Partida Rol por web

Había sido un duro golpe del que tardarían horas en recuperarse, el zabrak escuchó pero no tenía respuesta, no se dedicaba al pilotaje, no sabía por tanto de astronavegación pero sí podía echar un vistazo.

- Voy a pelearme con la maquinaria, veré si hay algo reparable.

Quizá pudieran recuperar las coordenadas donde terminó el último salto, sería de ayuda. Fue hacia la sala de control pasando al lado de Mi-Neb.

La desagradable, pero a todas luces moralmente necesaria, tarea de sacar los cuerpos de la nave para luego darles sepultura se hizo con solmenidad. El hecho de que Reek Kon hubiese muerto también trastocaba los planes de la Republica, pues el bothan era quien tenía la información sobre el paradero de Lian Wann, el diseñador de armas desaparecido.

Pero la supervivencia era también importante. Xostun recorrió con cuidado la nave consiguiendo recuperar el equipo de todo el mundo más raciones y material necesario. Mochilas, sintecuerda, tienda de campaña, linternas de fusión e incluso un depurador de agua. Al menos para un par de semanas no tendrían problema.

En cambio las noticias respecto a aprovechar cualquier cosa de la nave eran más desalentadoras. No tenían posibilidad alguna de comunicación. En incluso aunque conectaron la baliza de emergencia no estaban nada seguros de que fuese a funcionar. Podría pasar tiempo hasta que les encontraran. O peor, pues si los cazas que les perseguían les habían visto caer antes de marcharse quienes vinieran a por ellos lo mismo no eran lo que se dice amables.

Mientras se planteaban la situación, Mi-Neb recordó algo de cuando bajaban a toda velocidad casi justo antes de estrellarse. Ahora con más calma se dio cuenta de que había visto unas construcciones mientras caían. No estaba seguro de si fue un poblado, una ciudad, o ruinas. Pero desde luego tenía pinta de civilización. La dirección a seguir no era muy complicada, ya que sólo había que seguir el rastro que había dejado la nave y luego continuar en la misma dirección.

Nuestra misión había sido un fracaso y sólo quedaba enterrar a los muertos. Estábamos luchando contra unos seres malignos que vivían del Lado Oscuro. Su monstruosidad era terrible y caer en la rabia por los fallecidos nos llevaría a ser como ellos.

—Ahora están con la Fuerza —dijo cuando terminaron de cubrir sus cuerpos. 

Miró a los otros dos  —Estamos un planeta con gravedad, aire y vegetación. Ví un poblado mientras descendíamos. Podíamos ir en esa dirección... no creo que vengan a por nosotros. Hubieran bajado ya. 

Mi-Neb no era un caballero todavía. Era un aprendiz de diplomático y curandero. Un aprendiz humano. Si mostrara más voluntad para seguir las decisiones del consejo sin duda habría sido ascendido ya. Miró a sus compañeros de viaje. 

—¿Alguno sabe sobrevivir en terrenos salvajes?

Nada funcionaba ya, la electrónica estaba echa trizas y no había nada que salvar. La nave era de por sí una baliza que convenía abandonar. El zabrak trabajó junto al resto para hacer las tumbas que los muertos merecían. Era un joven resistente como era habitual en su especie. Las cejas de Xostun eran el único pelo en su cabeza, pues no le crecía siquiera barba. Los pómulos muy marcados eran uno de sus rasgos distintivos junto a algunas líneas claras tatuadas en la piel, las propias de la banda a la que una vez perteneció. De metro setenta y cinco de altura, era atlético debido a su entrenamiento militar.

Reunidos de nuevo, escuchó lo de la civilización cercana. Era un planeta habitado lo que le tranquilizaba pues contarían con comunicadores. Pocos planetas quedaban tan primitivos como para no disponer de tal tecnología.

- Aquí no nos podemos quedar, por si vienen a buscarnos esos cazas, echemos a caminar y acostémonos cuando llegue la noche o cuando no podamos más.

Agotados como estaban aún así le parecía preferirse enfrentarse a las condiciones naturales que a un asalto.

