Partida Rol por web

-¡Por la tarta de manzana de la tía Petunia! No estaba seguro de que fuera a funcionar -Bert se detiene un momento al ver en la terminal la remuneración y el plan de pensiones correspondiente a un almirante. A ver, no es que se esté planteando el retiro, pero incluso con el poco tiempo que lleva, a ese ritmo de cotización...-esto nos daría para comprar una estación de mantenimiento, una pequeñita, pero bien situada en la ruta aldebariana, podríamos tener un retiro dora....

¿¿¿¿¡Pero qué demonios!!!???? ¡Ah, no! Eso no lo consiento. ¡Maldita bruja egocéntrica, cruel y despiadada! No, dime que no has hecho eso. ¡Vuelve aquí, pendón desorejado! Sí, me refiero a ti, Queenie o como quiera que te llames.

¿Pero qué hace Bert? Nadie parece tenerlo claro pero el ingeniero, reconvertido a timonel almirante se levanta de su puesto, da dos pasos hasta el centro del puente de mando y alza el puño en gesto desabrido.

Yo la pifié, pues vale. Mi problema, mi responsabilidad... eso no me lo enseñó el jefe Brok, al contrario, siempre sabía a quién echar la culpa. Seguramente, ha sido la única de sus enseñanzas que no he podido aprender, como jefe de cuadrilla no tenía precio y, desde luego, era capaz de detectar un compresor defectuoso sólo con chupar la junta de condensación. No, no me preguntéis cómo lo hacía. Pero lo hacía... Ahora, la tía Petunia me lo grabó bien grabado, incluso con una bota magnética del siete (No, tampoco preguntéis).

Nunca cruel ni cobarde, pase lo que pase, sé amable... Eres un ser superior, demuéstralo. ¿Quieres mi voz, quieres que rime o que baile una jiga? Lo haré, pero déjala en paz.

Permanece unos momentos en silencio, tenso y luego suelta un largo suspiro, quizás esperaba que Queenie apareciera al momento, pero debe tener otras cosas que hacer.

-No tenías que hacerlo, Bec. No tenías que hacerlo... -de pronto siente un impulso, si funcionó una vez... Y se llega hasta la menuda ingeniera:

-¿Puedo? -y suavemente deposita un beso, cálido, breve, en los labios de Becca.

-Y ahora, vamos a ver qué necesitan Ilue, les ayudamos, resolvemos lo que quiere esa bruja y que cumpla su palabra, que nos deje en paz, tal y como estábamos antes de que empezara a enredarnos.

-Almirante Bria, ¿a dónde? (*)

-¿Puedo? -y suavemente deposita un beso, cálido, breve, en los labios de Becca. (BERT)

  Becca es besada por Bert, sin ninguna oposición de ella... ciertamente se sentía bien por ser besada, pero preocupada de que el único motivo por el cual podría ser besada por Bert fuera una omnipresente y maliciosa... Caroline.

Sabia bien que todo este juego era porque Caroline sabia de sus sentimientos hacia Bert, que claramente no eran correspondidos, es decir, todo esto le divierte precisamente porque no son correspondidos.... o lo son?

- Bert, no desearía desalentar la llegada de tales actos en el futuro, 
   pero el beso no es la piedra que hará caer el fruto
   somos buenos bufones de sentimientos puros
   divertimento de la Caroline, eso es seguro.

-Respondamos la llamada como el manual informa
 terminemos con la charada de cualquier forma!

Ruby suspiró de alivio cuando Norman aceptó la oferta de Erik y tomó posición y asintió a la pregunta de Staafar -Sí, puedo enviar un mensaje cifrado, es una excelente idea. Puedo dejarlo preparado para enviar en caso de ser necesario, como bien decías. Y comenzó a trabajar en el mensaje. Casi de inmediato, el ambiente se llenó de la usual verborragia de Bert, que causó que se sonriera, como si todo regresase a la normalidad. Por su parte, Bert trabajaba para conseguirles acceso a la información y tuvo éxito. Las consecuencias podrían ser terribles, pero al menos en estos momentos podrían resolver el pedido de Caroline.

