Partida Rol por web

Un hermoso planeta boscoso que bien podría ser el norte de Oregon en otoño. El stargate está completamente rodeado por árboles, imposibilitando el acceso con un "jumper" así que el equipo 18 de la expedición Atlantis ha accedido a realizar esta misión a la antigua, a pie, como los equipos SG de la Tierra.

La puerta se ha apagado tras vosotros apenas pasó Alan - que iba el último - la temperatura es fresca, como una mañana de abril en Canadá. El bosque que os rodea es de árboles de hoja perenne y tienen al menos el doble de altura que los más grandes conocidos en la Tierra, la brisa es fría y persistente, hay una pequeña niebla que evita que veáis más allá de unos quince metros y el silencio que solo es roto por vuestros propios pasos es, perturbador.

Allí no hay nada, ni un ser vivo que no sea una planta, a lo mejor McKay tenía razón y ese planeta carecía de interés alguno para Atlantis, como él dijo, solo iba a ser una pérdida de tiempo. Pero ya que estáis allí y no se espera noticias vuestras en doce horas, que más daba echar un vistazo. ¿No?

Mierda, frio. Odio el puto frio. Parece que siempre nos envían a sitios helados.Creo que Mckay aun esta rebotado porque le disloque un dedo cuando se acaramelo demasiado. Maldito mariquita canadiense... Paso junto a los demás y me quejo al mismo tiempo que me separo de los demás y cubro el perímetro inmediato a la puerta. Los primeros segundos tras el tránsitos son vitales para evitar emboscadas.

Cubro el perímetro previsto con una rápida mirada, atenta a movimientos extraños y ruidos fuera de lugar. Siempre cruzo con el seguro quitado y el arma lista. Hay demasiados en el proyecto que aun creen que la galaxia esta llena de futuros amigos.

Yo solo veo enemigos inmediatos, futuros fiambres. Al pensar en pegar un par de tiros a individuos sospechosos se me escapa una sonrisa.

Todavía no me acostumbro a la sensación de pasar por el portal, cuando me destinaron a este proyecto, no podía imaginar que acabaría viviendo esta experiencia. El cuerpo es recorrido por un escalofrío, que empieza en los pies y acaba saliendo por la punta de las orejas.

Aun siendo de dispares nacionalidades y procedencias, somos profesionales, y lo primero es asegurar el portal, tal como hace Constantin. Me dirijo a asegurar el lado opuesto al que ya cubren.

Todo parece despejado, la entrada es un paisaje apaciguador. Los árboles altos como columnas que quieren llegar al cielo, es como un recuerdo de mi tierra natal pero en escala a lo grande.

A lo grande. No se ve ningún animal, pero es muy posible que estén en consonancia, habrá que ir con cuidado. Susurro mientras sigo observando el entorno buscando anomalías.

-Tenemos suerte que el frío no pueda morir.- Alan mira alrededor, maravillado por el paisaje, y saltándose, probablemente, un par o tres de protocolos militares. Pero en un planeta sin vida animal, solo vegetal, el perímetro de seguridad era algo bastante inútil. Además, esa era una de esas expediciones tranquilas. Un paseo por el bosque, algunas muestras para los botánicos y a casa. -Sino la Sargento Constantine ya lo habría frito a balazos.- Sonríe, con el M4 en las manos, pero apuntando al suelo, apoyado en le pecho, y avanza un par de pasos, alzando cada vez más la vista hacia las lejanas copas de los árboles. Intenta hacer un cálculo rápido. -Esos árboles tendrán... ¿150 metros de alto? ¿200? Increíble. La vista desde ahí arriba debe ser espectacular... 

Era shabbat, y anoche habían celebrado el kiddush y las oraciones con el rabino de Atlantis, junto a los israelíes y judíos de la expedición. Llevaba doce años en el comando stargate, y había aprendido a saltarse las normas del día santo por un bien mayor: las misiones. Por eso no había dicho absolutamente nada a sus hombres sobre el particular, y se había concentrado en lo que tenían entre manos. De todos modos, podía ser sábado en la tierra. En aquel planeta, quien demonios sabría que día era.

