Partida Rol por web

Con el Coronel y el Doctor ya tan cerca del Wraith es imposible volver a disparar sin temer darles. Así que reprimiendo un taco baja el P90 y se acerca corriendo a su posición. El doctor parece estar agarrado al sacerdote, luchando por separarlo del wraith, mientras el Coronel le ordena que coja el crucifijo. No sabe si sabrá usarlo, pero no cree que Donovan llegue a tiempo así que lo coge y lo empuña tal y como había hecho el anciano. Justo en ese momento cae en la cuenta de que tal vez sea necesario el gen antiguo para accionarlo y duda mucho que ella lo tenga y no lo haya sabido en todo ese tiempo.

- ¡¿Alguien tiene el gen antiguo?! - grita un poco desesperada a sus compañeros - ¡Esto no funciona! - en parte espera a que el doctor o la Mayor se lo quiten de las manos y puedan usarlo, porque además el Coronel está ya encima del wraith y no puede disparar. Mierda, Emily, la próxima vez quédate quietecita.

El Dr. Donovan reacciono, aunque tarde ante la amenaza del Wraith. Viendo que el Gran Sacerdote sufria los efectos de la alimentacion del Wraith, decidio arriesgarse y tirarse contra su objetivo. No consiguio que se caiera pero si que dejara de alimentarse del sacerdote. La Mayor Boyd volvio a disparar con su arma contra el Wraith, centrandose esta vez mejor en su objetivo y su tiro fue certero. El Wraith recibio el disparo en el torso abriendo un nuevo agujero en su cuerpo.

El Coronel sin embargo no acerto en su disparo, e impacto contra la pierna de uno de los nativos, produciendole una herida grave. Viendo que era mejor dejar el arma en esta situacion, se dispuso a luchar cuerpo a cuerpo con el Wraith.

La Teniente reacciono al ver que el crucifijo se caia al suelo y lo enarbolo como acto reflejo pero no funciono. Tarde cayo en la cuenta que no disponia del gen antiguo que seguramente hacia falta para activar el artefacto.

El Wraith por su parte, molesto por la interrupcion de Donovan, le asesto un golpe a este con tal fuerza que se vio catapultado unos metros lejos de la refriega.

El Wraith estaba herido de consideracion pero el sacerdote le habia proporcionado la fuerza que necesitaba para seguir de pie...

Volvió a disparar de nuevo tras apuntar a la cabeza, aquello empezaba a resultar tedioso. El cartucho voló del expulsor con un par de vueltas para luego caer al suelo a su lado. La gente corría a su alrededor, poniéndose tras el sacerdote y arrodillándose tras él... Eran unos fanáticos...

Con pocas opciones más se arrodilla al lado del gran sacerdote. No puede utilizar su arma contra el wraith sin arriesgarse a herir al Coronel así que sólo queda el crucifijo para combatirlo. Intenta incorporarlo un poco, deseando que quede algo de vida en él, y le pone la cruz en las manos. Espera que el anciano entienda qué es lo que quiere porque si no su última opción será ir a ayudar al Coronel a darle de tortas al Wraith y no es que sea muy buena en ello.

Dos ataques.

Primer ataque, usando la P90 como arma melee, la agarro con las dos manos y trato de golpear la cara del wraith.

Segundo ataque, artes marciales, como si estuviese desarmado, pero no he soltado la P90.

Desastre de lanzamientos :p

Estoy frente al wraith, la Mayor y la Tte tienen problemas para disparar ya que ahora soy yo quien esta en la linea de fuego, pero no tengo tiempo para apartarme, tengo que enfrentarme al wraith mano a mano para distraerlo y asi abrir una ventana de oportunidad para que el sacerdote se pueda salvar.

Utilizo la P90 como si fuese un baston de ataque para golpear al wraith en la cara... la suerte no esta de mi parte, ni siquiera lo pude golpear.

En medio de la lucha recien iniciada grito con celeridad - Doctor! usted y la Tte carguen con el sacerdote! alejenlo de la pelea y continuen intentando usar el crucifijo! - Acto seguido, utilizo lo que conozco de artes marciales para un segundo ataque y... el intento resulta en un desastre, ahora era yo quien estaba a merced del wraith.

"Que maravilla! Muerto en la primera mision" pienso con ironia y sonriendo ante ese hecho que parece inminente doy la que considero puede ser mi ultima orden - Mayor, Tte, ...fuego de supresion ahora! - "Ya veremos si me voy solo!"

 Atontado por la excepcional propulsión que había sufrido intento reincorporarme y orientarme nuevamente en el templo, ¿Alguien ha anotado la matricula? 

