Partida Rol por web

—Parece ser que existe un importante conflicto de intereses —se apresura a traducir Staafar—. El comandante Kor'0 Bor'Kan Bra'nera solicita la liberación de su reina. Al parecer, se trata de alguien bastante importante para la cultura de su pueblo. 

El vulcaniano siguió rígido, tratando de analizar la situación a toda prisa. Habitualmente trabajaba junto a un pequeño grupo de embajadores y diplomáticos. Él únicamente se limitaba a labores de traducción y a facilitar datos sobre diversas culturas que pudiesen facilitar un acuerdo pacífico. Ahora estaba entre razas que se odiaban, con una cámara apuntando a sus nucas y un ecléctico grupo de oficiales humanos. No era el mejor de los escenarios.

—Y ambos bandos están en conflicto. El embajador Scroq'ads pretende atentar contra nuestros asaltantes, "el ganado sagrado" y ellos desean "arrestar a los embajadores asesinos"… y, si no he entendido mal, ese de ahí quiere papel higiénico.

Mientras pensaba en un plan de acción, trató de tranquilizar al embajador.

—⌿⌰⟒⏃⌇⟒, ⌇⏁⏃⊬ ☊⏃⌰⋔, ⏃⋔⏚⏃⌇⌇⏃⎅⍜⍀

El avance sigiloso se fue al traste cuando la mayoría del equipo comenzó a hablar en alto, tropezarse o ponerse a reparar paneles. Erik no se creía lo que estaba pasando, pero enfadarse no serviría de nada, así que pasó del tema y siguió a lo suyo, caminando sigilosamente y preparado para actuar cuando los asaltantes apareciesen, ya que estaba seguro que lo harían después de hacer tanto ruido.

Por fin llegaron a la bahía de carga, aunque por desgracia los ruidos no cesaron mientras el grupo investigaba el lugar. Erik no veía allí nada fuera de lo normal, pero de repente una escotilla se abrió del otro lado de dónde se encontraban, dándole tiempo a Erik a esconderse antes de que los intrusos le pudieran ver.
Debían ser los seres que estaban asaltando la nave, aunque no eran exactamente como Erik se los había imaginado ¿Son vacas? Había visto muchas especies alienígenas diferentes desde que ingresó en la Academia de la Flota Estelar, pero nunca imaginó que pudieran existir alienígenas con forma de vacas.

Algunos de sus compañeros no pudieron esconderse a tiempo, y aquellos seres los rodearon y apuntaron con sus armas, acción que no gustó nada a Erik. El joven se maldijo por no tener un arma a mano para poder defender a sus camaradas, aunque estando en tanta desventaja numérica, quizá la mejor opción que tenían para salir de esa era dialogar con aquellos seres.

Cerca de él, el emisario parecía bastante furioso con esos alienígenas, y parecía estar dispuesto a atacarles. Mientras murmuraba algo que Erik se esforzó por entender, el joven noruego le hizo un gesto para que se calmase y no hiciese ninguna locura.

La parte en que deberíamos de ir en sigilo atravesando la bahía de carga no había resultado del todo satisfactoria. Por suerte, la fuerza de asalto vacuna no había identificado a todos. Tras unas cajas Erik, Bert, Ruby y yo vimos desarrollarse la escena, un tanto extraña por el lenguaje empleado por los asaltantes - yo he atendido a uno de esos en la cafetería - estaba todo relacionado con el embajador que acompañaba a la periodista, un conflicto de intereses seguramente o problemas de vecindad, vamos que, eran razas hostiles entre sí - lo que faltaba.

- No nos han visto, así que, vamos a tratar de mantenernos ocultos - miré a mi alrededor buscando algún elemento que pudiera servirnos, ya fuera para abortar la amenaza o bien para continuar nuestro camino hasta la armería para volver y rescatarlos 

El hecho de que fueran 12 unidades me disuadió de enfrentarme a ellos, también porque salvo un par de cuchillos de cocina no tenía suficientes armas para eliminar al resto, suponiendo que el ataque con las armas de filo fuera certero. Aunque en teoría estos cuchillos eran carniceros, deberían de cortar la carne de vaca con suma facilidad, en cierto modo, eran un arma de destrucción masiva jajaja

Me giré con extrema prudencia y sigilo para comentarles mi propuesta - vamos a hacer tres cosas: permanecer en sigilo/escondidos hasta que no se den las condiciones de paso, cuando tengamos vía libre iremos a por las armas y tercero los liberaremos - esperé a ver si Erik confirmaba el plan - ¿de acuerdo? - en caso contrario podríamos aprovechar cualquier ventaja que nos diera este lugar para tratar de invertir las cosas, aunque doce eran un número a tener en cuenta, además tenían armas.

