Partida Rol por web

Mahou no iba a dejar que su bien ganada reputación quedara por los suelos, de modo que mirando fíjamente a los fanpiros siguió apretando la lata hasta que esta pidio clemencia.

-¡Vale tío!, ¡Deja ya de apretar que lo he entendido!

Exclamó la lata a Mahou pidiendo piedad ante el trato al que estaba siendo sometida.

-¡Yo no tengo la culpa de que me cerraran más fuerte que al cajón de las pagas extras!

La abombada lata terminó por ceder, la parte de arriba crujio abriendose de golpe y todo el contenido de judías saltó por los aires en dirección a las abiertas fauces del madrileño, que las engullieron sin miramientos.

Los gritos de piedad de la lata de judías dejó a los Fanpiros presentes completamente horrorizados.

El grueso del clan fanpírico retrocedió varios pasos mientras trataban de apretar sus aflojados esfínteres, mirando con mucho susto a su líder.

-¡Seréis inútiles! Gritó el Dr. Idiaquez a sus secuaces, completamente fuera de sus casillas. ¡No os dejéis acojonar por esta panda de fantoches! ¡Somos muchos más que ellos! ¡Traedme esas puñeteras cartas envueltas en sus pellejos!

Cuatro Fanpiros alterofílicos, probablemente criados con películas como Noche de Miedo o Jóvenes Ocultos en lugar de los churros de Crepúsculo, saltaron hacia el grupo con las bocas abiertas y los colmillos afilados y recién encerados.

Aquellos tipos eran los veteranos del clan, acostumbrados a leer comics de Vértice y no la ponzoña del Nuevo Universo DC, por lo que no se iban a dejar amedrentar por los gritos de agonía de un lata de judías parlante.

Atacaron como si no hubiera mañana, con una rapidez endiablada y lanzando zarpazos y dentelladas a todo lo que se les ponía por delante, que en aquel momento eran Mahou, Patxi y Ana.

¡¿Barkatu?!, se ofendio mucho Patxi cuando el fanpiro se puso farruco y le endilgo un txalo en toda la jeta. Eso habia sido muy maleducado y de hecho bastante flojeras.

¿A eso llamas tu un txalo?, ¿es que no sabes dar una buena hostia?, pues no te preocupes mutiko, que te acabas de ganar el amarraco potolo solo para ti.

Ni harto ni perezoso, Patxi levanto el pedrolo que siempre solia acarrerar a todos lados y se lo estampo en los morros al fanpiro al grito de:

"¡A la mano con un pimiento!, ¡toma ordago a la piedra!"

Mahou se giró para ver quiénes eran los que osaban pegarle. Miró a los dos pequeños fanpiros con el ceño fruncido, y soltó una buena hostia con la mano abierta a uno de ellos. Por desgracia, el desdichado la vio venir, y se apartó a tiempo. Eso solo lo ponía muy furioso. Y no era bueno hacer enfadar a Mahou...

Alma echó un par de pasos hacia atrás desde su posición cuando los fanpiros se disponían a atacar a sus compañeros, para poder ver a Batmario medio tapado con su capa justo tras la puerta por la que habían entrado momentos antes.
Con gestos trató de hacerse entender y, finalmente, se acercó lo suficiente para que al menos BatMario le oyese:
- ¡Usa alguno de tus batcachivaches para distraer a esos zampasangre que están atacando! ¡Yo iré a por el calvorota que es quien manda sobre todos y les amenazaré con matarlo si no colaboran!

Acto seguido, la maña comenzó a bordear por la pared la gran habitación, para llegar hasta el Doctor Idiaquez y pillarlo desprevenido.

con saña y ferocidad el fanpiro se arrojó contra la pobre narizona. Aunque esta trató de defenderse, parecía que no se sentía del todo cómoda con el cuerpo de Curt, porque solo repartía manotazos al aire entrelazados con chilliditos del tipo:

-Te voy a poner tus huevos de corbata, cariño, como te encete...

De poco le sirvió, porque con saña le hincaron los dientes en el cuello, y las tremendas heridas hicieron que su jugo vital se fuese escapando...

¡Oh, master!, ¿Por qué me has abandonado?

En Gordinflas Oscuro escuchó lo que la maña le susurraba a sus puntiagudas orejas de goma y asintió a la muchacha con un batgesto.

-Batdéjalo en mis manos. Le susurró con su forzada voz. Dió un paso adelante y exclamó ¡Lo mismo de antes, pero ahora!

Batmario, que se había mantenido oculto en las sombras como habitualmente hacía, aprovechó ese momento para hacer una entrada triunfal en escena interponiéndose entre los dos grupos.

-Te olvidas de mí villano, dijo con su forzada voz, al fin he encontrado el cúbil en el que os escondíais y soy la Batmedicina que curará a esta ciudad de vuestra enfermedad.

El barrigudo superhéroe alzó su Batenguantada mano sosteniendo una Batcosa, y la estrelló contra el suelo. La Batcosa resultó ser una Batbomba de Bathumo, y estalló con un Batresplandor que dió paso a la madre de todas las humaredas, la fumarada nodriza. En aquel espacio lleno de gente, aquello era como si Bob Marley hubiera decidido pulirse todas las plantaciones jamaicanas habidas y por haber.

El Bathumo se extendió por toda la habitación, ocupando todo el espacio posible y pillando con los meados en el vientre al personal.

