con la Otra mirada. Es falsa. NO HABLES CON NADIE SOBRE MÍ, NKOREA. Esto es más peligroso que Corea. Solo contacta conmigo a este user. Tu vida estará en riesgo en cuanto lo hagas. La Wilhelmina que ve el mundo es una mentira. Si amas tu vida no respondas. Si amas la verdad, hazlo. Te quiero. Siempre te he querido."

La intención era que sintiera curiosidad, por supuesto. Que me contactase. A pesar de las dudas sobre su integridad física. 

Te quedaste observando las calles en busca de algo que pudiera indicarte alguna señal...

El problema de Holborn era el mismo que su ventaja. Tenía demasiada afluencia, tanto laboral como turística y, por tanto, no era demasiado bueno para mantener algún tipo de negocio ilícito. 

De vez en cuando veía algún "bobby"* paseando por alguna de las galerías haciendo la ronda junto con un par de drones de vigilancia. Lo cierto es que no había visto ninguno en Brick Lane, pero allí parecía que el consorcio municipal se lo tomaba algo más en serio. Después de todo, no dejaba de ser un lugar que producía riqueza a la ciudad.

Lo único que le llamó la atención fue un tipo que parecía guarecido en una esquina y que se ocultaba si veía actividad policial cerca. De vez en cuando se acercaba a alguien y parecía ofrecerle algo.

Su experiencia le decía que igual era un "vendedor" de algo, ya fuera droga o... bueno, las posibilidades eran muchas.

Tras escribir el mensaje y enviarlo, quedó el tiempo de la espera. Sola, frente a su café y sin mucho más que hacer, no sabía si finalmente aquello sería lo suficientemente bueno.

Confiabas en que lo que había escrito Lukas despertara lo suficiente su curiosidad y su olfato... aunque ya era precavido.

Tras saborear de nuevo el café, una notificación le llegó desde la Red Social. Había recibido respuesta...

>> Si de verdad eres tú, demuéstralo. Dime algo que sólo podamos saber Minna y yo. Sólo entonces empezaré a leerte de otra manera.

El mensaje era seco y directo. Estaba claro que el mensaje anterior había sido lo suficientemente bueno como para hacerle caer en la tentación de responder, pero ahora llegaba el momento clave.

Tecleé la respuesta, tras unos segundos "recordando".

Delfos. Moussaka de cordero, pan de pita. Retsina. Noche. Una miríada de estrellas moteaba su cielo nocturno. Me dijiste: Es el reflejo de tu iris en la bóveda celeste. Te respondí: Muy cursi. Pero me encanta, Lukas. Ahora, te toca. Denuéstrame que eres tú."

En ese tipo de lugares había que saber buscar. Donde hay mucha gente, turismo y dinero los delincuentes tenían más que ganar que donde había poca gente y poco dinero; sin embargo el trabajo era más complicado y había que ser más sutil, pues también había mayor vigilancia. El riesgo era mucho y pocos querían arriesgarse tanto.

En un momento el Tano vio a una persona que creyó que estaba dispuesta a asumir ese riesgo, fuera porque no tenía nada para perder o porque confiaba mucho en sus habilidades. Si bien se ocultaba de la policía no parecía peligroso, o al menos el Tano no lo vio atacar a nadie.

Decidió entonces acercarse, prestando atención a reducir la velocidad de sus pasos. Su ritmo de caminata era difícil de seguir, y quería darle la oportunidad al extraño de hacer contacto, a ver qué era lo que estaba ofreciendo.

Tuviste que esperar menos tiempo a la respuesta de Lukas.

>> Muy bien. Es justo. -empezaba diciendo el mensaje- Coincidimos allí cubriendo la crisis de refugiados del 36. Estabas en un periodo de "descanso" con Gonzalo... pensé que podríamos profundizar nuestra relación. Te llevé cuatro narcisos blancos que te gustaron bastante. Esa noche estuvimos juntos... pero me levanté sólo en la cama del Hotel... Fue en ese momento cuando descubrí que tú sólo estarías casada con tu profesión.

>> Has llamado mi atención. ¿Qué es lo que quieres?

Las palabras escritas de Lukas le hicieron volver a aquella cena en particular.

Tenía razón. En aquella época Gonzalo y ella se habían dado el tercer "descanso" después de que ninguno de los dos pudiera renunciar a su trabajo. Fue uno de sus últimos grandes trabajos como corresponsal. Aquella noche había decidido explorar algo más el terreno con Lukas pero... al despertar y verle allí, comprendió que estaba caminando una senda parecida a la que había recorrido con Gonzalo. Otro hombre afín, pero que igualmente estaba dedicado a su profesión como ella misma.