Norman accedió a quedarse y tomó lugar al lado de Erik. Ruby asintió para sí misma, Debemos mantenernos unidos, es mucho mejor así. El problema es que nuevamente se escuchaban rimas. Ahora era Becca la que rimaba. Por lo visto Caroline no permitiría que la diversión terminase tan rápidamente. Intercambiaron miradas, Ruby le sonrió un poco incómodamente mientras pensaba que al menos había logrado besar a la persona que le gustaba, no parecía tan mal trato.

La reacción de Bert la tomó por sorpresa, claramente se había enfadado aún más con Caroline por haber pasado su maldición lírica de él a ella. Sin previo aviso, se acercó a Becca y la besó suavemente, seguramente intentando liberarla de esa molestia, pero no tuvo éxito. Ruby tosió y comentó solamente -Creo que de momento lo mejor será que nos encaminemos en dirección a la nebulosa a responder ese llamado de ayuda. Se giró nuevamente para estar de frente a la consola y negó suavemente con la cabeza. Por lo visto, Caroline había logrado que el ingeniero escogiera una nueva perdición. Ella por su parte intentaría trabajar junto con Staafar identificando cuanto pudieran sobre esta raza y su entorno. 

El viejo código morse no sirvió en esta ocasión, aunque de todas formas descubrieron que el mensaje era una llamada de socorro que venía junto con unas coordenadas, así que tenían el siguiente destino. Bert había alterado los parámetros de seguridad de la nave, ascendiendo a todos los presentes al nivel más alto, y Erik no pudo evitar notar una punzada de preocupación ya que eso podría acarrearles muchos problemas. Aun así, lo mejor que podía hacer el joven noruego era pensar lo menos posibles en las consecuencias de aquellos actos y centrarse en la llamada de auxilio. Al pasar a alerta amarilla, ahora había más posibilidades de usar las armas de la nave, por lo que Erik las preparó de inmediato.

Mientras, Bert y Becca volvieron a compartir un beso delante de todos, aunque en esta ocasión parecía que Bert intentaba recuperar el hablar con rimas para así librar a la pelirroja de aquella maldición. Erik pensó que sería gracioso que Caroline le castigase a él de aquella forma, ya que se llevaría un chasco al comprobar lo poco que hablaba en público.

Presidía el sillón de mando y sin embargo no era capaz de ayudar en nada más que el silencio con respecto a mis compañeros - es el poder, que impone un poco - Todos parecía que sabían lo que tenían que hacer, incluso con aquellos besos entre Becc y Bert. Todos menos yo, claro.

- Bueno entonces... - había que salir de la inacción con algo, sino se darían cuenta que más que una capitana tenían una telespectadora - vamos a ayudar a esos seres pacíficamente azules de sus problemas - el enésimo conflicto planetario entre la tecnología y la bondad.

Escuchar a Becc hablar en verso y descubrir que Bert había vuelto a las andadas con la tía Petunia me hizo sospechar que se trataba de algo similar a un castigo ¿pero por qué? ¿acaso alguna venganza por sofreír la carne atrasada y darle un aspecto de fresca? ¿el pescado aquel que olía? Habría que investigar si todas estas desdichas y calamidades tenían alguna razón de ser o eran pura casualidad - no existen las casualidades, siempre hay una causalidad. 

- Prepara los escudos y la armas, Erick - no quería llegar hasta allí sin ningún tipo de seguridad - mejor precavidos que ingenuos.

- Ruby ¿qué nos puedes decir de las comunicaciones? 

Empecé a cogerle la dinámica al puesto, la cuestión era derivar responsabilidades en los demás y resolver las cuestiones generales - Stafaar ¿algún problema?

- Vamos allá...

El vulcaniano asintió. Todo estaba ocurriendo demasiado deprisa y apenas había tenido tiempo de asimilar la situación para trazar un plan.

—Bien, Ruby, aparte de ese mensaje envía otro sin cifrar con el código que te voy a pasar. Se trata de mi número de identificación cuando trabajaba en la Flota Expedicionaria Vulcana. Jamás usaba una clave de cifrado como señal de confianza entre pueblos, así que sabrán que se trata de un mensaje por mi parte y que estoy en una situación delicada. Con un poco de suerte enviarán ayuda en caso de emergencia pero, como mínimo, sabrán que no se trata de ningún motín o escaramuza por nuestra parte. Los vulcanianos no mentimos.

Miró a su alrededor, en especial a Ruby y a Bria.

—¿Conforme?

