Partida Rol por web

Uso colmillos largos

"¡Raith! ¡Edirél! ¡Oh no no no!" Corrió como pudo en dirección al primero, para sanarle lo antes posible, mas, no sabía cómo entre la podredumbre y el fango acabó tropezando, justo a tiempo para esquivar una mortal cuchillada del cangrejo, que no había visto venir, y que le rozó los cabellos. Cerró los ojos con fuerza y se mordió los labios, agradeciéndole mil veces a la Hueste Soberana el golpe de suerte que había tenido, y, arrastrándose a rodillas a un lado de Raith, rápidamente descorchó el tapón de la poción sanadora, dándosela a beber al caído guerrero, levantándole levemente con una mano en la espalda para que el líqudo no le atragantase. "¡Por favor! ¡Despierta!"

Dos compañeros habían caído. Raith con el que había vivido aventuras no podía caer allí, en aquel lugar matado por un cangrejo gigante. Ataque al cangrejo con todas mis fuerzas.

Threkor ve su oportunidad cuando el cangrejo gigante hace rotar su cuerpo sobre sus seis patas. Si el exoesqueleto es demasiado duro, así que... Lanza su estocada contra uno de los aberrantes ojos. La espada corta se hunde en el globo ocular de la bestia hasta la misma mano del pícaro. Un chorro de un líquido viscoso y frío sale a presión del perforado ojo bañando a Threkor en su podredumbre. El crustáceo bufa por entre su boca articulada al ver perdida parte de su visibilidad. Al retorcerse de dolor golpea con su cuerpo serrado al pícaro el cual seguía aferrado a su estocada. Una de las protuberancias, una que parece una especie de cresta afilada, se hunde en la carne del elfo provocándole un profundo corte. 

Khala intenta por todos los medios tumbar a aquella bestia. Sabe que está malherida y que no puede soportar mucho más castigo. Por desgracia el golpe de su espada doble rebota en el exoesqueleto. Llena de rabia su cuerpo experimenta un cambio. Su herencia de licántropo toma el control. Sus rasgos se endurecen, sus hombros se ensanchan. Largos colmillos crecen hasta asomar por las comisuras de su boca. Las pupilas de sus ojos se estrechan y se perfilan hasta parecerse más a  el aspecto de un depredador que al de un humano . Se lanza a morder el cuerpo del crustáceo. Sus poderosos colmillos, aunque no llegan a encontrar la carne de aquel animal, arrancan partes enteras de su exoesqueleto.

Alhandra retrocede al mismo tiempo que se concentra en su ballesta. Sus dotes de artífice le permiten añadir líneas nuevas al patrón del arma. De esta forma, como si de un efecto mágico se tratase, consigue infundirle al arma características de arma especial contra bestias mágicas. Sin duda, piensa la Cannith, esa criatura debe ser una bestia mágica.

Shana descorcha la Poción Sanadora de Guffin's y con gran desesperación la vierte en los labios de Raith. Una increíble sensación de fuerza y vitalidad se apoderan de el guerrero. Sus costillas se sueldan de nuevo con un chasquido y su sangre se ve mágicamente renovada. Ha tenido días mejores, cierto, pero tampoco este será de los peores.

Con un simple golpe de sus pinzas la criatura me había conseguido atrapar, había cerrado las pinzas alrededor de mi cuerpo y había oído un sonido aterrador. De mis labios surgió un chillido de dolor acompañado de sangre que ahora manchaba la pechera de mi armadura, el dolor duró poco. De nuevo me encontraba sumido en la inconsciencia, desde el inicio del viaje quedaba claro que quizás no saliese a bien de este.

En la oscuridad penetró una voz, una voz familiar...que no quería dejarme descansar. Algo sabroso y reponedor recorrió mi garganta, una sustancia que me reponía y despertaba al mismo tiempo. Shanna estaba a mi lado zarandeándome para que me despertase, pero la criatura no estaba a mucha distancia y seguía siendo un peligro para todos.

- Gracias. Me levanto de entre el barro lo más rápido que mis piernas me lo permiten y vuelvo a golpear la armadura de la criatura. - O ceno cangrejo hoy o el cangrejo me cena a mi.

 Las pinzas de la bestia se alzan amenazadoramente sobre Raith y Shana. La princesa se parapeta desesperada tras la espalda del guerrero esperando los golpes que habrán de matarlos a ambos. Ha hecho lo que ha podido por mantener a Raith en pie. Ahora sólo le queda esperar que no duela demasiado...

O ceno cangrejo hoy o el cangrejo me cena a mi.