- No soy un explorador, así que cuento con que lleguemos pronto a ese poblado.

Respondió a Mi-Neb con una expresión de circunstancia.

Zated se había apartado. Lo hacía constantemente. No era un antisocial, lo hacía porque necesitaba momentos de meditación. Era un tipo algo peculiar en cuanto a los temas de la fuerza y, aún más, temas espirituales. Meditaba constantemente, hablaba consigo mismo, trataba de controlar internamente su cuerpo. Entendía la fuerza no sólo como lo que era, esos midiclorianos que corrían a través del cuerpo de los seres vivos, sino también como una energía vital, relacionada con el flujo sanguíneo y la armonía de los órganos internos. Podía así acomularse, acrecentarse o distribuirse si eras capaz de concentrarte lo suficiente, entrar en un estado de No-Movimiento y de calma suficiente.  

A veces era difícil sacarlo de aquel estado, pero eso normalmente sólo pasaba cuando alcazaba un grado de tranquilidad que su cuerpo y su estrés no le permitían en un momento cómo aquel. 

- Mi-Neb, si sabes más o menos orientarte hacía el poblado, es posible que podamos llegar, pero yo no contaría con hacerlo pronto. Estamos heridos y eso nos hará ir más lentos e inseguros. 

—Yo tampoco soy un explorador, Xostun. Afortunadamente he leído muchos tratados sobre supervivencia... y creo poder guiaros. 

Se echó todo lo recuperado a hombros. 

—Vamos, es por allí. Tienes raón, Zated, tardaremos en llegar. Dejadme ver esas heridas. 

Mi-Neb pudo hacer algo por los golpes de Xostun, no de Zated ni por los suyos. Con suministros médicos hubiera podido hacer más. 

—Vayamos despacio, encontrando comida vegetal y hagamos muchos descansos. 

Mi-Neb conocía el camino. Poco a poco llegarían. 

Mi-Neb tenía bastante claro por donde ir. A pesar del estrés de la situación en la que estaba en aquel momento su mente "grabó" el dato para cuando lo necesitase.

Así que una vez acabado las labores de sepultura, y con todo lo que pudieron salvar del Ala de Fuego, se pusieron en marcha guiados por Mi-Neb.
Era una marcha algo lenta, pues a pesar de las curaciones todavía estaban doloridos, y el terreno no ayudaba. Al parecer habían caido en planeta selvatico, por lo menos la parte donde estaban, y bastante frondoso. A lo lejos, en la dirección a la que iban se podían ver unas montañas. Mi-Neb calculó que estarían a unas cinco o seis horas caminando a buen paso. Y el poblado o lo que fuera estaba casi a la falda de la misma.

Tardaron una hora más o menos en partir de los restos de la nave, y llevaban otra más caminando, siguiendo el "sendero" dejado por el "aterrizaje", cuando Mi-Neb notó algo. Por delante de ellos venía alguien, al menos dos personas, y parecían preocuparse de que no se les notara.

El calor de la jungla no le molestaba en exceso, incluso estaba menos cansado tras el uso de la Fuerza por parte de Mi-Neb.

- Os tengo que agradecer la ayuda y que lográrais frenar la nave. Ese frenazo en pleno vuelo fue vital.

Comentó el zabrak valorando los poderes que demostraban los Jedi. Xostun conocía ya a ambos, eran gente agradable con la que valía la pena pasar el tiempo. Durante el viaje hizo como otras veces, ser cauto. Incluso en un planeta abandonado no había que fiarse de lo lejos que podían llegar las mafias criminales, era un peligro que seguía en el aire. Al notar que habían dos personas siguiéndoles su primer pensamiento fue irremediablemente hacia algo como eso. "Esclavistas." Ladeó el labio. - Nos siguen, Dos delante, tenemos que impedirles que nos embosquen. - Conocía a los Jedi, sabía que no querrían recurrir de primeras a la violencia razón por la que se abstuvo de hacer el primer movimiento. Ni siquiera tomó su carabina blaster, Xostun llevaba una al hombro acompañada de un arma aún más peligrosa, un lanzagranadas que guardaba como un as contra usuarios del lado oscuro, bastantes malas experiencias tuvo viendo a soldados tratando de acertar con blasters a los objetivos que empuñaban sables carmesíes.

