Partida Rol por web

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- Claro - dice mientras sus pies lo acercan, sus ojos buscan ventanas y salidas pensando que ahora viene la parte de correr como el diablo.

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Diego contiene la sonrisa que pugna por abrirse camino en su boca. El estomago le duele de contener las carcajadas.

Mis pupilas se mueven como las alas de una libélula intentando buscar una escapatoría para este embrollo.

...¿Que donde están el soldado Priamo y los otros dos? ¡Y yo que sé!...

Mi primera prioridad de escapar, ya no hay tiempo que perder, así que lo primero que tengo que lograr es salir fuera, después correr como el viento.

- Mmmmmo ¿No se han quedado aquí fuera? - Digo mientras me dirijo hacia la puerta, como si los buscara. - Deben estar por aquí...

El capitán mira al guardia que os ha acompañado hasta dentro del edificio y responde suspicaz.

-Han llegado solos, capitán, ahí fuera no están.

Y os mira de nuevo a vosotros dos, bien atento, poniéndose de espaldas a la puerta.

Ahmed casi no puede contener una carcajada que se convierte en una tos forzada mientras trata de disimular.

-Vaya vaya... YA me parecía a mi que todo esto no cuadraba nada.

El capitán desenvaina su espada, hace señas a otros dos para que hagan lo mismo y camina hacia vosotros.

-En nombre del Rey Oshrik, daros presos. Vamos a aclarar todo esto en el calabozo.

Qué haréis ahora? huir? confesar? dejaros llevar a otro lugar para explicarlo todo? abriros paso a golpe de espada?

Es elección vuestra.

- ¡De calabozo nada! - Digo levantando la mano en genial actuación (o al menos para mi).

De pronto cambio el tono, bajandolo a un nivel casi de confidencialidad.

- Si me disculpa un momento le aclararé que es lo que a ocurrido aquí, capitán Branco - Muevo las manos de un modo tranquilo, intentando disimular los nervios que recorren mi alma y intentando, por encima de todo, que mi voz no se quiebre. - No tenía que enterarse nadie, pero como debido a su sagacidad y perpicacia nos ha descubierto, cosa nada recriminable por su parte ya que solo cumple con su trabajo, me veo forzado a contar con usted para que se mantenga así, en secreto.

Este caso es algo... complicado. Hace unos dias nos llegaron órdenes desde Arejun, directamente de altos cargos, para entablar una investigación acerca de este lugar. Teniamos que entrar de incógnito, hacernos pasar por clientes y llevar a cabo ciertas pesquisas. Según creo parece que algunos negocios que se consumaban en este lugar afectaron de alguna forma a gente ed la nobleza, ya me entiende.

Al llegar aquí y ver que nuestra misión era inviable, optamos por indagar que había ocurrido, y cuando se nos presentó la oportunidad de entrar no lo dudamos. Es nuestro trabajo.

Algo más relajado le miro a los ojos y sigo hablando serenamente.

De todas formas somos buenos investigadores, y seguro que nuestra ayuda le será de útilidad, aunque no hayamos encontrado nada relevante de momento. Dejenos hacer nuestro trabajo y nosotros le dejaremos hacer el suyo. O si lo prefiere puede apresarnos, retrasarnos y tener problemas con los de arriba... usted decide -

Termino la frase con un significativo movimiento de cejas, indicándole que no es buena idea esa última opción.

-Claro... Y de todo eso tendrás pruebas. No?

El Capitán suele ser un hombre sabio y prudente, pero hoy no está muy concentrado en lo que está pasado, puede que demasiada bebida la noche anterior. Aun así sospecha que hay algo mas debajo de todo esto.

Nada impide que seas alguno de los contrabandistas que había aquí, o los propios asesinos,

Y solo con la palabra de un hombre no basta para arriesgarse a que el Rey Oshrik le corte la cabeza a nadie.

Si tenéis pruebas de vuestras palabras ahora es el momento. Si no hablaremos en el calabozo y comprobaremos vuestras palabras.

Los guardias se arremolinan a vuestro alrededor al oir todo lo que está pasando. Dentro de pocos segundos estaréis totalmente rodeados.

Ahmed os mira desde unos cuantos metros de distancia satisfecho y sonriente.

Uno de los guardias que os rodeaba de pronto dice.

-Oye... Ese pequeñajo no es aquel que pillamos merodeando hace unos días?

Entonces todos se encaminan a cerraros la retirada con las armas en la mano. Hay poco tiempo para actuar. Que haréis??

Diego se va alejando discretamente hacia las escaleras que suben hacia arriba.

No digáis nada aun. Pronto os hago la intro, que estoy esperando a ver como solucionan los otros sus problemas :P

La situación ya se ha precipitado, toda aquella tensión tenía que explotar en cualquier momento, y mejor que no os pillara por medio...

