Partida Rol por web

Reedha estaba enfadada. Mucho. Se concentró y desató una nueva serie de ataques sobre el droide, esperando acabar con esto de una vez por todas.

Ahora sí, Reedha desató toda su habilidad combativa. Y aunque el droide se defendió bien, no pudo evitar todos los embistes y cortes del sable de luz doble.

Cuando la sith terminó L4 estaba partido por la mitad, de hecho el torso mismo estaba partido dos veces también. Con el blaster integrado que tenía totalmente inservible.

El combate terminó, y en la sala sólo había silencio y los jadeos de los sith por el esfuerzo y la adrenalina todavía a tope.

Roland se levantó de detrás de la mesa donde se había parapetado, nervioso y sin soltar el arma.

Reedha miró un momento a Saran.

— A ver si podemos extraer algo de sus bancos de memoria cuando lleguemos a la nave — le dijo, esperando que la chiss tuviera alguna habilidad con la informática.

Apagó una de las hojas de su sable y bajó la otra mientras se daba la vuelta para mirar a Roland.

— Bien, nos ibas a dar la información que queríamos a cambio de que mandemos una nave a esta estación para poder sacaros de aquí. — Mientras hablaba, se concentró un momento y la herida que le había causado el droide se cerró ante los ojos del contrabandista.

Karak observó como Reedha daba cuenta del droide de una vez por todas. Al igual que su compañera las heridas del sith comenzaron a sanar mientras un humillo salían de las mismas. La sangre restante caía al suelo, quedando pegada al mismo. Sin duda aquella sith era un asunto serio. Tendría que pensárselo muy bien antes de ponerse en el lado opuesto.

Por su parte Karak tampoco guardó su sable. Miró a Roland, queriendo añadir algo más de amenaza si es que lo que había presenciado no era ya más que suficiente... 

Saran se rascó la cabeza con una mano y el brazo del arma apoyado en la cintura, observando el destrozo que quedaba del androide.

—Bueno, se hará lo que se pueda. Chica... que pasión por el desguace... —dijo mirando el perfil de Reedha que se centraba de nuevo en Roland.

Cuando Reedha se giró a Roland este levantó un brazo mientras enfundaba la pistola con el otro. Después se sentó, parecía preocupado. Claro que la situación era para estarlo.

Claro, claro. Wan. Está terminando su proyecto.

Se notaba que estaba asustado, pero al fin y al cabo era un superviviente. Prefería preocuparse de un problema en el futuro que de tres ahora mismo.

Se encuentra en Balmorra. Supongo que conoceréis el planeta. Si no tengo las coordenadas.

Reedha asintió.

— Wan, en Balmorra. Bien. Y, ¿cómo llegamos a él? — preguntó. — Un planeta no es un sitio pequeño para buscar a una persona que quiere esconderse...

Esperó a que contestase para plantear otra pregunta, seguramente relacionada con el comportamiento de L4.

— Y, ya puestos, ¿quién más tiene esta información? Antes de nosotros vinieron unos jedi, ¿no es así? — comentó. Habían perdido bastante tiempo para interrogar al cadaver, y luego yendo por Saran. — ¿Qué les dijiste? Y, además de nosotros y esos jedi, ¿qué Sith es el que está enterado de todo esto?

Sí claro.

Roland asintió cuando le preguntó Reedha.

Fue una genialidad la verdad. Lo llevamos a unas instalaciones que habían sido del ejercito de la República, no sé cómo las habían conseguido ya que además está en su zona, pero imagino que no fue fácil. Están en perfecto funcionamiento. Y sé que tienen una guarnición mínima de tropas, que incluye a...ejem...a gente como vosotros aparte de soldados.

La pregunta de los jedis pareció pillarle desprevenido.

¿Jedis? No tengo ni idea de qué hablas. Sois los únicos que habéis logrado llegar aquí aparte de mí y mis chicos. No es nada fácil, debéis tener un buen piloto. Espero que no fuese el robot.

La piel del pirata era verde, pero cuando habló del sith se tornó un poco más pálida de lo normal.

