Partida Rol por web

Una empalizada construida a toda prisa rodea por completo la siniestrada casa Tomkin, tachonada de carteles de "Peligro" y "Prohibido el paso". Aún hay unos pocos curiosos que intentan encajar las cámaras de sus móviles para tomar alguna fotografía y luego compararlas para ver quién ha conseguido la más completa o la más siniestra. La morbosidad es norma en este tipo de situaciones. Más allá de la valla se alzan los restos calcinados de la que fuera el hogar de la familia Tomkin: una casa de dos pisos bien acondicionada y con un garaje para dos coches. En el tejado se pueden ver los restos achicharrados y retorcidos de unas placas solares. A un lado de la casa, un acondicionador de aire cuelga ominosamente de una pared sujeto solamente por un par de cables y dos soportes metálicos retorcidos por el calor. Si alguien se fija mucho puede ver que el camino de entrada a la casa está salpicado de motas negras: son los cadáveres calcinados o asfixiados de las abejas que llevaron a los Tomkin a su final.

Ya han transcurrido varios días del trágico incendio de la casa y aún flota a su alrededor un tenue pero persistente hedor a azufre, como si la casa entera fuera un huevo pudriéndose al sol. La gente normal lo achaca a los materiales con los que estaba construida la casa. Las pesadillas generadas por la disrupción espiritual de la casa serán tomadas como una simple reacción de estrés, sin pararse a considerar que el incendio podría haber tenido un origen mucho más siniestro que el de un simple accidente doméstico...

El sucio hedor me revuelve las tripas, me hace sentir de nuevo la concha humana que visto para caminar entre los mortales, mas con todo es un olor conocido que no tardo en reconocer cuando al fin llegamos a la casa donde el ataque a tenido lugar.

Había visto a Scarlett hacía un par de noches, una visita a su motel para ver cómo se encontraba y ella misma fue la que me informó de este suceso. Al parecer lo habían retransmitido por sus televisores, humanos y su tecnología, tenía que admitir que a veces podía ser muy útil. Pero después de eso regresé junto a Tayen, dejando a la cazadora con su moto y acordando que nos veríamos de nuevo para investigar lo ocurrido en Wakefield.

Tras un viaje de varios días en coche junto a la nativa llegamos al lugar. Parecía un barrio como otro cualquiera, casas grandes y separadas unas de otras por espaciosos jardines. A medida que nos acercábamos encontramos numerosos coches aparcados frente a la dirección y entre ellos pude ver también una moto negra que, aunque no estaba segura, me hizo pensar que la cazadora ya había llegado. ¿Estaría también Énone? 

—¿Qué está haciendo aquí toda esta gente? —pregunto a Tayen tras bajar del coche, con ceño sin entender la curiosidad de aquellos humanos por el lugar.

De alguna forma me hacen sentir incómoda. Ahora vivo junto a ellos pero aún así no puedo evitar sentir cierto resquemor, incapaz de comprender cómo estas criaturas pueden ser sus favoritas. Envidiosos, embusteros, pecadores; quizá algunos pocos se salven entre ellos, pero la mayoría...

—Este es el lugar —declaro de forma innecesaria ante la evidencia, acercándome a la valla para leer los carteles donde se indica "no pasar" —. ¿Ya habrán llegado los demás?

Acto seguido y sin pensármelo más de un instante, ignorando a toda la gente que nos rodea, lanzo una patada contra uno de los tablones que hacen de valla para partirlo y abrir un camino entre estos que nos permita cruzar.

Haniel me había pillado cruzando el país en mi moto, descansando a tan solo un par de días, más o menos, de mi nuevo destino: Wakefield. Había visto la noticia algún tiempo atrás y no me encontraba demasiado lejos de California. Tuve que dejar NY un tiempo y allí a mis compañeros de correrías y diversión. Esos que nunca te abandonan. De hecho, Peterson quiso venirse conmigo. Una especie de fuga de amantes, pero es que huía de él realmente. No era alguien que me conveniese.

Al llegar a Wakefield lo primero que busqué fue el lugar de los hechos. Así pues dejé atrás la zona de viviendas altas con aspecto de ciudad de verdad para irme a los suburbios donde se encontraban las viviendas unifamiliares. Quería ver con mis propios ojos hasta que punto aquello era real y al llegar a la calle donde se encontraba la casa quemada, noté aquella neblina amarillenta en el ambiente. Esa que me decía que realmente no había sido algo normal lo que allí había pasado.

Me metí en la calle con mi moto, dejando que el rugido del motor apartase a la gente de mi camino. Habían muchos curiosos, demasiados para mi gusto y eso me hizo pensar en la reportera que conocí tiempo atrás. Aquella que me persiguió durante meses hasta que se metió de lleno donde no debía y murió en las alcantarillas de NY. De estar viva, seguro que estaría allí, con toda aquella gente, grabando la noticia y esperando mi llegada.

