Partida Rol por web

Max se dió cuenta que dos seiscientos blancos comenzaban a seguirle y un cosquilleo comenzó a recorrerle por el estomago. Creo que tenemo compañía... Se abrocha el cinturón ya que hasta ahora era un simple paseo de dominguero para el y pisa a fondo el pedal del acelerador, parecía como si estuviera feliz de que los persiguieran.

Padre, creo que eztan mu lejoz y no le ezcuchan, pero zi quiere paro! Max comienza a reírse mientras piensa como librarse de sus perseguidores por vía rápida. Que haría Bruce Willis? zupongo que un trompo de 360 gradoz y lez lanzaría un granadazo reduciendoloz a cenizas como laz llamaz eztan acabando con ezta ciudad. Sin pensárselo ni dos veces Max clava su pie derecho en el acelerador y el freno y gira completamente el volante con su mano derecha mientras con la izquierda echa mano a su AK-47 modificada y sacándola por la ventanilla. Rápidamente vuelve a girar el volante para recuperar el control y suelta el acelerador y pisa el embrague quedándose parado frente a sus dos perseguidores.

Oz habéiz metio con el conductó equivocao mamarraxos. Aprieta el gatillo y de su arma sale una granada propulsada en dirección de los seiscientos.

El Padre P. Piscinas, encomendado por la voz del Señor se percató de que aquella situación requería de la intervención de un hombre de fe.

De este modo, sacó medio cuerpo fuera del vehículo, apuntó cuidadosamente a las ruedas de uno de los seiscientos y tras largar el sermón del juicio final, apretó los gatillos de sus sacrosantas armas.

Más allá, una de las ruedas de uno de los vehículos perseguidores, reventó. Provocando que el conductor perdiera el control del seiscientos. El vehículo giró en redondo cual vulgar peonza, luego se ladeó, y finálmente volcó de lado, prosiguiendo su carrera dando bandazos mientras despedía una lluvia de chispas.

Alma por su lado, puso de su parte todo lo que podía, pero su lamentable estado resacoso no le permitía ser muy efectiva apuntando, y el seiscientos que ahora resbalaba de lado por la carretera se interpuso en su linea de fuego, haciendo que errara sus disparos. Se lamentó por ello, pero no le dió tiempo a maldecir, ya que en ese preciso momento, Max ejecutó su maniobra, giró en redondo y frenó el coche, disparando su arma. La granada salió disparada del cañon, ejecutando una bonita parábola que rebotó en la carretera varias veces y explotó, justo al lado del otro seiscientos, que sin embargo, le dió tiempo de maniobrar y esquivar la peor parte de la detonación, ladeándose hacia la izquierda, pero volviendo a tener las cuatro ruedas en el suelo tras una fracción de segundo.

A los rebeldes apenas les dió tiempo de asimilar lo sucedido, ya que la maniobra de Max los pilló por sorpresa, haciendo que se apachurraran unos contra otros dentro del vehículo, y consiguiendo que el estómago de Alma, volviera a quejarse del maltrato de la noche anterior.

Pero la cosa no había terminado aún, ya que Max no había calculado bien la maniobra y se colocó en medio de la trayectoria que llevaba el seiscientos que el Padre P. Piscinas había hecho volcar. Los dos vehículos chocaron, y Alma y el Padre P. Piscinas vieron pasar la muerte ante sus ojos cuando la chapa de la carrocería del seiscientos se les hecho encima mientras asomaban por las ventanillas, pero en ese momento, el campo de fuerza creado por Curt, entró en acción.

Un chisporroteo azulado salió en todas direcciones cuando los vehículos colisionaron, el seiscientos salió volando por encima del Jeep, y el Jeep giró como una peonza, colocándose de nuevo en la posición en la que estaba antes de la maniobra de Max y salvando el pellejo al cura y a la tetona.

Ese fue el instante en el que los ocupantes del otro seiscientos aprovecharon para disparar, y los ocupantes del Jeep, volvieron a sentir el crepitar de la burbuja de energia azulada de Curt, que detuvo las balas antes de que estas llegaran a su objetivo.

-¡Meeeecawen la virgen de Begoña! Gritó Patxi al verse zarandeado dentro del Jeep sin poder hacer nada al respecto, más que intentar que su piedra no se moviera de su sitio y aplastara al chofer, conduciendolos al desastre.

-¡¿Pero no ibamos de paseo?! Si parese que nos hemos metido en medio de una carga de la Ertzaintza, pues.

Dijo alucinado ante los repentinos acontecimientos, mientras que con una mano sujetaba su piedra, y con la otra a la pobre Lorena, que apunto estuvo de estamparse contra el parabrisas delantero al salir despedida hacia delante. Patxi la agarró en el último momento y la apretó contra sí mismo.

