Partida Rol por web

El ataque de Hamma pilló por sorpresa debido a su rapidez al gamorreano; sin embargo fue capaz de hacer un rápido movimiento logrando así esquivar el ataque de la jedi. Rápidamente lanzo un duro golpe desde arriba; por suerte demasiado lento para los reflejos de Hamma, que pudo esquivarlo con un elegante movimiento hacia un lado. El primer embate del combate parece que sería de tanteo.

Por su parte, el gamorreano al que se enfrentaba a Galen dio un grito que no se supo si era de dolor o de rabia; en cualquier caso lo acompañó de un potente golpe lateral que impactó directamente en el costado del jedi, que comenzó a sangrar ligeramente.

Nawara había conseguido hundir su sable en la carne del tercer contendiente, que quedó algo más dañado que sus compañeros. Trató de devolver el golpe, pero posiblemente afectado por el dolor o el miedo no logró articular un golpe lo suficientemente efectivo para pillar a la twi´lek por sorpresa.

Una risotada resonó por toda la sala, al tiempo que los vítores de los que os rodeaban aumentaban. Pudisteis escuchar como el Hutt decía algo que no era traducido por el droide; parecía que se lo estaba pasando realmente bien.

Viendo como mis compañeros se defendían correctamente, cambién la posición de mi espada para tomar una pose más elegante aunque letal, colocándo mi brazo izquierdo a la espalda y sosteniendo mi espada láser con la mano derecha. Con un giro rápido y preciso de mi muñeca, busqué el área debilitada de mi contrincante, notando como en su técnica de defensa dejaban desprotegida la parte alta de su cuerpo.

-¡Apunten sobre el hombro!- Dije con rapidez a mis compañeros, luego de ver como mi espada perforaba la carne porcina. Con mirada rápida, me apresuré a buscar alguna otra debilidad dentro de la técnica del gamorreano, por si intentaba cubrir la zona frágil ahora que la había encontrado.

Tras el fallido ataque del gamorreano hago una compleja serie de movimientos circulares que amenazan no sólo a mi oponente sino también al que está atacando a Galen, como si pretendiera atacarlos a los dos a la vez con la brillante hoja de plasma verde. Sólo es una finta, sin embargo, mi intención es superar las defensas de mi oponente para luego asestarle un poderoso tajo en diagonal sobre su amplio pecho...

Reacciono en un contraataque pero el repentino dolor en el costado no me deja estirarme y la punta de mi sable queda a escasos centímetros del gamorreano. Gruño por el dolor y retrocedo un par de pasos alzando mi arma e interponiendo la hoja en una postura de guardia preparado para interceptar cualquier ataque.

Los jedis blandieron prestos sus sables. No fueron más de unos segundos lo que tardaron en abatir a los tres gamorreanos, que cayeron al suelo con las heridas cauterizadas y los ojos en blanco. El sonido de sus armas fue lo único que rompió el silencio, hasta que la fuerte risotada Gongar llenó la sala.

- JA JA JA JA - Aplaudía con sus gordos y gelatinosos brazos al tiempo, un rumor cada vez más alto comenzó a recorrer el círculo que os rodeaba. - Era cierto pues. - Dijo de repente el Hutt cortando la sonrisa y terminando con los rumores.

- Decidme ahora. Jedis... Y decid la verdad por vuestra vida. ¿Que os trae a mis dominios realmente? - 

No sé es lo que nos habrá delatado pero ya no hay marcha atrás. Esta salchicha con ojos ha sido más lista que nosotros y nos ha pillado. Pero creo que aún sé cómo podemos salir con bien de ésta.

La verdad es el negocio, Gongar. Todo lo demás son adornos - Le muestro mi sable de luz con la brillante hoja aún activada pero dirigida hacia abajo - Este sable de luz a cambio de un objeto que hay dentro del templo Jedi. Nunca hubo engaño en ello. Nosotros mantenemos nuestra parte del trato ¿Mantendrás tú la tuya?...

Al escuchas las palabras de Nawara el Hutt torno su gesto serio de nuevo. 

- Gongar siempre mantiene su palabra. Sin embargo - Dijo sonriendo.

- Antes me gustaría ver que es ese objeto que habéis venido a buscar. Podéis entrar al templo, y esta noche haremos un gran banquete para celebrar vuestro éxito mientras mis hombres le dan un... vistazo a lo que sea que saquéis. Mañana por la mañana podréis iros. - 

Gongar hizo un gesto con sus manos y varios hombres se llevaron los difuntos gamorreanos.

