Partida Rol por web

Todo iba como tenía que ir. 

El deslizador fuera, en estado de hibernación. Listo para huir. Un toque y estaba de nuevo vomitando fuego por las turbinas.

El cambio de guardia: tal y como habían dicho.

La pesada puerta de la sala de datos, situada en el séptimo piso, se dividió en dos y se separó automáticamente, soltando su habitual susurro cuando los engranajes se desligaron.

Era una sala amplia, repleta de armarios con luces pequeñas que parpadeaban en diferentes colores e intensidad.

-Por aquí.

Dijo Kelsey Hen, agitando su brazo cromado, con la palma extendida hacia el resto de acompañantes.  La hacker no esperó al resto y se sumergió en el laberinto de servidores con una gracilidad casi felina. Sabía lo que tenía que hacer. Lo había hecho muchas veces. Era su vida.

-Aquí está, el ordenador central. Dadme unos minutos.

-Segundos.

Dijo una voz distorsionada por algún casco, sin poderse distinguir si provenía de un hombre o mujer.

-Ya voooy.

Replicó la joven de tez morena, en un tono casi aniñado para dejar patente que hacía lo que podía.

La joven sacó de su bolsa una tableta y unos cables, para conectar estos al ordenador central y el otro extremo, en forma de tres agujas, la insertó en la parte de atrás de su oído derecho. Como si estuviera poseída, los dedos de su mano buena bailaron sobre un teclado holográfico reflejado en la mesa, mientras una lluvia de datos empezaba a iluminar su tableta en códigos encriptados.

Durante unos segundos se hizo el silencio, hasta que la chica parpadeó y se volvió para sonreír.

-Ya está.

Anunció. Tiró ligeramente del cable de su cuello y un extraño líquido lubricante le goteó de los pinchos del jack para poner fin a su conexión. Justo en ese instante, la sala se iluminó con una tenue luz roja. 

Kelsey miró a la pantalla del ordenador central y luego se volvió a sus acompañantes con el rostro desencajado.

-Oh oh.

-¿Cómo que oh oh?

Le contestó la voz enlatada.

//FLASHBACK//

Irella bajó de un ligero salto de la nave de transporte que le había traído hasta allí y contempló la decadencia del sector 1313 durante un segundo. La nave de transporte que le había traído a Coruscant desde un planeta perdido del borde exterior, era un carguero bastante hecho polvo que pertenecía a un Mon Calamari llamado Yos Pok y que casi deja sin blanca a la muchacha con sus altos precios. Pero era el único transporte disponible y había que llevar a su presa a su destino antes de que palmara, o la recompensa se iría por el desagüe.

La cazarecompensas empujó fuera del transporte a un tipo que a duras penas si podía andar. Era un fulano llamado Nate que había estado traficando con especias sintéticas de mala calidad en el sector y se había largado con los créditos de mucha gente cabreada hacia el borde exterior. 

Pero no tuvo ninguna oportunidad frente a ella. Fue un trabajo fácil.

Irella lo condujo hacia el cuartel de la (infame) policía del sector 1313 para ponerlo a buen recaudo y cobrar una recompensa, que, después de cubrir gastos (pasaje de ida y vuelta, raciones y demás) se había quedado en unos míseros 77 créditos. Mal negocio, pensó.

Su comunicador empezó a sonar de forma insistente y ella lo sacó de su cinturón para disponerse a leerlo. "Las noticias vuelan" pensó la chica. La gente importante tenía mil ojos en el sector, y sabían exactamente quién iba y venía. El mensaje era de Bax, un mafiosillo del tres al cuarto bastante irritante que regentaba un club de mala muerte en la parte mas decadente del "gueto" llamado Origin. Bax le importaba una mierda a Irella, no valía ni el disparo de un bláster. Pero había hecho buenas amistades y ahora era un capo de la familia Pyke. Y con esos había que andarse con cuidado. Desde el principio supo que aquel mensaje de Bax no era sino el mesajero que hablaba por los Pyke. En el pasado estos la habían sacado las castañas del fuego, cuando tuvo que matar a dos capullos en plena calle, a la vista de todos. Con muchos tipos ansiosos de venganza que le pisaban los talones, no supo a quién acudir, así que cuando se le presentó la oportunidad de escapar en un carguero de los Pyke, la cogió sabiendo que algún día pedirían el favor de vuelta. Y parecía que ese día había llegado.

//FLASHBACK//

La puerta del viejo almacén se abrió, rechinando. Era una puerta de chapa oxidada, ni siquiera estaba informatizada. Pero era mejor así, sin levantar sospechas.

Un tipo con una túnica raída y una capucha se deslizó bajo la reja, sin que el oxidado metal lo rozara. Dentro había un deslizador bastante corriente, dos figuras más le esperaban delante. 

El almacén lucía viejo, abandonado hacía ya bastantes ciclos, cuando la industria que fabricaba en masa turbinas de deslizadores en aquel lugar quebró y tuvieron que trasladarse al sector 649. Desde entonces nadie lo había ocupado. O eso creía el tipo de la túnica, que miraba hacia los lados, moviendo ligeramente la cabeza de un lado a otro. 

-No hay nadie, tal y como dijiste. ¿Traes lo nuestro?

Dijo el primero, un humano de ojos rasgados, bastante enclenque, vestía con un gorro ridículo, un chaleco parcheado, una camisa de líneas verdes y rojas y unos pantalones el doble de anchos que él. Lucía bien a la vista el mango de un blaster que sobresalía de sus calzoncillos (también por encima del pantalón, de forma ridícula)

Su compañero era menos denigrante. Un Rodiano que estaba cruzado de brazos y vestía de forma paramilitar, como los comandos de esa "rebelión" que estaba empezando contra el imperio. 

