Partida Rol por web

La noche era cálida, y la luna se entreveía entre nubes deshilachadas que adornaban el cielo nocturno, Emiko se encontraba en la casa de Té del "Roble Negro" en Ryoko O'wary, el clan escorpión había sido disuelto y forzado al exilio, o esa era la versión oficial, pero el caso es que aunque hubieran dado a otros los cargos públicos y los rostros que mandaran en la ciudad fueran nuevos, se podían ver ronines por todas partes y hacía a uno preguntarse hasta que punto era cierto que el clan escorpión hubiera sido exiliado.
Habían invitado a Emiko a una fiesta, pero más que una fiesta era una reunión más del palacio, sólo que extra oficial. Una excusa para emborracharse y para que algún otro funcionario despertara con una chica o dos del local a la mañana siguiente, eso si, gratuitamente, pues los dueños del "Roble negro" se habían asegurado la amistad de todos los miembros de la corte, por lo que había oido ene l poco tiempo que Emiko llevaba en la 2º ciudad más grande del imperio; a pesar de eso, muchos desconocían quienes eran los dueños, Emiko se contaba entre quienes desconocia dicho secreto.

¿Mi señora se aburre? pronunció una mujer que se le acerco con cuidadosos gestos que denotaban respeto. Vestía un kimono negro con bordados rojos y blancos, anchas mangas y una katana colgaba de su cinturón, cuidadosamente colocada para que pasara bastante desapercibida, rápidamente su atención se poso en su maquillaje, su cara blanca, los labios rojos y los ojo perfilados, su pelo se recogía en un moño sujeto por varias agujas. Pese a llevar Katana, su forma de moverse era la de una cortesana, incoscientemente Emiko la desecho como una amenaza. No la he visto participar de la fiesta¿ Hay algo que podamos proporcionarle para su deleite?¿ Echa algo en falta?

Emiko quien habia estado sentada tranquilamente pero alejada de del centro de la fiesta, se encontraba tomando suavemente de las bebidas que se habian servido en el lugar, tambien habia provado los manjares los cuales adornaban las mesas formando un hermoso habanico de colores y sabores. 

La musica no era exactamente lo suyo, pero igual encontraba paz en ella. Una de las cortesanas del lugar, aparentemente de sirvienta, se me ha acercado, ofreciendome algo que me plazca, pero en este momento no ni mi cuerpo ni estomago desean algo, pero talves si mi mente.

Talves si pueda ayudarme, he aceptado la invitacion por parte de Otomo Genji, pero sigo sin saber el motivo de esta celebracion, acaso usted podria decirmelo?

o talves que clase de persona es, eso podria darme una idea del porque se me ha invitado, aunque no rechazo el la posibilidad de que halla sido un simple acto de amabilidad, del cual estoy honrada de haber resivido.

Respondia Emiko, con una mirada un poco inexpresiva y fria, enfocada en los participes de la fiesta, aun sosteniendo un pequeño plato de sake en su mano.

Algo en tu afirmación le hace gracia, y tapa su boca con la manga, ocultando una sonrisa a la que acompañan sus ojos.
¿ Como es Genji-sama? Pues como todos los Otomos, acostumbrados a conseguir lo que exige. dice con cierta picardía en su tono de voz. Estas reuniones no tienen un motivo, se hacen eventualmente, para tratar algunos asuntos de manera mas distendida y otros que no procedería tratar en el palacio. añadió abandonado su tono juguetón.
Si deseaís saber más, os sugeriría adentraros en la fiesta y preguntarle a él personalmentesugirió para terminar Cuidado, adentrarse en una fiesta a veces implica pasarlo bien. y con una risita se marchó tal y como vino.

La noche era cálida, y la luna se entreveía entre nubes deshilachadas que adornaban el cielo nocturno, acababas de llegar a la 2º ciudad mas grande del imperio, la ciudad de las murallas verdes, como la llamaban los que tenían cariño por el lugar, la ciudad de las mentiras como la llamaban la mayoría, Ryoko O'wary nunca dejaba a nadie indiferente.
Tu llegada había sido recivida de muy buen grado por Otomo Genji, el actual dirigente de Ryoko O'wary, pero aún así, sabes de sobra que su pasado es muy parecido al tuyo, apenas te instalaste en el palacio que antaño fuera el palacio Shoshuro te llego una invitación para asistir a la casa de té de el "Roble Negro", una presentación más informal de los que te fueran presentados de manera oficial en la corte.

