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BAHIA DE CARGA

Una bahía de carga, bodega de carga o cubierta de carga es una instalación de almacenamiento de uso general a bordo de lanzaderas, naves estelares y bases estelares.

La clase NX tiene tres bahías de carga. La bahía de carga numero uno está ubicada en el centro de popa de la sección del platillo, y las otras dos, de menor tamaño, se encuentran cerca de la bahía de carga principal.

Las bahías de carga a menudo tienen escotillas externas para que la carga se pueda depositar directamente en el área desde otra nave estelar. Muchas también están equipadas con grandes plataformas transportadoras con el mismo propósito.

No es raro que el gran espacio que proporciona una bahía de carga se utilice para otros fines, como áreas de tratamiento médico en crisis a gran escala, bergantines, instalaciones de unidad de estasis, bahías hidropónicas y alojamientos temporales.

El breve sendero que los lleva desde el camarote hacia la entrada a la bahía de carga se encuentra en silencio. Tan pacifico como un sepulcro a media noche sin luna, solo que en lugar de un cementerio el pasillo de la NX se antoja un tanto claustrofóbico al tener en cuenta las pocas vías de escape en caso de ataque.

El monótono sonido de la alerta roja y la iluminación por momentos tiende a engañar a los aventureros tripulantes que nadie espera. Tal vez al finalizar el día sus nombres lleguen a oídos de gente importante que no sea la doctora Walker y su mesa de disección mortuoria.

Los oficiales van desfilando sigilosamente, saliendo al pasillo. Bert permanece todavía atareado con los circuitos, levanta la cabeza y ve que se está quedando atrás. En ese momento, se incorpora y acelera para incorporarse a la comitiva.

-¡Briiiii! -chilla para que la oficial de seguridad, que va en cabeza, le oiga- ¿Vamos todos juntos, pero no íbamos a separarnos? Becca, Erik y Norman por allí y nosotros por allá, ¿no? -sigue en la puerta y señala en las dos direcciones opuestas del pasillo. Recupera a toda velocidad el paso y adelanta a los que están en medio (pidiendo perdón, pisando el pie de Ruby, "perdona, Ruby" ¡Qué estrecho es esto) para hablar con la oficial: 

-No digo que no sea buen plan -continúa- pero ¿sabes? Al jefe Brok nunca le gustó dividir cuadrillas, nos decía que así intentábamos abarcar más y luego nuestras reparaciones eran chapuceras ¡y más caras!

Esto último resuena en el pasillo como la llamada de apareamiento de un klingon en celo.

-¡Ay! -y de pronto se calla, sintiendo las miradas como torpedos de fotones de todo el grupo.

Bert ha armado él sólo tanto jaleo en unos segundos como todo un equipo táctico de abordaje borracho en una cristalería andoriana.

Por fin comenzaron a movilizarse y Erik empezó a sentirse más útil aunque sólo estuvieran andando sigilosamente. Aunque habían decidido dividirse en dos grupos, la mayor parte del camino lo harían juntos.
El ambiente era bastante claustrofóbico, y junto a la calma que se sentía en aquellos pasillos, Erik sentía una tensión en el aire que casi se podría cortar con un cuchillo.

Antes de salir del camarote, la encargada de grabar al diplomático explicó al grupo el aspecto que tenían los seres que les estaban atacando, y a Erik esa descripción le sonaba más a un peluche que a una raza de alienígenas guerrera. Aún así, había visto lo que le hicieron a Unger Urmoz, por lo que no cometería el error de subestimar a aquellas criaturas.

Según avanzaban, el grupo se esforzó en mantenerse en silencio para evitar ser detectados, y aunque los movimientos de Erik no eran los más gráciles del mundo, consiguió caminar sin hacer demasiado ruido.
Todo lo contrario fue Bert, que caminaba y hablaba como si estuviera en mitad de una discoteca, por lo que Erik le lanzó una mirada fría mientras se llevaba un dedo a los labios para indicarle que no hiciese más ruido.

Becca estaba tranquila, los tubos eran casi un segundo hogar, claro que típico de ella perdió noción de que lo sucedía, o por que estaban allí, mientras caminaban noto que uno de los paneles laterales estaba flojo, así que se dispuso a acomodarlo, saco su herramienta movió unos torillos... al escuchar a Bert volvió a la realidad y apurada por no perder el paso del grupo, se levanto con tal fuerza que su cabeza golpeo un caño!

PUM!!! Sonó fuerte y claro el golpe, y quedo retumbando un momento en el armazón del tubo Jeffrie.

Becca tomo con ambas manos su cabeza.

-Demonios! 

Luego abrió Grande los ojos, todos... TODOS la estaban viendo y seguramente odiándola...

