Partida Rol por web

El doctor se puso manos a la obra. Era admirable como estaban haciendo todo ésto con unos medios modestos y en un quirófano tan pequeño que las enfermeras tenían que salir de él para dejar espacio cuando los doctores tenían que situarse al otro lado del paciente.

La intervención fue difícil, al estilo antiguo, teniendo más de arte que de medicina. La unión de capilares y la instalación del órgano trasplantado eran unas operaciones de precisión, la hostia de díficiles, pero que fueron arreglando. Tuvieron una pequeña crisis con la rotura de un capilar, pero la arreglaron rápidamente.

Estaba sudando como un pollo, y la enfermera le secaba el sudor.

-Bien, última fase de la intervención. Comprobación de que todas las conexiones del hígado han sido reestablecidas, control final de hemostasia y reestablecimiento del flujo sanguíneo previo a suturar a la paciente. Crucemos los dedos, señoras.

Hora y media más. Un tiempo de intervención recórd para el trasplante. El flujo se reestableció en el hígado y lo monitorizaron. No hubo microhemorragias y parecía funcionar bien.

-No se ha experimentado rechazo fulminante del órgano. Parece ser que trabaja de forma correcta.

Entonces vieron algo extraño, casi milagroso. La zona cirrótica del órgano adquiría un mejor color, más sano.

-Parece... parece ser que la reparación del tejido afectado va a ser muy rápida.

Hubo conmoción por ésto, no era habitual. Así que realizaron unas pruebas rápidamente, con un cultivo de células del hígado.

-Deme su opinión, doctor Vargas -dijo, quitándose de la silla del microscopio.

El doctor examinó las muestras y los datos que el ordenador mostraba del análisis celular, sanguíneo y hepático. Mientras la doctora procedía a suturar a la abuela tras limpiar y dejar lista la zona de operaciones en previsión de que no sucediera ninguna negligencia y la cicatrización fuera buena.

-No puede ser... -murmuró.

Parpadeó, incrédulo. Realizó durante la siguiente media hora unas simulaciones con un programa informático, y luego se comenzó a reír. Reía de felicidad. Las monjas la miraban, extrañado, cuando se acercó a la doctora, que terminaba de dar los últimos puntos a la abuela.

-Felicidades, doctora. Ha descubierto un nuevo método de trasplante intergeneracional sin rechazo basado en células madre. Las células presentes en el hígado de la señorita Kimberly durante la primera fase de su embarazo.

Aplaudió y hubo aplausos luego. De forma totalmente fortuita e increíble, habían hecho una gran innovación en el campo de la medicina. La chica lloró y las monjas la abrazaron. Fue entonces, cinco horas y media más tarde, cuando los doctores salieron a dar la noticia, emocionados. Vílchez estaba de guardia, así que llamó a Mari Cruz. Los médicos se quitaban los guantes y mascarillas.

-Un auténtico éxito esta intervención -resumió el doctor- Algo casi milagroso. Ambas pacientes están estables y en buenas condiciones tras la operación, listas para ingresar en planta y seguir el tratamiento.

Miró a su acompañante, que se limpiaba las lágrimas con la mano.

-Jamás en todos mis años como facultativo había visto algo semejante. Creo que hemos descubierto algo grande.

A la Kimberly ya la sacaban en camilla, preparándose para subirla a planta.

Esto de pescar gatetes había resultao mas chungo de lo parecio. Tampoco es que antes mostrara mucha atención por la fauna, y tampoco tenga esa maña. Ello me cuesta alejarme del grupo, pero me ví confiao porque no había apollardao por allí. Al final capturo al gatete, y mientras le rasco con suavidad me imagino la cara de la Yaiz al verlo. Yo creo que le gustaría. Pero algo me saca de la película mental. Algo que era pa cagarse. !Un puto tanque! O bueno, algo parecido.

!Foh! Aquello cantaba más, que cuando fui super pedo una ve a clases, y le vomité en los pies a la profesora turno. La Pitones, la llamábamos, porque la guarra iba siempre marcando pezonera. Yo creo que hasta le gustaba ir así a una clase de adolescentes salidillos. Menudos pajotes me casqué a su salud en la época.

