Partida Rol por web

El disparo de Alhandra se pierde en la habitación del fondo sin encontrar a ninguno de sus objetivos.

El hombre que ha cargado contra khala se retira unos pasos dejando un enorme reguero de sangre. Se apoya en una pared y, con los ojos en blanco, se desploma irremisiblemente muerto...

Se pegó un buen susto cuando los enemigos se lanzaron contra ellos. Negó con la cabeza ante la negativa de esas personas a rendirse. Por culpa de semejante temeridad acabarían perdiendo sus vidas, y al igual que dejaron vivir a los osgos, les habrían dejado vivir a ellos. Lo lamentaba, pero así eran las cosas. No les quedaban muchas curaciones, así que debían, ante todo, protegerse entre ellos. "Edirél, ¿podrías ayudarles?" le pidió.

Preocupada por no obstaculizar el paso a mi amigo Threkor, retrocedo al tiempo que disparo. El ligero retroceso sumado a mi falta de atención plena a la situación hacen que el virote no solo se malogre a pesar de la escasa distancia a la que se encontraba mi blanco sino que yo misma tropiece cayendo hacia atrás.

Termino dando con las posaderas en el suelo, con el pelo sobre el rostro, las piernas para arriba y la falda subida por encima de la cintura. Todo un espectáculo bochornoso cuya única nota positiva es que no lo haya presenciado nadie de la Casa Cannith.

Incapaz de recuperar la dignidad perdida, gateo hacia atrás como los congrejos tratando de poner distancia entre mi persona y la de los combatientes antes de amartillar nuevamente mi ballesta, que parece haber salido mejor parada que yo del trastazo.

Alhandra recula, lo que me permite avanzar para ponerme delante de ella y darle tiempo a recargar un virote si fuera necesario. Ese movimiento me deja cerca del hombre que atacó a Raith y en posición para un golpe.

Mi golpe solo hizo que cortar el aire, ya que no logré acertar al hombre.

Alhandra y Threkor fallan sus respectivos intentos de herir a aquella mujer. El golpe del pícaro es incapaz de sobrepasar la barrera que representa su escudo. La replica de la mujer es terrible. Su espada larga gira violentamente hacia un costado provocando un profundo corte en el muslo derecho de la pierna de Khala. 

Khala intentó impactar en la enemiga, pero el golpe la había desequilibrado y no pudo dar un buen golpe.

Los ataques lanzados contra el muchacho que había dado la alarma eran potentes y certeros, no tenía ninguna oportunidad. Solo quedaba la mujer cuando fuese abatida tendríamos el camino expedito para seguir con nuestra investigación.

- Aun puedes rendirte. 

Intento golpearla con mi espada pero desde que acabamos con los enanos parece que mis estocadas son mucho peores, debía estar haciéndome mayor.

Me incorporo del suelo como buenamente puedo y disparo mi ballesta con la esperanza de tener mejor puntería en esta ocasión. Por desgracia, hay demasiada gente en medio como para atreverme a realizar un disparo arriesgado y el mío resulta demasiado conservador como para que el virote logre atravesar la armadura de la aguerrida mujer que todavía se defiende con admirable valentía a pesar de su manifiesta inferioridad numérica.

Khala se dejó llevar por su furia interior, agarró con firmeza su arma y ataco con toda la fiereza que pudo.

La mujer parece esquivar o encajar a la perfección todos vuestros golpes. Golpe tras golpe consigue manteneros a raya. Poco sabéis de ella y poco podéis saber por su indumentaria y por ese extraño símbolo de una garra de color verde.

Shana, preocupada por lo que sucede en el interior del edificio, continua vigilando las oscuras calles de aquella villa. La noche aumenta la sensación de desasosiego. Los sonidos de la lucha son de lo más terrorífico. No sólo representa los claros indicios de que se está produciendo una lucha sino que aquellos ruidos significan cosas muchos peores; dolor, heridas, sangre, muerte...

