Partida Rol por web

Sin pensarlo un solo instante los pasos de la joven la llevaron hacia el salón del trono, escaleras, pasillos infectos y todo destruído o en decadencia, los pasillos convergían ante esas grandes puertas de mader anoble con decoraciones de oro puro. aunque en aquel momento lo mismo daba una cosa como la otra.

La sala del trono tenía un techo especialmente alto, rematado con un conjunto de sesis columnas en material noble, a lado y lado se veían dos naves extra, es decir, el lugar disponía de un tamaño tal que poseía tres espacios arquitectónicos separados, así mismo las grandes ventanas hacían entrar la luz tenuemente dado que el polvo, las cenizas y la mugre las habían hecho opacas.

En la zona frontal al acceso en el lado izquierdo sabiaís que existía una puerta a las habitaciones reales, por su parte ya no había más salidas, el trono estaba sobre un podio escalonado blanco y puro en esencia, sobre el mismo un gran asiento señorial de formas florales con reluciente patina, ahí estaba sentado el joven aspirante a emperador, un cuerpo algo fuerte, cabello negro azulado, ojos marrones grandes, piel pálida, con pantalón e vestir y chaqueta blanca con botonadura, a sus piés había un niño muerto vestido también de forma elegante, igualmente el cadáver del Lord Regente yace en el suelo muerto...en el ala izquierda veís una máquina como un trípode que atrapa con una corriente de rayo a la joven que habiaís rescatado de la casa...está atrapada en una especie de corriente eléctrica.

- Bienvenidos a mi humilde morada... dijo el joven.

Me tomo apenas un par de segundos ver aquella escena. El Regente estaba muerto, y eso me dejaba un mal sabor en la boca, como si alguien se hubiese comido mi dulce.

Pero era un problema menos, solo que ahora lo reemplazaba alguien igual de malo. Habiamos venido a erradicar toda esa basura y a acabar con la opresion y este joven parecia ser simplemente de la misma calaña.

- Libera a la mujer, en el acto! Ordene con determinacion.

Como era de suponer no esperaba una respuesta amigable asi que me abri del grupo para flanquear al enemigo con mi pistola en la mano lista para disparar.

- No es una mujer estúpida... dijo alzándose del trono, veís que lleva un objeto cilíndrico en una mano y en el otro un revólver ...es un criminal, llamado el "Mil caras"... el chico rió ...osas tener la idea de matarme...¿qué no es acaso esto lo que queriaís?...he matado al Lord Regente, y acabaré con ese monstruo cambia cuerpo...¡la venganza por mi hermano muerto!... dijo señalando al niño en el suelo.

Los sin sentido continuaban. Y de momento deje pasar que me llamara estupida pero teniamos que averiguar que estaba pasando realmente porque.....

- Mil Caras fue asesinado por nosotros!!!

Di pocos detalles sobre su muerte, pero estabamos seguros de que era el... o nos habiamos equivocado?

- No puedes tener pruebas contra esta mujer?

Aun asi espere que me corrigiera y esperaba realmente no estar yo equivocada. Y por si o por no, tampoco podiamos dejarle en el poder a ese joven, o si? Porque la tirania iba a continuar en manos de aquel hombre.

Me acerque al Regente para confirmar que estaba muerto mientras esperaba mas detalle del joven.

En otro momento me habría tomado una pausa para disfrutar de la oscura arquitectura del lugar, pero cuando uno llega a por el plato principal, y ve que se lo han quitado de en medio pues… no es que uno se quede de muy buen humor.

No obstante, la situación era rara como poco, con más interrogantes que respuestas, y una desagradable sensación de que todo nos fuese a explotar en la cara en cualquier momento. Era uno de esos momentos en los que odiaba mi maldita mala suerte.

Dejando hablar a Trash por el momento, estudié tanto al joven y lo que portaba, como la distancia y el terreno que nos separaban de éste. Me mosqueaba no saber qué diantres tenía en la mano por lo que, separándome unos pocos pasos del grupo. Mejor ser tres individuos separados que uno grupito muy juntito. No me apetecía recibir un tiro.

El Regente tiene dos impactos de bala en el pecho y un corte en el cuello aunque no es la causa de la muerte, pero sin duda no ha sobrevivido.

- Ha prentendido conspirar con el Regente para matarnos y quedarse entonces con mi trono, el que me pertenece por derecho...