- Ohtiah...- máscullo para mi. No me atrevo a llamar a estos a gritos, porque lo unico qeu puede ser es que vengan ellos y algún apollardao. Por eso voy a encontrar con el grupo a comunicar el jodido hallazgo. Con el gatete resobándolo.

El Zeky dobló la esquina con el gato en brazos y un gesto de estar bastante rallado, con la mosca detrás de la oreja.

- !Eh, chavaleh! Que mencontrao con un puto tanque militáh o algó asín paresio...Pero militah. Ehtá apagao y tah...Pero ehtah ahi como sin venih a cuento. No hay ninguno asin mah paresió, ni mah rahtro de que hayan ehtao por aquin loh militareh...- me me viene a la cabeza que los hijoputas que nos encontramos en el Casablanca también tenían un coche militar, aunque no tan pa cagarse.- Que no pinta una mierda aquí, vamoh.

-¡Lavin! ¿Pero no hay nandie?

Esas sorpresas no le gustaban un carajo. Un tanque fuera de sitio. Alguien tuvo que llevarlo allí. A lo mejor estaban siendo vigilaos. A lo mejor había un cabronaso peligroso.

-Tol mundo, a lah armah. Atento to cristo, mecagontó.

- Naide, naide...Un silesio sepulcráh, que se dise...Ma dao mal rollo. Y mah despueh de lo del Casablanca...- añado- Noh podemo ih y a tomah por culo....Pero si vamoh a ih a veh, que no se queden los cocheh solo. No vaya seh...

-Toa la razón, Zeky... que una cosa éh jugarse el culo por... por unoh palé de tabaco, y otra regalale el culo al primé maricón. Conticoneso, hay que miralo que un tanque no éh una bocaná. A lo mejó hay premio. Señore, ojoh abierto y culo apretao.

Avanzaron por la calle, dejando a un retén de tres personas vigilando sus vehículos. Con todo el sigilo del que fueron capaces, que tampoco llegaba a un nivel de Navy Seals, se deslizaron hacia la esquina de la calle del polígono. Allí había un descampado y una boca de riego.

El descampado era la zona donde el Zeky había cogido al gatito, ahora a salvo dentro de la cabina del camión, con los demás. Calle abajo había un edificio que servía como pista de karting, pero en general no había nada, solo la calle y las zonas sin asfaltar. Al otro lado, más lejos, había un par de locales en la acera izquierda.

Se deslizaron hacia allí, situándose en la esquina y bien ocultos a la vista. Estaban cerca del tanque. El Cagaprisas, que había hecho la mili, sabía que era un BMR, un transporte de tropas blindado ligero, con una ametralladora americana calibre 50 en lo alto. Tenía siglas de la UME, aunque estaban un poco despintadas, ya que el vehículo había tenido uso y estaba bastante sucio, cubierto de barro seco. Eso quería decir que había circulado en los días de lluvia, o sea, no hace mucho.

La cafetería Congreso era uno de los barecillos del polígono donde iban camioneros y currelas a tomarse un refrigerio. Los coches que estaban aparcados delante, con signos evidentes de abandono, quizá fueran de los dueños del bar o de gente a la que el apocalipsis le pilló tomándose un piscolabis. Pero lo más importante era el blindado, que estaba silencioso y cerrado a cal y canto en la calle.

-Nandie deja ehte cacharro tirao y se pira. O no tiene gasofa y lo han abandonao, o por aquí hay alguien.

Se acercó al blindado con cuidado, pa comprobar las puertas.

-Y si fuera yo, mehcondería en la cafetería mejó que nunalmacén de ferretería de loh que hay aquí.

En eso, el Cagaprisas y yo si que estábamos de acuerdo.

- Alguien caparao pa veh si encontrama comía ahi dentro, quisá...- acompaño mis palabras con un gesto de cabeza en dirección a la Cafetería- ¿Cuanta gente cabe ahí dentro, illo?