Miró el reloj conforme salió por la puerta, y esperó a que sus hombres estuvieran allí para dar la primera orden.

-Perímetro defensivo cautelar. Constantine, Fernández, buscad un camino, huellas, o algo similar.

El stargate se apagó a su espalda, y él se levantó la gorra un momento, mirando alrededor con los prismáticos, intentando ver si existía algún camino, o si alguien o algo les estaba vigilando.

Cargada con mi maletin, cruzo la Stargate. Hacía tiempo que no lo hacía. No me acordaba del maldito frío que se te cala hasta las bragas, es horrible. Me sacudo los pies con fuerza para descongelármelos, las botas militares que nos hacen llevar, incluso al personal civil, no han conseguido impedirlo para nada. Salgo del enorme aro la penúltima, por mi cargo de investigadora civil del equipo 18, dado que el último, el que se encarga de la retaguardia, suele ser siempre un militar.

Suelto una risa por lo bajo ante el comentario del Teniente McDermott respecto a la Sargento. Lo cierto es que se había ganado una fama muy "complicada", aunque supongo que a ella le debe valer...

-Bueno, Teniente, si lo peor que hay aquí para matar es el frío, entonces será un bonito día, no cree?- le digo a éste, sonriendo con dulzura. Camino con tranquilidad, siguiendo a los demás del equipo, mientras saco la cámara de video para sacar un primer panorama del sitio. La pongo en marcha y grabo un plano general del claro del bosque donde está la Stargate.

-Planeta M72-841. Área circundante al Stargate- digo en voz baja, pero cerca del micro de la cámara para que se grabe con las imágenes. Aprovecho para a través del visor del aparato audiovisual mirar con detenimiento nuestro alrededor, en busca de algo interesante hacia lo que dirigir mi atención...

Le dedico a Mac un gesto amistoso con el dedo medio, seguido por uno obsceno con la boca aunque sin perder de vista los margenes del bosque. No me ofenden los comentarios del equipo...o al menos se lo hago saber si me ofenden en vez de ser mas directa. Por suerte en el equipo 18 no hay capullos. Aunque el capitán es un poco estirado.

Me reporto al estado de alerta estándar en cuanto cruza el capitán y nos da las ordenes. Me limito a asentir y salgo del claro del Stargate en busca de un sendero de animales, una trocha o espero que no, un camino trazado por seres maso menos inteligentes.

Comienzo a trazar perímetros cada vez mas amplios alrededor del Stargate en busca de lo que han pedido. Soy metodica sin dejar de moverme con rapidez y sigilo.

No hay huellas, no hay caminos, no hay nada... Las únicas ramas partidas o rastros de que algo o alguien paso por allí las acabáis de generar vosotros. Tampoco parece que haya ningún peligro cercano, no os sentís observados, ni el sexto sentido de algunos de vosotros os grita en vuestro interior, como suele ocurriros a menudo cuando se gesta un combate.

La doctora Coretti si encuentra algo interesante a través del objetivo de su camara de video, entre los árboles por casi todo el suelo hay bulbos florales, de color carmesí con bordes dorados dando un toque de color al frondoso suelo verde del bosque.

Durante unos minutos, inspeccionamos los alrededores en busca de sendas o cualquier otro signo de actividad, pero no hay rastros del menor signo de vida animal, ni nada parecido a señales de vida inteligente. Tras inspeccionar una zona relativamente amplia junto al portal, regreso a informar.

- Sin novedad, no hay rastros visibles ni presencia de vida animal. Ninguna presencia de vida en el entorno. Recalco esto último. Es posible que eviten el entorno del portal, puede que más adentro haya algún tipo de vida, el planeta parece habitable, seguro que hay alguna población en el planeta. Más adelante podríamos despejar la entrada para poder utilizar los jumper en exploración.

Miro alrededor y veo la longitud de estos árboles, se podrían construir unos buenos refugios con ellos y muchas otras cosas en Atlantis.