La chica alzó la cabeza...- Intenté matarlo pero no dice la verdad...yo... el cilindro en mano del chico brilló  y una descarga eléctrica recorrió el cuerpo de la joven hasta casi matarla.

- ¡Ella es el Mil Caras!...!¿cómo ha llegado una simple criada hasta mí antes que unos asesinos como vosotros?¡.

Aunque los términos analíticos se los dejaba a otros, tenía la suficiente memoria para saber que, al menos por mi parte, Mil Caras seguía vivito y coleando. Si alguno de nosotros lo había llegado a matar, lo habría hecho por accidente pues, que yo recuerde, en ningún momento se habló de su eliminación.

No obstante, y aunque la situación dijera lo contrario, esto no me suponía ningún inconveniente. Cuando se trataba de alguien, o algo, como ‘Mil Caras’, uno tenía que actuar de forma sistemáticamente drástica. El heredero bien podría estar diciendo la verdad o bien podría ser él mismo el Mil Caras, por lo que la solución era sencilla: matar a ambos. Incluso así, salvo que sucediera algún efecto especial con la muerte del Mil Caras, siempre estaría la duda de si ninguno de ellos era el susodicho y que éste seguía oculto, manipulándolo todo desde las sombras. Por eso había que ser drásticos.

Los objetivos del asalto final estaban bien claros y aunque no mencionaban a ninguno de los dos herederos, sí que había que acabar con la conspiración. Además, ‘a rey muerto, rey puesto’. Por eso mismo yo ya tenía en mi mano una de mis granadas… por si acaso.

“¿Y eso en qué situación nos deja ahora?”, agrego, esperando que mis compañeras siguieran avanzando a la par que yo.

La situación se habia descontrolado por completo: Mil caras no estaba muerto (Aunque no era nada extraño, habría sido demasiado facil), y para colmo no podiamos identificar quien era:¿La chica o el joven del trono?. Una posible solución, aunque fuese drástico, era matarlos a ambos. Tiene que haber una forma, un punto debil que pueda tener Mil caras... ¿Pero cual?.

“¿Y eso en qué situación nos deja ahora?”- pregunto Jarek.

- No lo se...- Apretaba la espada, pensando en alguna idea o posibilidad.

-Dime una cosa...¿Como lo has derrotado?- pregunté al joven, intentando ganar algo de tiempo sin dejar de estar en guardia.

Entonces estaba alli el Mil Caras.... como saberlo, como estar segura? No seria tan simple como quitarle la mascara o si?

Y ademas ser drasticos.... habia que ser drasticos y nosotros eramos drasticos. Mil Caras estaban enjaulado en esa prision electrica, podiamos encargarnos despues de el pero el nuevo regente tenia que morir tambien, habia que acabar con todos, de hecho si habian mas herederos tambien debian irse. Porque alargar lo inevitable.

- Agradezco que hayas capturado a Mil Caras entonces. Te dare una muerta rapida por ello.

Pero Helga le hizo una pregunta y eso me hizo controlarme. Responde y mueres.

- Vale, entonces nos vamos y no ha pasado nada, huh?  Dije con sarcasmo.

- ¿Cómo la he derrotado?... dijo con disidia ...la hice caer en la trampa estúpida, es obvio, si sabes las costumbres de alguien vas programado hacia ello, cambie mi hábito y me siguió...por eso cayó en la trampa y está ahí colgada como una estúpida.

El chico miró a Trash...- ¿Qué deseas?, una recompensa o algo así...¿eso pides?, habeís prestado un servicio bueno al Imperio matando a esa gente no diré que no, así que si quieres amnistia por ser criminal, aunque a alguien de los bajos fondos seguro no le dura mucho esa condición... dijo dando otra descarga a la joven en la trampa eléctrica.

- Lo que yo quiero no puedes darmelo...

Estaba claro que no habia salida positiva de todo aquello. No iba a perder mas tiempo.

Apunte mi arma contra el joven y me prepare a disparar.

Toda la familia real tenia que morir.

Había algo raro en ese muchacho. Habiamos logrado llegar hasta el acto final y solo puedo preguntarme una cosa ¿Hemos ganado?¿Este es el nuevo regente?.Viendo la detestable actitud que estaba teniendo, temía mas por el futuro de Dunwall que con algunos de los otros sujetos...