-Todavía no, muéstrame la mercancía.

Dijo la voz distorsionada bajo la capucha.

El humano levantó las manos de forma exagerada por encima de la cabeza en claro gesto nervioso. El rodiano habló en su idioma, parecía que le dijera que cerrara el pico e hiciera lo que mandaban. 

-Vale, vale, miraaaa tío. Esta es nuestra mierda. La mejor de todo el sector.

El humano se colocó en la parte de atrás del deslizador y apartó de un tirón una vieja tela, para mostrar varias cajas metálicas, llenas de especias de todo tipo, que brillaban de forma artificial como si fueran de algún tipo de plástico sintético.

-Especias de Naboo, tronco... desde que Nate dejó el negocio de las especias falsas nosotros nos quedamos con el tema ¿sabes?

El tipo de la túnica se acercó a la parte trasera del deslizador y metió una mano enguantada en el recipiente. Las semillas se le escurrieron por entre los dedos como una cascada y volvieron al lugar de origen. Eran de muy mala calidad y no había que ser demasiado experto para darse cuenta.

-Puedes colarlas en el sector 12, incluso algunos de la superficie lo comprarían, dan el pego y están desesperados por esta mierda que ya es difícil de encontrar.

Explicó de forma irritante el humano, con la voz chillona, como si fuera hasta las trancas de píldoras letales. 

El rodiano se acercó por detrás, apoyando su mano sobre el mango de otro bláster que llevaba en una cartuchera en el muslo. Al tipo de la túnica no se le pasó por alto el detalle.

-Bueno, ahora paga.

Dijo el humano, más nervioso que antes.

-Hablas demasiado.

El tipo de la túnica se revolvió, rápido como un demonio, desenfundó un bláster y disparó a bocajarro al humano en el vientre. El rodiano maldijo algo en su idioma y trató de desenfundar su bláster. Pero fue demasiado lento. El cañón humeante del tipo de la túnica ya estaba delante de sus ojos saltones.

La sala se iluminó de rojo un instante. En ese momento en el que el bláster vomitó su descarga y voló la cabeza a la criatura.

El humano se arrastraba, mirando con una mezcla de temor y confusión a su interlocutor.

El pistolero echó hacia atrás la túnica roída y dejó ver un casco blanco impoluto con un visor en negro como la mirada de la muerte. Acabó quitándose la túnica y se inclinó para dejar entre las especias una esfera metálica, que empezó a emitir una parpadeante luz roja.

-¿P..por qué?

Inquirió el tipo del suelo, arrastrándose, dejando tras de sí una línea de sangre en el suelo. El pistolero no respondió, siquiera se giró para contestar, no era una amenaza. Cogió su comunicador mientras salía del almacén e hizo una llamada.

-El trabajo está hecho.

Dijo Wazn. Luego colgó, en el momento justo en el que el almacén saltó por los aires a su espalda. El pistolero se introdujo en uno de los callejones y se perdió en la oscuridad, cuando su comunicador empezó a sonar. Era un mensaje de Bax. Wazn lo conocía bien desde que le salvaron el pellejo. Era un mafioso de medio pelo que regentaba el club Origin de la zona cutre del gueto, nadie importante. Pero había hecho buenas amistades y ahora era un capo de los Pyke. Bax era el mensajero, la "cara" visible de los Pyke, el que transmitía las ordenes a los sicarios, traficantes y demás peones que trabajaban para la familia. Wazn supo en ese instante que debía ponerse en marcha...

//FLASHBACK//

Nersha despertó súbitamente, entre sudores. Tuvo que mirar hacia ambos lados para asegurarse de que estuviera sola. De nuevo ese maldito sueño. Soñó con ella. Esa sonrisa antes de venderla..de destruir todo lo que amaba. Pero no era eso lo que temía. Era esa sonrisa cruel, llena de rencor.

Un golpe en la puerta del deslizador donde había echado el ojo le hizo inclinarse para mirar por la ventana. Era Quedrik el Cerean, con su enorme cráneo que miraba hacia unos faros que iban acercándose poco a poco a donde estaban.

-Es la hora.

Anunció.

-Ya, ya.

Dijo en tono sensual (sin quererlo) Nersha, antes de abandonar el vehículo. Estaban en los muelles de carga. A esas horas donde los trabajadores descansaban y los droides recargaban las baterías. Estaban solos en el punto de entrega. Aunque pronto dejaron de estarlo.

Un deslizador aéreo aterrizó delante de ellos. El piloto se bajó de un salto y desenfundó un bláster. El Cerean hizo lo mismo. Había tensión, como si cualquier suspiro provocara que ambos empezaran a disparar.

-Alto muchachos, no empecéis a mediros las pollas todavía.

Dijo la contrabandista, sonriendo, mientras se acercaba al piloto, contoneando las caderas de un lado a otro, dejando ver las delgadas líneas de la ropa interior que dejaba entrever por encima del pantalón, haciendo inevitable que su socio, que estaba tras ella, le echara un rápido vistazo.

-¿Que tienes para mi?

Siguió la chica.

El piloto, sin apartar la vista, caminó de espaldas hacia la parte trasera y sacó un bulto que tiró al suelo. Aquello gimió de dolor. Era un tipo esmirriado con la cara tapada con un saco, estaba también engrilletado.

-Está sano y salvo. Ahora dame mi paga para que pueda pirarme de este sucio planeta.