Zated negaba con la cabeza. - No tienes que darlas, Xostun, hemos hecho lo que hemos podido todos, lo que se espera de nosotros. - No sonreía, rara vez lo hacía, pero eso no quería decir que no fuera un tipo alegre. Le colocó la mano en el hombro al zabrak en señal de agradecimiento mútuo. 

El jedi no se preocupó demasiado por los hombres que tenían delante. Lo normal era que hubieran visto la nave estrellarse y fueran allí a ver si había supervivientes o simplemente a investigar y coger los restos útiles que pudieran encontrar. No creía que fueran buscando problemas y mucho menos que supieran de su presencia, y así se lo hizo saber a sus compañeros. 

—Yo lamento no haber conseguido aterrizar correctamente. El piloto tuvo un pequeño fallo... que nos condenó a todos. —era de la opinión de Zated. Y al menos habían sobrevivido unos cuantos. La Fuerza había sido benévola. 

Y percibió los que venían mucho antes de que llegaran.

—Quedaros aquí, yo hablaré con los que vienen. Es posible que sean lugareños. 

Mi-Neb se acercó sin miedo —¡Hola! ¡Os he escuchado! ¿Podemos hablar? —su voz tenía un tono afable aunque elevado. Avanzó con cuidado, con las manos a los lados. No delató la posición de sus compañeros. 

Mi-Neb se adelantó un poco a sus compañeros y saludó los que había escuchado delante suyo. Estos por un momento parecía que no iban a decir nada, pero finalmente parecieron responder con un saludo universal. Un disparo de blaster.

El tiro pasó cerca del Jedi pero no le acertó. Eso sí, dejaron claras sus intenciones. No habían venido allí a ayudar.

Gracias al disparo todos pudieron ver bien al tirador. Tenía toda la pinta de soldado, aunque no llevaba la típica armadura de las tropas Sith. Xostum pudo reconocer el arma como un Rifle Blaster. Mi-Neb había dicho que venía más de uno, pero el otro no estaba a la vista.

Mi-Neb avanzó con seguridad y extendió la mano. 

—La violencia no es necesaria. Dame eso... —y extendió la mano hacia el bláster de enemigo... sólo para darse cuenta de que con el cansancio, la caída al planeta y su inseguridad de tener el nombre de la banda de aquellos atacantes en la punta de la lengua y no acordarse le hacían no poder tener un buen agarre.  

—Debí haber estudiado más —murmuró. 

Mi-Neb se acercó confiado en resolver las cosas sin violencia pese al disparo anterior. El Jedi caminó a una distancia prudencial y extendió la mano como si quisiera coger algo.
No obstante la cosa no debió ir demasiado bien, porque de repente su cabeza estalló de dolor. Seguramente la caida le había afectado más de lo que pensaba.

Su conexión con la Fuerza se había vaciado...Momentaneamente.

Zated se volvió hacia el otro hombre. Había conseguido distinguirle entre la maleza, no se había ocultado perfectamente. Mientras se movía, sacó el sable laser y lo conectó. No tenía por qué disimular que eran jedis, y mucho después de haber intentado un truco mental Mi-Neb. 

Si le disparaban, al menos estaría preparado. 

Al ver como uno de aquellos tipos, Mi-Neb, se le acercaba y hacia algo con las manos el soldado se preocupó. Pero cuando Zated avanzó también poniendose junto a su compañero, y encendiendo su sable de luz, entonces se asustaron.

Mierda. Son Jedis.

Ambos dispararon. Pero el miraluka apartó el rayo de energía sin problema, mientras que su compañero saltaba evitando el ataque. Había estado cerca.

Los soldados tenían claras intenciones hostiles. Si haía alguna duda anteriormente habían quedado disipadas.