Partida Rol por web

Miercoles 27 de Junio del año 2012 de la era de Dick.

1:47 pm

Tras la apoteósica aventura en Malaga, el bizarro grupo de heroes se despidió de los miembros que se quedarían en la ciudad, a la busqueda de una cura deschupachupizadora para sus compañeros caidos y partió, raudo, veloz y sin demora, rumbo a la ciudad de Zevilla, previa ingesta de los calmantes necesarios contra el dolor de cabeza producido por la resaca de la fiesta en la playa.

Antes de partir y meterse en las maletas de viaje (mas bien de que los metieran por la fuerza bruta y en contra de su voluntad), todos se empaparon bien de los apuntes de geografía e historia del sobrino de El Master, con el fín de enterarse un poquito mas de como andaban las cosas en Zevilla y una vez estuvieron listos, se largaron con viento fresco a la ciudad andaluza.

Cuando consiguieron salir de las maletas, con algo menos de dificultad que la vez anterior (se notaba que le estaban pillando el truco al asunto), descubrieron que quien quiera que les hubiera traido a la ciudad, los había dejado en un desolado callejón del casco antiguo, lejos de las miradas de los curiosos. Al salir del callejón para mezclarse con la ciudadanía, la ciudad los recibió con los brazos abiertos y el cielo encapotado de nubes tóxicas, debido a la increible contaminación producto de las factorías de Trucutrú Biolabs repartidas por la ciudad. Donde antiguamente reinaba la alegría, las palmas y el sonido de las castañuelas, ahora sólo se veía un cielo poblado de zeppelines de vigilancia con la forma de Curro y unas calles deprimentes.

El casco antiguo, lugar en el que se encontraban, presentaba un aspecto aun mas decadente que la WarZone de Barnacity. Edificios semiderruidos y abandonados, tiroteos que se oían en la lejanía y una presencia casi nula de las tropas papales dominaba el lugar.

- Ojú mi arrrma, es pisar tierra zevillana y me han entrao unas ganas locas de bailar zevillanaz pero... -mirando su alrededor ve que aquello es peor, mucho peor de lo que habría imaginado leyendo los apuntes del sobrino del Máster. ¿Dónde eztán las cazaz blancaz, laz callez empredadaz, loz clavelez en los balconez y laz caztañuelaz? Qué horrible visión... Adiós espíritu zevillano... Adiós.
Alma se sacudió el polvo de la ropa y observó al resto del grupo.

Tras salir de la bolsa, donde su olor corporal había asumido la delantera una vez consiguieron bajar la cremallera, el Señor Hez toma aire para volverse un poco más sólido y no ir dejando demasiados pegotes.

Huelo algo en el aigge.. ah no, soy yo. Disculpagg jeje - dice el excremental que extrañamente se sentía a gusto entre un ambiente tan agabachado.

Supongo que lo mejogg que podemos hacegg ahogga que estamos aquí es pasagg desapeggcibidos ¿no cggeéis? - dice el golem de mierda tomando el aspecto de un Pingüino Karateka con sombrero cordobés pero todo el hecho de mierda con colorcillo marrón.

Lorena salió de la maleta rápidamente. Quería saber si era cierto aquello que habia leido sobre Zevilla, y así fue. No le sorprendió mucho, por lo que se tactó la espalda y vio que le faltaba algo. Rebuscó en la maleta de la que acababa de salir y encontró un par de katanas y un peluche de la rana gustavo. Se colgó las katanas a la espalda y miró el peluche de la rana gustavo. Al verlo exclamó:

Acto seguido le dio una patada al peluche y lo amndó volando. Miró de nuevo en la maleta y sacó una mochila-peluche de Witchblade-¡Esto si es mio!-pensó mientras lo abrazaba y se la colgaba en la espalda para sujetar mejor las katanas.

El haber llegado a Zevilla, no significaba que no fuera a dejar de lado sus frikadas. Miró al grupo (tambien a los que estaban dentro de las maletas) y se cruzó de brazos.

¿Por donde empezamos?

Curt salió con dificultad de la maleta.

-Vive Dios que no me acostumbro del todo. Empiezo a sentir que soy un paquete.

Solo él se rió de su penoso chiste. Ante la mirada de los demás solo pudo encogerse de hombros y responder:

-¿Qué?

Se echó un mento de fresa al gaznate y sacó de la maleta el resto de su equipo. Pieza a pieza se lo ciñó.

Ya estamos listos para la masacre- divagó mientras se colocaba en la mejor pose cow-boy.

Sergy salió de la maleta trabajosamente y como le permitián sus kilitos de mas, una vez que se hubo recuperado del viaje, pertrechado con su equipo y estirado bien las piernas, observó atentamente el lugar en el que se encontraban:

-Hummm, esperaba encontrar mas gente por la calle ¿Nos movemos?

Tras usar uno de mis trucos de artes marciales pingüinicas, salgo de la maleta de un salto, sin mucha dificultad. Una vez hecho esto, permanezco en posición de guardia unos momentos (que consiste en quedarme quieto con los ojos entrecerrados, esperando a repartir una galleta al primero que pase), para después volver a una posición normal.

Hecho esto, me encuentro con otro pingüino con un extraño sombrero, pero me doy cuenta de que en realidad no es un autentico pingüino, sino el tipo marrón y apestoso.

Seguro que ha tomado esa forma para buscar arenques. Todo el mundo sabe que los pingüinos son los mejores en buscar y encontrar arenques. Tendré que vigilarle aún más de cerca...

Una vez que todos fueron desembalados saliendo de la maleta de viaje y se pertrecharon con su correspondiente equipo, se pusieron en camino.