Dijo el piloto. Nersha chascó los dedos y Quedrick se acercó a ella con una bolsa repleta de créditos. 

El piloto cogió al fulano del suelo por el cuello de la camisa y le quitó la capucha. Era un Rodiano de ojos saltones. Le faltaba un cuerno y vestía con las ropas de prisión.

-Costó sacarlo, pero lo hice.

Informó el piloto.

Nersha había sido contratada para mediar en un asunto de Bax, el irritante y tocapelotas dueño del club Origin y perro faldero de los Pyke. Había estado trabajando para él porque necesitaba acercarse a los Pyke para saldar al deuda, pero los trabajitos menores como ese no bastaban, pero era algo. Por lo visto el Rodiano había sido una mula de píldoras letales para Bax y la poli lo había trincado con las manos en la masa. Bax lo quería de vuelta y contrató a un tipo de los bajos fondos lo suficientemente loco como para hacerlo. 

Quedrick tiró la bolsa a los pies del piloto y el Rodiano fue andando como pudo hacia Nersha. El piloto se agachó y comprobó que aquella bolsa de créditos no era solo sino piezas sin valor del desguace. 

-¿Que significa esto?

Preguntó el tipo, levantándose de un salto. No lo vio venir, y recibió un tiro en el corazón, que le hizo caer por el borde de la plataforma hacia el negro abismo. 

Quedrick se volvió hacia Nersha y la apuntó con una sonrisa.

-¿No creerás que iba a darle todo esto a un pringado como ese verdad?

Nersha se llevó las manos a la sien y la masajeó.

-Oh Quedrick, pero que has hecho...

-Lo que debí hacer hace tiempo, coger el dinero y correr. Y hablando de correr, las llaves del deslizador. Y no me lo hagas volvértelo a pedir.

Nersha se quedó mirándolo unos segundos antes de darle lo que pedía. El traidor cogió la llave y sin dejar de apuntarla, la rodeó hasta llegar a la puerta del deslizador. 

Una mirada furtiva hacia el interior le hizo dar con la bolsa real de los créditos. Metió una mano por la ventanilla y abrió la cremallera.

-Bueno Nersha. Tampoco puedo dejar cabos sueltos..estoy seguro de que lo entenderás.

Dijo, con media sonrisa, mientras volvía de nuevo la mirada al interior. Dentro de la bolsa, de nuevo, solo había chatarra. La sonrisa de Quedrick se apagó de golpe. Al volverse, Nersha ya tenía el bláster en la mano y ahora la que sonreía era ella.

-Claro. Lo entiendo.

No uno, sino hasta cuatro disparos atravesaron el cuerpo del tipo, para espanto del Rodiano, que fue testigo de todo. Quedrick se deslizó despacio por la puerta, dejando un rastro de sangre hasta que cayó, sentado en el suelo, mirando a su asesina.

-Bax tampoco fue tan estúpido para darte los créditos a ti al final ¿eh?

Quedrick sonrió y tosió sangre.

-Claro que no..claro que..

No acabó la frase cuando sus ojos se volvieron vacíos y su cuerpo cayó totalmente hacia un lado.

Como si fuera un profeta, el comunicador de Nersha sonó. Era un mensaje de Bax. No había acabado uno y ya tenía uno nuevo, pero ese parecía más importante...quizá su ruta de escape de aquel infecto sector.

//FLASHBACK//

La tonadilla sonaba. Apple sonreía con los ojos cerrados. No sabía que tenía esa canción, pero le hacía sonreír. Le hacía recordar los tiempos con Kyle. Los dedos con las uñas pintadas de diferente color de la chica golpeaban al son de la música el volante, como en un extraño ritual, mientras movía la cabeza de un lado a otro levemente. 

La habían contratado para ser la conductora para un golpe. Llevaba poco tiempo en el sector, la pista sobre Kyle le había llevado hacia allí y luego se quedó atrapada, sin dinero ni recursos para irse. Así que se vio obligada a hacer curros pequeños como ese. Pago fijo, sin preguntas ni ataduras. Solo conducir.  Eran tres tipos que parecían bastante novatos. Tenían la adrenalina a tope y el gatillo demasiado fácil. Pero al menos le pagaban para estar allí, sin hacer nada.  Estaba aparcada a pocos metros por delante del almacén donde iban a dar el golpe. Solo tenía que estar atenta para huir.

Pero Apple tenía un problema. Le costaba estar atenta sin la carretera delante.

Por el espejo del retrovisor podía verse como los tres atracadores salían disparando. La cosa se había ido de madre. Uno gritaba llamando a Apple. Pero la música estaba demasiado alta.

Cuando el tono cambió, ella agitó unos palillos imaginarios en el aire y aporreaba el volante, mientras a su espalda todo se sucedía al margen de ella. Uno de los atracadores cayó. Otro lo arrastró como pudo, pero recibió un balazo. El último echó a correr hacia el coche. 

Del almacén salió un droide armado con una ametralladora que empezó a escupir láser rojo. Uno de ellos hizo que Apple despertara y se volviera, solo para ver como el tipo que corría hacia ella era tiroteado.

-¡La ostia!

Dijo la chica abriendo mucho sus ojos. La canción se detuvo y la joven metió marcha, mientras gritaba por la ventanilla.

-¡Lo siento, te compensaré por esto, lo prometo! ¡Cuando salgas del hospital!

Gritaba, volviendo la mirada al frente.

-Saldrá de esta. 

Sonrió ella, como si todo fuera bien. Pero, si, Apple era despistada y no miró por el retrovisor en el momento en el que el androide con la ametralladora caía encima repetidamente con saña sobre el cuerpo del pobre ladrón. Algo decía que "ese" no iba a volver para reclamarle el favor a la chica.