No se sabe quien es el dueño del "Roble Negro", pero la opulencia con la que se os trata es bastante generosa, destacan varias personas en la sala, más que nada por ue no habían estado en la corte, una kakita, una bella mujer, un tanto perdida en la fiesta, que ahora mismo esta hablando con la hija menor de el daimyo Hirosawa, otra mujer bastante joven, con fama de ser una excelente duelista, ese a su apariencia que es como la de una cortesana de palacio, con la salvedad de que porta katana; Los hirosawa son una familia menor bastante enraizada en la ciudad, aunque no sabes con certeza si son shoshuro o no, te lo parecen.

Otra persona que destaca es un ronin, elegantemente vestido, es muy alto, y delgado, aunque da la impresión de no ser debil fisicamente, su forma de moverse es perezosa, y trae el pelo algo descuidado, la mayoría de la gente le hace vacio, salvo los de menos posición o los sirvientes o samurais menores que hay en la estancia.

Te sorprende ver allí al magistrado de la ciudad, Shiba Tobei, es un tipo muy raro, dicen de el desde que es una persona muy ladina a que es muy temperamental y directa en algunos casos, prueba de su rareza es que lleva el mon de la familia matsu del clan león, alguien, que ya has olvidado quien fue, te ha explicado que al parecer esta comprometido con una matsu. Al margen de eso pronto se te advirtió que los ultimos duelos que se han visto en esta ciudad fue por mentar dicho asunto, pues defiende el honor de su futura esposa y futura familia con mas ahinco de lo que podría hacer cualquier matsu.

Y por último hay una cortesana al lado de Otomo Genji, llamada Shizuka, que trata con Genji con cierta regularidad, lleva un kimono de seda negra brillante, la cara maquillada de blanco, los labios de rojo y el pelo recogido en un moño tirante, un lobby rojo muy notorio ciñe su kimono a la cintura de modo bastante insinuante, no te ha pasado desapercibido un colgante que porta entre su kimono, con forma de escorpión. Crees que lo ha mostrado a proposito cuando os han presentado, al hacer una reverencia, accidentalmente ha salido de entre su kimono para kedar colgando durante un segundo, antes que lo volvira a guardar.

Tshunawara decide aprovechar el comienzo de la velada para pasear entre los asistentes, valorar las conversaciones a medida que pasa junto a los distintos grupos. Siempre con la sonrisa en el rostro.

Una colección tan variopinta no puede pasar desapercivida.

Paseas entre los invitados, las conversaciones vienen y van, ninguna de interes, algunas demasiado intimas para seguir escuchando, el sake, la buena comida, la música y las gehisas hacen el ambiente bastante mas distendido "las mejores interrogadores de todo el imperio" piensas esbozando una sonrisa un poco maliciosa.

Al mirar adentro de la estancia puedes ver las siguientes personas que te llaman la atención, a parte del propio Otomo Genji:

Un ronin, elegantemente vestido, es muy alto, y delgado, aunque da la impresión de no ser debil fisicamente, su forma de moverse es perezosa, y trae el pelo algo descuidado, la mayoría de la gente le hace vacio, salvo los de menos posición o los sirvientes o samurais menores que hay en la estancia.

Te sorprende ver allí al magistrado de la ciudad, Shiba Tobei, un hombre de expresión durá y ojos estrechos y brillantes, el resto de él parece impecable, es un tipo muy raro por lo que has oido; dicen de él, desde que es una persona muy ladina( a fin de cuentas es magitrado en esta ciudad), a que es muy temperamental y directa en algunos casos, prueba de su rareza es que lleva el mon de la familia matsu del clan león, alguien, que ya has olvidado quien fue, te ha explicado que al parecer esta comprometido con una matsu. Al margen de eso pronto se te advirtió que los ultimos duelos que se han visto en esta ciudad fue por mentar dicho asunto, pues defiende el honor de su futura esposa y futura familia con mas ahinco de lo que podría hacer cualquier matsu de pleno derecho.

Hay un hombre que pasea sin rumbo fijo, entre los invitados, aparentemente tan perdido como tu, delgado y de cuerpo fibroso, no es muy imponente, es mas bien alto y espigado.

Y por último hay una cortesana al lado de Otomo Genji, llamada Shizuka, que trata con Genji con cierta familiaridad, lleva un kimono de seda negra brillante, la cara maquillada de blanco, los labios de rojo y el pelo recogido en un moño tirante, un lobby rojo muy notorio ciñe su kimono a la cintura de modo bastante insinuante.