Aquello era bastante decepcionante. Ahora la pregunta obvia era. ¿Hacia donde avanzar? Parecía que daba igual una dirección u otra. Simplemente probarían suerte. Cuatro o cinco horas de marcha, y luego regresarían.

-Buena idea, Fernández. Pero vamos a ver primero si merece la pena gastar C4 en despejar la ruta para el jumper. Quizá esto es simplemente bosque, bosque y bosque. Constantine, decida una ruta y la seguiremos. Si no lanzaremos una moneda al aire. Fernández, vamos a ir señalizando el camino que seguimos para no perdernos al regreso.

Sacó una brújula y miró, si por casualidad el planeta tenía polos magnéticos definidos. Podía hacer la orientación mucho más fácil

Alan guiña un ojo a Mala, antes de que ella, junto con el Capitán Fernández, se marchen a inspeccionar el terreno. El resultado es obvio, allí no hay nada, ni nadie, salvo esos árboles. No obstante, un mundo boscoso siempre es un buen lugar. Un mundo tranquilo, con el Stargate en medio del bosque, bien apartado... Era perfecto para una base. O al menos un lugar que tener en cuenta, por sus numerosos recursos. 

Los comentarios del Capitán hacen que Alan aterrice de golpe. -Madre mía... Ya están pensando en la mejor manera de volar este sitio... Siempre están igual.

-Jefe.- Se dirige hacia el Capitán Ben Zee. Un buen tipo. Un poco cabeza cuadrada, pero un buen tipo. -No creo que quiera volar este lugar, los de botánica se le comerían vivo. Además... Podríamos destruir el futuro remedio contra el cáncer.- 

Sonrió por las palabras de McDermott, y notó que volvía a la carga en su típico discurso antimilitar. Era curioso, cuando vestía el uniforme. Pero suponía que era parte de aquella mentalidad americana de ingresar en cuerpos técnicos del ejército sin tener una vocación militar verdadera. En Israel era más sencillo, ya que el servicio militar obligatorio hacía que todos los chavales pasaran por los rangos más bajos. Entonces decidían si les gustaba o no el mundo militar. Y pocos eran los que, sin gustarles, volvían a alistarse.

-Tranquilo, no voy a provocar una gigantesca explosión. Si hay wraith en este planeta, es lo último que necesitamos: llamarles la atención. Primero vamos a asegurarnos de que los alrededores no suponen ningún peligro. Luego puede investigar las plantas y los árboles en busca de una cura contra la esclerósis múltiple, y todo eso. Pero para eso sería mejor que viniera un equipo de científicios al completo. Supongo que eso le gustaría.

Esperó que Mala se pronunciara sobre la ruta.

La aguja de brújula enseguida marca el Norte a la derecha del teniente coronel israelí, al parecer los polos magnéticos estaban definidos, algo lógico despues de todo, ya que era uno de los requisitos que la física conocida por el ser humano marcaba para la existencia de vida.

Escucho la orden del capitán y comienzo a alejarme en dirección norte. Es una dirección tan buena como cualquiera. Me alejo un centenar de metros y me encojo de hombros. La ruta parece practicable. Estos arboles tan grandes no dejan muchos recursos en el suelo que permita vegetación que estorbe demasiado.

Coronel, la ruta norte parece practicable. Me adelantare un klic y le iré informando. Le informo en un susurro conciso por la radio. Luego la pongo en modo silencioso y el volumen al mínimo, lo justo para oír lo que digan pero sin que me moleste o distraiga. Ya pueden decir que solo hay putos arboles...pero siempre hay algo en estos jodidos planetas que nos quiere matar. Miro hacia arriba y frunzo el ceño. Coño, si una de esas ramas te golpea después de caer toda esa altura te parte la espalda como poco.

Mientras me alejo, recuerdo al capitán mi código de emergencia. Es una costumbre que siempre repito, en parte por necesaria y en parte porque creo que le molesta.