Dos calles más allá su comunicador saltó. Era un mensaje de Bax, el dueño del club Origin, situado en la zona más chunga del gueto. Apple torció el gesto. Bax no le caía bien, se metía con ella y soltaba más mierda por la boca que el culo de una babosa del durocemento. Pero ese mafiosillo de medio pelo era también muy amigo de los Pyke y si él la avisaba, era que los Pyke tenían un encargo para ella como pago por la información sobre Kyle...había que cumplir.

Mierda Bax pensé cuando leí el mensaje. Podrían haber usado a otro mensajero, podrían haberme incluso venido a buscar los matones de los Pyke, pero era Bax el que requería mi presencia. Maldita suerte la de aquel hombre de haber caído en gracia a los Pyke y de poder estar en la posición que estaba.

Por supuesto sabía que todo mafiosillo y no tan mafiosillo del nivel 1313 estaba al tanto de que había llegado a reclamar la recompensa de Nate, a parte del cuerpo de seguridad del nivel 1313 que lo seguía por el simple hecho de traficar, Nate le debía dinero a todo el mundo que lo tuviera ahí, tan abajo en las capas de Coruscant; así que no me extrañé. Lo que me tenía en alerta era que fuera Bax y más concretamente los Pyke, los que quisieran que hiciera un trabajo. Pensé en los 77 créditos que acababa de conseguir limpios, y el próximo trabajo tenía toda la pinta de acabar siendo gratis.

Me resigné, y me dispuse a ir hasta el club Origin.

Anduve por el nivel 1313 a través de las zonas que sabía que no frecuentaban bandas de swoopers, por donde solo se oían los quejidos de los mendigos, hasta que al fin llegué al Origin. Suspiré, de pie en el otro lado de la calle donde se encontraba el club y comencé a andar hacia su entrada.

Suspiró mientras se desvanecía la sonrisa de su rostro.Ese mensaje le devolvió la amargura del mundo real.Sonaba duro, pero ya estaba acostumbrada a todo ese tipo de artimañas, engaños y traiciones.Era el plato de cada día en los bajos fondos.La primera regla y más esencial de todas: No confíes en nadie más que en ti mismo

Se paró a leer el mensaje con detenimiento.La tenue luz verde de las letras de la pantalla, se reflejaba en su rostro, iluminando aún más el esmeralda de sus ojos.Su mirada se tornó cansada, de nuevo ese bastardo de Bax y su peculiar trato con sus trabajadores.De vez en cuando se arrepentía de haberse acercado a los Pyke a través de esa rata.Algún día quemaría su sucio club con el dentro.Sus ojos se apartaron de la pantalla y fijaron al rodiano.Sus manos actuaron por separado, enfundando el bláster y apagando el comunicador, guardándolo en su funda correspondiente del cinturón de accesorios mientras pensaba qué decirle a ese pobre diablo.Podía olerse lo que le ocurriría, nada buena sin duda.Se mostró pensativa unos segundos, analizando a la pobre criatura, una víctima más de las mafias y bajos fondos, un pobre que se busca la vida como puede y que por desgracia no le va tan bien como a otros.

-Pórtate bien y dime cómo te llamas- pidió desinteresadamente con su sensual voz conforme se acercaba al cadáver de Quedrick.Se puso de cuclillas ciñendo así aún más sus apretadas vestimentas, y sacando a relucir parte del tanga por encima del borde de su pantalón, parecía que lo hacía a propósito pero en realidad era algo inevitable cuando se poseía un cuerpo voluptuoso y atlético pues cualquier movimiento que hiciese resaltaría algo de su figura.Comenzó a palpar las ropas de ese traidor malnacido por si encontraba algo de interés.Algo que le había enseñado ese duro y oscuro submundo, es que siempre se había de aprovechar las ocasiones para hacerse con algo de botín por pequeño que fuese.De paso volvería a coger las llaves del aerodeslizador.

Wazn se encamino raudo hacia su destino. El club Origin.

Mientras caminaba por los oscuros y silenciosos callejones, trataba de mantener su mente centrada. Su mente se había convertido en su peor enemigo desde que saliera de ese tanque. Bombardeado por los recuerdos de su amada Tayali y la culpa, no encontraba paz en ningún lugar salvo cuando empuñaba su bláster. En esos momentos todo se esfumaba y sólo importaba sobrevivir.

Poco a poco fueron quedando atrás los callejones la oscuridad dejó paso a la luz multicolor proveniente de los letreros de las fachadas que anunciaban todo tipo de locales.

El club Origin estaba cerca y el pistolero ardía en deseos de saber lo que Bax tenía para él. Sentía que cada paso lo cercaba más a su verdadera meta.

El rodiano se había quedado allí como protagonista secundario en una película que ni le iba ni le venía. Pero al menos no había salido mal parado. Cuando ella le preguntó su nombre, dio un bote y se quedo mirándola con sus gigantes ojos negros, antes de hablar en su extraño idioma, su tono de voz era como el de una trompeta rota.

-Vin Doorgu, señora.

Dijo, mirando a ambos lados, encogiendo las manos contra su pecho. Ese tipo no iba a aguantarle a Bax ni un segundo. Iba a cantar como una soprano a la primera.

-La poli no tardará en volver...señora

Al registrar el cuerpo del malogrado Quedrick, no había gran cosa, solo unos 35 creditos para el pasaje en un carguero y un cargador de su bláster. Por supuesto también tenía las llaves del deslizador. El deslizador unipersonal del piloto muerto también estaba allí, aunque no había rastro de las llaves, a simple vista.