En cuanto al embajador, le comenté a la periodista que, le impidiera hacer tonterías del tipo creerse un ser inmune a los disparos. Convenía ser sensatos, no estúpidos.

En algún momento el alerta rojo debió de cesar y todo había regresado a su relativa tranquilidad. Solo que ahora temas urgentes atendían la bahía de carga y a sus ocupantes.

Nadie, hasta ahora, se había percatado de eso. Quizás finalizó cuando estaban reptando cual ratas glaciares andorianas y por eso no lo notaron.

Aemalae se cubrió la boca al darse cuenta que si respondía a Norman delataría su posición al comando de asalto bobino. Simplemente contuvo su nerviosismo tanto como pudo y siguió filmando todo como la mejor periodista que era. Ahora podría añadir a su currículo periodismo de guerra.

Por su lado Norman se unió a la charla, tomando la delantera al igual que la palabra. Su estomago también gruñía ocasionalmente al percibir, en cierta forma, tantos bistecs cerca. En su cabeza rondaban imágenes de parrilladas y salsa barbacoa. Mucha salsa barbacoa.

El comandante abre sus ojos en clara señal de sorpresa ante las inesperadas palabras del tripulante experto en “evacuaciones”.

Luego llegaron las analíticas palabras de Stafaar y su deducción por más que acertada. En efecto se encontraban en medio de un conflicto que se remonta muy atrás y que ha explotado en el peor momento y en el peor lugar.

-¡Mu! ¡Muuuu…mumumu…mumu! ¿Mummmumu? – respondió el comandante Kor'O Bor'kan Bra'nera al oir las palabras salidas de la boca del Vulcano. Palabras en idioma de sus ancestrales captores y asesinos de su especie por eones y eones.

 -¡Mumumumu! – bufó, lleno de furia. Y buscando con sus bovinos ojos miró en todas direcciones de la bahía. En algún sitio se ocultaba su enemigo y no lo dejaría pasar. Finalmente realizó un par de disparos de su rifle. Del arma surgieron burbujas de colores brillantes que viajaron rápidamente en todas direcciones, esparciéndose por la sala antes de simplemente explotar como burbujas que son.

Entonces muchos de los presentes cayeron en cuenta que había un sinnúmero de elementos malinterpretados. ¿Realmente había peligro? ¿En algún momento lo hubo y todo esto fue una enorme confusión?

Hasta Erik, perfectamente agazapado, podía darse el lujo de sacar a pulir su olvidada capacidad lingüística.  Ahora podría entender lo que sucedía…y tal vez conseguir un traductor universal para la próxima ronda de guardia que le tocase. Porque nunca se sabe…

Finalmente Bria toma cartas en el asunto al contabilizar sus cuchillos de destrucción masiva. No alcanzaría para todos a menos que con suma agilidad degollara a los doce elementos peligrosos. Solo le faltaba el factor de distracción…

Pero al ver las armas burbujeando esferas de colores su incredulidad cayó por los suelos. Solo que la anterior actitud del embajador podría acabar con su plan de contraataque.

Y...¿Quién tomaría el Padd para leer lo importante? Aún estaba en la mano/pezuña del comandante bovino...

Cuando la terrible arma secreta de la resistencia bovina fue disparada dentro de la bahía de carga sus efectos fueron superiores a lo estimado por el alto mando militar cuadrúpedo y también por el sagrado texto verduriano…

Decenas y decenas de burbujas de colores volaron en muchísimas direcciones para finalmente reventar con un simple ¡pop! en el aire.

Esto, desde luego, provocó un colapso neurovesticular en el cerebelo del embajador adicto a comerse a la realeza del comando rebelde que ahora invadía la bahía de carga. Lo que en su momento era simplemente ira ahora se transmutaba en pánico. Absoluto pánico.

