Partida Rol por web

- Eh tú, pasmao.- escuchas entre la multitud cómo te llama uno de los integrantes de la fraternidad Alfa, la fraternidad más codiciada de todas y en las que sólo los más guaperas pueden entrar.- Nos falta uno para jugar a bébetelo todo, ven.- te dice más que con tono de pregunta con tono de orden. Claro que ellos para jugar no estaban solos, había alrededor una suculenta gama de chicas bastante buenorras.

Ver a los 3 capullos aquellos le recordó a Frank lo que ya sabía. Estaba jodido. Pero después del incidente con la animadora ya se había hecho a la idea de que tendría que cambiarse de escuela si no quería ser el blanco de las burlas (más de lo normal) por el resto de los estudiantes. No estaba seguro si esos tipos venían a vengar a la rubia o si solamente era su pasatiempo perseguirlo y golpearlo, pero ya le daba igual. Si jamás volvería por esa escuela, bien podía darse el lujo de ser algo insolente. Después de todo, la golpiza se la iban a dar si o si.

Con esto en mente, Frank alzo el dedo medio de ambas manos en dirección a los bullies, antes de huir en dirección al bosque. Seguro, no tenía luz pero esperaba que ellos tampoco vinieran preparados. Ya anochecía y en la oscuridad, podía buscar donde esconderse, esperar a que los idiotas siguieran de largo y luego volver sobre sus pasos. Solo necesitaba darles el esquinazo y agazaparse tras algunos matorrales o un árbol.  

Jean contempló con indiferencia como el rarillo de las gafas al que había visto antes era perseguido por un grupo de abusivos. la situación no le agradaba pero tampoco pensaba intervenir. Aquello no era su problema, así que siguió su camino, buscando una banca donde quedarse a fumar mientras llegaba el tren, diciendo una frase en su mente dirigida al friky: "Run bitch, run". 

Haz una tirada de agilidad.

Mark sabía, de sus tiempos de instituto, lo jodido que podía ser que los niñatos más cool la tomaran con uno. Por un momento no supo muy bien qué hacer, pues por un lado quería quedar bien con la chica a la que le había tirado la cerveza encima, pero al mismo tiempo la tentación de estar con el grupito de los Alfa era muy grande, sobre todo por la cantidad –y calidad– de chicas que estaban con ellos. Finalmente entornó los ojos y, con semblante algo serio, se acercó al tipo que le había llamado:

– ¿Cómo se juega a esta mierda? –le dijo clavando sus ojos azules y fríos como el hielo en los del guaperas, algo vidriosos, probablemente a causa del alcohol.

Natacha no daba crédito: pensaba que le había caído encima solo una poca de cerveza, pero resulta que había sido más de lo que creía. Sabía que no había más solución que esperar a que se secara, aunque detestaba el olor a cerveza, por lo que intentó quitar un poco echando un poco de agua sobre las prendas más afectadas. Sin embargo, aquello, más que arreglar nada, parecía empeorarlo. En fin, se dijo mientras exhalaba un suspiro de resignación, tendré que aguantarme. Se acordó de los azules ojos del muchacho, que, aunque no era irresistiblemente atractivo y estaba algo pálido y delgado, tenía un revolcón. Quién sabe, continuó pensando, igual con la tontería de la cerveza acabamos pasándolo bien. Así que se arregló un poco el pelo y salió, dispuesta a aceptar las disculpas del chaval. Pero apenas salió, se dio cuenta de que ya no estaba allí. Miró a su alrededor y cuál fue su sorpresa al ver que estaba hablando con uno de los Alfa. Natacha meneó la cabeza mientras se mordía el labio inferior y se dijo que qué demonios, que al fin y al cabo nunca se sabe y a veces había que arriesgarse. Y sin más demora, puso rumbo al grupo de los Alfas, justo hacia donde estaba el torpe de los ojos azules.

Las luces se van accionando una a una, y finalmente el entrenador vuelve al campo de football americano, donde se desarrollaba la fiesta. No había nada especial en el camino, tan solo la soledad del campus en esas horas. Ya era completamente de noche, por lo que habría que abrigarse antes de que el frío fuera a más.

Mientras tanto, Natacha y Mark estaban con la fraternidad Alfa, la más importante de todas, haciendo juegos de bar como comúnmente se les conocía.

- Vaya, si tenemos a otra tía, y no está del todo mal...- dice el chico al ver que se acerca Natacha a la fiesta de los Alpha. Algunas chicas la miran con asco, otras indiferente. Entonces se centró en el chico, y le hizo un gesto con la mano para que se sentara en la mesa donde estaban él, tres amigos más y el doble de chicas.- El juego es muy sencillo.- Dice mientras sirve un vaso de cerveza a Frank y otro a Natacha.- El que se beba antes el vaso y lo apoye en la mesa puede elegir que quien quiera de esta mesa haga un reto. Cualquier reto que se proponga se tiene que cumplir, o nosotros nos haremos cargo de que eso ocurra. Bennie, haz una demostración.- Dice, mientras su amigo se prepara un vaso y le da otro a la tía más buena 

Por supuesto, gana él, así que él decide. Tras eructar dice.- He ganado yo, así que yo decido. Enseña las tetas durante 10 segundos.- La chica sin rechistar se sube la camiseta y lo mismo hace con el sujetador.

- Os toca.- Dice de nuevo el primer chico.- Mi amigo Bennie es un salido, pero podéis proponer cualquier otro reto más chungo.