Cuestión importante, si eran hijoputas y nos superaban en número...Pos lo mismo nos tocaba fiesta, igual que en la incursión el Casablanca.

Algo se movió dentro del blindado, por que las escotillas estaban cerradas desde dentro. Eso les puso sobre alerta, pero todavía más cuando escucharon unas voces que venían de la cafetería. Así que hicieron cuerpo a tierra y se pegaron al pequeño murete, preparados para lo que pudiera pasar.

Salieron dos tíos de la cafetería, con unas malas pintas de la hostia. Dentro parecía que había alguno más. Uno rubio con unas rastas raras y un chaquetón tipo bomber, que tiraba un pitillo que se estaba fumando. Llevaba una pipa en cada muslo, de esas grandes y potentes del calibre 44 o 45. El de detrás, más delgado y fibroso, llevaba un chaquetón de la UME, que le sentaba como un cristo dos pistolas, con un fusil de asalto G 36 colgando y una cadenaca de oro en el cuello.

El que iba en cabeza se tocó la huevada un momento. Disfrutó del aire fresco del mediodía y se pegó un buen peo. De esos que sonaban como un trueno.

-Tenemo que gorvé a la base. Ya teníamo lo que nesesitamo. Anda, ve y despierta al hijoputa del panchito que tié que está durmiendo la mona dentro er tanque.

El cani se picó por aquello. Al parecer estaban de puta madre ahí dentro. Olía a comida cocinada. Macarrones o algo así, hecho de tomate.

-Hefe, estoy hata los huevo del panshito. No se lava el cabrón. El blindao esha una pehte por dentro que no é ni normá.

Se acercó al blindado, pero entonces se giró para decir algo más. Lo tenían casi encima.

-Que gana tengo de que no vayamo pa lo castillo esos. Seguro que tienen tías. Hace tanto que no la meto que ni macuerdo.

Entonces la portilla lateral del BMR se abrió y escucharon otra voz, la del panchito, que era mexicano.

-¿Que dises huevón?

Mira que era fácil pillarles en bragas en ese momento, pero el del blindado no les vió todavía por que estaba medio dormido. O hacían algo ahora o estarían jodidos.

Jose Luis se había apostado contra el balate y no tardó ni dos segundos en estar tentado de meterles dos tiros. El instinto le decía que no había ni que darles la oportunidad de rendición o de unirse. Pero fue escuchar las intenciones del pintas ese y activarse el chip.

Escuchar eso y ver las caras del Deibi y la Naty manchadas de sangre fue un milisegundo, y un resorte. Click en "rafaga", levantarse de un brinco y meterle unos tiros al que se acercaba al blindado fue un reacción animal salida directamente del hipotálamo.

Mari Cruz llegó corriendo del despacho donde estaba reunida con Titos -¿Y bien? ¿Que tal ha ido?- como era natural en ella llevaba todo el día con el run-run de la operación. En menudo embolado se habían metido, mucho por lo que preocuparse. Vargas le dio un escueto informe, resopló de alivio y abrazó a Vílchez en un gesto inusitado de familiaridad en horario de trabajo y con público. Sonrió-Ufffffffff- que horas de tensión por Dios! -¿Descubierto?- dijo recuperando el resuello sentandose

No hubo que pensar mucho, realmente. El tufo que dejaba aquella gente a problemas, se pudo oler desde que aquellos dos tipos salieron del la cafetería. Tuve como un puto dejavú desos. Aquello me recordó a lo del Casablanca, solo que estos han salido sin putas.

A pique estábamos de que nos vieran, pero el Cagaprisas es el primero en romper el silencio y les echa encima una ráfaga con su arma. No le faltaba razón. Otros hijoputas que querían jodernos el castillo y tocar a nuestras mujeres. Hinchote de vena. A raíz de la intervención del Selui no le podemos dar tiempos a reaccionar. Así pues, echo mano a mi pistola y yo disparo al rubio de las rastas.