-Lo siento neskato, espero que no te moleste el rose, por que aquí hase falta organisasión para no volver a apachurrarnos. Le dijo.

 -Sí, sí. Lo que tu digas majo, pero espero que eso que noto sea el teléfono móvil. Le respondió la chica. Que bien gordo tiene que ser para que lo note con la coraza puesta.

Arrgh, me siento tan inútil como el timbre de un panteón, sin armas con las que disparar a esos cabrones. Pensó frustrada mientras cruzaba los dedos rezando por salir ilesa de aquello.

¡Herejes! ¡Infieles! ¡Impuros! -grito dentro del Jeep- ¡Y también va para los de fuera!, ¡ahora me ocupo de vosotros! -dicho esto, miro a Lorena- Creo que este es el momento menos indicado para ponerse a ligar. Quizás sería mejor un momento con menos... Tensión. Sí, definitivamente sí. Ya continuaremos esta conversación. ¡Y dejad de pensad en esas cosas, u os quedaréis ciegos!

Dicho esto, saco la ventana por la cabeza... Bueno, al revés. El caso es que vuelo a apuntar con mis escopetas, pero entre en traquetreo, el campo de fuerza, y la perversión y tensión sexual no resuelta del coche hacen que falle mi disparo.

La pobre Alma a punto estaba de echar el desayuno a través de la ventanilla medio bajada del jeep con tanto meneo de un lado para otro y tanto apachurramiento dentro del mismo. Unos sudores fríos empezaron a invadirle al fallar el primer disparo pero, sacando fuerzas de quién sabe dónde, se dispuso a disparar de nuevo a seiscientos más cercano a su posición reintentando volar alguna de las ruedas o directamente cargarse al conductor.
Se recompuso la peluca, se plapó las tetas y los subfusiles a fin de asegurarse que todo estaba bien y en su sitio, y disparó.

Curt tenía cara de estreñido del esfuerzo mental que tenía que hacer para mantener la magnífica burbuja azul que protegía el jeep de mierda de la mierda de los seiscientos. Suerte que Patxi estaba a su lado, porque eso mermaba considerablemente las posibilidades de salir disparado por la ventana cada vez que el jeep se gira o estrella contra algo.

A pesar de la mole vasca, por la ventana podía apreciar trozos de piedra y asfalto que volaban por los aires cada vez que el coche ejecutaba un giro, todo ello regado por una cantidad ingente de cenizas de los diversos incendios de alrededor.

Con mucho cuidado, Curt sacó a pistola por la ventanilla de al lado de Lorena (aprovechando sus tetas para apoyarse) y apuntó al seiscientos, con intención de reventarle el depósito de gasolina, las ruedas, o lo que se pusiese delante de Maricarmen.

Max no había quedado satisfecho del todo con su maniobra al compobar que los seiscientos seguían de una pieza. Si compadre, ezto e un pazeo, nunca a cogío un taxi en Barnazity?

Decidió mantenerse parado unos segundos para facilitarle a sus compañeros el poder dispara con más comodidad y así el aprovechaba para recargar su arma. Dizpará ahora y ezta vez no falleiz la burbuja ezta no creo que dure muxo...

Una vez sus compañeros habían vaciado sus cargadores con caras de posesos, sobretodo el cura... reanudó la marcha con una sonrisa en la boca.

El Padre P. Piscinas, volvió a apuntar con sus armas, pero tras los volantazos, la colisión contra el seiscientos y la tensión sexual dentro del Jeep, no atinó los disparos y estos dieron en el cristal de la bombilla de una farola que ardía, y en una paloma despistada.

Las balas de Alma en cambio dieron de lleno en su objetivo, agujereando la chapa del vehículo y provocando que de su motor comenzara a salir un humo más negro que el de la serie de Perdidos cuando tiene un mal día, y que no auguraba un buen futuro para el vehículo, sin embargo, este siguió hacia adelante.

En ese momento, Curt, terminó de cargar a su fiel Maricarmen, y utilizando el apoyo que le brindaban los dos amortiguadores de su compañera Lorena, apuntó al seiscientos perseguidor y se dispuso a apretar el gatillo.

De una de las ventanillas del seiscientos, un Fandamentalista asomó lo que parecía el cañón de un Bazooka, apuntó y... la bala que disparó Curt dió en una de las ruedas del seiscientos, haciendo que el conductor perdiera el control y el coche comenzara a hacer eses por toda la carretera.

Max reanudó la marcha despues de que sus compañeros dispararan, al ver que el seiscientos traqueteante se les echaba encima, pero al doblar la esquina, el horror, el crugir de dientes y la histeria colectiva, de apoderó de los rebeldes.

