Partida Rol por web

NO!!!

- No podemos matar un inocente!!!!

Si lo haciamos no era nada comparado a la escoria que teniamos que matar. Tampoco queria dilatar mas el asunto y no podiamos llevarla con nosotros.

Maldicion.....

Una vez mas me encontraba en este dilema moral... y como saber si de verdad era o no? Mire a Helga pidiendole ayuda con la mirada, no podiamos matar mujer, pero si podiamos dejarla atrapada hasta encontrar una solucion.

- Dejemosla alli, luego vendremos por ella. No creo que nadie venga detras de nosotros.

Lo lamente por ella si era inocente, pero matarla por no saber no era mi opcion. Decidida a continuar me prepare a continuar esperando que mis compañeros no cometieran la locura de dispararle.

Por éstas cosas siempre prefería trabajar por mi cuenta. No iba a poner en duda sus habilidades de combate, al contrario, pero había que ser de otra pasta para meterse de lleno en la mierda. Por eso yo era un asesino y ellas no.

“Nos metimos en esto sabiendo perfectamente las consecuencias y que se tendría que hacer lo que hiciera falta”, respondo, en tono más serio. Si Helga había terminado de comprobar que los cuerpos estuvieran bien muertos, entonces me puse a registrarlos, sin dejar por ello de tener a mano la pistola.

“Así que ser inocente o no, no sólo no se aplica, sino que es completamente contraproducente”, agrego con cierta dureza. “La duda ha recaído en ella y hay que actuar ahora. Todavía quedan guardias, yo no los he matado a todos, y no voy a jugarme la posibilidad de que sea ‘Mil Caras’…”.

- Y cuando nos vayamos como sabremos que realmente Mil Caras esta muerto. Como sabre que no eres tu o Helga, como saberlo... No tiene sentido matar a esta mujer si no estamos seguros, porque entonces tendremos que matar a toda la ciudad y aun asi no podriamos saber!!!!

No se trataba de tener valor o no para matar a una mujer o incluso a una inocente.

- Y tenemos que acabar con los guardias por eso digo de venir luego a por ella.

Tal vez aquel visitante extraño de mis sueños podria darme una respuesta, aunque ha sido tan ambiguo antes que no podria estar segura. Estaba desconcertada.

- Seguimos?

Los problemas no habían terminado: por un lado, decidir el destino de la joven apresada en la jaula eléctrica, si es que en realidad era una joven, y por otro lado, los guardias restantes de la mansión. -Y cuando nos vayamos como sabremos que realmente Mil Caras esta muerto. Como sabre que no eres tu o Helga, como saberlo...- Esas palabras me hicieron recordar cierta idea que tuve hace unas cuantas misiones.

-Antes de hacer alguna burrada innecesaria Jarek, deja que investigue un poco mas el cadaver. Quiero asegurarme. A lo mejor nuestro hombre tiene alguna pista.- dije mientras me "rascaba" la oreja. De hecho quien sabe, buscaría en sus bolsillos por si había algo que nos pudiese dar una pista.

El niño no tiene nada en sus bolsillos.

El aspirante al trono tampoco.

Por su parte el Lord Regente tenía un par de monedas de 5, un pañuelo con sus iniciales y una nota plegada con un sello improvisado con cera de una vela cualquiera y una simple X hecha con cualquier cosa medianamente puntiaguda.

Mientras Helga revisaba los cuerpo cuidaba la puerta por donde ibamos a salir para no ser sorprendidos.

Y sin embargo mi mente no dejaba de dar vueltas pensando en como resolver el dilema de averiguar si la mujer era Mil Caras o no.

... matarle no resolveria nada...

Suelto un pesado resoplido, claramente molesto, ante las pegas que ambas estaban poniendo, una con el no y otra con los rodeos. Dejando a Helga revisar los cuerpos y demás, repiqueteaba, algo impaciente, con un par de dedos sobre mi pistola, esperando a que la mercenaria terminase.

“¿Y bien?”, pregunto centrando la mirada entre los cuerpos y la prisionera. “¿Pista o plomo?”.

El Lord Regente tenia una nota plegada con un sello improvisado.-Parece que he encontrado algo. Veamos que pone...- con cuidado, quité el sello y procedí a ver el contenido.

Con curiosidad me acerque a Helga para ver que habia descubierto.

Levantando una ceja al ver el sobre sellado, esperé a ver qué descubría Helga. Estábamos dando demasiadas vueltas.