Pero no era así. Yo era alguien anónimo en aquel lugar, otro curioso más que llegaba a ver lo que el fuego había logrado hacer con una casa. Me bajé de la moto, guardé el casco y me cambié de guantes, unos más finos que los que usaba para conducir. Unos que me dejasen sentir el tacto de las cosas y no mancharme demasiado. El olor a azufre inundó mis fosas nasales. - Un demonio al menos. - Pensé para mí, sabiendo lo que implicaba eso.

Salvo mis cuchillos arrojadizos, todas mis katanas habían quedado guardadas y protegidas en la motocicleta. Quizás se llevasen mi ropa de civil, pero sin duda, mi equipo de cazadora estaba bien seguro, al igual que la moto, la cual parecía de plomo como sistema de seguridad. Nadie roba una moto demasiado pesada.

Y mientras miraba desde el exterior, tratando de no llamar la atención, vi a Haniel acercarse a la puerta y derribar al poco un pedazo de valla de una patada, abriendo hueco para entrar. Su aspecto y su acto hicieron que o bien la grabasen con el móvil a ella y a su compañía o que llamasen a la policía... esa que siempre estaba lejos cuando realmente se la necesitaba pero demasiado cerca cuando no.

Y es que de camino al lugar, en un local cercano, había visto a un coche patrulla parado y vacío. Sus ocupantes seguramente estaban tomando café y no tardarían en llegar. - Ya empezamos como en NY... - La diferencia era que yo allí no tenía mano ninguna para nada y no podía sacar mi placa o hacer algo por ayudar a Haniel si la detenían por meterse no solo en una propiedad privada, sino que además era un lugar peligroso y señalizado por la policía para que no se pasase.

En ese punto y escuchando sirenas acercarse le mando un mensaje al móvil de Tayen al reconocerla al fin.

Ya estáis saliendo de aquí. Me da igual que te saque Haniel o que te retires y se marche ella sola por su cuenta, pero la policía no debe cogeros.

Es que ni un abogado tenía en aquel lugar y aún no me había puesto ni en contacto con mi orden para saber si teníamos gente en el esa ciudad como para empezar a mover nada. Así que por el momento mantuve mi perfil bajo, sin juntarme con ellas y esperando que Énone hubiese aprendido algo en NY y si las veía que no se acercase a ellas y se metiese allí. No quería tener que empezar a moverme por separado para evitar a la policía y a todos los que Haniel con su acción, habría llevado hacia ellos.

- ¡¡Ouaaaahh!!- Bostecé sonoramente al salir del coche - ¡Joder, tengo las bragas pegadas!

¿Cuántos días llevábamos para llegar hasta allí? ¿Dos, tres? Me estiré cuan larga era para desentumecer la espalda, mientras rodeaba el coche desde el asiento del piloto. No era un coche excesivamente cómodo, pero era mi coche. Lo mejor que me podía permitir: Un Hemicuda del 71, al que había bautizado como "El Fatasma".

Se lo cambié a un viejo que lo tenía en un granero por unos calcetines sudados. ¡Hey, que yo no me meto con los fetiches de cada uno! Lo bueno que la restauración costó poco. Es curioso lo que da de sí un bote de pintura y un poco de pintaúñas. Y el motor... joder, esos trastos estaban hechos para durar eternamente.

-Ni idea, nena.- Respondí a mi amiga mirando alrededor nuestra.-  Hey, chaval. - Dije a un niño que miraba el coche bastante asombrado, de ver ese pedazo de bugga cerca de su casa. -. Cuidado que muerde.- Reí levemente mientras le guiñaba un ojo.

Un ruido me llamó la atención. Era Haniel pateando la propiedad privada, como si fuera la Ex del que (en su momento) había vivido allí dentro. Sonreí burlonamente dando un par de saltitos detrás de ella. La gente nos miraba y eso hizo que diera un par de pasos de espaldas. La verdad, habíamos empezado con poco tacto, así que dije en voz alta, como excusa para el resto:

- Sí, cariño. La última vez la casa de tu tía estaba mejor. No creo que siga guardando tu colección de mariposas dentro, ¿sabes?-

En ese momento me sonó el teléfono. Un mensaje. Un fragmento corto de "The Number of the Beast" de Iron Maiden sonó clara desde mi bolsillo trasero.

- Oh, mira.- recogí el móvil con una mano.- Que sea un contacto de Tinder, que sea un contacto de... Nop.- Chasqueé la lengua molesta.- Es Scarlett- Toqué el hombro de Haniel para que no continuará entrando a lo desconocido entre las cenizas de aquello que quedaba. - Al parecer viene la poli.

Señalé a mi espalda con el pulgar, indicando el ruido que a lo lejos debía ser la poli.

- Nena, vamos al coche. No creo que tengamos tanta suerte como la última vez de decir que éramos gemelas.- Me encogí de hombros rápidamente- ¿Qué? El tío se tragó que tú te habías quemado demasiado por los rayos uva de "mama" durante el embarazo.

La tomé de la mano para tirar de ella y salir de momento, al coche. Al menos hasta que se pirara la gente y la policía, sobre todo.