Esquivar el seiscientos estrellado delante de ellos tras la colisión anterior fue fácil para un piloto experimentado como Max, pero el ritmo se le aceleró (aún más)al girar la esquina y toparse de improviso a una madre cruzando la carretera con un carrito de bebe, a un grupo de monjas cruzando en el sentido opuesto, y a un camión de gas mengano aparcado en triple fila que estrechaba el espacio de maniobra a un nivel absurdo.

Para los nervios de acero de Max, el tiempo deceleró.

Por los espejos retrovisores vió aparecer el seiscientos dando eses, y doblando la esquina de manera imposible mientras intentaba frenar, con sus ocupantes disparando por las ventanillas a lo loco.

Sólo unas décimas de segundo de maniobra separaban el desastre, de la chulería fardona, y Max lo sabía.

Si Max quería librarse de sus perseguidores este era el mejor momento, uno estaba fuera de juego y al otro no le quedaban ni dos telediarios así que apretó a tope el acelerador y agarró el freno de mano para dar a toda velocidad la esquina.

Mientras el Jeep iba derrapando y encarando la esquina pudo ver como se acercaba el fin. Por lo que parecía un paso de cebra pasaban una madre con su hijo en el carrito, unas jóvenes monjitas y el único hueco lo ocupaba un camión de gas.

Una mujer y su hijo, unas monjas o estamparze contra el camión de gas e irse toos a tomar por culo… Si me cargo a la madre seguro que me ganaré la enemistad de Alma y Lorena… por lo contrario zi me cargo a la monjas, firmaré mi enemiztad con el Padre…

Max comenzaba a plantearse la idea de chocar contra el camión y rezar pero de repente vio al enorme vasco y tuvo una idea. Apuró mas la frenada tomando la curva más abierta y encarándose con el camión de gas y apretó el acelerador. Su cara estaba totalmente desencajada, sus ojos inyectados en sangre y una maquiavélica risa ponía los pelos de punta a cualquiera. A mi zeñal toos pa la derecha. AHORAAA!!! La idea era pasar a dos ruedas entre el camión de gas y el grupo de monjas echando todo el peso hacia la derecha del auto.

Pero todo esto habría sido en balde si no detenían al seiscientos ahumado así que Max se preparó para disparar nuevamente su lanzagranadas antes que esos Fanmentalistas atropellaran o aun peor volaran todo por los aires.

Max gritó para apoyar su maniobra suicida con el peso de los ocupantes del vehículo, pero iba tan lanzado que a estos no les dió tiempo de reaccionar a su orden, de modo que la maniobra no salió exactamente como esperaba.

Y supongo que todos sabemos lo que significa en Fanhunter que algo "no ha salido exactamente como se esperaba".

Mientras las monjas corrían para salvar su vida, el Jeep en el que iban los rebeldes se estrelló contra el camión de gas Mengano por el flanco del vehículo, para a continuación salir rebotado hacia adelante tras un nuevo chisporroteo proveniente del campo de fuerza generado por Curt. El vehículo convertido ahora en improvisado balón de playa, dió varias vueltas de campana en el aire y se estrelló en el duro asfalto, derrapando a causa de la velocidad en dirección a la Fuente de Neptuno.

Mientras esto sucedía, y las monjas y la mujer con el carrito de bebé huían despavoridas entre gritos de histeria, el seiscientos perseguidor también colisionó contra el camión de gas Mengano. Pero por desgracia para los Fandamentalistas, estos no llevaban campo de fuerza que les protegiera, y camión y seiscientos estallaron con gran derroche de efectos pirotécnicos y con unos Fandamentalistas volando por los aires para terminar colgados de las farolas.

El Jeep por su lado, terminó empotrado en la Fuente de Neptuno, que efectivamente, tal y como digeron Chus Marugan y sus hombres, estaba en llamas. Los rebeldes vieron como el coche comenzaba a arder, contagiado por el fuego Pichurrínico que todo lo asolaba.

¡Ave María purísima! -grito mientras abro como puedo la puerta del coche- ¡Por Dios, que nos quemamos vivos!

Salgo del coche, y miro contra qué nos hemos estampado- ¡Virgen Santísima! ¡Tenemos que apagar este incendio!... Un momento. Esto es el Neputo... ¡Apaguemos este incendio! ¡Patxi, ayudame con tu piedra a apagarle! -Cuando digo esto cojo mi extintor, y me lío a dar con él en el careto de Neptuno.

Hala Madrí, Hala Madrí....

Pa habernos matao!! Max se apresuró a alejar el Jeep de las llamas del Neptuno. Ya se le girao la pinza al cura. A la estatua noooo, apague el coche... APAGUE E COCHEEE!!

Raudo como el viento bajó del Jeep extintor en mano e intentó apagar ese fuego infernal. Total la rutina de cada día. No preocuparsus ezto lo arreglo yo en un pis pas.