Mientras preparaba la respuesta, fue escribiendo a mano el largo número de identificación para que Ruby lo transmitiese.

Si bien Becca estaba de acuerdo con la Alerta amarilla o de los escudos al 100%, la orden de Bria de Acercarse con Armas cargadas le parecía poco empatica para con Los Ihl'ue... claro siempre que esa señal de SOS sea de ellos, cosas que solo eran suposiciones.

-  No seria mejor ir sin Blandir la espada?
   Que no se recluyan de la ayuda esperada
   Estos seres de tecnología avanzada
   Si es que los Ihl'ue son la nebulosa iluminada.

  AJA!

  Un transbordador con la ingeniera 
  si a la nebulosa ir pudiera...
  Sola y sin armas a ser enviada
  Y en caso de trampa rescatada.

Becca estaba dispuesta a caer en una posible trampa si eso significaba que sus amigos y Bert quedasen a salvo en la nave, y que la raza convertida en nebulosa no se sienta amenazada, mas amor y menos gerra, siempre la salida diplomática era la elección de esta ingeniera.

-Ejem, capitana, creo que Bec tiene razón. No en lo de ir en solitario a la nebulosa (*), no me parece prudente, pero sí en lo de que son un pueblo pacífico que rehúye a los que portan armas. Según la información disponible, ha sido uno de los principales motivos por los que no se ha podido entrar en contacto con ellos.

A ver, la frecuencia de su señal es sencilla, podríamos responderles de la misma manera. Avisarles de que vamos en camino, ¿no? Uno no puede presentarse a cenar sin ser invitado o, por lo menos, sin avisar, es lo que decía el Tata Ambrose.

Otro mensaje aparece en la consola de sensores.

Becc, ¿qué prenda te ha propuesto la bruja esa para que puedas volver a hablar sin rimar? 

Espero que no sea conseguir que Staafar se ría.

A ver cómo lo conseguiríamos

Vamos a salir de esta, hablando en prosa. De lo contrario, tendremos complicado reparar esos condensadores juntos. No sé rimar turbollave.

El beso entre los tripulantes; si, la figurita repetida de la tarde, desencadena un festival de fuegos artificiales dentro del puente y alrededor de la nave. Lo que deja sin efecto la maldición de la rima Q.

Y con esto toda situación de acercamiento sigiloso desaparece…

No solo desaparece la ventaja táctica. También lo hace el uniforme de los dos tripulantes que han intercambiado contacto físico. Ahora, según lógica Q, debería suceder otra cosa; algo de intercambio de adn o algo por el estilo. Es que según el “Instituto Q de estudio y preservación de los organismos pluricelulares” (algo así como Greenpace Q, pero nada que ver…) tales organismos deben superar ciertas etapas o postas antes de llegar a la copulación. En verdad una pérdida de tiempo entre tanta burocracia social cuando los Q solo con chasquear los dedos de inmediato “lo hacen”. Tan solo una hoja cubre sus partes “nobles”…

Y para que no solo Bert y Rebecca sean los únicos afectados por sus atuendos ahora los demás sufren algunas “alteraciones” en sus uniformes. Por ejemplo Bria de repente lleva puesto un uniforme militar del pasado terrestre. De igual manera Erik lleva otro uniforme similar solo que sin minifalda ni escote, lo que no se vería del todo masculino después de todo.

Norman es desvirtuado por completo al cambiar instantáneamente su uniforme de servicio por algo de ropa formal, solo que algo colorinche, rojo y azul. Tal vez el mostacho es lo único característico y que en definitiva tan mal no le queda.

Podría ser omisión o por simple desentendimiento, que Staafar el es único allí que no se ve afectado por el repentino cambio de vestimenta. Su uniforme en cambio ahora lleva las insignias de almirante, siendo el único rasgo alterado.

En realidad la especie de Staafar le es terriblemente aburrida para Qaroline, a tal punto del absoluto olvido.

Ruby por su parte ningún cambio nota en su vestuario, sin embargo sus compañeros en el puente la observan asombrados y ella no entiende el porqué. Desde la perspectiva de los demás la auxiliar de comunicaciones poco a poco comienza a volverse transparente hasta desaparecer por completo. O al menos mientras no habla, que es cuando se vuelve visible momentáneamente. De lo contrario Ruby es prácticamente invisible para los demás, siendo esto una exteriorización de situaciones acumuladas… O también culpa de Caroline y su mal gusto en cuestión de bromas.