Tras comprobar todas las pertenencias de Quedrick, abrió la puerta empujando a su vez al cadáver con esta.Se subió al aerodeslizador, acomodándose en el sillón del conductor, agarra el volante con ambas manos, mirando al frente unos segundos.Tras esto gira su rostro para ver al rodiano.

-Vamos Vin, monta, nos espera un intenso viaje- le dijo guiñándole un ojo de manera pícara y juguetona mientras arrancaba el vehículo volador.

-Por cierto, no me llames señora, llámame Nersha.Los tiempos de señora ya quedaron muy atrás- puntualizó con una melancólica sonrisilla.

Resopló, no le gustaba verle, la hacia sentir mal, ridicula, y sentir como si fuera tonta. Eso le daba mucha rabia, pero por otro lado quizas le dieran alguna pista para poder encontrar a Kyle. Suspira y agacha la mirada.. como le echaba de menos, no habia dia que no deseara volver atras para rectificar y evitar que se le llevaran. Pero ya no habia forma de arreglarlo, ahora tiene que hacer todo lo posible por encontrarlo y salvarlo. Se ajusto las gafas y le dio volumen a la musica, esa cancion le daba mucha energia y la iba a necesitar.

Las calles del bajo 1313. Decadencia, esclavitud,  prostitución y mercado negro. Le llamaban el gueto y por una buena razón. Todo aquel despojo que la superficie tira por su gran desagüe acababa allí. Todos querían parte de aquel putrefacto pastel: algunos Hutts tenían allí sus tugurios, mientras familias menores como los Pyke que llevaban tiempo allí empezaban a volverse más ambiciosos, siempre y cuando no se salieran del plato y no molestaran a las megacorporaciones de la zona centro.

El aire estaba viciado, porque los respiradores eran menos escasos en el gueto y mucho menos cuidados. A veces un grupo de la superficie mandaba a un equipo de limpieza, pero solo de forma superficial, porque nadie tenía las pelotas suficientes como para colarse en esos laberintos repletos de gusanos del durocemento y cosas peores.

Cada pocos segundos, una nube de vapor era escupida por las rejas de los respiradores del suelo o de las paredes, dándole a todo un ambiente aún más opresivo. Todo ello enfatizando más las luces de neón que decoraban los bares y prostíbulos de la zona, aunque los más pudientes tenían hologramas de hermosas mujeres que repetían un baile sensual que se repetían hasta el infinito.

Entre todo ese lodazal se encontraba el brillante cartel de neón amarillo del club Origin. Estaba situado bajo un edificio bastante ruinoso, comunicado con una escalera a los dos primeros pisos, que servían de prostíbulos y pisos franco para la gente de Bax. El resto de los cuatro pisos restantes,  eran pisos colmena de trabajadores de las fábricas de otros sectores y sus familias.

La puerta principal estaba custodiada por un androide de seguridad modificado, con un chasis negro y algo oxidado, que  le daba todavía más un aspecto más amenazante, por si  una de sus extremidades en forma de hacha no fuera suficiente. La parte principal se alejaba mucho del glamour de la superficie, pero la parte de atrás era peor: las colas de yonkis de píldoras se iban acumulando entorno a un camello custodiado por dos matones del club, que hacían cumplir la ley de Bax a los que no pagaban.

El droide detenía a todos y preguntaba con su voz robótica grave si "estaban en la lista" tras decir el nombre, las luces amarillas de los ojos del droide parpadeaban y un segundo después recibían la respuesta afirmativa o negativa.

Por supuesto Apple, Irella, Narsha y Wazn estaban en la lista.

La música electrónica gobernaba aquel lugar oscuro, iluminado solo con unos focos de luz y a veces rojos que estaban situados sobre las cornisas del piso superior, cuyo centro era un escenario, que también servía de barra, en forma de "T" invertida, donde dos bailarinas Twi´leks de mirada vacía bailaban semidesnudas para un publico igual de apático y decadente.

La gente iba y venía de los reservados o bajaban del piso superior en una caótica secuencia de idas y venidas. La expresión de "codos rojos" cobraba muchos sentido en el Origin, puesto que había que ir apartando o empujando para poder avanzar, aunque había que tener cuidados de a quién apartabas, o tenías muchas posibilidades de recibir una invitación a duelo fuera, o directamente una puñalada tramposa en los riñones sin mediar palabra.

En el piso superior, frente a las escaleras, estaban las dos enormes puertas del despacho de Bax, custodiado por dos porcinos Gamorreanos de malas formas. 

Tras pasar el "filtro" de Bax, el grupo accedió al despacho. No era muy grande, tenía una mesa principal, con dos sillas en frente y otra detrás. Un monitor presidía la mesa, y otros tantos estaban en la pared derecha de la sala, controlando todo el local. Un sofá muy elegante junto a un minibar se situaba en la pared izquierda, y de frente, unas persianas electrónicas totalmente sellada.  También había una puerta de metal al lado de la pared de los monitores. Oh. Y una chica. 

Por un momento había pasado desapercibida. Era humana, de tez morena, unas rastas estaban sujetas por unas gafas de soldador que hacían de diadema. Vestía ropas normales, inclusos humildes, pero cuando saludó, de forma tímida, lo hizo con un brazo metálico cromado que hizo un ruido //algo así como un "ñic"// al levantarse. Sin duda, un objeto demasiado caro como para que alguien del montón lo tuviera.

