Partida Rol por web

Recorres una estatua tras otra con alegría al descubrir que tras cada una de ellas existen mensajes ocultos similares a los anteriores...

En el león rojo, " Tallis. Sello negro. E4".

En el Caballero Negro, " salones de Kronu. Sello Blanco. N6".

En el Dragón Rojo, "Albohogar.Sello Blanco. NO3".

...

-¡Adia!- Escuchas la voz de Powaqqatsi llamarte desde el pasillo donde se ha producido el combate-. ¿Qué has encontrado ahí atrás?

Al ver que Ariete estaba en perfectas condiciones, ( ¿quien podría dañara a mi hermano con esa coraza de adamantina que es?, ) el druida tomó otro de los pergaminos de reparación y volvió a dejar que sus runas le devolvieran algo de la integridad física que los zombis habían arrancado con sus dedos mortecinos. 

Luego examinó el ungüento de volubilidad.  ¿Que hace esto Finn, sabes? 

Tomó la ballesta ligera y los virotes y los guardó a su espalda.  Por si me hace falta otro, pero si alguien lo quiere llevar que me diga. 

Finalmente se acercó a examinar al paladín.  Harían falta varias pociones para curarlo, así que mientras lo complementaría con sus propias curaciones.  Deja te vendo, en lo que las pociones hacen lo suyo.  

Las palabras de Powa, las cuales no la terminaron de gustar por aquello que no decía pero insinuaba, la sacaron de su euforia, deteniendo su frenética carrera tras la cuarta estatua que inspeccionaba. Sin embargo, ni siquiera las sospechas del druida forjado la hicieron borrar la sonrisa, pues justo tras la última de las figuras había descubierto lo que buscaba.

– ¡Creo que sé dónde está lo que buscamos! – gritó para que la escucharan desde el pasillo.

Y sin perder tiempo fue hasta el sello blanco, se colocó sobre él mirando al Noroeste, y avanzó tres pies por el mapa, quedándose parada esperando acertar en sus suposiciones. 

Está bien Powaqqatsi, pero sólo porque tu insistes amigo. - digo estirando la mano para coger la poción.

Ya sabes que soy como una roca, nada me daña y la flama me sustenta. - agrego en tono sereno mientras me dejo revisar por el druida. 

Daisy Sue recogió su cachiporra y a la buenaza de Skully McBones, su maza de armas incrustada en una calavera con mirada gélida e inánime. Con el pie, empujó por el suelo las posesiones del hombre capturado para alejarlas en caso de que despertase. A él lo arrastró por el suelo hasta una de las habitaciones. Atado y dormido como estaba, Demonfly le dió dos bofetones para que despertase.

¡Ea! ¡Espabila! Habéis perdío. Vimos el fuego del campamento al sur de la Cantera Carmesí. ¿Cuántos sois? ¿Qué andabais a hacer aquí dentro? ¡Contesta!

Amagó con volver a soltar una torta, a palma abierta, mordiéndose el labio con unas ganas tremendas de romperle la cara. Se contuvo. Luego pensó que lo mejor sería jugar al "guardia bueno, guardia malo", así que alzó a Skully McBones y la agitó amenazadoramente.

No seas tan mala con nuestro invitado, Daisy Sue-dijo poniendo voz aguda.

Atacó a un lobito indefenso. Si algo aprendí de la escuela taller druida a la que me llevó Powaqqatsi engañá es que la vida de las sucias alimañas asquerosas vale tanto como la de las personas. Y ahora va a pagar por sus crímines.

Pero Daisy Sue... tus botas están forradas de piel de conejo y tu bonito sombrero lleva una pluma de un pajarraco en peligro de ecstinsión...-se replicó, con voz aguda de nuevo-No eres la mejó pa defender los derechos de los animales.

¿Qué pluma, ni que ocho cuartos?-la semiorca se sacudió una pluma de Ch'om que había caído en el ala de su sombrero cuando aleteó cerca durante la batalla-Mierdapluma... Escúchame pasmao, más vale que me respondas o te dejo solo con Skully McBones. Y te aseguro que ella no va a ser tan amable contigo como yo.

Pero si yo hago de guardia buena...

¡A callarse! ¡No me repliques, so calva!

Al final, la manera que tiene Demonfly de entender la intimidación y el interrogatorio no difiere mucho de su concepto de diplomacia y protocolo.