Los ojos de Becca se llenaron de lagrimas, pero no se animo a emitir ningún sonido mas, bajo la cabeza y trato de seguir avanzando.

Los dioses de la mala suerte la acompañaban, seguramente ella sea la maldición del grupo, o al menos así lo pensaba, ya que quedo sumida en una nube negra de decepción. 

Por fin nos habíamos puesto en camino. Tras comprobar el plano y las indicaciones de nuestra científica más aventajada, Becca, decidimos ir todos juntos hasta la sección en que nos dividiríamos, aprovechando que el camino en principio era el mismo. Aunque debido a que llegaron aquellos dos, quizás dejamos de compartir información del plan a seguir por la desconfianza que había surgido. De ahí que, varios en el grupo no se hubieran enterado al final.

- A ver, Bert, vamos a ir todos juntos hasta la armería - comenté mirando de soslayo a la periodista, aprovechando que Erik parecía que los estaba distrayendo.

Lo que se suponía que sería una exploración silenciosa acabó siendo una excursión llena de jaleo y ruidos - ¡¡¡¡ssssssssssssssssshhhhhhh!!!! - era increíble lo que estaba sucediendo, exactamente al revés. En las zonas donde debiéramos de haber mantenido un riguroso silencio habían hablado y hasta gritado. Nada comparado con el ruido que Becca había provocado en el túnel - por todas las tuercas y tornillos de la nave ¿nadie se ha traído un tambor y lo quiere tocar? - Aparecí en la cámara con la que estaban grabando con una cara de muy pocos amigos - Con el ruido que estáis haciendo pueden ocurrir dos cosas: o bien creen que les estamos fabricando una trampa y por eso no vienen- habría que ser sordo para que no se hubieran dado cuenta de los ruidos - o por el contrario se dirigen hacia aquí - aunque también puede ocurrir que no nos consideren una amenaza, o simplemente tienen otras cosas más importantes que hacer.

- Bueno, da igual... aceleremos el paso.

Norman se movía en relativo silencio, el sigilo nunca había sido su punto fuerte. En cuanto vió la exclusa de acceso a la bahía de carga la señaló y pronunció un sonoro:

-Es por ahí.- Sonó tan alto como obvio. Pronto se dió cuenta de su error echando la mano a la boca y sonrojando sus amplias mejillas. Pero se tranquilizó al oír el escándalo de compañera.

-Joder, ya te vale Becca.- Le dijo también en voz al oír el estruendo, como si quisiera amonestarla después de haber sido el uno de los más ruidosos. Bría en cambio se movía como un ninja, sin emitir sonido alguno

- ¡¡¡¡ssssssssssssssssshhhhhhh!!!! 

-Creo si hay alguien ya nos habrá oído, gracias a ya sabes quién.- Dijo en voz baja a Bria mientras señalaba a Becca con la cabeza. 

Lo que iba a ser una maniobra basada en el sigilo terminó convirtiéndose en algarabía de cuchicheos y protestas. El factor sorpresa, si es que había sido importante en algún momento, se había ido al garete.

Como ya no era lógico seguir manteniendo el sigilo, Staafar continuó caminando como si nada, procurando no llamar la atención sobre sí mismo pero sin molestarse en mantener el silencio.

—Creo que es bastante lógico suponer que han debido oírnos a estas alturas.

Luego de avanzar por túneles, pasillos y llegar a la bahía de carga todo parecía ir de perlas, solo que en el variopinto grupo de cadetes vacacionales (si, si. Es que parecen eso) sufre una abrupta caída en su portentosa habilidad ninja al momento del sigilo.

Ingresando a la bahía de carga todo parece en orden tras otear brevemente. Pese a los cambios de su aspecto, concebidos en el dique seco en su temporada en Júpiter, no hay elementos llamativos ni tampoco nadie entrando por los demás accesos del extremo opuesto.

Ahora toca la parte trágica del día…

Y no es para menos, porque Bert parece ser el primero en pifiar la maniobra cuando un sonoro chillido, propio de una marsopa en época de celo, amenaza con tirar por tierra todo el esfuerzo. Solo que al final el valiente tripulante por mero instinto se oculta detrás de una fila de cajas.

Inmediatamente después la mujer de las mil “fragancias” golpea fuertemente su cabeza con una parte del tubo Jeffrie al salir, y no solo ahí acabo todo. También arrojó sin querer, por el aturdimiento del golpe, una pila de cajas con tuercas hipersónicas que se esparcen por toda la bahía de carga ya que alguien había olvidado precintar correctamente dicha caja. Algunos dirán que esa era una tarea pendiente de Bert de la semana pasada…

Luego Norman, con su poderosa voz, anuncia su llegada al lanzar su reprimenda a la pelirroja aun aturdida por su accidente. Sin pensarlo el especialista en “Evacuaciones” acompaña la escalada desastrosa de la maniobra ninja grupal. Y también recuerda que él dejo la tapa suelta de la caja que Rebecca tiró al suelo y por consiguiente desparramó las tuercas.