- ¿Hay trato? -

Miro a Nawara a los ojos y me encojo de hombros. No tenemos muchas opciones actualmente. No me fío de un Hutt, por supuesto, pero sólo podemos confiar en que cumpla su palabra.

Suspiro y cierro los ojos concentrándome en las heridas. Busco la Fuerza y redirigirla para sanarme a mí mismo. Sin embargo noto que el hilo de Fuerza del que tirar no está del todo limpio. Acabamos de terminar un combate y la rabia que trato de controlar por la jugarreta de Gongar y las heridas recibidas no me permiten estar los suficientemente tranquilo. Aún siento mi corazón acelerado por la acción. Pero puedo hacerlo. La Fuerza, sea Luminosa u Oscura, es la misma. Depende de cómo sea usada. Puedo usar esta vez el poder del Lado Oscuro para sanarme.

Redirijo las corrientes de la Fuerza a mis heridas, que se cierran poco a poco hasta dejar de sangrar. Conforme, abro de nuevo los ojos, atento a lo que sucede ahora a mi alrededor.

Lo hay - desconecto el sable láser y lo devuelvo a mi riñonera - Tus hombres podrán examinar lo que encontremos - y remarco - Si es que lo encontramos. Después el objeto será nuestro y el sable láser tuyo. Todos salimos ganando.

Me doy la vuelva y me dirijo hacia la salida. No conviene darle tiempo a Gongar para seguir añadiendo cláusulas...

- Hay trato - Dijo Gongar con su atronadora voz, con una sonrisa en su rostro. 

El ambiente pareció relajarse, los que os habían rodeado para el combate, aunque ya esparcidos de nuevo por la sala cambiaron sus rostros y destensaron sus músculos. Algunos aplaudieron discretamente y otros comenzaron a conversar entre ellos. Parece que toda la atención que se centraba sobre vosotros había desaparecido en cuanto Gongar así lo quiso.

- Podéis pasar - Prosiguió - Aunque... Os acompañará uno de mis droides. - En ese momento apareció un pequeño droide tipo R4^[1] bastante sucio y oxidado, que comenzó a emitir pitidos. 

- La unidad esta lista señor - Aclaró a Gongar el droide de protocolo. 

- Ya me habéis engañado una vez, el droide será mi seguro de que no lo volváis a hacer otra vez más - Gongar no esperó respuesta, y con una mirada hacia dos guardias estos se hicieron a un lado, accionando un mecanismo que abrió las puertas a la entrada del templo...

Toda la tensa situación pareció relajarse con solo algunas palabras del Hutt. Apagué mi sable y lo guardé de nuevo en mi cinto, escuchando el intercambio entre Nawara y Gongar. No terminaba de sentirme tranquila, pero por el momento sería mejor intentar obedecer las reglas que se habían impuesto de un lado y de otro. La presencia del droide a partir de este momento me incomodaba aún más. No podríamos comunicarnos cómodamente a partir de este momento.

Miré hacia mis compañeros, no sabía si querrían agregar algo antes de avanzar. Una vez que Nawi y Galen empezaran a avanzar, cerraría la marcha tras ellos.

Me muerdo la lengua para no soltar una amarga réplica. Era de esperar que nos colocara un espía, pero al menos ahora podemos entrar al templo. Encabezo la marcha seguida por mis compañeros y el traqueteante R4. Mientras me dirijo al templono dej de darle vueltas a qué demonios ha podido ser lo que ha destapado nuestra farsa...

Aún tengo mis dudas de que un Hutt se atenga a cumplir su palabra cuando tienen fama de tramposos y despiadados pero no nos queda más remedio que arriesgarnos. Al menos, ahora nos ha proporcionado acceso al templo de manera voluntaria y no vamos a escondidas.

Junto a mis compañeros me encamino a la entrada.

El silencio de la sala fue casi inmediato en cuanto las puertas se abrieron, solo roto por el roce de las ruedas del droide R4 que os seguía, cerrando la comitiva. Una vez traspasado el umbral las puertas se cerraron tras vosotros. Pudisteis ver que estábais en la sala que se podía ver desde el propio bar. Todavía no habíais entrado al templo, de eso no había duda. Os encontrabais en una antesala creada hace no demasiado tiempo.

Frente a vosotros una nueva puerta, esta vez de piedra. El moho que recubrían las raíces que la rodeaban daban buena cuenta del tiempo que llevaba sin que nadie la abriera. Al acercaros y tocarla pudisteis sentir como una especie de ola de energía os atravesaba. Tan solo durante un segundo, quizá solo fuera un escalofrío que paso a segundo plano en cuanto el sonido de la piedra moviéndose captó vuestra atención.

