Partida Rol por web

Tras una búsqueda más bien infructuosa, aparté los cadáveres, apilándolos en un rincón. Me quedé con esa factura, que nunca se sabe, y con el paquete de cigarrillos, por si me daba un último capricho, y la llave y comencé a bajar muy despacio las escaleras.

Pasillo de la guardia

Al descender por la escalera te encuentras en un pasillo hecho con maderas de forma bastante inestable, es un pasillo con cinco puertas, una al fondo, tres a la izquierda y una a la derecha, las tres de la izquierda parecen abiertas, son habitaciones iguales con dos camas y un arcón cada uno, presumiblemente son para los guardias. La puerta de la derecha y del centro ham sido cerradas con llave. El pasillo es el único iluminado con dos bombillas a lado y lado de la pared, no tienen apliques, ni nada que las adorne.

Un rápido vistazo al pasillo me hizo darme cuenta que había ido a parar a uno de los peores sitios posibles. En el caso de que mi entrada hubiese sido perfecta, sin activar ninguna trampa del paranoico del lugar, algo me dice que lo habría tenido muy difícil para cruzar todo éste pasillo sin entablar combate.

Mirando el suelo con cierta desconfianza, por su estado principalmente, pasé a revisar las tres habitaciones. No me interesaban bienes ni útiles, tan solo asegurarme que no quedase ningún guardia que se hubiera quedado dormido. Así mismo, quizás se hubiesen dejado atrás alguna llave o similar.

Tras eso, probaría suerte con la solitaria puerta de la derecha. Primero afinando el oído, segundo mirando por la rejilla, y tercero usando la llavecita que cogí antes.

Pasillo de la guardia

Efectivamente descubriste que la llave abría la puerta cerrada de la derecha, daba a una pequeña salita, donde habia una gran mesa cuadrada con naipes y fichas de poker sobre ella, además de jarras vacías, cerveza derramada y algo de comida, en la pared frontal había un ventanal al exterior, a la izquierda había una mesilla y sobre ello una caja fuerte con un papel blanco pegado sobre la parte superior, además de seis sillas, en el suelo había un guardia durmiendo la mona bocarriba tras una borrachera la noche anterior.

Mi suposición sobre la solitaria sala era la que abría la sencilla llave. Para mi sorpresa, no una especialmente grata, descubrí que se trataba de la sala de descanso de los guardias, pudiendo relajarse bebiendo y jugando a las cartas, como a buen seguro había hecho el que dormía la mona. Antes siquiera de plantearme el registrar el lugar, rajé el cuello del desgraciado, dejándolo que se ahogase, durante unos eternos segundos, en su propia sangre.

Librado del mismo, repetí el proceso, registrándole los bolsillos para luego centrar mi atención en la caja fuerte y la nota que había sobre la misma. Ya me había librado de 4 guardias y éstos eran los que estaban fuera de servicio, por lo que podría esperar al menos la misma cantidad, muy seguramente el doble, por ahí fuera. ¿Quizás buscar ropas de mi talla y disfrazarme fuese una buena opción?

Sea como fuere, tampoco perdí ojo del ventanal, echando un vistazo fuera a fin de reconocer la zona y trazar, en mi mente, posibles rutas de entrada y salida.

Por la conversación que estaban teniendo, parecia que nuestros objetivos estaban reunidos en el salón, y que uno de los sirvientes se habia ido de la cocina. Solo quedaba lo que parecía ser el cocinero. Podria ser arriesgado, pero tampoco me puedo permitir perder el tiempo esperando. Lo mejor sería avanzar un poco mas por las escaleras, hasta tener la cocina a la vista, pero si que me viesen con facilidad.

Tras el ataque de la bruja no habia salido ilesa. Grite o chillé realmente entre dientes al quejarme por mis heridas pero mantuve mi posicion. Despues de todo habia venido por ella tambien y yo no iba a huir. 

Girandome sobre mis talones me moví a un costado y volví a disparar contra la mujer.

- Muere maldita.... susurré.

- El guardia ni si quiera lleva el sable, solo la ropa.

- La ventana da al edificio desde el cual saltaste así que desde ese lado poca salida hallas a más de tirarte por la ventana.

- Las ropas son de tu talla los de arriba, pero debes considerar las manchas de sangre y los cortes en toda la chaqueta y camisa.

Cocina

La cocina posee dos mesas dispuestas en horizontal desde tu punto de vista, una ventana a la izquierda pequeña. Mientras que el gordo y viejo cocinero, vestido con el traje de cocina mugroso, se encontraba de espaldas a tí en un poyo en el otro lado de la habitación cortando presumiblemente verduras...en el lado derecho visualizas una puerta abatible para la salida del edificio, la mesa aún con algún churrete parece haber sido recogida recientemente tras su uso.

Pasillo 2º piso

Librándome del guardia, la exploración no dio buenos resultados. La idea de disfrazarme estaba bien, pero la única ropa de mi talla ya estaba siendo usada por los fiambres, por lo que quedaba descartada en el acto.

Mascullando molesto por las heridas, me preparó para examinar la última puerta siguiendo el protocolo de siempre. Sigilo, escuchar, ver por la cerradura, comprobar si estaba cerrada con llave... y avanzar. Ya había perdido mucho tiempo aquí arriba.

Vale, aquí ya se ponía esto un tanto raro. La llavecita que abrió una de las puertas no abrió la que, a todas luces, me sacaría de aquí, y eso no estaba nada bien. ¿Por qué demonios tenían ésta puerta cerrada con llave?

Revisando la zona alrededor de la puerta, busqué si había alguna llave colgada de la pared o algo, así como pasar los dedos por encima del marco, por si dejaban ahí alguna copia. Si no había suerte, volvería a revisar una vez más el lugar y los cuerpos, por si me hubiese despistado. ¿Será que sonó la alarma y alguno cerró por fuera por precaución?

Y nuestro combate continuaba. Animada de que parecia que le hacia daño continue sin moderacion disparando contra ella.