Raith asienta los pies con fuerza para estabilizarse. Intenta buscar el hueco entre los brazos alzados del crustáceo. No lo consigue. Con su escudo golpea lo más fuerte que puede intentando separar ambas pinzas. La bestia parece descubrir la maniobra e intenta arrebatarle el escudo al guerrero. Pero al hacerlo abre la guardia dejando un hueco.

Raith ve su oportunidad y lanza una estocada certera. El acero de su tangat se clava, de repente, entre los ojos de la criatura. Sin soltar el mango de su espada corre hacia la bestia al mismo tiempo que hunde el acero hasta la empuñadura. El ojo bueno que le queda al cangrejo se pone en blanco. Un intenso chorro de agua marrón cae de la boca articulada del monstruo cayendo sobre sus patas.

la aberrante criatura queda tendido en el suelo en medio de un charco de maloliente líquido marrón, inerte ante vosotros excepto por las repugnantes convulsiones con las que se agitan sus patas...   

Raith había logrado con una furza descomunal, sobreponerse a sus heridas y conseguir asestarle un golpe fatal al cangrejo gigante. La criatura cayó estrepitósamente al suelo provocando un sonoro eco en la lejanía. No nos atrevíamos a acercarnos en seguida al cuerpo muerto del cangrejo, a temor de que aún se revolviera un poco.

Cuando decidimos que estaba definitvamente muerto me dediqué a buscar por la zona, a ver si detectaba de donde había aparecido aquello. Además algo tenía que haber por las inmediaciones que nos diera luz sobre lo que había ocurrio allí.

Milagrosamente Shanna consigue suministrar a Raith una poción curativa y éste logra reunir las fuerzas suficientes para asestar el golpe mortal al monstruoso cangrejo. Una vez más no tengo oportunidad de poner en valor la utilidad de mi arma encantada y me alegro de que no haya sido necesario, puesto que no tengo una gran puntería.

Tampoco soy una gran curandera ni siento ningún aprecio especial por Edirél pero eso no significa que vaya a dejarle morir como un perro en medio de un charco de su propia sangre; por mucho que haya aquí tantos cadáveres que uno más no llamaría la atención. Por desgracia, por más que trato de controlar la hemorragia, me resulta imposible estabilizarle así que termino resignándome y gastando en él una de nuestras valiosas y limitadas pociones sanadoras.

Después examino la zona en busca de algo reutilizable que pueda servirnos de ayuda para lo que nos aguarda más adelante.

El crustaceo cae ante el impulso de Raith, es un milagro que hayamos salido vivos, este combate nos ha puesto en nuestro limite, tengo la certeza de que si seguimos en este ambiente tarde o temprano moriremos, sólo espero que encontremos algo para ayudarnos a continuar.

El acero rompe la armadura del crustáceo, rasga la carne y roba la vida de la criatura. Con eso acaba todo con un golpe afortunado, pero a mi me valía....no sabría a ciencia cierta decir si hubiésemos sobrevivido a otra ronda de golpes.

- Gracias princesa, sin tu ayuda quizás nunca me hubiese despertado. Sonrío y empiezo a buscar a nuestro alrededor, algo tenía que haber allí que nos compensara por el dolor sufrido, cuando veo que uno de los nuestros ha caído. - ¿Estáis todos bien?. 

 Failin se acerca hacia vosotros y os ayuda a colocar a Edirel en la carreta hasta que podáis curarle. Esta vivo y parece no correr peligro. Pero el estado del espadachín os preocupa hasta el punto que no sabéis si llegará a sanar de forma natural en estas tierras de muerte.

Durante seis horas rebuscáis entre los cuerpos de los caídos. Es un trabajo desagradable y triste ya que entre aquellos objetos que encontráis de valor halláis otros efectos personales con un profundo valor sentimetal; cartas, figuras familiares, anillos de compromiso...toda la tristeza de una guerra ya pasada acude  a vosotros con despiadada fuerza. Pero continuáis vuestro trabajo con silenciosa eficacia. Perdidos en vuestros pensamientos intentáis encontrar una explicación a lo ocurrido en este lugar.

Parece evidente que aquí ha tenido lugar una escaramuza reciente entre una partida de guerra de elfos de Valenar y una partida de caza de medianos de Talenta. El motivo de su presencia aquí no parece clara pero , al parecer, mientras ellos luchaban fueron sorprendidos por el cangrejo carroñero. Aunque herido, el monstruo consiguió eliminar a todos ellos; elfos y medianos. Un escalofrío recorre vuestra espalda al pensar que, si no hubiese sido por la presencia de estas dos bandas que a buen seguro debilitaron al gigantesco crustáceo, hubieseis podido morir allí mismo.