Corriste hacia el bosque tras ese gesto obsceno no tan propio de ti, y ellos se avalanzaron hacia la vía de tren y corrieron hacia los árboles donde tú ya estabas escondido. Corriste un poco para adentrarte lo suficiente para que no hubiera claridad y te quedaste agachado al lado de unos matorrales. Una sombra pasó veloz por el lado tuyo, sin hacer nada de ruido. Acto seguido se escucharon los gritos de los jóvenes buscándote.- Ven aquí maricona.- Decía uno de ellos. 

Entonces escuchaste un grito ahogado. Igual te estaban gastando una broma para que salieras del escondite... pero cuando miraste detrás de ti saliste totalmente de dudas. Posiblemente un hombre un poco más alto que tú, con una máscara sonriente llevaba en su hombro el cuerpo de uno de los chicos que te querían pegar. En su mano... llevaba un... cuchillo grande. Resbalaste por un segundo y el matorral se movió un poco, parece que se había alertado. Miró en tu dirección y dejó lentamente el cuerpo en el suelo, sacando otro cuchillo del bolsillo interior de su chaqueta negra. Comenzó a avanzar lentamente hacia tu posición...

Te quedas sentada un rato, los chicos habían pasado al bosque todos y se habían perdido de vista. Miras el horario que hay en una de las columnas metálicas de la parada, que está al aire libre. Ves que a esa hora ya no funcionan los trenes, así que o recorres el camino a pata o te toca esperar toda la noche.

De repente te sobresalta un grito lejano, un grito de pavor, después de ese grito, se instaura la calma de nuevo. La voz era parecida a la del chico que indicó que le pegaran al friki.

- Vaya mierda. Si sabían que se haría la fiesta, lo normal habría sido mantener el servicio de los trenes - pensó Jean molesta. Hacer el recorrido de noche y a pie no le emocionaba en absoluto, menos aún cuando escucho aquel grito. Más asustada de lo que quería reconocer, se puso a buscar un teléfono público o un sitio donde poder esconderse en la estación.   

Tirando el cuerpo en el suelo el asesino gira la cabeza de un lado a otro y se dirige hacia Frank, parece que lo ha visto así que alza sus dos cuchillos y comienza a andar a paso más rápido mirando hacia el seto...

Hacía ya tiempo que las cabinas habían sido retiradas con la entrada de los smartphones, y precisamente allí eran muy necesarios, pues no siempre daba cobertura, se cortaba continuamente y no se podía tener una conversación fluida, posiblemente por la falta de antenas en aquel lugar.

No había gran sitio donde esconderse, salvo detrás del andén, en una zona que era más baja, pero cualquiera que pasara por allí y mirara hacia abajo te vería sin complejidad. En la vía a la derecha había un túnel oscuro, que era por donde pasaba el tren para recogeros normalmente. El túnel era bastante largo por lo que tenías calculado al venir a estudiar.

La verdad era que no podía recordar cuando había sido la última vez que uso el tren para llegar al colegio, ya que casi siempre iba en auto, así que Jean se sorprendió al no ver nada que le pudiera servir para ocultarse. Esperaba que al menos existiera una oficina de supervisor de estación o unos baños públicos. Pero dada la situación, solo le quedaban unas pocas opciones.

Podría intentar la opción más loca y arriesgada, o sea, ir por el camino de tierra que tomaban los autos hasta llegar a la carretera, pero eso la acercaría demasiado a la fuente de esos gritos. Podía regresar al colegio y pedirle el móvil a alguien para dar aviso a las autoridades o llamar a sus padres. Podía apartarse del camino y la estación, quedarse a la interperie esperando la luz del día, refugiarse en cualquier salón del colegio o volverse loca y tratar de llegar al techo de alguna manera, trepando o lo que fuera y quedarse a salvo hasta el día siguiente.

Pero después de valorarlo todo y de recordar todas las películas que había visto, descartó las locuras y se decidió por lo más seguro, buscar ayuda. Así que trotando y fijándose en que no hubiera nadie tras de ella, volvió al campus.  

Comienzas a correr hacia cualquier sitio, pero cuando te das cuenta estás corriendo al corazón del bosque. Ahora todo es más oscuro aún, por lo que pierdes de vista al asesino momentáneamente. Miras a tu alrededor y ves árboles y más árboles, además se escuchan sonidos de animales nocturnos agitándose al notar vuestra presencia. Sabes que pronto ese hombre te seguiría el rastro, aunque quizás escondiéndote tuvieras una oportunidad... o quizás corriendo durante varios kilómetros hasta salir del lugar... 

En un primer instante, Frank se había dejado llevar por el terror y simplemente huyó en la primera dirección que se le ocurrió. Hacia el bosque y la espesura. Era difícil dada la oscuridad correr en aquel sitio, pero pese a los tropiezos, a golpearse y cortarse con las ramas, hojas y espinas, había logrado interponer cierta distancia entre el asesino y el mismo. 

Pero ahora estaba en peor situación, en plena floresta, sin la menor idea de como sobrevivir u orientarse y expuesto a los animales salvajes o a morir de frío. 

No había más opción. Confiar en su suerte no estaba del todo descartado, ya era casi noche cerrada y en el bosque estaba más oscuro aun. No había visto que ese tipo llevara linterna o equipo de visión nocturna, así que no deberían existir muchas probabilidades de que lograra encontrarlo si se agazapaba y se quedaba en silencio. Pero así no saldría de ahí.

Maldiciéndose, Frank respiro hondo, dándose un descanso y después siguió con su huida. Tendría que correr hasta alejarse por completo y salir del bosque.