Al igual que ocurriera en la Súcubo el dios Thot le concede a Énone una pista sobre su papel los sucesos que están ocurriendo en forma de revelación:

El niño es joven. No tendrá más de doce años. Sin embargo su mirada atormentada le hace parecer mayor. Se encuentra solo, sentado contra una pared mientras se abraza las piernas con los brazos. Sus ojos están hinchados y enrojecidos por el llanto, y de sus labios partidos sale un casi inaudible susurro pidiendo ayuda. Thot no le muestra su nombre, pero sí que el chico está solo en un mundo cruel que lo desprecia y maltrata. Qué habrá sucedido para que llegue a esta situación es algo que Énone tendrá que averiguar para detener la matanza que está a punto de ocurrir...

—Entonces lo que tienes que hacer es ese gesto con la mano derecha... Ok, entiendo. ¿La lechuza? Es una M... O una N... No recuerdo bien. Llama a papá si no quieres preguntarle a los sacerdotes. Si... Tienes razón, mientras se les quite esa manía por los latigazos es mejor que hables con papá. Oye Dick, ya llegué. Hablamos luego ¿Ok?

Énone se bajó del autobús y guardó el móvil en el bolsillo superior de su chaqueta. Se ajustó nuevamente la tira del bolso deportivo que llevaba a todos lados a cuestas procurando que el cierre le quedase a mano y miró alrededor. Era tal como lo había visto en su sueño. 

Calles amplias y casas pijas, césped verde muy cuidado y todas las señales de ser un lugar donde sus residentes no tenían que esforzarse mucho para poder comer. Lo único que no veía eran aquellos cartelitos voladores con el nombre de Wakefield que había visto en su sueño y que había interpretado como "angelicales". Una señal clara de que ahí podría encontrar a Suzie ¿Verdad? Dick Jean le había dicho que también podían haber sido aves, aviones o hasta insectos, pero ¿Qué sabía él de las visiones que el dios Thot le enviaba? 

Había trabajado en lo de sus visiones desde que había vuelto con la orden desde New York. Con un poco de tiempo había avanzado en algo, sobretodo con sus sueños que ahora podía recordarlos a cabalidad. Dick Jean, el chico que lo había acompañado de regreso a su hogar se había interesado en el tema y ahora le ayudaba a mejorar sus propias habilidades mientras él mismo se iniciaba en los secretos de la orden. 

Con estos medios había comenzado a tratar de encontrar a Suzie, su antigua compañera. Tras perderla Scarlett le había contado que algunas veces la entidad angelical se llevaba a la conciencia humana para curarla mientras que otras veces terminaba consumiendola completamente. Continuamente oraba porque fuera la primera opción la que había llevado a qué Liel desapareciese. 

Encontró un banco en una pequeña área verde entre dos casas y se sentó en él. Arrugó la nariz. ¿Olía a azufre? No, debía concentrarse, seguramente era alguna receta extraña de un nuevo rico excéntrico. 

Tomó aire y dobló los dedos meñique y anular de la mano izquierda al centro de la palma y los cubrió con el pulgar mientras dejaba los otros extendidos. Hizo el "símbolo de spiderman" —como él le decía— con la otra mano y dejó ambas a sus lados. Cerró los ojos y los abrió, su vista se fijó en un pequeño niño que estaba jugando al otro lado de la calle. Volvió a cerrarlos y los volvió a abrir. El niño seguía ahí, pero la calle de Wakefield dónde estaba había desaparecido, volvió a cerrarlos, pero está vez no tuvo que abrirlos otra vez para ver.

Cuando Énone volvió a abrir los ojos tenía los ojos enrojecidos y la frente perlada de pequeñas gotitas de sudor. Esto no había sido una mera revelación, había sido una de las grandes, como aquella vez cuándo comenzaron a investigar el caso de la hermana de Suzie. Ese niño… debía hacer algo ahora mismo. 

Una patrulla pasó por la calle frente a él. Señal inequívoca de que cerca habían problemas. Tomó aliento para recuperar el pulso y, tras cerciorarse que sus piernas podían sostenerlo, se levantó y partió tras el vehículo policial. 

Llegó a la casa quemada minutos después. En una orilla vislumbró a Scarlett detrás de los curiosos, en el otro lado el inconfundible auto de Tayen, seguro Haniel también estaba ahí. Soltó una maldición, nunca era un buen augurio encontrar más de dos cazadores en el mismo lugar. Soltó otra maldición… seguro no iba a encontrar a Suzie ahí.

La débil empalizada cede con facilidad ante el golpe de Haniel, quien nada más cruzarla se siente en territorio enemigo. Este desastre ha sido obra de uno de sus hermanos Caídos pero ¿Cuál? (1)

¡Wow! - dice el chico haciendo varias fotos al destartalado coche de Tayen con su móvil - ¡Qué flipada de coche! - Al principio estaba un poco cohibido por la mención de Tayen a su ropa interior, pero el interés por el vehículo le hace olvidarse rápidamente del tema - ¿Qué clase de motor tiene? ¿Cuánto alcanza? ¿Eres del F.B.I.? ¿De la C.I.A.? ¿La N.S.A.? ¿Los Hombres de Negro?

