Partida Rol por web

Lorena, que se había mantenido en silencio hasta ese momento habló casi en un susurro:

-Bueno, es una forma de decirlo, si... su voz se fue apagando a medida que hablaba, a causa de la repentina inquietud que la Vieja Gitana había provocado en ella Necesitamos llegar a la Torre del Oro y esperamos que usted pueda ser la guía que nos enseñe el camino antes de que se nos coman los demonios esos.

Mejor seguirle el juego no se que le de por echárnos un mal de ojo. Menos mal que está Patxi delante para protegerme detrás si eso ocurre.

-Aaaa, claro, claro. Teneih zuerte de que yo zea tan amable la anciana echó mano a su gastado bolso y empezó a revolver en él Cuarquié otro habría zalio corriendo o llamao a suh amigoh para que sus dieran una buena paliza por malaheh, pero yo zoi buena, yo oh ayudaré... decía mientras continuaba rebuscando en el bolso.

De pronto detuvo su busqueda y sin sacar la mano de allí, les echó una mirada inquietante y les dijo Claro que ezo oh cohtará dinero.

Y con la mano libre hizo el gesto universal del dinero, frotando entre si los dedos anular y meñique.

-¿Que tal dieh MD de nada para ehta pobre anziana?

- Pues no sé yo si voy a llevar suelto, señora... -decía Alma mientras rebuscaba en los bolsillos de sus pantalones vaqueros.
Dios mío, qué mal rollo con la vieja esta, es peor que mi abuela. Nos va a echar un mal de ojo, seguro, como si lo estuviera viendo, no tenemos bastante ya con intentar llegar a la hora al sitio ese después de que se nos matase el colega zevillano y nos liáramos a ostias con los franchutes esos.
Nunca le habían gustado los gitanos, con pocos había tratado en su vida, pero bien conocido era que algunas gitanas viejas eran expertas en echar males de ojo realmente terribles. Alma no quería comprobarlo. Total, ¿qué son 10 MD?

La vieja sonrió al tiempo que abría los ojos de par en par cuando vio aparecer los 10 MD-s en la mano de Alma. Sin darle tiempo a esta a tendérselos, los atrapó de un manotazo y se los guardó en el bolso.

- Como zoy una perzona amable, no sólo sus vía dezir andestá la Torrel oro, sino cademah, os via guiar ehpiritualmente jovenzueloh les dijo mientras sacaba una baraja de tarot y un tapete Correhponderé vuehtra caridá y buen corasón eshandooh lah cartah.

Antes de que los rebeldes pudieran hacer otra cosa que no fuera mirar los movimientos de la vieja, esta ya había extendido el tapete en el suelo y sentándose como los indios de las películas al lado del tapete, barajaba las cartas con una habilidad que haría palidecer de envidia al mismo Tamariz.

-Mu bien corasoneh, veamoh lo quer futuro oh depara... terminó de barajar, lanzó una mirada a los rebeldes y besándose las yemas de los dedos empezó a sacar cartas, colocándolas boca arriba y en cruz.

La primera carta en salir fue El Carro. La gitana lo colocó arriba de la cruz.

- Uhhmmm... er carro. Eh vuehtro pazado. Un viahe que oh ha traío aquí, probablemente en una mishión divina por lo que dice la posisión de la carta.

La segunda carta en aparecer fue El Mago, a la izquierda del centro.

-Vaya, vaya... Er mago. Y no ze trata der jarry poter presisamente. Ehte mago e mala perzona... un malahe que us hará la vía impozible. Reprezenta la fuerza que se os opone, arguien mu poderozo cuyo poder alcansa mah allá de lo mundano. La gitana puso una voz más inquietante que la de El fumador de Expediente X al avisar de la amenaza existente.

La tercera carta, en el centro, era El Demonio. Cuando apareció, la anciana se santiguó.

-¡Virgen deramor hermozo! Sin duda alguna ehtaih marditoh. Pareze que allá a donde vayaih sólo encontrarei zufrimiento. Er demonio indica un objetivo, eh el eje que guía vuehtroh pazoh. Tal veh zea un objeto o realmente una criatura der mal, pero mu marvado zin ninguna dua. La anciana dijo esas frases mirando asustada a los rebeldes.