Todos los allí presentes sintieron como sus pulmones se llenaban de aquella cochina cosa con olor a frutas del bosque, impidiéndoles respirar con facilidad y también de ver tres en un burro. El grueso de Fanpiros comenzó a correr como pollos sin cabeza en dirección a la salida más cercana para poder tomar aire, golpeándose unos a otros en aquel sindios inesperado.

Los Fanpiros de élite del Dr. Idiaquez debían ir juntos al gimnasio por que el ataque sorpresa de Batmario no hizo mella en sus ganas de hacer confeti al grupo de rebeldes.

Volvieron a atacar con todo lo que tenían a Patxi y a Mahou sin ningún tipo de remordimiento, y sus afiladas garras desgarraron carne una vez más.

Mientras tanto, Curt Ana perdía el conocimiento y se desplomaba en el suelo. Su atacante se giraba para encarar a sus compañeros cuando vió con sorpresa la humareda que se le echaba encima. Manoteando en el aire tratando de ver algo se fue directo a la mesa de billar.

-¡Joder Francisco! ¡Te tenemos dicho que salgas fuera a fumarte los Farias! Gritó fastidiado.

-¡Tjó! ¡Tjó! ¡Tjó! ¿¡Quién...!? ¡Tjó! ¡Joder! ¡Tjó! ¡Tjó! Decía el calvo tratando de respirar ¿¡Quién... quién ha dejado otra vez a Francisco fumar dentro...¡Tjó! ...del local!?

El Dr. Idiaquez se llevó las manos a la boca, intentando protegerse en vano del bathumo.

En cuanto Alma recibió confirmación visual de BatMario comenzó a correr, con la nariz y la boca bien tapadas para no aspirar el humo (aunque olía extraordinariamente bien), hacia el Doctor con intenciones requeteaviesas.

Ya le tenía más que fichado así que, como el mangarrán no se había movido de su sitio, no tardó en llegar hasta él,
La maña se colocó detrás en un visto y no visto y, mientras éste tosía y se desgañitaba gritando a sus colegas, lo agarró por el cuello y le dejó ver claramente a su amado "Subfusil Güan" bien delante de sus narices.

- ¡¡Quieto tó errr mundo o le hago un agujero de pendiente del tamaño de la Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar!! - gritó mientras miraba sobre todo a sus compañeros, indicando a BatMario (que era quien estaba al tanto del plan) que se acercase donde ella estaba para dar apoyo. Luego miró llena de furia a su prisionero:- Y usted no mueva siquiera un pelo de su bigote o le juro que pintamos esta habitación de rojo con sus sesos.

Auch, gruño Patxi al fanpiro con el que se estaba dando unas ostias, el chaval sabia pegar, pero la verdad era que Patxi se habia dado mas ostias a la salida de un juego de pelota mano que ahora. Hablando de pelota mano...

No esta mal pero vamos a ver baldarra, Esto es una torta, Patxi endiño un bofeton a mano abierta al fanpiro justo en el momento en el que el humo cubria toda la habitacion. Comparado con los celtas que fumaba la cuadrilla durante la partida del mus, esto no era ni digno de llamarse nieblilla de la mañana.

—¡La que has liado! ¡Aunque la mejor contaminación está en Madrí! —dijo Mahou inhalando profundamente para recordar a su bonita ciudad. ¿Pegar a los fanpiros? Ya tendría tiempo después para eso...

Cubriendose con la capa para evitar inhalar los deliciosos vapores, Batmario avanzó raudo por toda la habitación siguiendo a Alma hasta llegar a la posición del Dr. Idiaquez. Se colocó tras él mientras Alma lo encañonaba y le susurró al oido con su forzada voz.

-Yo de usted haría caso a la señorita... le dijo ...desde que Robin me dejó, me siento muy solo en la Mariocueva...

El Dr. Idiaquez sintió cómo algo se le clavaba a la altura de sus nalgas.

El buen doctor tragó saliva y apretó el culo.

-¡Tjó!, ¡Tjó!... ¡Tjó! ¡PARAD! Ordeno a los Fanpiros. ¡Tjó! ¡POR LA GLORIA DE MI OJETE! ¡DEJADLOS ESTAR!.

El Dr. Idiaquez seguía teniendo problemas para respirar, pero estar entre el cañón y el paquete le afloja la lengua a cualquiera.

-¡A fuf orfenef señof! Dijo el Fanpiro al que Patxi acababa de arrear mientras escupía los incisivos y los premolares. ¡Habeif oido al jefe! ¡Quietof paraof ahí!

El tipo se alejó de Patxi, y sus compañeros hicieron lo mismo de los demás rebeldes, dejando circular el aire entre ellos.

Guiñando un ojo sensual y exageradamente, para que le vieran bien, Alma aprovechó el silencio reinante que había quedado en el aire, poniendo un dedo de la mano libre sobre el pecho del calvorota:

- BatMario, cachea al Doctor con todo el amor de que seas capaz, a ver si lleva su carta encima. - dijo en voz bien alta para que el doctor sintiese toda su virilidad irse por el retrete más cercano. - Y si no la tiene encima, ahora mismo me va a decir dónde puedo amablemente pasar a recogerla, ¿verdad, cariño? BatMario puede ser muy rápido cuando quiere, no sé si me entiende...

 

Pero..¿y las ostias?, gimio Patxi con la mano lista para darle otro txalo de espanto al fanpiro y sacarle todos los piños. Blanquitos y brillantes, eran perfectos pa usar de amarracos pa el mus, que habia perdido la gravilla de Zaragotham en la inaguracion del metro catacumba-bilbao.