"Como bien ha ordenado usted el bastardo inútil está en el trono, cualquier prueba de los actos previos de su concepción están suprimidos, así como la documentación que nos pidió correctamente falsificada, en cuanto matemos a la joven princesa ya no quedará nada más por hacer, por prevención ya la hemos retenido en la torre real como usted ordenó".

Leyendo la nota, daba a entender que la muchacha... ¿Era la princesa?. -Entonces... esta muchacha... ¿Es la princesa?-

Pensandolo friamente, ¿para que se iba a encerrar Mil Caras sin posibilidad de salir?.

- No puede ser la Princesa!!!

Mire desconcertada a la mujer casi muerta.

- Esta es la mujer que habiamos rescatado antes!! Afirme con certeza.

Aunque si era Mil Caras pues no tenia sentido todo lo anterior. Asumiendo que la Nota era cierta teniamos que salvar a la Princesa tambien o dejarla morir? Ella tendria derecho al trono, y tal vez no tenia que ser una dictadora despiadada con su pueblo.... tal vez...

- Tenemos que llegar a La Torre!

Una vez cruzado el salón del trono abristeís la puerta, o al menos lo intentetasteís pues estaba bloqueada, tras usar una de las armas para forzar su apertura accedisteís a una lujosa slaita iluminada por una lamapara de araña, una exquisita mesa de metal y cristal redondeada se hallaba en el centro y unos sofas de lançon rojo la flanqueaban a lado y lado, un pasillo conectaba con un recibidor con un mueblecito de licores saqueados y de ahí a unas escaleras que dejaban a un pasillo alargado, con una puerta justo al subir y dos más al fondo, donde había dos guardias armados, que quizás no se percatan de su presencia (las dificultades de vuestro sigilo son sus tiradas).

Me prepare para liquidar aquellos dos guardias. Al parecer teniamos la sorpresa de nuestro lado.

Una vez mas me separe a un costado para flanquear a los guardias y atacar a uno de ellos convencida de que mis compañeros harian lo mismo, asi que espere que estuvieran en posicion para atacar a los dos hombres al mismo tiempo.

El contenido de la carta sellada fue toda una revelación, tanto por la condición del fiambre como de lo que se ocultaba en la torre.

Seguía estando bien presente el asunto de la joven atrapada, a la que yo me inclinaba por matarla, por seguridad, a fin de que no se tratase realmente de Mil Caras, pero todo esto quedó en un segundo plano. Cuando dos mujeres se ponen serias queriendo rescatar princesas, cual cuento para niños, como para decirles que no, especialmente cuando una te puede partir por la mitad con una espada y la otra abrirte de un balazo un nuevo agujero en la frente.

Habiendo superado una de las primeras barreras, que era la puerta, pronto nos topamos con la siguiente en forma de guardias. Al menos aquí teníamos una ligera ventaja numérica, pero mejor no lo decía muy alto, no sea que acabase gafado. Tenía que moverme presto, antes de que se dieran cuenta de mi presencia, y liquidar, al menos a uno, en el acto.

Viendo que la princesa, la heredera del trono, podria estar encerrada en la torre, nos lanzamos hacia dicha localización. La primera barrera la "forzamos" sin problema. La segunda podría ser mas complicada: si bien los vigias no son nada en comparacion con Karl, jugábamos con la desventaja de que no estabamos en perfectas condiciones de salud. Eso si, era un todo o nada. Y teníamos que depender de nuestro sigilo para tener ventaja. Esperaba qe al menos pudiese llevarme a uno

Con mayor uso de sus capacidades, Helga y Thaddeus suprimieron a los dos guardias que cayeron pesadamente contra las barandas, la puerta del fondo quedaba ahora desprotegida.

Tras la puerta había una habitación señorial aunque ahora dañada, una gran alfombra de tono azul zafiro rajada múltiples veces, una mesa de escritorio señorial con un globo terráqueo de las cuatro islas y una pequeña cristalera con una colección de relojes de bolsillo de plata, una joven de unos 15 años estaba en la pared frontal sentada, su cabello caoba oscuro y su piel levemente pálida, su vestido era blanco con volantes, cuello barco y vuelo hasta los tobillos estaba manchado de polvo y suciedad seguramente de haberla arrastrado, la joven tenía los brazos apoyados en sus rodillas...- Si habeís venido a matarme de una vez, adelante, yo no os tengo miedo... decía con la voz temblorosa.