Ensimismida en mis pensamiento y convencida de que la familia real y los nobles no debian seguir gobernando esta nacion... dispare.

El sonido de ese disparo resonó como un meteorito cayendo sobre la ciudad, el disparo fue certero y sin duda por el agujero de bala que coronaba la frente del joven, su muerte había llegado, cayó pesadamente al suelo...a lo lejos la venta se había agujereado en la trayectoria de salida de la bala.

La joven seguía atrapada en ese infernal máquina de rayos, aunque en ese momento era lo de menos, las pistola y esa especie de controlador de la máquina cayeron a lado y lado del cadáver caliente del joven aspirante a Emperador, cuyo trono jamás podría reclamar.

Al final resultó que mis preocupaciones sobre si sería capaz de acertar o no con la granada fueron completamente innecesarias. Trash, que parecía coincidir conmigo en ciertas ideas políticas, realizó uno de los mejores tiros que había podido presenciar, liquidando en el acto al aspirante al trono.

“Recuérdame que jamás te cabree cuando tengas una pistola en las manos…”, comento, claramente a Trash, guardándome la granada, aunque no así mis otras armas. Nos habíamos librado de unos cuantos guardias, pero ni por asomo de todos ellos.

Con una seña a mis compañeras, apuré el paso hacia el grupo de cadáveres, no solo examinándolos, comprobando que todo lo dicho hasta ahora era cierto, sino también registrándolos a conciencia… lo que incluía el condenado chisme que controlaba la ‘jaula de rayos’.

“¿Opiniones al respecto?”, agrego a mis compañeras con una simple inclinación de cabeza hacia la ‘joven’ presa mientras seguía a lo mío.

Mientras unos tanteaban las posibilidades que teniamos,como una servidora, otros ni se lo pensaron: el cuerpo del que iba a ser el futuro Emperador cayó mas rápido al suelo que la bala en atravesar la ventana.

-Vaya, ni te lo has pensado...- medio solté a Trash, no a modo de regañína, sino mas bien de sorpresa. Preguntarse si habiamos hecho lo correcto era una tonteria, pues no iba a cambiar nada: aquel joven había muerto, y empiezo a creer que para bien... Pero quería asegurarme: No era la primera vez que nos tendían este tipo de trampas.

Con muchísima cautela, me acercaba con espada en mano al cadaver del joven, para ver si podía confirmar su baja mientras Jarek buscaba en la pila de cadaveres.

-Esperate... no es la primerza vez que nos engañan con trucos baratos.-comenté a Jarek, pues no tenemos certeza de que todo haya terminado.

Hice mueca con el comentario de Jarek pero no fue hasta que Helga reviso el cuerpo que deje de apuntarlo.

- Claro que me lo pense, incluso trate de que se justificara pero vi la misma maldad, ademas mato al Emperador, que le esperaba al pueblo bajo su yugo, que nos esperaba a nosotros... no habia futuro.

Ahora habia que determinar que hacer porque como primera medida teniamos que averiguar si la chica era realmente mil caras y si tenia que desnudarla para ello pues lo haria porque no queria matar una inocente.

- Saquemos a la mujer de alli y averiguamos si es quien dice ser, vale? Tiene que haber una forma de que estemos seguros no?

Aunque el disparo habia sonado lo suficientemente fuerte aun no habia guardias pero por si acaso me asegure de que las puerta estuviese cerrada. Podriamos escapar tal vez? No lo sabia. Pero no teniamos mucho tiempo tampoco.

Inequívocamente el aspirante al trono ha muerto brutalmente.

Dejé que Helga comprobase el estado del aspirante y de los otros dos cuerpos sin mayores problemas, aunque cuando Trash comentó lo de la mujer, solté un resoplido.

“No me seas tonta e ingenua ahora, Trash…”, respondo regando con la cabeza. “¿Comprobar? La duda está presente ya, no hay manera de averiguar si es Mil Caras o no, salvo con la muerte, y a lo mejor ni con eso…”, agrego, mirando los arcos eléctricos. ¿Recibiría una descarga si me acercase a matarla con la espada? Mejor tiraba de pistola.

“Así que no, no la vamos a soltar. Un tiro y a seguir”, sentencio convencido. “Si es Mil Caras, bien por nosotros. Si no lo es, pues mala suerte. El fiambre tenía su punto de razón cuando dijo lo que dijo sobre el susodicho...”.