Partida Rol por web

No entiendo que puede tener de gracioso nuestra pequeña discusion, seguramente sea porque somos de culturas diferentes. - Esta bien, vamos.- digo mas seriamente, no habia llegado hasta alli para discutir con un muchacho al cual ofrezco unas ultimas palabras.- Vos haced caso y volveros a la cama antes que vuestras heridas se reabran y pongais el suelo perdido de sangre.

 Thristan no abrio nuevamente su boca, podria seguir sin problemas pero la interrupcion de Dulcea le hace ver que estaba fuera de lugar.

Aceptando pero sin un buen animo termina sentandose nuevamente en la cama con cuidado, al final ni siquiera tenia fuerza para defender lo unico que le quedaba. Pero eso no significaria que se acostaria mientras ellos estubieran alli, simplemente espero a que se retiraran antes de acostarse despacio y asi cerrar sus ojos, aun debia descansar un poco mas.

El estigio está más acostumbrado a ver cómo la gente se apuñala por la espalda que a un duelo dialéctico de egos como el que está presenciando. Sin embargo, en realidad no es ningún duelo, sino más bien una pequeña competición que debería haber tenido lugar más bien entre dos adolescentes presa de los instintos propios de su edad que de dos adultos. Aunque tiene la impresión de que el joven rubio lo ha provocado y Hundra ha decidido no dejarlo pasar. En cualquier caso, Anhknut se alegra de que vaya a terminar ya.... o eso espera.

Dulcéa os guía hasta una de las tiendas vecinas.

Una tienda de tela blanca muy grande y rectangular.

Durante el cortísimo camino, podéis ver como no muy lejos está Moghcorb ensillando unos caballos. Disimula haberos visto, pero sabéis que lo ha hecho.

Están aquí dentro.

Dulcéa descorre la cortina y os deja ver la sala. En ella hay unas veintena de mesas rectangulares, en cada una de ellas podría comer perfectamente una docena de personas, y muchas sillas junta a ellas. Todo está bastante limpio.

En una de las mesas se encuentran Tenerius y Gálacus, uno sentado en una silla y el otro frente a este sentado en la mesa, hablando entre ellos. Sus armas están sobre la mesa, dejadas de cualquier manera.

Vaya! ya era hora de que llegaras!

Que hay de ese trabajo que nos encargaste?

De pronto Galacus se queda callado, casi blanco. Como si hubiese visto a un fantasma.

Hundra?!

Tenerius recuesta la silla sobre las patas de atrás para girarse y ver quien viene.

Durante un segundo duda, vuelve a mirar a Galacus y vuelve a mirar a Hundra.

Pero que dices, esa no es...

OSTIA!

Tenerius cae de la silla al suelo y se levanta rápidamente fingiendo que nadie ha visto nada

Por todos los demonios de Estygia! Estás viva!

Ambos esperan de pie en la sala, junto a los restos de la silla aplastada y rota por el peso del soldado y su armadura a que os acerquéis y les contéis algo coherente.

Galacus se pone a su lado y le da un codazo en el hombro, y le susurra algo casi imperceptible, mirando a Dulcea, Anhknut y a Bît.

Que haces con estos dos?

Dice señalando con el dedo a Anhknut y a Bît, de forma bastante agresiva.

Es obvio que los dos mercenarios reconocen tanto al Estygio como al Shemita.

Los dos dan un par de pasos atrás para quedarse cerca de sus armas, por si fueran necesarias.

Creo que ahora se van a descubrir muchas cartas...

Dice Dulcea contenta bastante alto, como si se dirigiera a todos los presentes en la sala.

Sonrríe y se sienta en una de las mesas, apartando antes los restos de un desayuno que no han recogido, para no mancharse así el culo, pues su ropa y armadura no es que cubran mucho.

Vuestro turno.

Perla y Hundra se marchan de la tienda. Te quedas solo de nuevo.

Se supone que pronto vendrá alguien, para hacer algo... no tienes mucha idea de el que, ni por que. Pero estás aquí gratis, y vivo, eso ya es mas de lo que podrías contar si no fuese por ellos.

Te tumbas en la cama y te relajas, preparándote para esperar algo no sabes qué, no sabes durante cuanto.