Mientras, Ariete seguía tumbado en el exterior. Solo. En paz. Para cuando dejó de mirar el cielo estrellado y se incorporó, las palabras de Powaqqatsi resonaron en su cabeza como un eco. Pero su camarada forjado ya no estaba allí. Ariete se puso en pie y echó a andar hacia el interior del edificio, sin una sola abolladura en su chasis, un combate más invicto. Sentiría orgullo si los Cannith le hubiesen aplicado un esquema que le proveyese de orgullo.

Powaqqatsi, el druida, va de uno  a otro prestando sus servicios curativos. Venda a Alfrik y a su ave, Ch'om a la que tambíen le da de comer unas bayas especiales que ha preparado para la ocasión. Ofrece pergaminos que contienen el poder arcano de la curación y da a beber pociones a aquellos más maltrechos. Incluso el orgulloso enano devoto del la Llama acepta estos cuidados.

– ¡Creo que sé dónde está lo que buscamos!-os grita Adia desde el fondo del edificio en respuesta a la pregunta de Powaqqatsi. Su voz suena excitada y entusiasta a partes iguales.

Tras ver a ariete dirigirse hacia Adia con un caminar mecánico desprovisto de emociones o matices, le seguís para descubrir que hay más allá. Tan sólo uno de vosotros queda detrás...Daisy arrastra al hombre dormido, amordazado y maniatado a una de las habitaciones laterales. 

La gran sala en la que se encuentra Adia contiene un un puñado enorme de bloques enormes de piedra roja sin pulir. Este lugar era, probablemente, donde se daba forma , pulía y preparaba el mármol para su distribución. Grandes chimeneas ocupan el centro de los muros norte , sur y oeste, cada uno construido con un tipo de piedra distinta: piedra roja en la norte, piedra blanca en el sur y piedra negra en la chimenea del oeste. Seis estatuas se alzan alrededor de toda la sala, una a cada lado de cada chimenea. El suelo de la sala muestra un mapa detallado del centro de Khorvaire, el continente en el cual os encontráis, que muestra las naciones de Aundair, Cyre, Karrnath , Thrane y Breland. Aunque las ciudades, los rasgos geográficos e incluso las minas más importantes están marcados en bajo relieve, no hay ningún nombre que las identifique.

Un examen más detallado os revela que las estatuas son un dragón y un león tallados en mármol rojo, un lobo y un halcón tallados en mármol blanco y un caballero con armadura y un grifo tallados en mármol negro. Frente a una de las chimeneas de color negro encontráis que ha sido descubierto , de los escombros que debían taparlo, un sello de la casa Cannith. Está incrustado en el suelo y es de la misma piedra negra que forman las estatuas. No os cuesta mucho tiempo daros cuenta que frente a las otras dos chimeneas hay otros dos sellos...

Ninguno podéis evitar recordar aquellas palabras que la Dama Elaydren os dejó en aquella carta:

"El objeto que recuperasteis para mí de las ruinas bajo Sharn es un esquema, un pedazo de un patrón mayor empleado para crear objetos mundanos y mágicos. He sabido que había otro esquema relacionado con este patrón, que estaba siendo estudiado en un laboratorio secreto de la casa Cannith en Cyre, llamado Albohogar. Me pregunto si esas investigaciones están relacionadas con el día del Luto...

Algunas facciones de mi propia familia desean este patrón para sus propios fines maléficos y no sé en quien confiar. Por eso acudo a vosotros. Necesito que viajéis a Cyre, encontréis el laboratorio y recuperéis el segundo esquema.

La ubicación de ese laboratorio era un secreto bien guardado que se perdió cuando el patriarca de la casa Cannith murió en la destrucción de Cyre en el Día del Luto. Pero existe una facción de la casa Cannith en el pueblo de Cantera Carmesí , en Darguun. Allí podréis recuperar un registro de todos los laboratorios secretos de los Cannith..."

Dama Elaydren. "

El hombre te mira con profundo odio cuando le despiertas.Mientras le haces preguntas y discutes con Scully Mcbones te mira sin importarle mucho lo que está escuchando.

¡Ea! ¡Espabila! Habéis perdío. Vimos el fuego del campamento al sur de la Cantera Carmesí. ¿Cuántos sois? ¿Qué andabais a hacer aquí dentro? ¡Contesta!