Oigo las ordenes i tambaleandome me acerco de nuevo al sacerdote, pensando en que seria mejor si apartarlo de alli o tentar a la suierte con la joia

Las cosas se estaban poniendo feas, especialmente para el Coronel Vargas. Decidió entablar combate cuerpo a cuerpo con el Wraith, pero evidentemente y pese a las heridas, el militar no era rival para esa criatura. Después de fallar en sus golpes, el Coronel quedó a merced del Wraith que no dudó en clavar sus terribles garras en su pecho. El Coronel sintió una punzada en su interior y quedó a merced del Wraith y en el primer instante sintió cómo su vida se le escapaba fuera de él...

La Mayor Boyd se mantenía en su posición, con su arma perfectamente colocada y con una entereza envidiable seguía disparando contra el Wraith con la dificultad que eso suponía. Confiaba en su entrenamiento y en sus capacidades y efectivamente no tenía por qué dudar. La bala de su disparo penetró en el hombro del Wraith provocando que este retrocediera unos centímetros por el impacto aunque no fue suficiente para que la criatura soltara al Coronel.

El Dr. Donovan se incorporó de su infortunio y miró alrededor. Las cosas no habían mejorado... Aún tambaleándose se acercó hacia el sacerdote para intentar ver si aún estaba con vida...

Mientras tanto, la Teniente Pratt intentaba que el sacerdote volviera a conjurar esa luz, fuera lo que fuera para liberar al Coronel de su enemigo, sin embargo, el sacerdote no parecía reaccionar a las súplicas de la teniente. Había perdido mucha fuerza y ahora estaba inconsciente...

Volvió a cambiar el selector de disparo al modo ráfaga y abrió fuego de nuevo sobre el wraith aprovechando un abanico libre de gente.
3 balas volaron en dirección al alien con precisión.

Con el anciano inconsciente no puede hacer mucho más, deja a éste al cuidado del Doctor Donovan que se acerca tambaleándose.

- ¡La cruz! Despiértelo y que use la maldita cruz!- le grita, un poco desesperada. Ve como la Mayor ha decidido seguir la órden de disparar al Wraith y, aunque duda, ella no es quién para desobedecer. Apunta su P90 y dispara de nuevo sin dudar.

Siento como dolorosamente mi vida esta saliendo de mi cuerpo, con esfuerzo logro enderezarme un poco, aunque el wraith me sigue sujetando, y cuando lo veo a la cara, que tiene bastante cerca de la mia, comento en un hilo de voz: - Vaya que eres feo! - y coloco la mano derecha sobre su rostro mientras la otra mano la coloco sobre el brazo del wraith, tratando de alejarlo de mi, pero mis fuerzas me estan abandonando.

Volteo a ver al Doctor Donovan, a la Tte Pratt y al sacerdote... - Alejese doctor, y saque a ese viejo de aqui - digo con la poca voz que me esta quedando y sintiendo como la vista se me va poniendo negra...

- Tte, mate a este bastardo! - ni siquiera estoy seguro de que esto ultimo haya salido de mi boca...

El miedo reinaba cerca de la iglesia, el miedo de ser devorados por el demonio, el miedo a perder a un compañero en la primera misión, el miedo de no ser capaz de evitar que eso ocurriera...

El Dr. Donovan y la Teniente Pratt intentaban despertar el sacerdote, emplear el crucifijo de alguna forma... Pero todo era inútil y la vida del Coronel Vargas se vaciaba por momentos.

El nuevo líder del SG1 no parecía que hubiera envejecido pero sus cabellos fueron los primeros indicativos de que no le quedaba mucho tiempo antes de que empezara a envejecer a un ritmo pavoroso... Y lo peor era el sentimiento de impotencia ante lo que sucedía.

Sin embargo, el sufrimiento del Coronel Vargas acabó pronto. La Mayor Boyd preparó su mejor disparo, centró la mirilla en la cabeza del Wraith y disparó sin dudarlo. Sus manos no temblaron ni un milímetro. Sólo alguien altamente experimentado podría disparar con tanta precisión. La bala se quedó insertada en la cabeza del Wraith, que murió al instante.

Cayó al suelo y el Coronel Vargas se sintió más libre que nunca. El combate había terminado, pero no sin graves consecuencias...

 Bueno, parece ser que de momento han caído pero, ¿cuanto tiempo durara la calma?

me acerco al coronel preocupado por su salud, de momento el sacerdote continua inconsciente y su respiración es lenta, pero constante. 

- ¿Esta usted bien coronel? Ese tipo era duro de verdad, ¿no cree? 

Dejó caer el arma en su pecho y tras recoger la vaina del cargador gastado, echó a andar hacia sus compañeros de equipo, sin mucho que decir se limitó a arrodillarse y recoger el crucifijo, tratando de detectar alguna lectura de energía de este.