El Sumo Sacerdote fue la cuarta carta en aparecer, en la derecha de la cruz y junto al Demonio. La vieja suspiró aliviada.

-Teneih zuerte. Alguien velará o ya ehtá velando por vozotroh. Ehta eh una figura cayuda. dijo señalando la carta Arguien dihtante de vuehtro mundo, pero mu zabio.

La carta en aparecer abajo del todo fue... La Torre.

- ¡Ajá! Paeze que no ibaih mal encaminauh dehpueh de to. La torre eh un lugar clave, puede que un edifizio concreto, quisas eh la mihma torre que ehtaih buhcando...

La Gitana recogió sus cosas, se levantó y despidiendose amablemente les indicó el camino que debían seguir para poder llegar a La Torre.

Mientras desaparecía por una calle alcanzaaron a oir en leve susurro algo así como

Pardilloh...

Curt al igual que sus compañeros, miró toda la operación de la vieja con curiosidad, pero algo distrajo su atención. Al mirar a una esquina de la calle, vio a dos dinosaurios rosas espiándoles. Volvió a mirar sorprendido, y se dio cuenta de que en realidad eran dos tipos disfrazados de dinosaurio rosa, que al verse sorprendidos desaparecieron por la calle desde la que les observaban.

Lorena atendia a como la gitana hechaba las cartas. No entendía muy bien que sentido tenía aquello... no le habia parecido nunca convincente.

Sergy no cree en esas cosas, pero por el camino va mirando a ver si en alguna tienda de souvenirs o algo venden algo que ponga "alguien que me quiere mucho ha ido a Zevilla y me ha traído este amuleto contra males de ojo" o algo "asín". Por si acaso.

El Pingüino arqueó una ceja o lo que sea que tengan los pingüinos encima de los ojos, ante las palabras de la vieja gitana llena de abalorios, miró con curiosidad todo el proceso sobre el tapete y cuando la gitana se marchó, habló:

-Me resultan graciosos vuestros rituales de apareamiento, está claro que esa vieja hembra hace mucho que perdió el encanto, para que hayais tenido que sacárosla de encima a base de darle dinero. Aún teneis mucha evolución por delante para que seais capaces de entender los fundamentos de lo efectivo que puede llegar a ser un arenque, para conseguir al miembro de la especie deseado.

Habló cruzando los brazos y completamente seguro de lo que decía.

-Claro que un poco de feromonas también ayudan, yo nunca salgo de viaje sin mi botecito. ¿Vamos hacia la torre o nos quedamos aquí esperando a que se me derrita el pico?

Lorena escuchó lo que decía el pingüino. Anguantando una pequeña risilla, miró la calle debían de seguir.

S-Si, será mejor continuar...-dicho esto, posó sus manos en los hombros de su compañera Alma y le susurró al oído, intentando contener aun su risa.

¡Santo rol, este pinguino tiene unas salidas que no veas! ¡No se si podré aguantar la risa a la próxima!

Alma miraba acojonadisisisima a la vieja gitana mientras echaba las cartas aquellas raras después de arrebatarle el dinero de las manos. Todo lo que está diciendo... Dios, yo la verdad es que me lo creo.
Con los ojos casi fuera de sus órbitas se quedó agilipollada -no hay palabra que lo definiera mejor- viendo cómo la vieja se marchaba desùés del espontáneo numerito en medio de la calle.

El pingüino comenzó a hablar desviando su atención y devolviéndola a Zevilla. ¿Rituales? ¿Apareamiento? ¿Evolución? ¿Feromonas? Me voy a volver loca...
Lorena entonces, conteniendo la risa, agarró por los hombros a Alma haciéndola andar hacia delante en la dirección que la vieja bruja esa les había indicado. La sonrió alegre. Por mis 10MD espero que no nos haya tomado el pelo...

-Ey, shavaleh, que por ahí- señala a la calle por la/ que han desaparecido los tipos raros.-se han ido dos tipos vestidos de Barney que nos estaban espiando.

Sergy, raudo de reflejos como un mastín dopado, gira la cabeza a una velocidad ultrasónica...Pera mirar al Pingüino Karateka (P.K. a partir de ahora).

-¿Feromonas, dices? ¿Y donde se consiguen?

Al rato, cuando al fin digiere las palabras de Curt, se pone a mirar a la calle que señala

- ¿Barney, dices? Pues yo no veo nada...¿Has tomado tu medicación?