Lenta pero implacable la puerta de piedra fue subiendo, quebrando las ramas del suelo que se agarraban a ella futilmente primero, derramando el polvo de los laterales de la puerta después, e inundando aquella pequeña artificial ante sala. El interior de la aquel lugar estaba completamente a oscuras, y nada se podía ver desde el exterior por más que os esforzarais a ello.

El droide, en silencio, permanecía a vuestras espaldas; mientras pudisteis ver por el ventanal que daba a la cantina como comenzaban a aglutinarse algunos curiosos y sobretodo varios de los acompañantes de Gongar que estaban hace un momento en la sala con vosotros...

No puedo dejar de fijarme en las aparentes pruebas del tempo que hace que esa puerta no se abre. Si es así y hace tanto que no accede nadie, ¿de dónde ha sacado Gongar todas esas cosas?. ¿Existe otro yacimiento u otra entrada?.

La puerta se abre sola. Miro detrás nuestra por si es posible que la hayan abierto desde la antesala en la que estábamos pero es más probable que el templo haya reaccionado a nosotros.

Empuño de nuevo mi sable de luz y lo activo. No tengo linterna y la luz que emite puede servirnos para poder ver. Miro a mis compañeras invitándolas a que hagan lo mismo; así podremos ver más. Además de estar preparados para cualquier eventualidad, espero.

- ¿Vamos? - animo mientras entro con cautela tratando de prever cualquier posible trampa. Más vale ser precavidos.

Las cosas no habían ido como pensaba (¿Cuándo lo hacen?) pero al menos estamos dentro del templo. Falta todavía por ver las trampas que Gongar nos tiene reservadas, pero no podrá quitarnos el holocrón si no lo encontramos antes.

Oye, R4 - le digo al droide - Ya que estás aquí intenta ser útil ¿Qué tal si enciendes una luz? Si estamos a oscuras tu amo no podrá divertirse a nuestra costa.

Por si acaso enciendo también el sable de luz iluminando mis alrededores con su tenue luz verdosa, mirando por encima y a los lados de Galen y confiando en que Hamma me cuide a mí de la misma manera.

Ten cuidado, Galen. La curiosidad que hemos despertado apunta a que Gongar puede haber instalado alguna que otra "sorpresa" para los visitantes...

No me gustaba la sensación de ser parte de algún espectáculo por el mero divertimiento de una criatura como el Hutt. Sin embargo, ya estábamos adentro, o al menos en la entrada. Imité el acto de Galen y Nawi, encendiendo mi sable de luz, y notando como la Twi'lek cuidaba de la espalda de nuestro compañero, me enfoqué en hacer lo mismo por ella.

-Tengo una teoría distinta, Hirani- Murmuré, viendo la acumulación de tierra que se desprendía del lugar. -Sospecho que Gongar y sus secuaces no llegaron a recorrer mas allá del inicio del templo y nosotros estamos haciendo su trabajo sucio. De todos modos estemos atentos...- Dije, continuando al interior.

- Eso mismo pienso yo, Hamma - avanzo prestando atención a cada paso, incluidas las baldosas que piso no sea que alguna se hunda aunque sea un milímetro -. A juzgar por las raíces esa puerta no se ha abierto en décadas. Creo que se abrieron con nuestra presencia.

R4 emitió una serie de pitidos cortos, y de uno de sus laterales apareció un pequeño dispositivo de iluminación. No era tan letal como los sabes de luz, pero su potencial lumínico los superaba con creces; lo que fue muy útil para ver el interior del templo. 

Poco a poco los tres jedis y el droide entraron en el templo; cuando todos hubieron pasado las puertas se cerraron tras de ellos emitiendo un seco ruido, quedando como única iluminación los sables y el foco de luz de R4. Se trataba de una pequeña sala cuadrada, e incluso diríais que sin nada, hasta que apreciasteis que en una de las esquinas había una pequeña abertura por la que podíais pasar en fila de a uno. Era un pasillo largo. De hecho bastante largo, que finalmente desembocaba en una sala excepcionalmente grande en la que la iluminación ya no era necesaria.

Aquella sala de unos cien metros cuadrados tenía como tejadillo una especie de larga chimenea que terminaba en un lejano punto de luz blanco, que servía para iluminar toda la estancia. Las paredes eran lisas, sin decoración de ningún tipo o marcas de alguna clase. 

El suelo era de la misma piedra que las paredes, y de las cuatro esquinas salían unas líneas grabadas en el suelo hasta un pequeño altar en el medio de la sala. Del centro de aquel lugar emergía una pequeña columna triangular a modo de altar de no más de 60 centímetros de altura...