Era un Lord Sith. De eso puedo estar seguro. Dudo que nadie sea tan...osado como para hacerse pasar por uno sin serlo. Además tenía buenos contactos, equipo y dinero. No me dijo su nombre, y por lo que me pagó no le pregunté. Venía incluído en el precio, y prometía más trabajos. Así que no me importó.

Saran guiñó un ojo a Roland mientras le "disparaba" con una mano-pistola. Le encantaba que le dijeran lo buena piloto que era, aunque no necesitaba la confirmación, sino que era puro ego.

—Tch-kek. El robot sabía manejarse pero no habría podido hacer las virguerías que hago yo.

Miró a Reedha, satisfecha con la información recibida, aunque claro, no era realmente su misión así que si faltaba algún fleco por cubrir, se le escapaba.

—Una antigua base de la República en Balmorra. No debería ser difícil de localizar. Y por una vez parece que tenéis algo de ventaja sobre esos esquivos jedis que os daban la lata...

Karak bufó.

— Vamos, necesitamos algo más de información. ¿Cómo era físicamente? ¿Qué ropa llevaba? Necesitamos que nos des información útil para poder identificarlo. —

Miró entonces a Saran.

— No son los jedi ahora quienes me preocupan. Si hay un Lord Sith involucrado, con intereses propios... — Dejó la frase en el aire. Debía informar a Lord Thanton de inmediato.

— Vamos. — Apuró a Roland. — Tan pronto como nos digas lo que necesitamos nos iremos de aquí. —

A Roland pareció gustarle aquella última puntada que dio Karak.

Sí. Claro. Yo pedí lo mismo. Conviene saber a quíen secuestras. Si me disculpáis, enseguida vuelvo.

El pirata dejó su pistola encima de la mesa, para que no hubiera malos entendidos, y se marchó a otra sala un momento. Enseguida apareció con un pad. Al activarlo se pudo ver una imagen.

Este es Lian Wann.

O al menos el tipo al que pillé y llevé a la otra instalación.

— ¿Y que hay del Sith? — Dijo mientras miraba la fotografía — ¿Tienes alguna grabación de las cámaras que podamos usar?, como iba vestido, como era su rostro, colores,... —

— Imagina que quieres ponerle precio a su cabeza... que le dirías a quienes van tras él para poder darle caza. —

Reedha había llevado el peso de la conversación antes, así que esta vez agradeció quedarse en segundo plano mientras hablaban sus compañeros.

Roland tragó saliva ante la última petición de Karak. Se le veía nervioso.

Te puedo asegurar que no es un tipo al que querría ponerle precio a su cabeza. Y no, no tengo ninguna imagen suya. Las transacciones no se hicieron aquí. No era como vosotros, todo rojo. Si no más bien palido y con barba.

A pesar de todo lo intimidado que lo tenían, podían notar que aquel Lord Sith, si en verdad era un sith, lo tenía mucho más. No iba a decir nada más así como así.

- Si vienen unos jedis y logras derribar sus cazas... la recompensa será digna de los malos tragos... amigo - 

Sin esperar más palabras de aquel hombre, ni siquiera una respuesta a su afirmación, el sith dio media vuelta. Agarró el pedazo del droide en el que estaba la cabeza y caminó de regreso a la nave. 

Saran le mandó un besito a Roland antes de darse la vuelta, agarrar los restos inferiores de L4 por una pierna y desaparecer con los dos sith.

Sí claro. Como que me habéis dejado con cazas para poder enfrentarme a nada que entre. Como no se maten tratando de pasar el campo de asteroides...

Murmuraba por lo bajo Roland, aunque sin que le escuchasen los siths. Estos cogieron los restos del droide y se fueron a la Fury.

Las comunicaciones eran casi imposibles. El campo no dejaba transmitir, así que para informar a sus señores primero tendrían que salir de allí. Lo que quería decir que Saran tendría que volver a usar sus habilidades como piloto para ello. Afortunadamente ahora sería más fácil.