Finalmente los fuegos artificiales traen un último cambio. Una novedad más bien.

Desde distintos sectores de la Excalibur comienzan a llegar comunicados y reportes al puente, esperando respuesta y órdenes de sus “oficiales superiores”, sin saber que los actuales son varios de sus compañeros de trabajo con quienes hombro con hombro trabajan a diario.

En este punto Caroline cumple su parte al devolver un tercio de la tripulación, restando dos tercios para algún momento futuro o según su antojo de entidad superior…

Ahora la Excalibur recupera su funcionalidad otrora perdida.

Poco antes del nuevo caos Ruby envía el comunicado cifrado a la gente de Staafar junto al código del científico.  De esta forma en algún momento deberían de recibir novedades por parte de la Flota expedicionaria Vulcaniana.

Con la orden de Bria, al pasar a las armas, se activa el alerta roja y la nave se encamina al sistema Ilhar, al cuan arriban poco después sin mayores problemas más que los organizativos dentro de la Excalibur.

Al llegar a Ilhara las coordenadas del SOS conducen al ecuador del planeta. Apuntando a su zona selvática.

Es un planeta clase M, con dos grandes áreas muy definidas. Una de ellas es urbanizada, una gran urbe tecnológica y la otra una reserva forestal importante.

Los sensores pasivos y automáticos no revelan nada llamativo y tampoco hay otras naves en el área. Al parecer la Excalibur es la única en el sistema.

¿Qué hará la Excalibur para resolver este nuevo acertijo? Delante de ellos un planeta prohibido aguarda un posible segundo contacto…

No, no se alegren, damas y caballeros (*). La reacción de Bert es la completamente opuesta, ya que es extremadamente pudoroso. Como el cambio le pilla a medio camino de su puesto, al sentirse desnudo pega un gritito, da un salto y se abalanza hacia su puesto, donde la consola puede taparle estratégicamente -por un momento, piensa que al alférez Johnny Lightman no le hará mucha gracia que siente sus posaderas desnudas en su butaca. No, no le va a hacer ni pizca de gracia, concluye. 

-¡Eehhhhh! ay, ay, ay, -Bert, en un estado de confusión bastante grave, teclea a toda prisa la ruta de entrada al planeta. La nave da un bandazo y se inclina a estribor de forma alarmante. 

-Ay, por la gran galaxia, ¿quién ha puesto ahí ese pozo de gravedad? No es culpa mía, no estaba en las lecturas -aunque quizás es que Bert no estaba pendiente de las lecturas y sí del recuerdo de algunas formas redondeadas... ¡otro bandazo! (**)

Ahora no sabe si cruzar o no cruzar las piernas, se acomoda en el asiento tratando de pensar en su problema inmediato, que no es el que hay debajo de la consola, sino varios cientos de kilómetros más abajo, pues la Excalibur está haciendo una entrada bastante vertical.

-Creo que puedo corregirlo -la alarma de colisión se superpone a la alerta roja decretada por la almirante Bria- ¡Maldita sea, es tozuda como un sello magnético de polaridad inversa! No, no os preocupéis parece que ya se corrige... ¡Vaya, los escudos se están calentando! Derivando... 

Un nuevo bandazo sitúa a la nave en su plano correcto pero es un buen momento como otro cualquiera para deshacerse de manera expeditiva y por la vía superior de los restos de la comida y bebida de la fiesta. Aunque sería una lástima estropear los bonitos uniformes que nos ha regalado Queenie.

Con el resoplido de un búfalo, Bert -ya más calmado ahí abajo- se da la vuelta, la consola sigue estratégicamente colocada, lo que le obliga a retorcerse en una posición algo incómoda. Carraspea.

-Órbita estable, capitana (o eso creo) -dice para sí- Tengo que volver a calcular el vector de entrada y la degradación de órbita, pero será un momento.

En ese momento, Bert se percata de los cambios operados en sus compañeros. Trata de retirar la vista de la enorme cantidad de piel, pecosa y seguramente muy suave y cálida, que muestra Becca para toparse con el extraño que hace a la silueta de Bria el uniforme que luce ahora (¿era necesario tanto cuero apretado, podrá respirar?). ¡A los ojos! Recuerda la lección de su tía Petunia cuando llegó a la pubertad. ¡A los ojos! (acompañada de otra bota magnética del siete).