Ruby, cuyo pie aun le dolía, no fue oída por nadie más al coincidir su lamento con las pifias de los demás; algo semejante a una manada de elefantes entrando a una cristalería.

Finalmente Stafaar actuó con la fría e implacable lógica de su especie, ingresando a la bahía de carga como un lord ingles del Medioevo a la sala del trono luego de comprobar que la estratagema había fallado. Finalmente quedó de pie junto a Norman y Rebecca.

Los demás, junto con la maniobra imposible de Bert, se ocultaron cuando surgió el primer signo de visitas. O al menos el primer signo de que no estaban solos allí.

Ruby no recibió respuesta de parte de Bria ante el comentario que hizo sobre acompañar al embajador y la reportera y cuando quiso acordar ya estaban avanzando por un pasillo. El objetivo era avanzar de manera sigilosa, intento que no los notasen. 

Lamentablemente, Bert en sus intentos de llegar a hablar con Bria, le pasó por encima pisándola, a lo que Ruby no pudo evitar gritar de dolor -¡Ahhhhh! Demonios, Bert! ¿Qué haces? Para fortuna suya, su grito se acabó diluyendo entre el ruido que muchos de sus acompañantes generaron. La pobre de Becca se veía mortificada y Norman con completa falta de tacto la señalaba a ella como culpable.

Esta no era su área de experiencia y no se sentía ni preparada ni cómoda. Años en la Academia de alguna manera no la habían preparado para lo que le estaba tocando sobrellevar, Bria los calló a todos y Ruby se forzó a guardar silencio, por más que quería protestar y el pie aún le dolía por el pisotón recibido.

Si acaso mi familia supiera que esto es lo que me toca vivir día a día, me pedirían que regrese y me dedique a trabajar en alguna tienda.

Del lado opuesto una escotilla se abre para dar paso a una pequeña manada de figuras no demasiado altas, similares a niños humanos pero definitivamente distintos.

Una docena de pequeñas vacas entra a la bahía de carga y toma por sorpresa al trío de tripulantes cuya pericia de sigilo no fue suficiente. Rápidamente son rodeados por estos seres de postura bípeda y sus armas, similares a pistolas de juguete, apuntan a sus flamantes prisioneros.

Uno que parece ser el jefe se adelanta y contempla a Norman y a los demás. Su expresión parece ser de frustración y su paciencia menor ante el retraso de su objetivo. Enciende un puro y acomoda sus lentes de sol antes de hablar a sus prisioneros.

-¡Mu! – Anuncia con enojo - ¡Mu! ¡Mu! ¡Mu! ¡Mu! ¡Mu! ¡Mu! – indica a los anonadados Staafar, Rebecca y Norman, quienes contemplan a sus captores sin saber muy bien qué hacer, si deben levantar las manos en alto o pedir clemencia según la normativa del código de Nueva Ginebra.

Luego el jefe del grupo comando extiende un Padd a sus prisioneros, esperando la cooperación de estos. El dispositivo de la Flota estelar, sin poder leerse muy bien de lejos, parece tener en pantalla un manifestó.

La reportera permanece junto a su empleador. Ambos ocultos detrás de una línea de cajas al lado del resto del grupo.

-¿En serio? ¡No puede ser, justo ahora se descompone mi filmadora! – maldice por lo bajo ahora que pretendía filmar y trasmitir para todo el cuadrante este momento dramático en donde un grupo de asalto toma prisionero a una parte de los tripulantes de la Excalibur.

-Aun me siguen pareciendo familiares esas criaturas. Si. Son las que nos atacan….creo – afirma dubitativa.

La ira parece brotar por cada palmo del cuerpo horripilante del embajador al descubrir la identidad del comando de asalto. Sus puños se cierran con fuerza para luego buscar en sus alrededores algún objeto que le sea útil. No es difícil adivinar que el embajador planea atacar a los pequeños soldados aprovechando su posición ventajosa.

-Estos malditos jamás debieron escapar del corral sagrado. Es inaceptable que el ganado sagrado vuelva a revelarse en nuestra contra. – murmura por lo bajo, casi escupiendo entre dientes.

Entonces Bria une cabos rápidamente. Los soldados vacunos son idénticos a aquel que ella ayudo al cocinero de la nave en la cena diplomática. Ahora comprende que ellos se encuentran en medio de un conflicto entre especies.  

La ira parece brotar por cada palmo del cuerpo horripilante del embajador al descubrir la identidad del comando de asalto. Sus puños se cierran con fuerza para luego buscar en sus alrededores algún objeto que le sea útil. No es difícil adivinar que el embajador planea atacar a los pequeños soldados aprovechando su posición ventajosa.