- ⌇⏁⏃⊬ ☊⏃⌰⋔ –* chilló el anteriormente malhumorado embajador para huir tan rápido y torpemente como pudo en direcciones al azar.

Y sus pobres piernas chocaron con algunas cajas en su despavorida huida para luego chocar con fuerza sobrehumana contra una columna y finalmente caer al suelo fuera de combate en medio de ambos grupos.

Desde luego todos miraron el evento y pensaron, solo por un breve instante, como pudo hacer semejante estupidez.

-¡Lo sabia! Esa basura de Scroq'ads se encuentra aquí. Puedo oler su grasiento cuero viperino. ¿Ustedes lo ayudan?- – respondió el comandante Kor'O Bor'kan Bra'nera al oir las palabras salidas de la boca del Vulcano. Palabras en idioma de sus ancestrales captores y asesinos de su especie por eones y eones.

-¡Sal de ahí, inmunda escoria! - bufó, lleno de furia.

Mientras pensaba en un plan de acción, trató de tranquilizar al embajador.

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[Traducción]:

—Por favor, mantenga la calma, embajador.

La vaca antropomórfica tenía malas pulgas pero Norman se acercó despacio para tomar el Pad que todavía sostenía. Ver que el arma no parecía otra cosa más que un tierno juguete infantil hizo que el técnico se confiara aunque no sin ciertas dudas.

-¿Pompas de jabón?, ¿a qué le tiene tanto miedo el lagarto?.- Susurró a sus compañeros mientras se acercaba al cabeza-res.

-Muuu muu muuuuu mu mu mu. Muuu mumu mu*- Dijo trantando de calmar los ánimos.

Mientra Bría estaba al acecho, Norman podía hacerse una idea de las capacidades de la mujer pero, aunque rídiculamente armados, el rebaño lo amplio suficiente como para darle problemas. Pensó la manera de finiquitar aquello de forma pacífica.

-Puede que el papel higiénico les calme. Creo que por aquí cerca hay un cuarto de suministros al que, como ingeniero, tengo acceso, podría ir a buscar.- **  Comentó el dato a sus compañeros mientras tomaba en sus manos el datapad para comprobar su contenido

Staafar mantuvo las manos en alto por respeto a sus interlocutores, pero en una posición mucho más relajada. El "ganado sagrado" había resultado ser fundamentalmente inofensivo. No obstante, pese al evidente matiz cómico que había adquirido la situación, todavía quedaban asuntos por resolver.

El primero: la reacción del embajador. La única persona a la que parecía causarle aversión el jabón era su compañero de laboratorio, pero dudaba que Matthews* huyese despavorido al ver un aluvión de inofensivas pompas.

—Deberíamos llevar al embajador a un lugar seguro, y que alguien atienda su herida —sugirió a sus compañeros—. Y llevar a este… comando rebelde hasta alguno de nuestros superiores y solucionar todo este asunto. ¡No pueden ir por la nave apuntando sus armas contra todo el personal!

El vulcaniano se aclaró la garganta y trató de imitar a Penwick, tal vez él también podría emular los fonemas de aquel curioso idioma bovino.

—Muumu, muuuumumu. Muuuumuu…, muumuumu. Umu, muuuuuuuuu**

"¿Burbujas? ¡¡Burbujas!!" piensa Becca "Heeey que no podían ser los malos, lo sabia!"...

Becca estira un poco la mano y logra reventar un par de burbujas, baja la otra mano y queda distraida por un momento reventando pompas de jabón, su cara sonriente se transforma en seriedad...

"¿Y quien atacaba la nave entonces? no creo que estos simpáticos vacunos tengan la tecnología necesaria para disparale a Exi, solo buscan a su reina vaca"

Becca se acerca cuidadosamente a Staafar, levanta las manos imitandolo.

-Hey Stenfar, me explicas que esta sucediendo? ¿Y por que el embajador parece alérgico al jabón? ¿Que debería hacer?

Becca aguarda instrucciones, y cada vez que haya una pompa de jabón se quedara mirandola unos segundos.