Si todo va bien haré un chasquido con la radio cada 5 minutos. Si va mal no habrá chasquido o serán mas de uno. Compruebo que mi equipo este bien sujeto, todos los puntos que puedan emitir sonidos envueltos en cinta aislante o tela y el fácil acceso a las armas. Luego continuo.

"Flores. Sé de uno que estará contento con el hallazgo" pienso en el jefe de botánica, así que me acerco a donde están los bulbos.

-Teniente Ben Zee, he visto unas flores ahí, hará las delicias de nuestros expertos en Atlantis, voy a intentar coger una muestra para ellos...- le anuncio a nuestro jefe de equipo. Soy una civil y sé que por mucho tiempo que lleve en el 18, parece que siempre seré tratada como inexistente. "La pistola marca la diferencia, por lo visto". Siempre suspiro resignada ante lo mismo.

"A qué esperan dispararle esta vez? A un árbol o a una flor porque nos les guste el color?" gruño mentalmente. Como sé que les va a dar igual mi presencia o no en el equipo, al menos hasta que realmente me necesiten, me dedico a grabar primero los bulbos y luego me descuelgo el maletín de mi hombro para abrirlo y sacar mi kit de investigación, donde tengo unos guantes de látex, junto con bolsitas para muestras donde podré meter alguno de esos bulbos rojos...

Asintió a Constantine, y se cruzó de brazos entonces. Poco más había que hacer salvo esperar. Ella se adelantó, y él se acercó a ver la dichosa flor para matar un poco el tiempo.

-Es su trabajo, no se corte -le dijo.

Fernández y McDermott seguían de pie, aguardando. La verdad es que hacía frío allí. Menos mal que estaba previsto tras la exploración de la MALP, y llevaban ropa y sacos de dormir adecuados, por si las moscas. Por ahora la misión estaba resultando francamente aburrida.

Alan sonríe ante el comentario del Teniente Coronel Ben Zee, a la vez que asiente. Tenía su gracia, por qué en el mismo equipo existían aquellas dos opiniones que, por un motivo u otro, despreciaban el uniforme y los galones del Teniente Segundo McDermott. Por un lado, la de Ben Zee. El soldado, el típico soldado, que desde joven se ha criado en medio de una guerra que no parece tener fin, el conflicto de Oriente medio. Alguien que solo veía digno de un militar el luchar en primera linea. Y luego estaba Coretti, que despreciaba a los militares por qué implicaban violencia en el mundo de alguien criado en un algodón de color de rosa. Alan observó a ambos, en silencio, antes de sentarse con la espalda apoyada junto a un árbol, a la espera de noticias. 

Sonrío al Teniente Coronel levemente y me agacho para iniciar mi tarea de recoger un par de bulbos y meterlos en una bolsita de muestras. Tengo mucho cuidado, o eso creía yo, me había puesto los guantes de latex y estaba procediendo con calma, recordaba demasiado bien los informes del SG-1 acerca de "cosas que pasaban cuando tocaban especimenes alienígenas de planetas desconocidos" pero está claro que no conté con mi bendita nariz. Me pica, me pica mucho y al final acabo estornudando. El polen de esas cosas, seguro que se me ha metido ya hasta bien adentro de los pulmones!

"Maldita sea, sólo espero que no sea nada venenoso ni mortal ni sea una especie de Ultra-cuerpo...".

-Lo siento, las flores...- me río tontamente, en un intento de parar el proceso de terror de mi cerebro, mis compañeros son militares, están acostumbrados a estas cosas, yo sólo soy una civil, no me pueden pedir que encima no estornude por culpa de unas flores!

Bueno, al menos consigo meter un par de ellas en la bolsa y cerrarlas herméticamente, para luego meterlas en el maletín. Igual son útiles y todo.

Parpadeó al ver aquel incidente, luego, como estaban mano sobre mano, miró al teniente y paramédico.

-McDermott, eche un vistazo. Vigile que no sufra un shock anafiláctico o similar. Dios sabe si somos alérgicos a las plantas de este planeta.