Detrás de la puerta de metal se oía levemente un ruido desagradable que se hizo más presentes cuando la puerta se separó en dos y Bax salió, con un cigarrillo electrónico en la boca, mientras se limpiaba las manos de lo que parecía sangre. Entonces pudisteis identificar que esos ruidos eran gritos mezclado con el sonido húmedo de carne desgarrada de un alien que era torturado.

Bax miró a sus invitados y se tomó su tiempo, como si ellos no estuvieran allí. Tiró el trapo lleno de sangre violeta sobre la mesa. Estiró la pierna derecha por un lateral de la mesa y la otra la subió encima, al tiempo que sacaba un blaster modificado en forma de revolver de la cartuchera de su muslo y lo dejó en la mesa. ¿Una amenaza quizá o una demostración de fuerza? O simplemente quería chulear de objeto exclusivo.

-Vale. Ya era hora coño.

Dijo, con su voz irritante, como si fuera en slowmo o estuviera colocado.

-El curro.

Bax sacó un pda de pantalla verde y lo dejó en el centro de la mesa. En ese momento, una criatura con una extraña máscara de gas repleta de tubos, que no dejaba de gotear un extraño lubricante, envuelto en una túnica cara, salió por la puerta de metálica, despacio.

Bax lo miró y casi como un gesto de respeto, bajó los pies de la mesa. Sabíais que era un Pyke. Pocas veces un representante de la familia hacía acto de presencia en el gueto, para eso servía la gente como Bax.

La criatura habló en su idioma, y Bax tradujo //aunque algo os decía que no lo hacía de forma literal//

-Dice que todo lo que necesitáis saber está ahí. Tenéis que colaros en unas oficinas de almacenamiento de datos y traer unos archivos cagando leches.

La criatura se calló, pero Bax siguió.

-Como sois unos putos inútiles en eso de los botoncitos, os vais a llevar a este trozo de chocolate tullido con vosotros.

Dijo despectivamente señalando a la chica que estaba en una esquina.

-Otra cosa no, pero es buena Hacker. La misión es que haga lo suyo, la custodiáis y me la traéis de una pieza...

Miró el brazo de la chica y se le escapó una leve risilla de un chiste que solo le hizo gracia a él. El Pyke no dijo nada. Bax se quedó serio de nuevo, con el rollo cortado.

-Tenéis un deslizador limpio detrás, para que la inútil del pelo chicle os lleve ¿A qué esperáis? ¿Una puta invitación? Yo no soy de los que responden preguntas, joder, así que lo que tengáis que decir os lo metéis por el culo.

Acabó haciendo gala de su habitual léxico, inclinándose sobre la mesa. 

La pda detallaba un plan perfectamente planificado, con rutas de la seguridad (era demasiada seguridad incluso para unas oficinas de almacenaje de información) y la forma más segura de entrar, incluidos unos garfios en forma de pistola que usarían para colarse en el séptimo piso del edificio.

Finalmente llegó a aquel nido infecto.Ya se había acostumbrado hacía muchos años al ambiente de los barrios bajos, decadente, nauseabundo y turbio, muy turbio.Las luces de neón se reflejaban en su piel violeta conforme iba avanzando por las pestilentes calles del sector 1313.Sus ojos se paseaban por todos aquellos letreros, viniendo a su mente viejos recuerdos.Sus caderas se contoneaban de aquí para allá con cada paso que daba, esquivando de manera natural cualquier charco, montón de mierda o trozos de chatarra que se le pusiesen por delante, como si se supiese al dedillo cada centímetro de aquel agujero de ponzoña.

La imagen de mujeres y droides prostituyéndose le hizo apartar la mirada unos segundos, mirar al frente, reflexiva, con ojos apagados, mostrando experiencia y vacío ya en su interior.Por fin había llegado al club Origin, allí le esperaba Bax.Sinceramente no tenía ganas de verle su careto, pero los negocios eran los negocios, y con las deudas no se jugaba.Se presentó ante el droide y dio su nombre tras la pregunta de este.

-Nersha- dijo colocándose en una posición praxiteliana, dejando caer todo el peso sobre una de sus piernas y apoyando una de sus manos en la cadera que sobresalía.Tras darle el visto bueno, se adentró en aquel mar de gente de todo tipo, y aquella música que se introducía en tu cerebro y de alguna manera casi te sumergía en un estado hipnótico en el que te invitaba a moverte y consumir, todo aquello adornado con sensuales bailes de mujeres.Fue lo único que hizo detenerse a Nersha, parada entre todo aquel barullo de gente en movimiento.Sus hermanas, muertas por dentro, bailando para todos, exponiendo sus cuerpos, sin ilusión por la vida, dueñas de nada y esclavas de todo.Cuando las bailarinas la observaron, comenzó a mover ligeramente sus lekku, no tenían total control sobre ellos, pero si lo suficiente como para hacerlos balancearse de manera graciosa y sutil.Podían comunicarse a través de ellos, era un detalle que pocos seres sabían a parte de los de su raza.Fue entonces cuando pensó a la par que transmitió sus sentimientos y pensamientos hacia a ellas.

Algún día....algún día os sacaré de aquí.Os lo prometo, hermanas....- su mirada se tornó ahora seria, con aires de poder y con un ceño fruncido que inspiraba justicia.Se dio la vuelta y acudió al despachó de Bax, aún conmovida por aquella escena.Era algo intrínseco en ella, en su raza, en su ser, en su vida incluso.La esclavitud era algo que le hacía hervir la sangre y sus genes, algo contra lo que había luchado gran parte de su vida, y seguiría haciéndolo hasta sus últimos días.LLegó frente a esos gamorreanos malhumorados.Siempre era molesto tratar con ellos, pero esta vez tenía razones de peso...