A pesar del nublado cielo, el calor se dejaba sentir, una agobiante temperatura que invitaba a recluirse en casa refrescándose con un buen Gazpacho. Era el motivo que encontraron los rebeldes para justificar la poca gente que se veía caminar por la calle, además de que ya se iba acercando la hora de la comida y la grandiosa siesta andaluza.

El pensamiento del Gazpacho hizo que a mas de uno le rugieran las tripas de pura hambre perruna, no habían comido nada desde que salieron de Malaga y ya iba tocando, pero lo cierto es que se encontraban mas perdidos que Papanoel en Agosto, no sabían donde encontrar algo con lo que calmar el estómago y menos aún por donde caía la susodicha Giralda a la que tenían que ir, para encontrarse con el contacto de la Resistencia.

Alma, con su equipo al completo a cuestas -sus queridas armas sobre todo- comenzño a seguir al resto entre calles, también flipando de no ver a nadie aunque el calor era bastante insoportable. Menos mal que llevaba su top de red y de cintura p'arriba le entraba todo el fresquillo.
Dispuesta a, amablemente, preguntar a cualquier persona que se cruzaran por la calle por la Giralda y algún bar donde comer unos buenos pinchos, siguió caminando.

Una vez pasadas tres calles, los narizones entraron en una pequeña plazoleta tan vacía como el resto de calles por las que acababan de pasar, salvo por media docena de Zevillanos (para saber el número exacto, contad hasta doce con los dedos y dividid entre dos) que se encontraban al otro extremo, sentados al fresco en un par de mesas frente a un cutre bareto cuyo letrero indicaba que era la Tasca Brón.

Los Zevillanos interrumpieron su tertulia al verles entrar en la plazoleta y les miraron cariacontecidamente desde sus mesas.

El Pingüino Hez con sombrero cordobés levanta su aleta para saludar a los lugareños - Buenos y caluggosos días tengan señogges. Tendggian a bien deciggnos si ahí dentggo nos seggvirían algo de comegg. Estamos hambggientos - dice el recalentado pingüino de mierda.

Alma se adelanta junto al Pingüino Hez, tapándose la nariz se pone a su lado y hace algunos movimientos que permiten a los allí presentes observar su bonito busto.
- Buenos días, estamos hambrientos, hemos tenido un viaje muy laaargo... ¿Algo para comer aquí o cerca?
Y se seca el sudor de la frente sensualmente, porque hace musho caló y ni siquiera yendo -practicamente- en sujetador el calor se le hace menos insoportable.

Uno de los Zevillanos arqueó una ceja al ver contonearse a Alma, pero rápidamente la volvió colocar en su sitio cuando escuchó las palabras del Señor Hez.

Todos los parroquianos ejecutaron un escaner sincronizado a los rebeldes tras hacer una mueca de asco por los efluvios olorosos que provenían del pingüino de heces. Despues de que el Golem y Alma les dirigieran la palabra, el Zevillano al que habían hablado colocó una escopeta de dos cañones sobre la mesa, antes de que los rebeldes pudieran reaccionar y les preguntó:

-Utede vosotroun no paresei de por aquí.¿No zeréi franshute, verdaun?

-Yo soy tan franchute como los cojones de un grillo extremeño. Nací en las dehesas y nadie me va a quitar ese privilegio.- respondió Curt enfurecido.

Mira que llamarme gabacho, no te jode a tí el andaluz de los cojones.

Miró el arma del zevillano y se preparó mentalmente a usar todas las que estaban en su mano.

-¿Un caramelito de fresa?- preguntó.

-Eh verdá que no teneih ahpehto de franshute, por muy raroh que parehcai, a ninguno delloh ze le ocurriria metershe por aquín tan alegremente. ¿Dande vení zi pue zabe? Volvió a preguntar el Zevillano y sin apartar la escopeta por si las moscas, acercó un plato de aceitunas de los que había sobre la mesa con la otra mano. Con la caló que hashe, lo mejó eh algo frehquito, loh caramelo she noh derriten.

Lorena simplemente observaba la conversación entre lso sevillanos, su compañera Alma, el pinguino enmierdado y Curt.

Heladoooooooooo

-¿No tendreis por aquí un helado de fresa? Preferentemente de cucurucho. Venimos de Malaga. Hemos deicido hacer un tour por las ciudades más curiosas de esta nuestra insigne tierra. Y vuestra ciudad es el plato fuerte.- anunció con el total covencimiento que poseía en todo lo que decia.

Yo tengo un helado... precisamente de fresa...-decía sacando una bolsa hermetica de su mochila-Solo queda uno, toma-decía extendiendole la mano con la bolsa a Curt.

¡Ni pa Dios!* Gabachos dice... lo que me faltaba por oír. Aquí una aragonesa de corazón.
Le dice Alma al zevillano desconfiado. Luego se acerca al camarero que está en la barra observando la escena.
Sí, sí, eso que nos ha dicho el señor, algo fresquito y también algo de comer. ¿Nos podría poner unos pinchos de esos tan ricos que hay por estas tierras, por favor?
Por cierto, ¿estamos muy lejos de la Giralda?

A mi no me miggen señogges, yo soy ciudadano Baggnaticense.. allí nací y de allí soy - responde el pingüino mierdoso al que los encañona - Peggo pogg favogg señogg, baje esa aggma que las aggmas me dan aggcadas y me hacen vomitagg - dice el Pingüino Hez llevándose una aleta al estomago.

- Un gazpachito fggesco seguggo que me siente de fábula.. Pogg cieggto ¿tienen ustedes W.C.? - pregunta el pingüino con un poco de ansia.

Pensar en un poco de mierda zevillana fresquita le abría el apetito.