Mientras el chico sigue acosando a Tayen con preguntas cada vez más absurdas ("¿Te han guiado los Grandes Espíritus hasta aquí?") Scarlett observa a dos chicos con actitud de matones que se dirigen al agujero abierto en la valla por Haniel.

¡Eh, tú, negrata! - le increpa el más bajito y delgado. Los más bocazas siempre son de este tipo - ¡Hemos llamado a la policía! ¡Ya te estás largando! - enfatiza sus palabras dando un par de golpes al borde del agujero con su bate de béisbol.

Ahí vivían nuestros amigos - añade el otro, más grande y corpulento - Fuera de ahí, perra.

Mientras estudia la situación Scarlett ve a alguien haciendo gestos extraños. Se trata de Énone, quien parece sumido en un trance similar al que tuvo en NY antes de entrar en la Súcubo. Sea lo que sea no dura demasiado y el joven egipcio fija su vista en la enorme motocicleta y su conductora mientras ésta teclea algo en el móvil.

A lo lejos se empieza a escuchar el eco de una sirena de la policía...

—Hey! HEY CHICOS!! —grita Énone atraído por los gritos de los niñatos. Camina rápido hacía ellos, no le había costado reconocer a las cazadoras al otro lado de la reja—Por que no dejan a las mujeres trabajar tranquilas. ¿No ven que son de la tele? Las cámaras están por llegar y tienen que preparar una buena forma para la periodista esa. La bonita, la que tiene... —hizo un par de gesto con las manos haciendo la mímica de unos pechos generosos. La verdad no tenía idea de quién estaba hablando, pero seguro los críos tendrían a alguien en mente—, oigan han dicho que sus amigos vivían acá? Yo también tenía un amigo en esta casa, no sé si lo conocen...

MIró de reojo a Tayen y a Haniel mientras se acercaba a los chicos y les daba las señas del niño que había visto en su visión. Era muy probable que ellos no supieran nada de el... Pero era mucha coincidencia que ellos mencionaran a sus amigos cuando el venia llegando y estaba comenzando a creer que las coincidencias no existían. 

Noto como la madera cruje y se abre ante los golpes de mi bota, dejando un hueco lo suficientemente grande como para poder pasar de costado entre las maderas aprovechando el estrecho cuerpo humano en cual me había encarnado. No tardé en escuchar quejas a mi espalda, voces de revuelo, pero no les di ninguna importancia. Era simplemente como si todo aquello no fuera conmigo. Mi único interés se encontraba al otro lado de la valla así que sin demora me deslicé al otro lado y en seguida me percaté de aquellas pequeñas manchas negras que se regaban por la entrada.

Me agaché poniendo una rodilla en el suelo mientras escuchaba la voz de Tayen a mi espalda, Decía algo de la otra cazadora, Scarlett, pero mis pensamientos ya se encontraban en otro lugar. Con los dedos desnudos tomé una de las criaturas calcinadas, sintiendo como esta se deshacía en mis yemas. ¿Qué clase de criatura era esta y qué estaba haciendo aquí?

Noto entonces la mano de la mujer que me acompaña sobre mi hombro y me giro para ver su rostro, sin comprender por qué me pide que nos marchemos.

—¿La poli? —pregunto, aunque sé que se refiere a la policía, los encargados de atrapar a los pecadores en esta sociedad humana —¿Y qué...? —pero antes de acabar la frase noto como toma mi mano y me arrastra hacia afuera de nuevo.

Esta vez no pongo pegas. Dejo que lo haga pues entiendo que está ocurriendo algo que no soy capaz de comprender pero ella sí. Cruzo la valla para salir de nuevo a la calle y veo como todos nos están mirando, además de unos críos que parecen enfadados por algo.

No digo ni una palabra, tan solo me fijo en Énone al escuchar su voz y cómo este parece estar hablando con ellos. Él también está aquí, me gusta su forma actuar y el buen cazador que es, aunque no pueda decir lo mismo de sus creencias y adoración por esos falsos dioses. 

Finalmente me dejo arrastrar de nuevo hasta el coche, soltando un resoplido por la nariz con molestia por no haber podido seguir investigando el interior de la casa.

—Necios humanos, si supieran que lo que estamos haciendo aquí es más importante... —empiezo a decir, pero entonces miro de nuevo a Tayen y me doy cuenta de que también es humana —. Atacará de nuevo, pronto, no deberíamos perder el tiempo de esta forma.

Haniel reconoce inmediatamente a la estirpe de Ba'al Zebub en el insecto retorcido y deforme que tiene en la mano. De haberse tratado del "Señor de las moscas" en persona habría desaparecido la ciudad entera, así que tuvo que ser una de sus siervas llamadas Madre del Enjambre. Son demonios femeninos que se especializan en criar un tipo de insecto en el interior de sus cuerpos. En este caso, abejas. Algunos eruditos de los ángeles consideran a las Madres del Enjambre poco más que carcasas ambulantes y que el verdadero demonio es la colonia de insectos que lo habita. Al ver la cantidad de insectos diseminados por el camino a la casa y el jardín le queda claro que el propósito de la Madre era exterminar a esa familia humana. Tal vez la invocaron de forma equivocada y ésta los mató a todos para resarcirse de la ofensa. O que alguien invocase a la Madre para matarlos. Una cosa es segura: con tantas colmenas de abejas como hay en la ciudad, la Madre del Enjambre puede volverse inmensamente poderosa...