-Vengo a ver a Bax para un trabajo- dijo mirando a ambos gorilas aguantándose las ganas de realizar cualquier mueca de disgusto y asco.Cuando le permitieron el paso, entró, y allí estaba él, recién terminando de darle alguna paliza a alguien, seguramente al rodiano que ayudó en aquel entonces, pero quien sabía, había mucha gente que debía dinero y favores a los Pyke.Saludo con un leve movimiento de cabeza a esa humana con brazo robótico, quizá otra víctima más de los favores de los Pyke, o una más de ellos, fuese lo que fuese, mantendría las distancias.Observó como Bax colocó el blaster sobre la mesa, sin darle mucha importancia, todas aquellas demostraciones de fuerza, virilidad y poderío, le resbalaban mucho, incluso le cansaban.Todos y todas se creen fuertes en su casa, con los suyos, pero cuando están a punto de morir, sangran, suplican y lloran como cualquier niño.

Cuando apareció en escena aquella cosa vestida de robot, no puedo evitar entrecerrar su mirada, analizarlo y pensar quien sería.Parecía alguien importante de los Pyke, quizá una salida para terminar con todo esto.Agarró la PDA  y analizó al detalle la información de aquella misión.Tras esto, se la ofreció al resto de gente que parecía iban a ser sus compañeros en aquella aventura.

-Sin preguntas Baxi, como siempre...- respondió permitiéndose cierto toque cariñoso, totalmente falso por supuesto.

Wazn llegó al club Origin rápidamente. Sabía moverse por aquellas calles cubiertas de despojos como nadie, aquel lugar era su hogar.

El pistolero ya había estado allí otras veces, así que conocía el protocolo de seguridad que siguió con astió hasta llegar al despacho de Bax.

Si cree que con tan poco está a salvo es que no conoce los peligros de estas calles. Reflexiono Wazn al tiempo que los dos gamorreanos abrían la puerta final.

Una vez dentro del despacho se sorprendio al ver que no estaba solo, un grupo variopinto se había dado cita allí y por sus expresiones todos parecían estar contra su voluntad.

Otra puerta se abrió y Bax apareció limpiando sus manos de sangre. Esa imagen recordó al pistolero que al principio cuando comenzó, siempre solía preguntarse que habían hecho las personas que debía asesinar, pero eso fue al principio, aquella vida le había hecho cambiar.

Cuando Bax habló sobre el trabajo es cuando realmente Wazn empezó a prestarle atención, hasta entonces sus ojos ocultos tras el casco se habian limitado a observar más detenidamente al miembro de los Pyke y al resto de extraños que le rodeaban.

El pistolero estaba acostumbrado a trabajar solo, así que no recibió de buen agrado el tener compañía para este trabajo, pero sabía que a su empleador le importaba una mierda lo que el quisiera.

La Twi'lek tendió la PDA y Wazn la recogió no sin antes fijarse en la expresión de esos ojos intensos y penetrantes.

El plan parecía estar perfectamente detallado, pero por experiencia sabía que todo podía torcerse en un instante y que la improvisación era la clave, así que se limito a memorizar lo datos más relevantes, dejando los detalles un poco de lado. Tras terminar entregó la PDA.

El Origin, el local que regentaba Bax era un lugar sucio, como el propio Bax, había locales mil veces mejores que aquel, sin duda, pero Bax tenía suerte de haber caído en gracia a los Pyke, así que no quedaba otra que meterse en el Origin, saber de qué iba el trabajo y salir pitando.

Entré en el club, sorteé cuerpos malolientes de viciosos de esas píldoras tan guays que dicen que te llevan a otro plano y llegué a la puerta del despacho de Bax, custodiada por sus dos guardaespaldas.

- Vengo a ver a Bax - les dije con cierta apatía enseñando mi comunicador en el que estaba el mensaje de su jefe.

Después del gruñido que significa pasa entre. En la habitación ya había otras personas.

- Irella - me presenté a modo de saludo.

Al poco rato apareció Bax, y después de vacilar de puesto de poder, nos tendió un datapad. Un miembro de los Pyke entró entonces y habló, dejando tiempo a que Bax tradujera. La twi'lek fue la primera en leer los datos de la misión y la pasó al resto, yo fui la tercera en leerlo. Asentí antes de pasarla y esperé a que todos nos pusiéramos en marcha.

Aparca su nave y comprueba que esté bien, ve alguna mancha o rayadura, le echa el aliento y lo frota con la manga de la chaqueta, sonríe feliz de verlo brillar tanto, aunque tenga más abolladuras que un coche de choque. Se encamina a la entrada, ya solo ver al robot de la entrada, se le tuerce la sonrisa. Se detiene junto a el, mientras busca una cosa en su bolso, le dice su nombre para que la busque en la lista, una vez la encuentra ya puede pasar y se mete el chicle en la boca.

Ya se sabe el camino, mastica el chicle de forma exagerada, con la boca abierta, ni se fija a su alrededor, va directa a donde tiene que ir y se encuentra con un grupo dentro, en ese momento hincha una pompa de chicle y cuando explota, de forma exagerada, dice:

- Hola

Al poco rato entró Bax y contó lo que debían hacer, ella saludó cuando Bax comentó cual era su papel en esta misión. Cuando terminó el discurso le preguntó:

- No tienes nada mas para mi..???

Dijo de forma tímida, se le notaba en la voz que estaba nerviosa, hasta que sentía miedo al hablarle. En ese instante le entregaron la PDA y la miró, luego al resto de compañeros.

- Para que quiero yo esto???