- Mátame ya de una vez y no pierdas el tiempo- te contesta con los dientes apretados y casi en susurros-. Te diré quienes somos pues no es propio del orgulloso el esconder su condición. Somos el alma de karrnath, los guerreros que le dieron nombre y honor durante la última guerra. Guerra que no debió acabar nunca y guerra que nosotros hemos jurado seguir luchando. Somos la Garra Esmeralda. Doy mi vida por mi nación y por mis hermanos. Sabiendo esto, bicho verde, ¿crees que vas a sacarme alguna información? Tengo las respuestas a tus preguntas. Esa será mi última lucha.Ya que me has impedido morir con la espada en las manos...moriré sin revelarte nada de lo que sé que quieres saber...

Mierdapluma... Escúchame pasmao, más vale que me respondas o te dejo solo con Skully McBones. Y te aseguro que ella no va a ser tan amable contigo como yo.

Pero si yo hago de guardia buena...

¡A callarse! ¡No me repliques, so calva!

El hombre sonríe ante tus palabras. Parece dispuesto a demostrarte su valía y su honor perdiendo la vida sin esconder que posee la información que le estás pidiendo.

-¡¡¡DALE!!! ¡¡¡QUE SE ESTÁ RIENDO DE NOSOTRAS!!!- dice...

                                                                                    ¿una voz?

...

Cuando vio entrar a los demás, o a casi todos al menos, sonrió con cierta petulancia al grupo, o como mínimo a Powaqqatsi, cuyas dudas en relación a ella empezaban a ser ya más que simple sospecha silenciosa. Por suerte para ellos, ella no tenía nada que ocultar – si olvidaban el hecho de que el arco se le daba bastante mal cuando se trataba de dar a alguien en movimiento, o luchando, o parado muy lejos, a veces incluso muy cerca, y también... –, bueno, nada que ocultar en relación a la misión, y en cambio si había sido bastante hábil descubriendo – en teoría – el sistema que ocultaba aquél atlas sobre el que estaba, literalmente, de pie. 

– He encontrado Albohogar – dijo –. Está justo aquí – y a la par dio un pequeño salto en el sitio, separando los pies del suelo apenas unos centímetros, y cayendo exactamente en el mismo punto en el que estaba un segundo antes. Y también podemos ver dónde están el resto de laboratorios secretos de los Cannith, si os interesa. 

Era, por supuesto, el momento de las felicitaciones, para luego sacar un mapa más pequeño – ese iba a ser complicado llevárselo –, y apuntar todos los puntos que quisieran. Al fin y al cabo, ahora les interesaba uno, pero quien sabía que secretos esconderían los demás...

Adia se coloca sobre un sello de la casa Cannith que hay en el suelo. Es de color rojo. Tras la estatua del Dragón rojo encontró la siguiente inscripción:

Albohogar.Sello Blanco. NO3

Sobre el mapa del suelo, el cual representa parte del continente de Khorvaire, da tres pasos en dirección noroeste. Al terminar el tercer paso un punto se ilumina con una luz cegadora en el mapa en relieve. El ingenio sin par de los creadores y de los artífices de los Cannith de hace muchísimos años os indica el lugar en el que se encuentra el laboratorio secreto de Albohogar...

El laboratorio secreto parece encontrarse en una antigua mina a unos 30 millas más allá de las Tierras Enlutadas junto al antiguo villorío de Olkhaan.

Aunque satisfechos al haber conseguido vuestro objetivo en esta villa de Cantera Carmesí no podéis evitar que un escalofrío os recorra la espalda al descubrir que vuestro siguiente destino se encuentra más allá de las Tierras Enlutadas, las tierras que antaño fueron Cyre y que hoy son tierras de locura y desesperación...

Debes estar bromeando, eso es Cyre. - comento bastante ceñudo. - ¿Tienes la más mínima idea de lo que eso representa? No hay nada en esas tierras más que muerte y desdicha. - digo antes de guardar silencio por algunos segundos.  

Esas pobres almas necesitan recibir la luz de la Flama lo antes posible, sólo así podrán tener paz, no perdamos más el tiempo con palabras, vayamos a la acción. - agrego con bastante determinación.

Adía, fallando tan apropósitamente con sus tiros, y ahora encontrando tan fácilmente los misterios ocultos.  Aquí hay lince encerrado.  No, si las sospechas se acumulaban más rápidamente en el druida que los corucos en un pájaro desaseado. 