Diego sale corriendo como alma que lleva el diablo hacia el piso de arriba antes de que a nadie le de tiempo a reaccionar. Ni siquiera a Eban que intenta seguirlo, pero no es lo bastante rápido como para evitar que uno de los guardias se ponga entre él y las escaleras, y le proporcione un terrible corte con su espada curva que le deja el brazo casi partido, y un reguero de sangre que mancha las escaleras cuando el médico Shemita logra subir las escaleras para salvar su vida.

Entre la confusión Ahmed aprovecha para escapar de allí a toda prisa por la puerta de la calle mientras los otros guardias os persiguen a vosotros. Está claro que no quería quedarse ni un momento mas allí, y que sea lo que sea que el sepa, no está dispuesto a contárselo a los soldados de Oshrik.

En la planta superior hay un soldado de la ciudad que estaba revisando algunas cosas de la escena del crimen, pero no le da tiempo a oponerse a vosotros.

Oís a vuestras espaldas los pasos rápidos de los soldados que os persiguen, por suerte, sus armaduras son torpes y lentas, pero os cogerán seguro si no escapáis de aquel lugar YA

Así que vuestra única opción es ...saltar.

A todo esto, el grupo formado por Hundra, Bît-Yakin, y Anhknut deciden ir hacia lacasa de Suwong, pues la bárbara recordaba que estaba por aquella zona, pues ya había estado antes con Diego allí, y creía que sería facil encontrar a alguien que supiese sobre su paradero, o que pudiera haberlo visto.

Cuando llegan allí, encuentran que los guardias de la ciudad están delante de la puerta, bloqueándola, y muchos de los habitantes del Maul arremolinados, como si algo allí estuviese pasando dentro de aquel burdel, el regentado por Suwong, la amiga de Perla.

Antes de que les de tiempo a hacer ninguna pregunta o siquiera a asimilar que está pasando, ven que de el piso superior del burdel, en un pequeño valcón que hay, la persiana de madera que hace de puerta sale despedida, rota en una docena de pedazos a la calle y seguido, veis como el pequeño cuerpo del Zamorio al que estabais buscando, Diego, sale volando de un salto desde el balcón hasta uno de los tejados del otro lado de la calle, que es mas bajo.

Todo el mundo mira sobresaltado al fugitivo, justo al tiempo en que Eban salta también al mismo tejado, solo que con muchísima menos gracia. Casi cáe a la calle, y podría haberse llevado un golpe considerable, pero Diego le ha cogido del brazo para ayudarlo a subir. Desgraciadamente es el brazo herido cosa que le hace quejarse del dolor mientras la sangre sigue brotando.

Por la puerta del piso de abajo, sale corriendo Ahmed, que esquiva a todos los curiosos y guardias que ahora están distraídos y se va con dirección al sur.

Es en ese momento cuando los dos ven a sus compañeros en la calle. Bît montado en su caballo Jur, junto a Hundra y Anhknut, el egipcio.

Los dos grupos se quedan mirando mutuamente sorprendidos pero no hay tiempo para explicaciones ahora.

Las gentes de la calle están sobresaltadas y por el balcón por el que han saltado aparece Branco, el capitán de la guardia de la ciudad y dos de sus hombres con ballestas, dispuestos a convertir a Diego y a Eban en alfileteros a base de saetas para que no puedan escapar.

Qué hacéis ahora?

Anhknut está, sencillamente, anonadado. Prácticamente nunca había entrado en esta parte de la ciudad de tan mala fama: ahora tiene un atisbo de a qué se debe dicha fama. No tiene idea de lo que ha ocurrido con sus compañeros, pero al menos están vivos. Inmediatamente, comienza a pensar maneras de entretener a los guardias para hacerles ganar tiempo

El shemita ve todo el descontrol en pleno centro del Maul.
Ve guardias, ve a Diego y Eban a punto de ser acribillado por los guardias, ve más guardias apuntando con sus ballestas hacia lo alto...y...
¿Has visto eso Jur??? pronuncia en voz baja, acercando su boca a las orejas de su caballo.
La diestra del shemita, señala a un sujeto que, pasando por entre dos despistados guardias, sale de la acordonada construcción y comienza a huir en dirección sur, volviendo la mirada a cada paso...

Cuando algunas astillas de madera caen sobre el noble caballo de Bit, éste relincha...
Si! Ese mismo! Responde el shemita, señalando y guiando a su caballo con presteza, en pos del fugitivo.

- Eban trata de que no gotee sangre y nos delate - digo brevemente mientras le sujeto con una mano por el hombro y le insto a que me siga tan silenciosamente como pueda. Trato de internarme por los callejones mas sordidos y peligrosos. De paso, en algún callejón estrecho al principio de la persecución dejo tirados mis abrojos.

En otras ocasiones me ha funcionado y los guardias han desistido, en todo caso espero que los retrase, pues los que habitan esta parte de la ciudad no tienen en buena consideración a los guardias...