Tshunawara decide presentar sus respetos al magistrado. Se acerca hasta Tobei y haciendo una profunda inclinación

-" Konichiwa Tobei sama, mi nombre es Otomo Tshunawara, miembro de la legión imperial a vuestro servicio."- Espera agachado su respuesta.

Su respuesta se hizo esperar y durante el tiempo en que se prolonga el silencio Tshunawara se sintió observado, de repente se dio cuenta de que entorno al magistrado todos habían dejado una distancia que no ayudó en nada a calmarlo, si ese hombre respondía de forma hosca sería bastante notorio y humillante para Tshunawara.
Es un honor conocerle, Tshunawara-sam, mi nombre es Shiba Tesai Tobei, magistrado al cargo de esta ciudad. oyó su voz calmada y fría, había un toque de satisfaccion en ella, como si disfrutara de la situación. Siempre es un placer en concoer a alguien de su ilustre familia añadió, no sin cierta lentitud premeditada, luego le devolvió a Tshunawara la reverencia liberandolo de permanecer inclinado.
Mientras estaba inclinado a Tshunawara le dio tiempo a examinar lo poco que veía del magistrado, y en su cinturon descansaba una katana que claramente llevaba la distinción del clan de la oropendola, la familia Tsi, se distinguia por ser los mejores artesanos del imperio en cuanto a katanas se tratara, hasta el punto que sus servicios eran requeridos en exclusividad por las familias imperiales.

Parece que todo el mundo se callara y mirara en una dirección, hacia el magistrado, y aunque la conversación que puedes leer mas arriva transcurre a un volumen normal, la presentación del Otomo se vuelve bastante notoria ante el silencio que se ha alzado, En todos los asistentes, en general, presencias un sentimiento de diversión, como si fuera una "broma" habitual del magistrado. Cuando el magistrado devuelve la reverencia hay quien parece hasta decepcionado, y todos vuelven a lo que les ocupara inicialmente.

- " Debe ser una alegría para el imperio que el orden de esta ciudad recaiga en tan honorable familia. Las fortunas han sido amables con sus habitantes. Sabed que mi espada está al servicio de la ley del imperio, por tanto, si exitiera algún asunto tan nímio que no merezca vuestra atención, estaría gustoso por barrer algo de suciedad de estas calles."- Comenta Tshunawara sin darse por enterado de las muestras de altivez y el marcado acento en la posición en la corte.

Las palabras de Tsunawara buscan acercarse a la posición del magistrado. Sin embargo no deja de observarlo. Sus movimientos, sus marcas y gestos, sus manos, marcas de su forma de combatir, sus antebrazos, cicatricez de duelos anteriores. Su posición a la hora de mantenerse quieto, que indicarían la técnica acostumbrada a usar.

Su capacidad para incidir en los demás, ese círculo que le rodea, quienes buscan su favor, quienes son complices en sus conversaciones y en especial, quienes le rehuyen.

Tshunawara es nuevo en esta selva, pero no deja de ser un más..

El mundo no gira en torno al magistrado, pero ahora es el  primer objetivo.

Intrigada y al mismo tiempo satisfecha con las palabras de la cortesana, Emiko sentia que sus palabras no eran del todo erradas. Para saber el porque de la invitacion a la fiesta seria logico preguntarle a la persona que elijiò los nombres.

Cuidadosamente se levanto de su asiento y acomodo sus ropajes, preaparandose para presentarse ante el tal Otomo Genij. Con un paso sereno y elegante Emiko emprendio la caminanta atravesando el salon de la fiesta hasta donde Otomo Genji se encontraba. En cuanto se encontro cerca de el, espero por una oportunidad de poder presentarse. Se inclino ante el indicandole el respeto que merecia.

Muy buenas tardes mi señor, Mi nombre es Kakita Emiko del Clan de la Grulla y he aceptado su honorable invitacion a esta fiesta.

Llamas la atención de el magistrado de un modo que no puedes comprender demasiado bien, y esboza una sonrisa bastante cínica:
Gracias por recordarme vuestros deberes de legionario. recalca con un tono mordaz Os tendré en cuenta para las misiones especiales que ponga en marcha, pero a no ser que esteís sugiriendo que deba comenzar aqui y ahora, con alguno de los presentes, disfrutad de esta fiesta. Te das cuenta de que probablemente su primer impulso fuera tratar de volver tu afirmación contra alguno de los presentes, pero algo le hizo desechar la idea, sin duda su comentario te hizo pensar que algo retenía su mano contra algunos presentes, que el apellido del anfitrión fuera Otomo, podía ser esa causa.