Finalmente regresamos junto al coche y entonces me detengo apoyando mis manos contra el capó aún caliente. Puedo sentir como mi corazón late fuerte contra mi pecho, como una vena se me marca en la sien ante la rabia que la impotencia me hace sentir. Por un instante no puedo evitar sentir el desprecio, sentir que soy rechazada por unas criaturas inferiores que limitan mi capacidad de actuar y dificultan mi misión entre ellos. ¿Por qué molestarse en intentar salvarlos cuando ellos mismos son sus peores demonios? Pero cuando siento a la cazadora a mi lado, cierro los ojos un instante y noto como mi cuerpo se calma con su presencia.

—Supongo que habrás oído hablar de Ba'al Zebub —digo en un tono bajo girándome ahora hacia a ella, mirando a Tayen a los ojos —. Fue uno de los principales lugartenientes de Lucifer durante la rebelión de los ángeles y cuando fueron expulsados...

Entonces niego agitando un poco la cabeza, meciendo mi melena azabache de un lado para otro todavía pensativa.

—De haber sido el mismo Príncipe del Infierno habría arrasado la ciudad entera. Pero sin duda esas asquerosas criaturas han sido cosa suya. Debe haberlo hecho una Madre del Enjambre, demonios descendientes del príncipe que crían toda clase de insectos en su interior. Pero no lo sé, no estoy segura de por qué aquí, quizá el demonio fue invocado en este lugar o alguien lo invocó para asesinar a la familia que aquí vivía.

Miro la casa calcinada y suelto un suspiro. Esta vez es mi mano la que busca la de Tayen para apretarla con fuerza entre mis dedos. Puedo sentir la oscuridad que hay en ella y el poder que posee, pero aún así su presencia logra reconfortarme como ningún otro humano lo ha hecho.

—Gracias —pronuncio simplemente, viendo como todavía algunas personas nos miran desde la valla alzando la voz con algunos comentarios y produciendo aspavientos con las manos —. Haré lo que me digas.

-Traquiliiizate, Hani- Dije de forma cariñosa mientras masajeaba ligeramente los hombros de mi compañera.- La poli viene para tocarnos los huevos, pero es su trabajo.

Me dejé mascullar un poco más, mientras aposentaba mi trasero en uno de los lados de mi coche.

- ¿Te refieres a "esos" humanos?- Hice un gesto con la cabeza para señalar a los imbéciles de los críos. - Si, desde luego que "merecen" que los salven, sí.- Reí de forma irónica -Pero aunque me encanta (y me pone burra), ver como destrozas cosas y gente, con esas manitas que Dios te ha dado, quizá sea mejor ir con más cuidado. Y no lo digo por llamar la atención, que sabes que me encanta también. Es más por...- Señalé con dedo a Enone, y despues a Scarlett, un poco más allá con la moto.- Ellos.

Suspiré alzando la ceja mientras sonreía levemente.

- Si nos metemos en más líos sin ellos, tendrán que dar la cara por nosotras. Oootra vez.-

Por otro lado, las palabras de mi compañera sobre demonios y tal me produjeron cierto escalofrío. No un gran malestar, pues en esencia yo misma era un 50% espíritu malvado que mantenía, a veces a duras penas, a raya.

- No me suena, pero... Podría ser. ¿Pero por qué exactamente la Madre de los Enjambres? ¿Por qué no invocar... que sé yo, a un demonio más controlable? 

Noté como su mano se aferraba a la mía y sonreí. Era tan inocente que me daban ganas a veces de decirla "No hay huevos" tan solo por el hecho de que seguro que haría algo realmente hilarante. Al menos para mí, claro.

- Vamos, consigamos información antes de entrar... por las buenas. Esos chicos... seguro que de entre su mente puedo sacar algo más que "Hacerse pajas y robar cervezas a sus padres". ¿Te vienes, Negrata?- bromeé.

Me acerqué al grupito de los críos y Enone, con esa sonrisa en mi rostro que indicaba que no auguraba nada bueno. Haniel me seguía, con cara de mala uva. Por el gesto de mi compañero y algunas palabras sueltas, deducir que íbamos de nuevo a usar el viejo truco de "Las reporteras cachondas".

- Hola, mister.- Palmeé al llegar la espalda de Enone, hasta pasar mi brazo por el hombro, aunque de forma torpe al ser él más alto.- ¿Ya has elegido a alguno de ellos para la escena porno? Vamos cortos de tiempo, ¿sabes? Nos dijeron que esta casa tenía algo especial- Miré a los críos con cara de circunstancias.- No sé, yo la veo demasiado quemada, la verdad. Quizá si los chicos nos pudieran contar algo de ella... algo morboso... algún tipo de secreto... ya sabéis, chicos. Algo que podamos sacar que sea interesante, que no sea solo... ya sabéis, el mete-saca.