En su interior Becca esta muy feliz de encontrar una raza de su estatura o menor ♥

Estábamos en una bodega de carga, ¿qué suele haber en un lugar así a parte de cajas, paquetes de grandes dimensiones, barriles? Pues claro, cómo se me había pasado por alto. A escasa distancia había uno de esos vehículos especiales para ordenar y transportar la mercancía. Tenía una pinta maravillosa, las ruedas evidenciaban que estaban prácticamente nuevas y además la cabina estaba cerrada, vamos que un par de disparos los aguantaba seguramente. Para más singularidad tenía a modo de cuernos metálicos dos especie de palas - fíjate qué pedazo de toro tenemos ahí - fue verlo y preguntarme por la velocidad que alcanzaría, estaba segura que podía echarme unas carreras por la bodega con ella.

Además a poco que lanzara una caja con ella podría derribar a los vacunos como si fueran bolos. Aquella idea despertó mis ganas de juego y es que la alarma había impedido que jugásemos a las cartas pero allí tenía la venganza lista y preparada. 

Todo mi plan tan sólo necesitaba de alguna distracción para ejecutarse, para pasar desapercibida hasta llegar al vehículo "ordenador de cajas" Fue en ese momento cuando descubrí la letalidad de sus armas - ¿jabón? ¿pompas de jabón? - Me extrañaba que fueran capaces de herir al comandante con pompas de jabón, era cuanto menos ridículo. Aprovechando que estaban hablando con Norman y que Staafar había parafraseado su lenguaje me lancé a conducir aquel coche de carreras que simulando la imagen de un toro mecánico iba a entrar en escena poniendo el ruedo vacuno en orden.

Hablé con la periodista para que el senador me acompañara en las carreras y persecuciones que ibamos a sufrir a bordo del vehículo de escape. Sin embargo estaba KO, parece que del susto, era curioso tan pronto había pretendido atacarlos como había quedado inconsciente por la puesta en escena de aquellas armas de limpieza masiva. Si mi plan consistía en mantener de una pieza al senador, alejado de los vacunos, aquella circunstancia imposibilitaba la reacción.

Tenía dos opciones con el vehículo, o bien ponerlo en funcionamiento para huir de la fuerza de ocupación vacuna, y con aquel transporte podríamos dar tantas vueltas por la bodega de carga como resistencia tuvieran los vacunos; o bien utilizábamos la carretilla como arma de destrucción o enmblaje, con las palas que parecían cuernos podría coaccionar al grupo para que se desarmaran y abandonaran la violencia o la sufrirían.

La idea de Bria de ir a por las armas sigilosamente mientras sus compañeros dialogaban con los asaltantes le parecía estupenda a Erik, ya que si no podían convencerlos pacíficamente, los dos miembros de seguridad estarían armados para entonces y así poder disuadirles por la fuerza. Antes de que Erik pudiera dar el visto bueno a su compañera, algo realmente extraño sucedió. Las vacas alienígenas dispararon unas pompas de jabón y el embajador salió de su escondite despavorido como si le atacase un enjambre de abejas asesinas ¿Pero qué...?

Sin comprender lo que ocurría, Erik se giró a la mujer encargada de grabar al embajador y le preguntó - ¿Eran estos los seres que estaban asaltando la nave? ¿Por qué el embajador teme a unas inofensivas pompas de jabón?
A pesar de que aquellos bichos parecían inofensivos con armas de juguete, Erik se mantuvo oculto ya que pensaba que algo no cuadraba Entonces, ¿Quién atacó al sargento Urmoz? Todo esto es muy extraño.

Los eventos que siguieron la tomaron un poco por sorpresa y Ruby más que reaccionar por sí misma, se dejó llevar por los demás que se pusieron a resguardo a tiempo y se salvó de ser amenazada por los invasores. Observó con total impotencia cómo habían rodeado a Becca, Norman y Staafar y les apuntaban con armas.