-Ni Virgen ni ostias, Padre. Lo que necesitamos es que alguien suelte agua o algo así, pero en cantidades industriales. Madre que me echó...

Curt se movía como adormecido, mareado por las vueltas y reventado de cansancio por el uso de su burbuja de soledad. Sacó el extintor del maletero y se puso a fumigar todo lo que veía: fuego, Patxi, fuego, el jeep, fuego, el cura, fuego, tetaaaaaaas...

Uuuuuuuuuuhhhhhhhhhh, esto de dar vueltas mola. DEbería practicarlo más a menudo. Huiiiiiiii......

Patxi, salió zumbando del vehículo y de un salto se plantó frente al señor Neptuno, arreándole con todas sus ganas con la piedra de levantar mientras lanzaba su grito de guerra.

-¡IIIiieeeeuuuUP!

Evidentemente, había decidido que la palabra del cura iba a misa, y haciéndole caso, gracias a Patxi la estatua quedo convertida en gravilla a la primera hostia con Eusko Label del fornido vasco, ignorante del cristo que se estaba montando tras él y el Padre Piscinas, ya que Max y Curt, reaccionaron de manera bien diferente: el primero sacando el Jeep de aquel infierno, y el segundo vaciando los extintores de apoyo del vehículo sobre las llamas.

Cuando Max se unió a la empresa de Curt, pudieron controlar el fuego finálmente, a costa de perder los cuatro extintores grandes que llevaban en el todoterreno, pero al menos ahora no tenían el aspecto de una croqueta findus demasiado hecha, y conservaban sus extintores portátiles intactos.

Eso sí, el lugar ahora parecía haber sido objetivo de una macro-party Malaguita con espuma.

Alma ayudó a su manera a extinguir el incendio mientras Curt la llenaba de espuma; esto es, después de las vuetas y más vueltas dadas dentro del jeep la resaca mañanera y el desayuno terminaron de decidir que no querían estar en el estómago de la maña logrando así que echase todo lo que tenía en el cuerpo que, aparte del desayuno, también eran litros y litros de alcohol que ya no corrían por sus venas sino por la tapicería del todoterreno y la fuente que tenían enfrente.

- Ahora habrá que ir a patita ¿no? - preguntó aguantándose nuevas arcadas provocadas por el olor que desprendía su propio vómito mientras con los dedos de las manos iba apagándose chispitas de las puntas del pelo.

-No te preocupes por el pelo, nena. En mi maleta tengo pelucas de recambio. Y ni de palo voy yo a pata. Aunqueahora me pido delante, que favorece mis habilidades psíquico-pichurrínicas y permite una mayor protección y aisle del mundo exterior, para disfrute y supervivencia de los pasajeros. Debido al estrés post-batalla y al estado calamitoso y findusiano de nuestro vehículo, mis habilidadesahora mismo están más que necesitadas en este imrpovisado campo de batalla que es nuestra vida. Además, debido a la conjunción de Plutón con el Camello Volador, tengo que ir yo sentado delante.

Estoooooo...¿qué cojones acabo de decir? Creo que ni yo me he enterado...

Tras la dura lucha contra las llamas logran apagar el Jeep, eso sí dejándolo lleno de espuma blanca. Parece que todo a acabado bien, azí que a limpiar el coche y zigamos el camino ante que vengan maz tipejoz.

Sin pensárselo dos veces comienza a limpiar su asiento cuando escucha a alma. A pie?, no mujer zi ezto no e ná para ezte Jeep, como diría el cura, ez el pan nueztro de cada día aquí en Madrid.

Una vez puestos de acuerdo, y limpiados los restos del desayuno de Alma y la espuma del vehículo, los rebeldes continuaron su traqueteante viaje hacia el Congreso de los Diputados. Por suerte, la Fuente de ex-Neptuno se encontraba al ladito del edificio, por lo que Max no tuvo que pisar mucho el acelerador del todoterreno para llegar allí.

Cuando el grupo lo vió delante de ellos, se percató de que tenía un aspecto ligeramente diferente de como solía aparecer en los telediarios cuando Alejo aún no había llegado al poder: Banderas de Anarkía colgadas por doquier, graffitis de Kolektivo Okupa por todas las paredes, las estatuas de los leones pintadas de verde y rosa, y demás toques decorativos para dar vidilla a un centro político-social de tan gran renombre.

Sin embargo, los rebeldes se percataron de algo más, el edificio se encontraba envuelto en una extraña semiesfera de fuego purpureo, que rodeaba todo el Congreso de los Diputados como si de una cúpula se tratara. Algo que no habían visto hasta ahora en ninguno de los edificios envueltos en llamas de la ciudad.

Por lo demás, no se veía gente por la calle del ruinoso lugar, y Max comprobó que había sitios de sobra  para estacionar el vehículo (en algo se tiene que notar que esto es un juego de ciencia-ficción).