Cuando vi como Tayen cambiaba su paso y en lugar de ir hacia el coche, se acercó a los críos me temí lo peor. Ella en el fondo, no era mala chica, pero tenía el don de ser una bocazas y andar metiendo la pata siempre por hablar sin pensar. Me retiré lentamente hacia mi moto mientras oía aullar a las sirenas de la policía cada vez más cercana. Cuanto menos cerca del foco mejor. Además, no sabía porqué seguían ahí. Había suficientes testigos como para que señalasen al menos a Haniel como quien rompió la valla y se coló en la propiedad privada.

A parte, debía asegurarme de que mis pertenencias estaban a salvo, sobre todo aquel manuscrito que ocultaba en mi moto. Ese que en malas manos podría ser un arma demasiado poderosa y que debía proteger sobre todo. Incluso sobre los tres aspirantes a cazadores... porque viéndoles, aún les quedaba mucho que aprender.

Y apoyada en un árbol, fruncí el ceño cuando escuché a Tayen alzar la voz con la mierda de la pornografía.

- ¿Pero que cojones...? - Esas palabras, esa proposición, aún siendo mentira, era un delito muy grave. Sobre todo si los chicos denunciaban, los testigos hablaban y exageraban las cosas. Si llamaba a la orden ahora y les contaba lo que estaba pasando sabía lo que me iban a decir: que me deshiciese de los dañados, empezando por Énone y que siguiese con la búsqueda mientras mandaban a alguien.

Pero tal y como pasó en NY con Énone y su grupo, tenía esperanza con estos jóvenes, pues Haniel, a pesar de su sabiduría celestial, estaba perdida en el mundo de los hombres.

Solo salvarían a ella.

Saqué mi móvil y llamé a quien sí sabía de esto más que yo. Las leyes de NY y de California no eran las mismas, pero... Lo malo es que no me despedí de él cuando dejé la ciudad y menos aún le dije que me iba ni a donde. Esperaba que no estuviese muy enfadado y menos aún por no responder y devolver las decenas de llamadas y mensajes que me había dejado en estos días. - ¿Rafi? - Pregunté ante el silencio al otro lado del móvil.

- ¿Rafi? ¿Solo vas a decirme eso? Ya era hora de que dieses señales de vida. Sé que estás bien gracias a Harry, pero no quiere contarme nada. ¿Qué narices te pasa Scarlett? ¿Por qué te fuiste así, sin avisar ni nada? - Respondió no de muy buen humor el fiscal Barba, quien por el sonido, estaba dentro de un ascensor.

- No yo... Rafi, lo siento. Es algo que tengo que lidiar yo sola y NY no me ayudaba nada. Solo he cogido días libres acumulados de vacaciones para salir un poco de la ciudad. Nada más. - Le respondí a sus preguntas y dudas. - Pero no te llamo por eso...

- Sí, ya me lo imaginaba. Si apareces es porque necesitas algo de mí y no piensas si yo necesito algo de ti, como saber como estás y donde, Scar. - Me machacó Rafael con aquello, pues tenía razón. Aún me costaba salir del agujero que hice para sobrevivir y me comportaba como una persona muy egoísta cuando aquel hombre me importaba tanto. Aunque oírle llamarme Scar... solo Jessie me lo llamaba. - Venga, dispara. - Me animó a hablar cuando pensaba que no habría nada que hacer ya y que me colgaría.

- Rafi, recuerdame que puede pasarle a alguien que pide o insinúa a un menor que trabaje haciendo porno. - Le solté del tirón.

- ¿Se puede saber donde andas y con quien? - Preguntó preocupado y serio para luego lanzarse a hablar haciéndome centrarme en su voz y sus palabras, porque cuando arrancaba así, era difícil seguirle si no prestabas atención por lo deprisa que llega a hablar. - Es un delito muy serio, Scarlett. Espero que no estés junto a la persona que ha dicho eso o te salpicará a ti también. En principio si no hay denuncia no pasará nada, pero si la hay, quien haya soltado esas palabras será investigado hasta la saciedad.

» Su móvil, tarjetas SD, ordenadores, pendrives, su coche, su casa... todo será investigado y, aunque sea inocente, al final será su reputación la que acabe manchada. Si encuentran algo, una foto de un crío en bañador mismo, se enfrenta a la cárcel y entrará en el registro de pederastas durante algunos años. No podrá acercarse a sitios con niños, ni tener hijos mientras esté en ese registro. Es lo mínimo que le puede ocurrir a esa persona. ¿Hasta dónde estás metida? - Preguntó preocupado después de explicarme lo que pasaría.

- Tranquilo, es una amiga, pero por ahora solo he mantenido contacto visual con ella y la escuché soltar esa estupidez a dos críos de catorce años más o menos. Unos condenados racistas, pero menores. En lugar de dejarles en paz y pasar de ellos pues... - Enarqué una ceja y mire seria al trío con los críos. Me sentía como la madre de todos en aquel momento, pensando en como lanzarles la zapatilla para que se largasen de allí ya. ¿Qué parte de que se fuesen no entendió Taylen? ¿Por qué arrastró a Haniel a ese enfrentamiento donde podía liar más las cosas aquel ángel?