Acomodándose de nuevo, parece algo más relajado, pero todavía no ve seguro incorporarse, dice de forma lastimera:

-¿Alguien podría traernos ropa a Bec y a mí?

Becca de Repente se ve completamente desnuda bueno, salvo por una Hoja estratégicamente colocada.

- Oh por los Santos!! Se abraza los pechos y se pone toda roja... Erik serias tan amable de prestarme tu chaqueta?

Y nuevamente alza su puño al cielo con el Grito de 

-Caroline!!! 

- AH!! no estoy Rimando... Bien. Terminemos con esta farsa... me voy a la Bahia a tomar una lanzadera y a meterme en la nebulosa esa... Si algo nos ah enseñado la experiencia con los Verdurianos es que no siempre el enemigo es el malo, vamos a tratar la forma diplomática primero y si quieren se quedan aquí con todas las armas y la alerta roja a tope, si no regreso pueden disparar. Ruby, si puedes... podrías mandarle un mensaje en morse avisándoles que estoy en camino, haciendo luces como ellos? se me ocurre que si pueden poner un SOS en morse, también pueden entenderlo y respondernos. Quién sabe nos explican qué sucedió... Almirante Norman tome mi lugar.

Becca se dirige hacia la Bahia de Lanzaderas.

Erik no daba crédito a lo que estaba viendo ¿Fuegos artificiales dentro del puente? Estaba claro que a la tal Caroline le gustaba decorar la aventura del grupo. Erik imaginaba que para ella sería como ver una película interactiva y cada vez querría darle más emoción a las escenas. 

El acercamiento sigiloso había fallado estrepitosamente, aunque Erik se preocupó poco por eso ya que su atención ahora estaba en los nuevos "uniformes" que Caroline les había impuesto. 

-Erik serias tan amable de prestarme tu chaqueta?

- Claro. Dijo Erik quitándose la chaqueta y entregándosela a Becca. Para Erik era muy normal ver a sus amigos y amigas de Noruega desnudos en la sauna, por lo que no se sentía incómodo con esa situación y no entendía por qué Becca se había puesto tan roja.

Cuando Becca se ofreció a ir en la lanzadera, Erik dio un paso al frente para hablar - Debería ir contigo. Si es una trampa, puedo defendernos sin usar armas. Dijo sabiendo que portar armas en aquel planeta estaba prohibido. Se habría ofrecido a ir sólo, pero no era la persona más diplomática de la tripulación. 

—Si bajamos así al planeta, pensarán que somos una compañía ambulante de teatro. O el circo —dijo, enarcando una ceja.

Staafar examinó su uniforme, prácticamente intacto, en busca de posibles modificaciones que le hubiesen pasado por alto. Al comprobar que todo estaba en su sitio, asintió con la cabeza.

—Como especialista en xenoantropología y relaciones diplomáticas, me presento voluntario para la misión. Mis  antiguos compañeros de la Flota expedicionaria entenderán que la misión me habrá llevado a descender a la superficie. 

Respiró con tranquilidad, esperando que el resto de sus compañeros diesen el visto bueno. El cambio de vestimenta apenas alteró su impertérrito rostro. Para él no era más que otra de las bromas pesadas de la entidad que les estaba controlando. Sin embargo, todavía se devanaba los sesos intentando entender sus motivos. ¿Les estaba probando? ¿Eran solo marionetas en sus manos? No tenía forma de saberlo. Quizá lo más lógico sea esperar y ver qué ocurre.

La aventura en la que los había metido de cabeza esta Caroline le estaba resultando de lo peor. Ya de por sí la noche de Ruby no había comenzado de la mejor forma posible, pero todo lo que estaba sucediendo no suponía ningún tipo de mejora.

Fuegos artificiales y luego un cambio de uniforme para los miembros del puente. De alguna manera Becca y Bert se habían convertido en Adán y Eva, Norman en Mario, Bria y Erik en soldados de videojuego y Staafar... se veía igual que siempre. Ella no atinó a reparar en sí misma hasta que notó alguna mirada extraña proveniente de sus compañeros, aunque ninguno comentó lo más mínimo. No pudo contener un grito al verse a sí misma desaparecer. Sus manos perdían nitidez frente a sus ojos y no podía detenerlo. Por un segundo, fue presa del miedo, creyendo que se estaba desvaneciendo en frente de los demás, desapareciendo por siempre. Con algo de alivio comprobó que seguía allí, aunque su bella piel morena era ahora completamente transparente, salvo que pronunciase palabra.