Finalmente, un montón de equipo se apila ante vosotros y la carreta de Failin.

Un Talen Kara o cimitarra doble de Valenar.

Un Tangat de Talenta de excelente manufactura.

Una varita.

Una capa decorada con extraños símbolos.

2 botellas que contienen un líquido de color ámbar. Una etiqueta reza: pociones curativas de Guffin.

1 Poción con un  cordel y una etiqueta en la que pone: INVISIBILIDAD. AGITAR ANTES DE BEBER.

Una armadura de placas y malla.

Un medallón que no tardáis en identificar como un símbolo sagrado  de Ferrígneo, de la Hueste Soberana.

3 viales marcados con la palabra ANTÍDOTO

Un vial en el que podéis leer:  ÁCIDO-FUEGO ¡PELIGRO!

Una carta de crédito del Gremio de banqueros de la Casa Kundarak por valor de 400po

Y un montón de 250 pp, 38 po 4 ppt.

-  Imagino que estáis tan locos que querréis seguir adelante- dice Failin mientras abriga a Edirel con una manta-. De hecho no estamos lejos. Estamos cerca...

Mientras Failin os habla ves algo en lontananza. Lejos, en el cielo, hay un solitario buitre describiendo círculos bajo el techo de nubes de las Tierras Enlutadas.

La poción curativa que nos dio Elaydren no basta para que Edirél recobre el conocimiento pero sí al menos para detener la hemorragia y estabilizar un poco su precaria situación. Nos llevará tiempo conseguir que se reponga por completo, si es que algún día lo hace, pero en estos momentos se encuentra fuera de peligro y eso ya es algo.

Mientras Failin se ocupa de nuestro inconsciente compañero, nosotros nos dedicamos a rebuscar entre las pertenencias de los combatientes que perdieron la vida en este lugar. En un momento dado reparo en la presencia de un ave carroñera y no puedo evitar buscar una piedra que arrojarle.

―¡Largo de aquí, bicho inmundo! ¡Aquí no hay nada para ti!

No estamos muertos pero hemos estado cerca de estarlo y la presencia del buitre me da escalofríos. De no haber sido por los esfuerzos combinados de nuestro grupo y la compañía de la buena fortuna, tal vez este animal repugnante se estaría dando ahora un festín con nuestros cadáveres. Claro que, teniendo en cuenta a que nos hemos dedicado las últimas horas, tal vez los animales carroñeros seamos nosotros.

Tengo miedo de lo que nos espera en Albohogar y le pido a Failin que retrase nuestra llegada al lugar, desviándonos un poco hacia algún lugar lejos del hedor de los cadáveres y donde podamos descansar un par de días. Yo necesito tiempo para estudiar los objetos que hemos encontrado y la magia del cinturón curativo también necesita tiempo para recargarse por sí misma.

Parecía que solo Edirél había sido herido de gravedad a parte de mi, pero haciendo uso de nuestras menguadas reservas curativas pudieron poner su vida a salvo. Tras una extenuante batalla, nos afanamos en la búsqueda entre los cuerpos que parecían mas frescos y encontramos una pequeña recompensa en su equipo.

- No esta mal, aunque casi perecemos en el intento de conseguirlo. 

"De nada, Raith." asintió con una sonrisa cansada. Casi se mueren todos ahí. Así, sin más. El fin del viaje, el fin de sus sueños... atrapados en tierra, sin acceso a los paraísos... Un destino horrible, la peor muerte que podía imaginarse. Atrapados en el tiempo en aquel lugar de muerte y miseria... Le pareció estar pensativa varios segundos, pero debió ser más tiempo del que creyó porque cuando se dio cuenta, ya habían curado a Edirél. "Oh, uh, chicos, tengo dos pociones más como la de antes... Bueno, supongo que un poquito tarde ya... No pasa nada, las guardaré por si las necesitamos más adelante..."

Los muchachos registraron todo lo que había que registrar. Ella prefirió quedarse alejada de todos aquellos cadáveres: ya había tenido suficiente con el zurrón rancioso con las tres pociones (ahora dos). Se quedó junto a Failin esperando a que el grupo terminase de recoger todo lo que pudieran aprovechar. No es que le alegrara llevarse cosas de un lugar así, pero sabía que las necesitarían.

- Preferiría no pasar ese tiempo que me pides en este lugar, Alhandra- contesta Failin a la Cannith-. Pero entiendo que esto ha sido muy duro. Edirel está muy mal y creo que si saliesemos de este lugar...me costaría mucho regresar...Si, será lo mejor, descansar...