Respecto del magistrado, se te ocurrió por la forma en que lo miraban todos, denotaba temor, y no tardaste en deducir de que su presencia en la fiesta se debiera posiblemente a que Genji quiera situarlo a su lado, o quisiera recordarle a alguno otro invitado que el magistrado siempre está al acecho y que sin la protección de Genji, no habría mucho que le detuviera; o una mezcla de las dos cosas. Algunos evitaban estar claramente en el campo visual del magistrado, para placer de el magistrado.

Hablar con Otomo Genji, como dirigirse a cualqueir gobernador, es complicado, tardas unos minutos en hablar con él, te viste esperando, para acercarte a él, y tras el último que hablará con Genji-sama aún tuviste que esperar hasta que una de las criadas le informara sobre quien más quería verle.
Tu espera se vio recompensada cuando te acercaste hasta él, estaba recostado de lado, sobre unos cojines, fumando en pipa( las pipas japnesas son muy largas y rectas habras visto alguna en manga o peliculas) mientras te observaba acercarte.
Tras hacerle la reverencia de rigor, escuhaste su voz dirigirse a ti. Te parecio tener una voz cruel.
Nuestra nueva embajadora grulla. Kakita Emiko dijo pausadamente Confío que la ciudad de las mentiras esté a vuestra altura y no os sintaís defraudada tras vuestro viaje. Quería conversar contigo, me gustaría saber de tus planes, no hay ningún otro grulla en la ciudad, vuestra visita me llena de expectación y son pocas las sorpresas que recivo ultimamente. No os deben gustar los antiguos territorios escorpión, a los grullas, quiero decir, aunque no se por que, ahora son territorios imperiales. Guardados por magistrados de renombre y legionarios de nuestro emperador mientras hablaba, parloteaba más bien, señalo al magistrado que ahora charlaba con un hombre que vestía los colores de la legión imperial. El tono que usó pareció como si se jactara de contar con el magistrado, y al mismo tiempo hubo una muesca de respeto en su voz, su condescendencia había desaparecido de repente.

-" OS agradezco vuestra deferencia magistrado.".- Haciendo un reverencia me alejo de su lado en busca de algún grupo insulso, una conversación estúpida me dará mejor prespectiva de como se desenvuelven los invitados.

Quiero seguir a Shizuka con la mirada, buscando una cómplice invitación para hablar con ella con cierta "intimidad". Algún espacio apartado donde oidos interesados no escuchen las conversaciones.

El magistrado te despidió con una leve inclinación de cabeza, un gesto bastante seco al que doto de aire marcial. Después de eso se acerco al fondo de la sala, donde se puso a conversar amablemente con uno de los invitados, el ronin, el cual pareció sorprendido cuando este le saludo y batante temeroso, las gehisas de la casa con que estaban se apresuraron a dejarlos solos sin que nadie les dijera nada.

Observas desde un grupo, que trata de explicarte las "delicias" de la ciudad a la que acabas de llegar, como una grulla, que no habías visto hasta ahora, se ha acercado a conversar con Otomo Genji, el cual parece lo suficientemente interesado en la conversación, como para permitir que muchos de los que deseen acercarse a comentarle algo tenga que esperar.
No deja de ser una fortuna para ti, pues Shizuka se ha apartado para dar intimidad a Genji y su interlocutora, ahora mismo está sóla a un lado de la sala.

Intento mantener su cabeza erguida, aun demostrando respeto hacia Otomo Genji, mientras la noticia de ser la embajadora Grulla era procesada en su cabeza. Nadie le habia dicho que era lo que tenia que hacer en esta ciudad y muchos menos que le hubieran otorgado un puesto tan importante para empezar, pero si sabia que esta ciudad era una prueba para ganar reconocimiento en dentro de su Clan.
Le llamò un poco la antencion con la forma en la que el Otomo se referia del Magistrado, podria ser un dato importante de recordar.

Genji-sama, sus palabras me honran y me halaga al querer hablara conmigo, y con respecto al que hago en la ciudad, eso todavia no lo he decidido, estoy aqui para probar mi valor hacia mi clan. Talves esta humilde embajadora Grulla pueda serle de utilidad Genji-sama.