Sólo hubo algo que le llamó la atención. Los narcisos. Eran una variedad dorada que Lukas comentó que iban a juego con su cabello ¿Por qué habría mentido deliberadamente sobre aquel detalle? ¿Otra forma de confirmar su identidad?

Te acercaste de forma tranquila a tu objetivo. No querías que el tipo sospechara de ti o saliera corriendo, sino que estaba claro que estabas interesado en lo que "ofrecía". De aquello sabías un poco, puesto que, aunque nunca habías sido vendedor, si recordabas a muchos durante tu juventud.

El tipo pareció escrutarte desde su escondrijo. Parecía un hombre más joven que tú, nervioso, avispado, adecuado para "el negocio".

Al llegar a su altura, el tipo volvió a mirar a su alrededor y comentó.

-No te conozco. ¿Qué se te ofrece? -eran dos frases muy extrañas, pero se parecía al argot que se usaba en Napoles. Estaba claro que el tipo trapicheaba con algo y por tanto estaba dejando claro que él no era un comprador habitual, y aunque desconfiara estaba dispuesto a hacer negocios con él...

Narcisos blancos...¿Una doble precaución? Levanté la vista, miré alrededor, hacia la puerta, comprobé que el mundo seguía igual y que nadie "sospechoso" andaba cerca. Fruncí el entrecejo, ultimé el café, "demasiado tiempo en el mismo lugar". Escribí de forma rápida, mis dedos volaban solos en el teclado. "Una habilidad desconocida hasta ahora". 

No hubo narcisos blancos. Quiero que sepas que la Minna que dirige la Última Mirada no es la auténtica Minna. Quiero que investigues sobre genética y clones. Volkov y Ciria. Hazlo con muchísima discreción. Lukas, quiero que sepas que los clones existen y caminan por el mundo. En Londres -releí lo que acababa de escribir. Sonaba algo dramático.- No puedo seguir ahora. Me persiguen. Respóndeme con tus avances y dime qué te parece, si me crees o no. NUNCA me pidas mi ubicación.  

Enviar. Guardé el móvil, cogí la mochila y salí del local, cerca de la puerta, buscando con la mirada a Tano.

Tal como el Tano previó, el extraño se acercó a hablarle; solo que el abordaje sí que fue distinto al que esperaba.

¿Que qué se me ofrece? Supuestamente a ti se te ofrece. Se te ofrece venderme algo. ¿O cada vez que alguien simplemente camina por aquí tiene que ver contigo?

_En efecto, no me conoces. Estoy de paso, solo unos días. Necesito algún lugar discreto para pasar un par de noches. Que no me molesten ni me hagan muchas preguntas, que simplemente me den una habitación, yo les pague, y nos olvidemos del tema. ¿Qué lugares hay así por aquí?

Como cabía suponer, no hubo respuesta inmediata por parte de Lukas. Con todo lo que había puesto Minna, el periodista tendría mucho que meditar, decidir y buscar.

Sin más, recogió sus cosas y salió de la cafeteria. Buscó con la mirada al espigado italiano, pero en un primer vistazo no le vio. Lo cierto es que aquella zona estaba bastante atestada de gente y también bien vigilada. Vio un "bobby*" hacer la patrulla junto a sus drones acrecentando aquella sensación de "zona segura" para los viandantes.

Minna tuvo que alejarse un poco para ver finalmente al italiano. Estaba teniendo unas palabras en una esquina, oculto a los ojos del policía, con un tipo que estaba claro que quería pasar desapercibido...

La actitud del encapuchado no era del todo amable, como tampoco la del italiano ¿qué estaba pasando?

Debajo de la capucha, alcanzaste a ver la cara de un chaval que no tendría más de ¿23 años? Era moreno, quizá de etnia pakistaní o india o una mezcla. 

Su ceño se frunció al mismo tiempo que sus grandes ojos oscuros parecían cerrarse un poco mientras parecía ponerse a la defensiva.

-¿Tengo acaso un cartel de información turística? -contestó de malos modos pero en tono bajo- Mira, yo te consigo "golosinas*". Para seguir en pie o para relajarte un poco ¿vale? Si quieres perderte por ahí siempre puedes acudir a los niveles inferiores del extrarradio... igual alguien te acoge por unos cuantos c's** o quizá encuentras algún sitio vacío que ocupar. Aqui lo llevas crudo. -comentó elevando los hombros- Ahora si no se te ofrece nada más... -notaste como su lenguaje corporal indicaba que si no estabas interesado en algo que el vendía no tenía mucho más que decirte. Casi de forma automática, su mirada fue a parar a la última posición donde había visto al "bobby".