Sus palabras denotan un profundo pesar. Esperáis unos segundos dado que parece que el carretero parece que iba a añadir algo más. Pero empieza su andar hacia la carreta sin mediar más palabra. Tan sólo una leve inclinación de la cabeza os indica que podéis ir embarcando cuando lo creáis oportuno.

―¡Largo de aquí, bicho inmundo! ¡Aquí no hay nada para ti!

Os sorprende Alhandra al dirigirse hacia un punto en el cielo. Allí ,una especie de buitre demasiado lejos como para apreciarlo claramente, ronda dando círculos bajo el espeso y cargado cielo. Evidentemente el ave está demasiado lejos como para que los gritos tengan algún efecto. Pero, tras describir un amplio círculo, el buitre desaparece entre las nubes.

Tras unos minutos en los que termináis de cargar vuestras nuevas posesiones iniciáis el movimiento. Failin buscará un lugar que sea, al menos en apariencia, lo más pacífico posible dentro de las circunstancias. Alhandra aprovecha el viaje para examinar algunos de los objetos. Observa detenidamente parte de los objetos encontrados en aquel campo de batalla que ya habéis dejado atrás. Su capacidad natural como artífice le permite discernir los patrones mismos de la materia. Es cómo mirar un dibujo muy de cerca, os explica, con la intención de averiguar de qué dibujo se trata en su conjunto. No es algo fácil, pero es bastante eficaz.

 La varita parece contener una forma repetida de conjuro. Casi con total seguridad se trate de una varita portadora de varias cargas del conjuro misil mágico. Según podéis saber se trata de uno de los primeros hechizos de ataque que un magos suelen aprender. La capa, no obstante, presenta un patrón mucho más intrincado y difícil de ver.El forjado juraría que se trata de algún tipo de objeto mágico...pero desconoce su función.

La cimitarra...es algo extraño...

Cada una de las cimitarras de esta arma está profusamente decorada. Una de ellas luce la imagen estilizada de un caballo, mientras que la otra muestra una amplia cola de caballo. El pomo está forrado con cuero negro e hilo de plata, y lleva un nombre grabado en escritura élfica. Threkor echa una mano a la Cannith para descifrar los refinados caracteres: TALAEN KARA. Traducido al común, aunque no del todo exacto, significa  semental audaz.

Al examinar de cerca el grabado del caballo descubre que el artesano que creó este arma le dotó de un rostro que parece casi real.Es como si fuese la viva imagen de un caballo que parece estar iracundo. Khala ha estado cerca de muchas monturas, y nunca habría creído posible reflejar con tanta vivacidad esa expresión. De alguna forma incluso, al sopesar el arma, siente que esa misma sensación ,de profunda inquietud y nerviosismo, le embarga. Claramente es un arma mágica.

Al examinar de cerca el grabado del caballo descubres que, a diferencia de lo que Khala y Alhandra aseguran, es como si fuese la viva imagen de un caballo que transmite una profunda sensación de tranquilidad. De alguna forma sientes que esa misma sensación ,de profunda paz, te embarga. 

Descubres algo más en este arma. Mezcladas con las líneas de la materia y los colores y formas geométricas de las propiedades mágicas ves algo más. Pero cuando intentas escudriñar y profundizar en este descubrimiento notas un intensa sensación de nerviosismo, e incluso ira, que te impide continuar. Tu respiración se acelera y tu pulso se dispara hasta el punto que desearías golpearle a alguien allí mismo. No puedes sino depositar el arma sobre tu regazo perdiendo el contacto con ella y la concentración que te unía a ella. Recuperas la calma...

Era como...como si hubiese algo vivo e intenso viviendo en ese arma.

La carreta se detiene. Os asomáis para averiguar el motivo. Veis que os encontráis cerca de un bosque muerto. Tan muerto como todo lo que rodea las tierras enlutadas. El cielo muestra una tenue luz en el horizonte. Creéis que se trata del atardecer aunque os cuesta estar seguros de este extremo.

Los árboles son simple materia orgánica que, ni viva ni muerta, lanza siniestras ramas hacia un cielo igualmente fallecido. El aspecto de los troncos es de un color cenicienta y, si los tocáis, parecen estar huecos y quebradizos. La tierra es una especie de ceniza apelmazada en grumos. Aquellos que estáis acostumbrados a caminar por un bosque no encontráis en este lugar ninguno de los rasgos propios de un bosque. Ni el olor, ni los sonidos...