¿Y qué puede hacer ella? ¿Cómo puede contribuir ella a la lucha? Tal vez estas preguntas se manifiesten en su mente como una desagradable repetición de ideas. Pero las respuestas son tan difíciles de encontrar...

¿Qué es eso?...Frente a ella algo parece moverse en el hueco entre la iglesia y unas ruinas que hay a la derecha. Al principio la princesa duda. "¿Son sólo sombras?", piensa. Tal vez. Pero de repente las achaparradas sombras se mueven hacia ella con sorprendente velocidad. El ruido de vidrio contra vidrio las acompaña en su loca carrera contra la princesa y Edirel. Cuando los zombies, los enanos no-muertos, surgen del callejón Shana sabe muy bien que tiene que hacer.

-¡ZOMBIES!- grita.  

No habíamos acabado con la mujer guerrera que nos enfrentaba cuando Shanna dió el grito de alarma, los zombies que habíamos visto en la iglesia se decidieron por ir justo donde nosotros estábamos.

- Los problemas de uno en uno por todos los dioses.

Lanzo mi ataque con desesperación y furia, ya había visto como eran los zombies y sabía la cantidad de daño que podrían causarnos. Entre ellos y la mujer prefería con mucho matarla a ella y correr.

Reprimió un gritito ahogado cuando vio que las figuras que, lenta y ominosamente, se acercaban hacia ellos, no eran solo sombras, sino monstruos de verdad. "¡ZOMBIES!" gritó, avisando al grupo, y agarrando a Édirel del brazo, que llevaba un rato como adormilado, contrariado por algo, sin decir palabra ni apenas actuar y se precipitó con él hacia el interior.

Sí, todavía quedaba una enemiga dentro, y más les valía acabar con aquel problema antes de que el nuevo se les echara encima.

Raith había conseguido impactar en la mujer, y era hora de acabar. Mientras me avalanzaba sobre ella, oí la voz de Shana gritando desde fuera.

Tenemos que acabar con esto rápido. Parece que se acercan problemas por fuera.

Shana se lleva a Edirel haciéndole reaccionar de una vez. El espadachín sabe que aquellas criaturas se lanzarán contra ellos de forma implacable. Se prepara, entonces, para la acometida. Con su estoque al frente se horroriza cuando los dos enanos no-muertos se lanzan contra él. Chocan violentamente contra él en un tumulto de rabiosos golpes. Edirel sangra profusamente por las vías respiratorias en lo que es un claro indicio de hemorragias internas. Los poderosos puños de los enanos castigan su cuerpo con incontrolables mazazos. Su estoque ha quedado clavado en uno de los no-muertos...pero parece que ese tipo de armas no tienen ningún tipo de eficacia contra seres cuyos órganos "vitales" no lo son tanto.

Threkor ve a la mujer preparar un golpe flexionando el brazo de forma ostensible. Intenta atravesarla con una estocada pero, una vez más, su acero impacta contra el omnipresente escudo metálico de la mujer. Sin embargo su acción es suficiente para incordiar el propio ataque de la mujer cuya espada choca contra el yelmo de Raith sin causarle ninguna herida. El guerrero ve su oportunidad. Su espada atraviesa en cuello de la mujer en una rápida y contundente punzada. Para cuando toca el suelo, un instante después, ya está muerta. 

El aviso de Shanna me insta a dejar de retroceder y a dar media vuelta. Cuando lo hago, compruebo con horror que mi compañera estaba en lo cierto y que una nueva pareja de no-muertos ha surgido de nadie sabe donde y ha caído sobre nuestra desprevenida retaguardia.

El ocioso Edirél ha recibido el justo castigo por su manifiesta desidia pero todo apunta a que muy pronto será superado por los enanos zombi si no hacemos nada para impedirlo.

Dejo la ballesta, aún a medio cargar, en el suelo y destrabo una vez más mi maza encantada para acudir en auxilio de este perfecto desagradecido, colocándome a su lado y escudando con mi cuerpo a la desarmada e indefensa Shanna.