-Si te refieres a dos dinosaurios rosas, yo también los he visto. Pero creía que eran parte de la fauna local y no les he dado la más mínima importancia. comentó El Pingüino Karateka, luego respondió a Sergio.

-Pues en este tiempo no tengo ni idea, yo me trage mi propio arsenal desde mi tiempo, por si me encontraba alguna pingüina que me lo pusiera difícil, ya sabeis... dicho esto, El Pingüino Karateka sacó un botecito de debajo del ala y se lo enseñó a Sergy

-Te lo podría dejar, pero el resultado atentaría contra todas las leyes de la naturaleza, así que mejor te buscas uno para los de tu especie.  El Pingüino Karateka volvió a guardarse el botecito debajo del ala.

-Yo también quieggó tomagg de eso que os hace vegg dinosauggiós ggosás, peggo como no nos movamos los acabaggé viendo igualmente pogg culpa de este calogg, así que aggeando que es geggundio.

El Señor Hez se puso en movimiento y siguiendo las señas que les había dado la vieja gitana encabezó el grupo en dirección a la Torre del Oro.

Los rebeldes se guiaron con las señas de la anciana señora echadora de cartas y esquivando el rastro de pura mierda líquida, que iba dejando tras de si el golem de heces, tras una calurosa y solariega caminata a través de las andaluzas y lozanas calles Zevillanas, se plantaron delante de la Torre del Oro lo más rápido que sus pies (y el calor) les permitieron.

Las calles empezaban a tener algo más de movimiento. Por aquí y por allí se veía a algún viandante caminando y la presencia de algún coche y deslizador alteraba la calma que hacía unas pocas horas reinaba en la ciudad.

Cuando llegaron al lugar, sudorosos, jadeando y con la lengua fuera (y no me refiero a la escena de ninguna pelicula porno), se encontraron con el edificio, una bellísima torre convertida en heladería, como bien lo atestiguaba el helado de cucurucho gigante de plástico de tres sabores (Pistacho, Vainilla y Crocanti) que asomaba por la parte de arriba.

Alma escuchó el comentario de Curt diciendo que dos hombres les habían estado espiando mientras la gitana les echaba las cartas y, sin saber muy bien por qué, se asustó pensando que quizá serían los hijos o los nietos de la anciana vigilando a su abuelita...
Por el camino a la Heladería "Torre del Oro" estuvo todo lo atenta que pudo a lo que sucedía a su alrededor para percibir si les perseguían o algo, aunque con los coches y deslizadores se distraía de vez en cuando.
¿Feromonas? Dios mío qué mal está el pingüinario futurista este...¿Pero quién nos persigue y mata a nuestros enviados? ¿¡¡Pero éto qué éhhh!!? Iba pensando la escotada tetona cuando se distraía con las cositas de aquí y de allá de la ciudad zevillana.

¡¡Qué bonito helado!! -exclamó la maña al llegar frente a la heladería y observar el gigantesco cucurucho.- Y aquí... ¿Habrá que preguntar al heladero, no?

Apenas entró en su campo de visión la heladería, Curt salió disparado a comprarase el helado de fresa más gordo que pudiese.

-¡PASOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!

Iba empujando a la gente sin mirar quién era quién. Pies pisados, caderas golpeadas por un furibundo y yonqui codo, iba dejando como recuerdo de su paso por Sevilla.

Cuando llegó a la barra no se resistió a pedir.

-¡Arfff, arfff, arfff! El helado de...arfff...fresa más gordote que tengais...arfff...

Entre jadeos y salivación parecía que Curt se iba a ahogar.

Alma salió corriendo detrás del yonkarra de los helados de fresa por si acaso la liaba estando solo. Los demás parecían un poquito más cuerdos que él en aquellos momentos frente al helado gigante. Sólo un poquito...

A cada codazo o empujón que metía, ella se iba dispulpando por detrás por las molestias que el loco que corría sin mirar.
- Perdón, disculpe señora, sorry, perdone a mi amigo, lo siento chaval, mis disculpas... -iba diciendo como un cd rayao.

- Así que feromonas... -Se decía Sergy a sí mismo. Seguir el hilo de lo que estaba ocurriendo no era su fuerte...