Pero mucho antes de que empieces a desesperar, unos sonidos llegan desde el otro lado de la lona que conforma la tela, están apantallados, pero no son lejanos.

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Son dos voces que nunca en tu vida has oído de hombre, bastante graves, y tampoco sabes muy bien a quien hablan, pero puedes imaginártelo

- ¡¡¡¡¡¿¿¿Los hombres que nos advirtieron/amenazaron en las calles????!!!

El asombro del estigio es evidente en su cara, pero, a pesar de ello, y probablemente a pesar de él mismo, no puede más que reaccionar ante la expresión del hombre alto, moreno y de pelo largo que ha reconocido como uno de los dos que abordaron tanto a Eban como a él mismo en la calle:

- No creo que yo os haya demostrado ser bueno o malo, salvo que mi cara de asombro os resultara realmente agresiva, o bien que fuera mi petición de una explicación. Así que no entiendo bien el motivo por el que os sorprendéis o, más bien, acusáis a alguien de "estar conmigo" -dice dirigiéndose a él.

 En aquellos momento de clama parcial Thrista que yacia tumbado en aquel lecho podia pensar con algo mas de claridad, tubo sueños extraños de lugares que no recordaba, pero tenia la sensacion de que el estubo en ellos. Era cierto que perdio la memoria pero el freneci de la matansa y el objetivo de sobrevivir, hisieron que dejara aquel hecho de lado... incluso su comportamiento era diferente pero era algo que le salia natural.

Quien soy en realidad?

Susurraba para si mientras elevaba una de sus manos y la miraba, su piel era diferente y su cabello lo hacia destacar siempre entre los gladiadores. Sentia que el estaba haciendo algo importante pero no sabia que, de todas formas aquellos aun eran asuntos menos importantes para el ya que tenia algo mas importante en mente.

Debo liberarlos y acabar con ellos

Susurraba nuevamente para si mismo cerrando con fuerza el puño, ahora era libre y podia empezar a actuar para liberar al resto de los gladiadores, destruir el foso y sobre todo, matar al esclavista. Pero también habia algo mas, el estaba alli gracias a los que estaban en aquel campamento, por su experiencia sabia que nada era gratis en aquella tierra... solo le quedaba esperar cual era el precio de su vida esperando que no sea perder su libertad nuevamente.

Entro en silencio y me encanta su reaccion, no se si es sorpresa o miedo pero me contengo para no contestarles algo que les haga correr como mujeres asustadas. Intento escuchar que es eso que se susurra y aguanto un poco mas en silencio, dejando que ese clima de miedo se extienda hasta sus huesos.

Cita:

Sonrio Galacus.- Puedes dejar tu arma en paz, he dado mi palabra de que me comportaria. Por tu expresion creo que ya sabes que nos paso. Siento decepcionarte mas de los que imaginas sobrevivimos a eso, pero no todos. ¿Que paso Galacus?.- pregunto clavando mis ojos en el con dureza.- He venido a por respuestas de entre los muertos.- digo levantando mi ropa para que vea la enorme cicatriz que me quedara de recuerdo mientras viva, conteniendo una ira que se me derrama entre dientes.- y no me ire sin ellas, asi que espero que tengas unas cuantas y que sean buenas.

Anhknut se mantiene en silencio pero, al menos, va obteniendo respuestas a algunas de las preguntas que le llevan reconcomiendo desde que se unió a Eban y llegaron a su casa con tan extrañas gentes en ella.

- Algo es algo

Joder... Venga ya Hundra!

Como dices eso? No nos alegramos de nada.

Pero si estás con esos dos, significa que estás con Perla.

Y que nos has vendido...

O que te han estado engañando.

Perla es la que montó todo esto, y la que ha echo que los demás estén muertos!

Galacus y Tenerius adoptan una postura  mas relajada.

Véngaya. Si queréis hablar, hablaremos, pero no habéis venido a eso, verdad?

Mis dientes rechinan.- ¡¿Sabes con quien no estoy Tenerius?! No estoy con los murieron porque alguien decidio traicionarnos, asi que dejate de estupidedez y dime ¿Porque he estado a punto de morir? Espero por tu bien que sea una buena respuesta.

COMO QUE ESTUPIDECES!

PERLA! Perla está detrás de todo esto!

Shemita! que es lo que le has contado?