Alrededor suyo, Bria estaba planeando cómo hacerles frente. Por lo que ella comentaba, ya había lidiado con alguien de la raza vacuna en la cocina, lo que tenía sentido en relación a la acusación que había hecho antes el embajador, eso explicaba por qué ella olía a sus enemigos. El comandante Kor'0 Bor'Kan Bra'nera reclamaba la devolución de su reina, quien parecía ser el animal sagrado que el embajador pretendía consumir una vez cerrado el trato. Claramente se encontraban en medio de un conflicto diplomático entre estas dos razas y, aunque en un principio parecía ser una cuestión sumamente peligrosa, poco a poco fue tomando un matiz más... chistoso.

Cuando el vacuno disparó, Ruby temió por lo peor, especialmente por su amiga Becca que había quedado atrapada allí y no parecía estar pudiendo manejar la situación con la misma soltura que Norman y Staafar quienes  se estaban comunicando activamente con ellos, buscando calmar los ánimos. Pero de su arma, salieron bellas burbujas de colores, que se dispersaron inofensivamente por el aire hasta reventar. Si bien a ellos no les causaba ningún miedo, el embajador gritó aterrorizado e intentó escapar de ellas desesperadamente.

Lo bueno era que al menos la cámara de la reportera parecía no estar funcionando, por lo que no tendrían más testigos indeseados de las circunstancias.

Erik y Bria parecían estar listos para actuar, pero Ruby no entendía del todo qué deberían hacer. Intercambió miradas de incertidumbre con Bert quien parecía estar, al igual que ella, esperando instrucciones.

Casi sin darse cuenta, acabó hablando por lo bajo -¿Y en medio de todo este conflicto diplomático, dónde encaja este tal Wally?

Bert se tapa con ambas manos la boca cuando ve estrellarse al embajador y caer redondo. Por un instante piensa en salir a ayudar pero como no entiende nada de lo que está pasando, opta por quedarse donde está (*). Como le dijo el jefe Brok aquella vez en que unos microorganismos de silicio colonizaron los giróscopos de la estación: si no estás seguro, no toques nada, quédate quietecito y espera, siempre le puedes echar la culpa al encargado de distribuir las tareas. Esa es la función de los oficiales, llevarse las culpas por organizar mal las cosas.

En lo que recuerda estas sabias palabras, Bert, bien agazapado, capta la mirada de Ruby y en respuesta comienza a hacer aspavientos: se encoge imitando a una persona mayor (¿su tía Petunia?), señala hacia el grupo de debate, más gestos, unos cuernos, se mueve de un lado a otro (¿cuidado con los toros mansos? ¿son los peores?).

Ruby abre los ojos desmesuradamente. Bert parece tan locuaz con las manos que con su boca pero está claro que se muere por contar alguna aleccionadora historia sobre su tía Petunia, la granja, el tata Ambrose y algo más.

-Ni idea -susurra Bert en respuesta a la pregunta de Ruby y señala hacia un rincón todavía más discreto que en el que está, justo debajo de unos despieces de polímero de las lanzaderas.

Me fijé que la negociación parecía ir bien, aquello podía condicionar mi plan. Si Staafar lograba un principio de acuerdo con los asaltantes no se necesitaría el uso de la carretilla para escapar o atacarlos. Ante la duda fui hasta el vehículo, si veía cualquier movimiento sospechoso, vamos que, sino bajaban las armas entonces me obligarían a tomar decisiones a bordo del vehículo. 

Aparte empecé a pensar si sería mejor dar vueltas esperando cansarlos si me perseguían o por el contrario perseguirlos yo, no sabía cuánta velocidad alcanzaría este vehículo, pero la cosa era tenerlos entretenidos mientras los demás escapaban.

Me mantengo a la espera de los acontecimientos

-Muuu muu muuuuu mu mu mu. Muuu mumu mu*- Dijo trantando de calmar los ánimos.

Efectivamente los datos expresados en el Padd eran una lista de materiales subidos a bordo en el último día. Y casualmente lo que señala el comandante rebelde eran los alimentos para el almuerzo y la cena de los altos oficiales y de los emisarios cuyo grupo lidera Scroq'ads.

Uno de los alimentos se había preparado y servido algunas horas antes y el otro estaba programado para encabezar la cena.

- Mumumumumu* – indica Kor'O Bor'kan Bra'nera a Norman cuando este coge el Padd, señalando su bota llena de excremento de origen desconocido.

