- Claro, salgamos... con suerte podemos encontrar al Maestro. - Comentó la Twilek a medida que se acercaba a la salida
necesitar, necesitaria a uno, al maestro que conozca al grupo
En el exterior casualmente veis al maestro Gator dando un paseo. Es uno de los maestros encargados del aprendizaje de la fuerza.
- Ahh Bislara mira, allí. - Señaló con nuevas energías hacia donde estaba el maestro y comenzó a correr hacia él hasta ponerse a su lado.
- Maestro Gator, ¿tiene un momento por favor?, debo hacerle una consulta.
Me giro ante la llamada de la joven padawan Daesha.
-Dime, joven, trataré de ayudarte en todo lo que pueda.
- Verás Maestro Gator... uno de mis compañeros está algo... perturbado, y me preocupa. Antes de las clases habló conmigo y se dejaba llevar por las emociones y una de las mas peligrosas Maestro... la venganza. - Dijo mirando a su Maestro con ruego en los ojos.
-Hablas de Siria, ¿verdad? - Pregunto mientras medito un poco.
Daesha lo miró algo sorprendida al saber de quien se trataba.
- Si Maestro, se trata de Siria...
-Demos un paseo - Digo mientras empiezo a andar para que las dos niñas me sigan. - Contadme.
- Pues verá Maestro. - Decía a la par que caminaba a su lado. - Me encontré a Siria un buen rato antes de comenzar el entrenamiento, hablamos y su forma de pensar me asustó... Tiene mucho miedo y venganza contenida Maestro. Le aconsejé que meditara ya que es algo muy importante en nuestra formación que parece ser que él no hace... Creo que es importante que se le vigilase. - Dijo con firmeza, ya que la sensación que le transmitió Siria le hacía estremecerse.
Miro estupefacta a Daesha, no esperaba que lo que quería contar fuese tan importante... Siria... quizás había caído en el lado oscuro... Ahora toca evitarlo, supongo.
-Estamos al corriente de las ideas que pasan por su cabeza y observamos sus acciones, pero si intercedemos solo conseguiremos que se cierre en banda y se lance de bruces al lado oscuro. Algunos maestros opinan que debería ser expulsado de la orden, otros sin embargo lo defienden.
- Ohh no, no podeis expulsarlo, porque si lo hacéis, no se salvará, se sumergerá en todos esos miedos y sentimientos negativos... somos los guardianes de la paz. - Dijo tajante recordando las palabras de Siria en las cuales reflejó que no creía en ellas.
- Yo intentaré ayudarlo de verdad, pero no lo expulséis.
-Es por eso mismo por lo que algunos quieren expulsarlo, no quieren adiestrar a alguien que pueda perturbar la paz en la galaxia. Otros como te decía creen que merece que lo intentemos al máximo porque creen que las cosas saldrán bien.
- Usted Maestro no lo ve así?... ¿Piensa que no tiene salvación? - Preguntó mirandolo sorprendida.
-Yo opino que cualquiera puede llegar a donde quiera llegar, lo importante es qué ruta decide recorrer cada uno.
- De acuerdo Maestro... pensaré en sus palabras. - Dijo la Twilek con rostro preocupado para darse la vuelta y marcahrse.
Hago una leve reverencia hacia el maestro a modo de despedida y sigo a Deasha.
-¿Qué te contó Siria para que le hayas dicho eso al maestro Grator?
Daesha volvía a dirigirse dentro del templo mientras respondia a su compañera.
- Siria me demostró con sus palabras que no tenía mucha fe en los Jedis, dijo palabras que descubrían mas su rechazo que su afán en convertirse en uno. Estaba lleno de venganza y emociones negativas. Quiere liberar a su madre y el camino que esta cogiendo no es la mejor opción.
-¿Su madre? - Pregunto, lo cierto es que aunque lo conozco de vista, no sabía que mantuviese aún contacto con su madre.
Por si no lo sabes, la madre de Siria es puta de un hutt local. A ti probablemente te lo haya contado.
- Si, me dijo que quiere liberarla, siente un profundo odio hacia los Hutts y que eran despreciables. A mi tampoco me gustan, pero el odio no es el camino.
no así, solo le contó que los hutt la tenian reclusa, vamos esclava.