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Entonces Bria une cabos rápidamente. Los soldados vacunos son idénticos a aquel que ella ayudo al cocinero de la nave en la cena diplomática. Ahora comprende que ellos se encuentran en medio de un conflicto entre especies.  

—Soy un especialista en xenoantropología y lingüística —susurró a sus compañeros—, y conozco a la mayor parte de los habitantes de este cuadrante. Voy a intentar comunicarme con ellos.

Staafar dió un paso adelante, con las manos en alto, procurando no desafiar a sus supuestos captores.

La ira parece brotar por cada palmo del cuerpo horripilante del embajador al descubrir la identidad del comando de asalto. Sus puños se cierran con fuerza para luego buscar en sus alrededores algún objeto que le sea útil. No es difícil adivinar que el embajador planea atacar a los pequeños soldados aprovechando su posición ventajosa.

-Estos malditos jamás debieron escapar del corral sagrado. Es inaceptable que el ganado sagrado vuelva a revelarse en nuestra contra. – murmura por lo bajo, casi escupiendo entre dientes.

Entonces Bria une cabos rápidamente. Los soldados vacunos son idénticos a aquel que ella ayudo al cocinero de la nave en la cena diplomática. Ahora comprende que ellos se encuentran en medio de un conflicto entre especies.  

Norman miró con asombro aquellos seres, nunca había oído hablar de una raza de vacas inteligentes. Aún así, tranquilizó a la reportera:

-Tranquila, en la tierra nos hacemos unas ricas barbacoas con esto seres.- Dijo con la seguridad que le daba su bien alimentada barriga mientras recordaba, casi salivando, aquellas parrilladas ahora sustituidas por alimentos de replicador.

Sin saber muy bien como, quizá la ingesta de tal animal le había dado habilidades ocultas, Norman comprendía perfectamente el idioma vacuno por lo que se adelantó a Stafaar y contestó educadamente para calmarlo. Al fin y al cabolos cornudos estaban doblemente armados, astas y pistolas.

-Muu, muuuu, mu muuu mu mu.-

Cuando Becca ve que Staafar levanta las manos ella lo hace de inmediato...

Rodeada por estos seres vacunos no puede evitar pregunatrse cómo es que son el alimento rebelde, es decir, jamas se le ocurriría comerse a alguien, eso sumado al mal trato del embajador duda de lo que esta sucediendo. "son el enemigo y me están apuntando con un arma" de dice a si misma... "Le dispararon al comandante y están atacando a Exi" necesita recordarse.

Quieta con las manos en alto, observa todo lo que acontece, en silencio.

Uno que parece ser el jefe se adelanta y contempla a Norman y a los demás. Su expresión parece ser de frustración y su paciencia menor ante el retraso de su objetivo. Enciende un puro y acomoda sus lentes de sol antes de hablar a sus prisioneros.

-¡Alto! ¡Soy el comandante Kor'0 Bor'Kan Bra'nera! – Anuncia con enojo - ¡Por el sagrado texto verduriano solicito la liberación de nuestra reina, la gran dadora de leche mística y futura prometida! ¡Y el arresto de los embajadores asesinos! ¡Por sus crímenes contra nuestra realeza! Eso y algo de papel higiénico – indica a los anonadados Staafar, Rebecca y Norman, quienes contemplan a sus captores sin saber muy bien qué hacer, si deben levantar las manos en alto o pedir clemencia según la normativa del código de Nueva Ginebra.

Bert, desde su seguro refugio, no entiende absolutamente nada. Mira cómo todos salen alegremente a conferenciar con unos seres que, por lo poco que saben, han podido masacrar a toda la tripulación de la Excalibur.

La alerta roja sigue sonando pero no hay ningún aviso, ningún mensaje de la capitana... y ellos a enarbolar la bandera de la federación y la armonía. Sí, había pasado los cursos como cualquier otro: intercambio pacífico, coexistencia, exploración, nuevas civilizaciones y todo lo demás, pero era ya muy talludito cuando ingresó en la Academia y las enseñanzas de la tía Petunia estaban grabadas a fuego en su mente.

Si unas vacas cabreadas, con mala leche, recién escapadas del establo (metafóricamente hablando), armadas con phasers  buscan al tipo que se las comió, que resulta ser un invitado tuyo, lo mejor que puedes hacer es permanecer quietecito y esperar.

Lanza una ojeada al resto que permanece oculto, a ver qué hacen. El fondo, Bert es gregario, y no será el único que se quede escondido. A ver qué hacen los tácticos, venga Bri, que tú sabes qué hacer en estas situaciones.

Wait and see.