- Oye, eso que te contado es para NY. En otro estado puede ser peor o quedar en nada... - Dejó caer Rafael tras notar mi largo silencio, buscando saber donde estaba con aquellas palabras.

- Me imagino que en California no se andan con tonterías tampoco, Rafi. Te dejo, la policía está al caer y quiero ver que pasa para ver si puedo hacer algo. Gracias por tu ayuda fiscal. - Le dije en tono serio pero divertida, rompiendo esa seriedad que me transmitía Rafael junto a la preocupación. - Estoy bien... estoy en Wakefield. Creo que pasaré unos días aquí si encuentro un buen sitio donde alojarme. Así que relájate, que ya sabes donde estoy y mis planes. Y no, no me meteré en líos. Soy policía, ¿recuerdas? Tengo una reputación que mantener. Te prometo que serás al primero que vaya a ver cuando vuelva a NY. Se bueno. - Se notó mi sonrisa en aquellas dos últimas palabras y le colgué antes de que dijese nada.

¿Un demonio más controlable, acaso eso existía? Ella misma debería saber lo difícil que es lidiar con ese tipo de maldad, pero un demonio como este... no tardará en reponer su enjambre y entonces atacará de nuevo. Necesitamos saber lo que está buscando y no sé si en esta casa quemada podremos encontrar mucha más información.

El nuevo "apodo" que me pone Tayen me hace mirarla con ceño un instante, sigo sin comprender muchas veces su forma de llamarme, pero aún así la sigo como le he dicho que haría. Nos acercamos hasta donde se encuentra Énone hablando con unos adolescentes y escucho como la cazadora se mete en la conversación y comienza a hablar de porno, algo que para no variar, no llego a entender a qué se refiere.

—Quizá debiéramos volver más tarde, cuando el lugar se haya despejado de humanos —sugiero en un susurro, ya que parece que por algún motivo no se puede entrar en el recinto en este momento —. Iré a hablar con Scarlett a ver si ella ha podido averiguar algo más.

Entonces le doy una suave palmada a Tayen en el trasero sin venir a cuento, igual que ella hace a veces conmigo cuando nos despedimos, y me dirijo hacia Scarlett y a su moto dejando atrás la conversación con aquellos jóvenes humanos. Al ver su rostro creo que está enfadada por algo, aunque no estoy segura. Me pongo entonces junto a ella y la miro un instante antes de confesar lo que he podido averiguar.

—Se trata de un demonio, una Madre del Enjambre. Pero no sé por qué atacó a esta familia.

Con ella me ahorro las explicaciones. Miro de nuevo el hogar calcinado y aprieto los labios dubitativa. 

—Creo que ahora será difícil averiguar algo más, al parecer viene la poli —imito las palabras de Tayen, aunque ni sé por qué vienen, ni qué problema trae eso.

Apoyada en el árbol, junto a mi moto, veía a todos con los chicos. Las palabras de Rafael aún seguían en mi cabeza cuando Haniel vino a mi lado. Era justo lo que necesitaba. Y lo peor era que no podía tratarla a patadas o montarle un número para que se marchase, porque no entendería nada de lo que estaba haciendo.

Con el gesto serio seguí mirando a Énone y Tayen y en susurros respondí a Haniel. - Le dije a Tayen muy claramente que debíais iros de aquí las dos. - Susurré con disimulo, sin mirar al ángel. - La policía te va a detener a ti y a todos los que estén contigo. Rompiste la valla y entraste donde no debías delante de toda esta gente. Te han grabado con los móviles y saben quien eres. Sé que no tenías mala intención y que no sabes aún las reglas de este mundo, pero ahora debes irte. Ve detrás de un coche, de una casa, lo que quieras y usa tus alas de ángel para desaparecer de aquí. Sabes como localizarme, así que en media hora da un salto de nuevo, procuraré estar en un sitio seguro y escóndete de la policía hasta que esto se calme. Es un allanamiento leve, dudo que te busquen demasiado por esto, pero no quiero que acabes fichada por la policía. Bastante que lo está Énone.

La miré de reojo un momento. Como no, no se estaba enterando de casi nada. - Vale, te lo explico todo de nuevo, pero hazme caso, ahora tienes que esconderte y saltar a otro sitio, en media hora o así me buscas.

Era todo lo que podía hacer por ella en ese momento. - Si ellos no se acercan a mí como tú, estaré a salvo y quizás pueda ayudarles. Y ahora vete antes de que sea tarde. - Repetí sin mirarla, esperando que me hiciese caso.

¿De la tele? - dice el flacucho - ¿Y dónde están las cámaras, el equipo de grabación y eso? Además, la india ha dicho que los Tomkin eran de su familia. Ken y Micah nunca dijeron que tuvieran parientes negros.

Podrían ser parientes lejanos - aventura el chico gordito.