Por suerte en la bahía de carga hay un contenedor repleto de rollos de papel higiénico. De ese que es de doble capa y tiene dibujos de animalitos. Algo muy kawaii.

-¿Umu? Mumumu…umumumu… **- responde a las palabras del tripulante con el cual comienzan a zanjar las diferencias generadas por desconocimiento y malentendidos.

Entonces el Vulcano interviene junto a Norman, y sus palabras tranquilizan a Kor'O y su gente. De inmediato bajan sus armas psicotronicas estéreo 2.0

El vulcaniano se aclaró la garganta y trató de imitar a Penwick, tal vez él también podría emular los fonemas de aquel curioso idioma bovino.

—Muumu, muuuumumu. Muuuumuu…, muumuumu. Umu, muuuuuuuuu**

 -¡Muuu! Mumumu ummmuuu mumumu mu….muuumumu umum. ***– comenta a Staafar y a los demás ahora que la situación poco a poco se va apaciguando.

Por otro lado Scroq'ads no parece presentar ninguna herida física, ni algo externo que indique que el emisario ha sido herido. Por el momento parece roncar apaciblemente o algo por el estilo.

Con la situación más relajada algunos comienzan incluso a disfrutar de las burbujas psicotronicas estéreo que disparó el arma del comandante, que para ellos es un divertimento inofensivo.

Entretanto Bria al haber encontrado su nuevo juguete ahora estaba subida a bordo del autoelevador y contemplaba las casi infinitas posibilidades tácticas del vehículo. Si algo salía mal ella estaría preparada.

Sin comprender lo que ocurría, Erik se giró a la mujer encargada de grabar al embajador y le preguntó - ¿Eran estos los seres que estaban asaltando la nave? ¿Por qué el embajador teme a unas inofensivas pompas de jabón?

-¿Qué si eran pompas de jabón como ahora? Pues no sabría decir…porque corría detrás del embajador que huida despavorido por los pasillos. Vi luces y sonidos de disparo de las armas de ellos pero no me quede allí para descubrirlo… fue una situación horrible. Espero recuperar mi arete perdido. – se sincera la reportera al responder a Erik desde su escondite ahora revelado para todos. De igual manera ella permanece oculta, aunque de nada sirva ahora.

Ruby y Bert, quien de los nervios no puede contener un callado pedo, contemplan desde un sitio seguro y hasta ahora ignorado por los bovinos e intercambian susurros a la espera de una resolución pacífica, la cual parece finalizar pronto con gran éxito.

-Nuestra Reina Swall-ye*.  Se agradecerá también algo de papel higiénico. He pisado algo con mi bota y no se quita…- indica Kor'O Bor'kan Bra'nera a Norman cuando este coge el Padd.

-¿Esto? Es un arma experimental de ondas disruptoras psíquicas en sonido hiper estero. Y al parecer sirve contra  Scroq'ads  y su miserable estirpe.**- responde a las palabras del tripulante con el cual comienzan a zanjar las diferencias generadas por desconocimiento y malentendidos.

-En nombre de la sociedad Verduriana doy las gracias por el alto al fuego y solicitamos asilo político para mí y mi gente hasta que halle a mi reina y prometida. También deseo denunciar a ese maldito por crímenes por "lesa bovinidad".*** – comenta a Staafar y a los demás ahora que la situación poco a poco se va apaciguando.

La otra puerta de acceso se abre nuevamente, muy despacio al principio.

Los sensores detectaron actividad en esta bahía. Hace instantes señor. Con cuidado, ire por delante. – indica Chandler a su comandante antes de entrar velozmente a la bahía de carga con su phaser en mano y presto a disparar a cualquier enemigo.

-¿Eh?- musita al ver lo que ocurre allí dentro.

Solo que su descubrimiento lo deja boquiabierto.

Bien hecho sargento. Solo queda esta bahía y la cubierta inferior. – responde Mukherjee a las palabras del MACO.

Y cuando el también ingresa a la bahía de carga la sorpresa lo atrapa por igual. Aunque la diferencia es que su reacción es más rápida.

-¿Qué sucede aquí? ¿Por qué no están en sus puestos? Y por ultimo… ¿Quiénes son ellos? ¡Por vishnu! – inquiere el comandante de la Excalibur al salir de su sorpresa.