Al parecer, Caroline era bastante despiadada y había logrado representar con eficacia la forma en que ella se estaba sintiendo. No era algo nuevo, se sentía un poco descolocada. En el grupo, la única persona con la que compartía formación e intereses era Staafar, alguien con quien nunca le habría interesado relacionarse. Norman, Becca y Bert eran ingenieros y entre ellos se entendían y podían ayudarse. Por su parte, Bria y Erik también compartían área y eso les permitía relacionase con mayor facilidad. En todo eso, Ruby era la única que quedaba sola. Hasta el momento Bert había sido quien le extendía con amabilidad su atención y ahora que rápidamente parecía olvidarse de ella en pos de centrarse en Becca, volvía a sentirse ignorada. Becca era amiga suya, pero permitía que sus sentimientos por Bert se interpusieran en su amistad, como lo había hecho en el Viejo Oeste. Ahora mismo, quería lanzarse a ser la heroína diplomática, cuando su formación no era acorde y poco le estaba preocupando la situación de Ruby. 

Ella había sido la que encontró las coordenadas de lo que buscaba Caroline y sin embargo no recibió ni el más mínimo reconocimiento de sus compañeros. Se mordió el labio con amargura, ¿Acaso así se había sentido Norman al encontrarse sin un asiento que ocupar? ¿Hubieran intentado detenerla si hubiese estado ella en esa posición?

Quizás, después de todo... sea momento de pensar en buscar una nueva nave en la cual servir. Una vez que todo el trajín termine, hablaría con el Primer Oficial para pedir su transferencia. De esa manera, Staafar recibiría la promoción y todo podría continuar su ciclo. Quizás era por esto mismo que el sargento Chandler había pasado de ella para sacar a bailar a Bria... Quizás era mucho más olvidable de lo que le gustaría creer. Ruby sentía un dolor punzante que se retorcía en su pecho y la indiferencia alrededor suyo solamente lo empeoraba. Qué bueno que ahora nadie puede verme a menos que hable... quizás tenga alguna ventaja todo esto. Puede que la interferencia de Caroline no hiciera más que revelar lo que se encontraba oculto. 

Juntó fuerzas para dejar de lado sus sentimientos y dedicarse al rol que debía cumplir. Había prioridades. Una vez que la tripulación estuviese de regreso, podría pensar en qué camino seguir.

Fuegos artificiales y luego un cambio de uniforme para los miembros del puente. De alguna manera Becca y Bert se habían convertido en Adán y Eva, Norman en Mario, Bria y Erik en soldados de videojuego y Staafar... se veía igual que siempre. Ella no atinó a reparar en sí misma hasta que notó alguna mirada extraña proveniente de sus compañeros, aunque ninguno comentó lo más mínimo. No pudo contener un grito al verse a sí misma desaparecer. Sus manos perdían nitidez frente a sus ojos y no podía detenerlo. Por un segundo, fue presa del miedo, creyendo que se estaba desvaneciendo en frente de los demás, desapareciendo por siempre. Con algo de alivio comprobó que seguía allí, aunque su bella piel morena era ahora completamente transparente, salvo que pronunciase palabra.

Sin embargo y a pesar de todo aquello, sus compañeros pasaban de ella con completa naturalidad. Cada uno se centraba más en lo que le pasaba a sí mismo que en lo que les sucedía a los que estaban alrededor, vaya equipo resultaban ser en estas circunstancias.

Muchas comunicaciones estaban entrando en ese momento y tenía que dar alguna respuesta al resto de la nave.

-Becca, Staafar tiene razón, es necesario primero pensar bien. Él está mucho más capacitado que tú para presentarse en el planeta a dialogar con la raza. Lo único que me preocupa en esas circunstancias es qué sucederá con la respuesta de la flota vulcaniana si se hace presente y Staafar no está para dialogar con ellos, después de todo están acudiendo a un llamado suyo. Cuando dejó de hablar pudo comprobar que empezaba a desvanecerse nuevamente y no tenía suficiente café en sangre como para sobrellevarlo con elegancia.