Que te calles Joel, que eres más tonto que mear para arriba - le espeta el otro - A ver. Tú, el árabe - señala la bolsa de Énone - ¿Qué está pasando? ¿Qué llevas en esa bolsa? ¿Una cámara?

A lo mejor es el técnico de sonido - aventura Joel.

Sin embargo, toda la cháchara se interrumpe cuando Tayen menciona la "escena porno". Los dos chicos se olvidan por completo de Énone y se dedican a comérsela con los ojos. El otro chico deja de hacerle fotos al coche para intentar hacer tomas sensuales del cuerpo de Tayen. O al menos, muchas fotos.

¿En qué pagina salís? - pregunta el chico - ¿En xVideos, PornHub, RedTube?

Piérdete Kennel, pajillero de los cojones - le espeta el flacucho.

Se siente Brad - replica el aludido - Vivimos en un país libre.

A mí me suena que tiene un canal en OnlyFans - aventura Joel refiriéndose a Tayen - ¿No eres Indianintenselove?

Un coche patrulla se detiene junto al agujero en la valla. Los dos policías preguntan a unos viandantes que señalan a Haniel.

Joder, son Preston y Ramírez - maldice Brad - Vámonos, Joel.

Los dos gamberros salen corriendo mientras los policías se acercan a Haniel y Scarlett.

Señora - le dice el policía a la ángel - ¿Qué parte de "Prohibido el paso" es la que no entiende?

El agujero ya estaba ahí, oficial Preston - dice Kennel acudiendo a toda prisa - Ella es una famosa entomóloga que...

Esfúmate, Dennis - le espeta Preston - O mejor, enséñame lo que tienes grabado en el móvil.

La mención al aparato es suficiente para que el chico salga corriendo.

Es sólo un crío, Richard, por el amor de Dios - suspira su compañera - Te pasas mucho con él.

Es el chismoso mayor de Wakefield y un mentiroso patológico - replica el otro bufando mientras observa al chico perderse de vista tras una esquina.

En cualquier caso no ha sido él quien se ha abierto paso a patadas a la casa Tomkin - La policía centra ahora su atención en Haniel - Señora, esa zona es peligrosa. No debería entrar ahí.

Y mucho menos echando la valla abajo. No estamos en una película de Marvel - añade el otro sacando las esposas. Sin embargo su compañera le retiene poniéndole una mano en el antebrazo.

Creo que podemos arreglar esto con una amonestación y una multa que cubra los gastos de la reparación de la valla ¿No crees, Richard?

Martha... - replica el policía con tono de aviso.

Vamos, Richard. No hay necesidad de pasar el resto de la mañana haciendo papeleo ¿Verdad? - la mujer saca su libreta de multas y mira a Haniel - Su carnet de conducir o alguna otra identificación, por favor...

Por más que Scarlett trataba de explicármelo seguía costándome entender el problema que había con la policía, con que me detuvieran por haber entrado en la casa de esa forma. Tan solo quería ver lo que había ocurrido y ahora la cazadora parecía molesta por lo que había pasado. ¿Cómo íbamos a investigar la zona sin entrar? A veces siento que soy una carga para estos cazadores, otras veces siento que ellos lo son para mí, pero tengo una misión que cumplir y no puedo alejarme demasiado o hacer las cosas por mi cuenta.

—Está bien, me iré a... —empiezo a decir pero me detengo en medio de la frase.

Antes de que me de tiempo a marcharme, la policía llega al lugar y no tarda en dirigirse a mí uno de los uniformados. No sé qué debo responder a sus preguntas y me quedo callada mientras los dos policías comienzan a hablar entre ellos. Parecen pasar por algún tipo de enfrentamiento, el cual termine cuando la mujer me pide algún tipo de identificación. Entonces caigo en algo que me explicó Tayen hace un tiempo y comienzo a buscar en mi bolsillo hasta sacar un pequeño tarjetero.

—Por supuesto, poli —contesto sin saber cómo dirigirme a la mujer y extraigo mi id, o más bien el de la persona que ocupaba este cuerpo.

En el documento aparece el nombre de Akira Reid, con nacionalidad en Jamaica y que actualmente reside en Los Ángeles. 

Entonces por un instante mis ojos brillan con un destello plateado y mis siguientes palabras salen de mis labios como un susurro tranquilizador.

—Lamento si he causado algún problema —digo a la mujer, con un tono de voz meloso —, no volverá a ocurrir.

—Y ahí va mi oportunidad de saber si conocían al niño... —murmura en voz baja Énone mientras ve a los dos pequeños postulantes a abusones huir de los agentes. Aprovechando que Tayen tiene el brazo sobre su hombro pasa la mano por su cintura y la gira mientras le dice en el mismo tono disimulado— aprovechemos de irnos de aquí antes que decidan interrogarnos a nosotros también. Haniel estará bien, Scarlett sabe manejarse con policías, ella es uno de ellos.

En una posición un poco forzada por la diferencia de tamaños arrastró a Tayen lejos de la casa Tomkin en la misma dirección que los gamberros habían tomado para eludir a Preston y Ramírez.