¿Estaba esto ya abierto, o tu lo descifraste cazadora? ¿Sabrán ya los compañeros de estos dos la localización? -señaló hacia donde el soldado dormitaba arrullado por Daisy y donde estaba la guerrera caída en combate.  Necesitamos saber si hay más de la Garra Verde en el campamento que tiene los no-muertos, pues, o borramos este mapa mágico de alguna manera, o sabrán ellos lo mismo que nosotros, tarde o temprano. 

El druida quería irse ya a las Tierras Enlutadas, pero no sentía que hubieran terminado todo aquí.  Su plana voz metálica lo dejaba ver a luces.

Tal vez eso es lo que hay que preguntarle al soldado dormido.  Tengo un pergamino de "amistad", por si quieres usarlo para el interrogatorio Daisy, o Finn, dijo sin saber si ella lo oía bien o no.

¡Eh! que yo también puedo sacarle algo a este adorador de no-muertos. 

Y por la Flama que lo haré confesar o morirá en el intento. - digo con furia mientras sujeto con fuerza el mango del hacha, para luego pararme frente al mapa.

Tomen nota del mapa, porque esta cosa está por convertirse en un triste recuerdo. - digo preparándome para alzar el hacha sobre mi cabeza.

¡Serás hijo de perra...!

No lo pensó en ese momento. No reflexionó en quién había hecho la voz de McBones aquella última vez. Tal vez todo estuviese en su mente. Todo, menos el descaro del soldado, que como bien decía Skully se merecía un castigo. La semiorca tenía la maza en una mano, pero usó el canto del escudo para golpear al humano repetidamente en la cara.

¡Toma, y toma... y toma... cabrón...!

La voz de Daisy Sue se elevó desde una de las habitaciones.

¡TODO EN ORDEN POR AQUÍ! ¡EN SEGUIDA ME PONGO CON VOSOTROS!

Ariete llegó a la intersección del pasillo, a la altura del cadáver de la mujer, y su cabeza se giró erráticamente para mirar por el hueco de la puerta al soldado y a Daisy.

Si no la detienes, Q, puede que tu pergamino de amistad tenga que ser usado con un cádaver.

Se sorprendió ligeramente ante la luz que salió bajo ella, pero sonrió al darse cuenta de que al menos eso significaba que estaba en lo correcto, y ahí estaba Albohogar. No le duró mucho, claro, primero porque debían adentrarse más en aquél infierno, y segundo porque de repente se vio retrocediendo unos pasos.

Resopló; ella podía ser bastante torpe haciendo tiro al blanco – aunque los demás tampoco habían demostrado ser grandes guerreros de leyenda –, pero sin duda tenía más luces que algunos de ellos. Es algo que quedó claro cuando el enano levantó el hacha. 

– Uhm, ¿pretendes re-decorar todo el suelo? Este mapa es enorme, y tendrías que hacerlo irreconocible del todo para que nadie se de cuenta. Al fin y al cabo, nada nos dice que no siga iluminándose este punto y puedan descifrar que falta – suspiró –. Sería mejor simplemente eliminar la inscripción dónde vienen las instrucciones – sonrió –. Y matar al guerrero por si acaso. No creo que lo hubieran descubierto, sino ya se habrían marchado, pero es mejor asegurarse. Luego deberíamos volver con nuestro, esperemos, fiel guía y sacarles todo el camino que podamos, antes de que nos pillen y decidan seguirnos o, peor, capturarnos.

Con eso dejaba claro su respuesta y su postura ante las preguntas tanto del druida como del paladín. Era todo lo que podía hacer por el momento, y sin duda el mejor curso de acción. 

De ser nnecesario destruiré toda la habitación. ¿Acaso dudas que pueda hacerlo, un buen golpe aquí y allá bastarán para dejar esto irreconocible. - respondo en tono desafiante.

Destruir las jodidas luces quitar una montaña por aquí y otra por allá poner una quebrada y una barranca dónde no existen. Son cosas que bien puedo hacer con mi hacha, me saldrían mejor con un cincel y un martillo, pero no tenemos tiempo para eso. 

Tu crees que con borrar un par de nombres se soluciona todo. Pues no flacucha, esto hay que dejarlo irreconocible. Para que nadie con conocimientos de geografía lo pueda leer nunca jamás. Ahora o me ayudas o te quitas. - bufo bastante molesto ante las palabras de Adia.

Nadie entenderá jamás la piedra mejor que un enano. ¿Con quién cree que está tratando esta mujer? - pienso mientras descargo mi hacha despedazando una montaña.