-Bria, varios sectores de la nave están enviando reportes y comunicaciones, pidiendo órdenes. No puedo demorar demasiado en responderles o comenzarán a acudir al Puente de Mando. No podemos ausentarnos todos de aquí, así que dividirnos puede ser una buena opción, pero hay que escoger inteligentemente a los miembros de la comitiva. Y, para comenzar, los que puedan cambiar sus ropas o ponérselas, deberían hacerlo. Menuda impresión daremos si los que se presentan no llevan uniforme de la Flota Estelar. Agregó esto último mirando a Erik que se veía como un Kaizer y no sería muy bien recibido en un lugar que rechaza la violencia.

-De momento enviaré un mensaje en código morse a los Ihl'ue avisando de que la ayuda irá en camino, pero sugiero que coordinemos bien la expedición o será un fiasco y muchas cosas podrían salir mal en este momento. Ruby sonaba irritada y determinante. Mientras comenzaba a desvanecerse nuevamente, se dedicó a la estación de trabajo y el mensaje que debían transmitir. De igual manera, manejaba los mensajes entrantes de las distintas zonas de la nave y las reportaba a Bria como lo hubiera hecho con la capitana De Alba.

Bert contuvo el impulso de levantarse... tenía la sensación de que se estaban desquiciando un poco. Le gustaba el trabajo en equipo y no entendía el impulso de Bec por lanzarse a contactar con los Ilúe (*). De hecho, comenzaba a sospechar que ella había entendido mal su último gesto, pero contuvo su mano y borró el mensaje que estaba escribiendo. Ella no parecía dispuesta a seguir en sensores. Sin muchas esperanzas de que le escucharan dijo:

-A ver, no podemos soldar todos la misma junta, no había nada que le irritara más al Jefe Brok que los recién contratados se abalanzaran a hacer el cambio de disipadores, como si no hubiera nada más que hacer. Sospecho que aquella técnico de ojos verdes tenía algo que ver... A ver, era una chica simpática, pero...

¿Podéis escuchar a Ruby, por favor? Tiene toda la razón. Creo que no tiene sentido que nos lancemos a visitar a los Ilúe sin saber si nos reciben o no. A ver, si son tan celosos y desconfiados, que invadamos su espacio sin esperar respuesta... Y quizás deberíamos obtener lecturas del planeta, ¿no? Es lo que dicta el protocolo... -desde su puesto, Bert trata de obtener lecturas de la zona ecuatorial con los sensores pasivos, nada de irradiar el planeta, no les vayan a molestar (**).

-¿Alguien me podría echar una mano con esto? No sé muy bien qué significan estas fluctuaciones electromagnéticas, diría que esas líneas son emisiones energéticas, pero ¿sabéis qué? Sensores fue una de mis bestias negras en la Academia, el teniente O'Hara creo que me tenía manía, era de Ohio y no le gustaban los de Oklahoma... o quizás era por mi pizca de sangre india, la verdad, es que no lo sé... 

-Estoooo... ¿y alguien me podría dar un poco de ropa, por favor...?

Norman quedó un instante babeando cuando vió a la lozana Becca, en paños menores, pero  no demasiado tiempo como para parecer un pervertido.

-¡Joooder! ¡Pero qué es este despelote!.- Dijo asombrado.- ¿Que demonios acaba de pasar?- Se frotó los ojos al ver desaparecer a Ruby.

Sus amigos pedían ropa desesperados por lo que Norman tomó la iniciativa y acudió a unos armarios de servicio a ver si encontraba algo.

-A ver si aparece algo por aquí no vaya a ser que os coja el frío, ya no somos muchos tripulando la nave como para tener dos bajas por enfermedad.- Dijo con cierto mal humor.

Mientras buscaba cayó en la cuenta de que su ropa había cambiado también, se miró y tocó la cara para descubrir un exagerado bigote. -¿Pero que clase de tomadura de pelo es esta?, ¿Es que estamos en otra experiencia inmersiva de esas? Pues me van a oír en cuanto salgamos.- Dijo con el enfado in crescendo.

Entonces Bert solicitaba ayuda con los sensores, al estar él sin puesto supuso que debía ser quien ayudara.

-A ver, deja que te ayude, pero no te me arrimes mucho por favor.- Sentir tan cerca a un hombre desnudo incomodaba su inmaculada masculinidad.