Bax se quedó un rato en silencio mirando a la tocapelotas (para él) de Apple. Se pasó la lengua por los dientes, como si tuviese algún resto cojonero del almuerzo todavía ahí, pensándose si lo que estaba apunto de hacer era una locura.

-Toma.

Al final sacó de un cajón unas llaves de deslizador, cuyo llavero era una calavera de color azul neón. Pero antes de que Apple lo cogiera, las retiró de su alcance.

-Si me rajas otro deslizador te enteras...¿lo captas, muñeca?

Las llaves, que tenía forma de tarjeta, oscilaban de un lado a otro, antes de que dejara caer las llaves sobre la palma de la chica.

-Largo.

Estar al lado de Bax la hacía sentir tan pequeña y vulnerable como un wokling. Sabía que él no la podía ni ver, y ella a él tampoco, aunque por otro motivo, pero le necesitaba, al igual que él a ella. Poco le faltó para echarse a temblar cuando hizo ese gesto con la lengua, y le daba igual que sus compañeros la vieran tan asustada, no lo podía reprimir.

Cuando le fue a entregar las llaves, le devolvió el PDA a Irella

- Tú seguro que le sacas más partido

Y cogió las llaves de Bax, asintiendo enérgicamente para demostrarle que su intención es devolvérselo entero, ella no tiene la culpa de que los demás se rocen contra ella, o le den golpes. No le dió tiempo a arrepentirse, ya estaba saliendo por la puerta para buscarlo fuera del local.

El forzado grupo que había formado Bax abandonaron el despacho, justo cuando bajaban por la escalera dos matones llevaban al rodiano Vin Doorgu al despacho de Bax, que cruzó mirada con Nersha, como si estuviera despidiéndose con sus enormes ojos negros antes de introducirse en aquel macabro cuarto. 

Luego salieron por la parte de atrás, donde las colas para el camello de píldoras se había multiplicado en tamaño. Un poco más allá, en una pequeña plataforma estaba el deslizador nuevo que había dado Bax al grupo, como prometió. 

El plan iba como había que ir.

Llegaron al punto marcado en la hora justa, cuando el cambio de guardia. Dentro de un maletín, en la parte de atrás del deslizador, habían varios garfios para acceder desde la plataforma al séptimo piso de forma rápida y segura.  La hacker, llamada Kelsey hizo bien su trabajo y desconectó la seguridad de la plataforma del séptimo piso antes de que el grupo atravesara sin problemas la puerta.

No tardaron en dar con la zona de la base de datos. Estaba totalmente despejada....

//FIN DEL FLASHBACK//

-Oh oh

-¿Como que oh oh?

Los pasos de la guardia empezaban a oirse por el pasillo, corriendo a toda prisa hacia la sala. El grupo decidió salir corriendo por donde habían venido, pero lo que encontraron al otro lado del pasillo no eran guardias normales. Era un equipo bien formado más parecido a paramilitares bien entrenados que a seguratas, vestían piezas de armaduras negras y sobre todo, portaban armas pesadas, entre carabinas y rifles. No dudaron en abrir fuego contra ellos. 

Por suerte, lograron bajar por los garfios, acoplándose a la cintura un pequeño carrete que les hizo bajar a toda prisa, antes de que sus perseguidores dieran con ellos, pero no se libraron de recibir una despedida en forma de láseres rojos que impactaron en el suelo o iluminaron la nada, sin ningún reparo en dar a civiles.

Apple subió al deslizador y a su lado subió Kelsey, que estaba casi bloqueada, empujada por Irella que hacía de improvisada custodia, mientras que Wazn y Nersha intentaban cubrir la huida, mientras Apple hacía rugir las turbinas del deslizador.

El transporte salió disparado hacia la calle. Las luces de neón eran como formas fantasmales sin formas que danzaban por los laterales, debido a la velocidad que alcanzaba el deslizador. La zona estaba repleta de civiles y tráfico, pero Apple logró esquivarlos sin mayor problema.

-¿Lo hemos conseguido?

Inquirió Kelsey. Pero un segundo después, un láser rojo impactó cerca del deslizador. Al mirar hacia atrás, el grupo pudo ver que eran perseguidos por varios deslizadores en forma de moto, los speeder, tripulados por esos misteriosos soldados de negro.

Espero y observó como iban llegando los nuevos integrantes del grupo, como analizaban la PDA y hacían sus preguntas.Inesperadamente para ella, una niña entró en aquel lugar.No puedo evitar alzar una ceja mostrándose sorprendida.No podía imaginar que haría una cría como ella a su edad, ya en esos mundos tan turbios.Pero no era ni el momento ni el lugar para preguntar.Parecía ser la conductora por la actitud y la petición de un nuevo aerodeslizador.No podía evitar sentir cierta incertidumbre al saber que prácticamente una niña iba a ser la que iba a conducir y salvarles el pellejo cuando la cosa se pusiese tensa.La muchacha, conforme llegó, se fue al conseguir lo que quería, algo que hizo suspirar a la twi'lek y frotarse su sien.

-Bueno...me llamo Nersha, espero que todo salga bien y podamos seguir con nuestras vidas después de esto...- se presentó tras escuchar el nombre de Irella.El otro tipo enmascarado aún no había soltado prenda, parecía que era un ser de pocas palabras, típico prototipo de asesino tipo duro que hace su trabajo y se va, un sujeto algo difícil de tratar, pero al menos se tomaba en serio su trabajo.

-Creo que deberíamos seguir a esa niña de pelo colorido...imagino que nos llevará al vehículo- propuso a sus compañeros, girándose hacia la puerta por donde salió Apple.