Partida Rol por web

Bic Bic Bic

Arathirg Bic Lauzer

Bic Bic Bic

Arathirg Bic Lauzer

La alarma, junto aquellas palabras bastante extrañas sonaban en la pequeña sala. Un primer plano de los ojos claros de una chica, entre fuertes sacudidas y tras una escafandra bastante extraña dan fe de que allí ocurre algo; algo muy malo. Acto seguido, se muestran los ojos de un chico, igualmente sacudido con fuerza, éste cierra los ojos y los aprieta con fuerza.

Luego...

¡Plash!

Todo se quedó negro....

*Flashback*

Los dos chicos se movían violentamente, estaban sentados juntos, al ruido ensordecedor del motor del helicóptero que los llevaba a la Antartida era brutal, tanto, que tenían que llevar cascos para poder hablar entre ellos.

A la chica, en cuyas placas militares ponía Nikkie, le habían trasladado allí por su talento en la medicina, y ¿por qué no? también por sus genes.

Mientras que el joven, que, bueno, debería llevar una placa, pero en su lugar había un collar con un diente de tiburón, le llevaron allí por enchufe, claramente, su padre quería que se asegurara un puesto muy fácil, que le diera prestigio y que luego pudiera meterse en un despacho hasta la retirada. Solo valía para eso, según él.

El aparato aterrizó en plena nieve, justo al lado de una base de investigación, según los informes, era clasificada, ¿para el resto del mundo? a parte de que no interesaba, era una estación de investigación ambiental sin mucho más interés.

Nikkie bajó del Helicóptero, rechazando la ayuda del piloto que se ofreció a bajarla, en cambio, con mucha sorna, Jake hizo ademán de aceptar dicha ayuda, a lo que el piloto se negó.

Ambos fueron conducidos hasta el interior de la base y acto seguido cogieron un ascensor que bajaba a varios cientos de metros por debajo de sus pies.

Al llegar, el Doctor Bradley Adams, del gobierno de EEUU les informó de lo que habían encontrado. Nikkie y Jake se quedaron boquiabiertos al contemplar que era un aparato alienígena.

Luego los recuerdos se hicieron borrosos...

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La mente de los soldados avanzó en el tiempo, quizá unas semanas más. Nikkie estaba en el interior de la nave, debían ser las dos de la madrugada aproximadamente. La doctora investigaba el cuerpo de un ser que se encontró casi momificado en el interior. No era su campo, pero sentía curiosidad. Jake entró en ese momento, con intenciones más bien poco...claras. Tras una charla sobre tonteo, Jake se apoyó en donde no debía, y los aparatos de toda la nave se encendieron de golpe. Era curioso, las mejores mentes del planeta trabajaban en ello, y Jake, un "soldado" enchufado, tuvo que sentarse para que todo funcionase.

Sin embargo, Jake tenía la manía de profundizar más en cosas para quedar aun mejor, y era entonces cuando metía la pata hasta el fondo....

Tras toquetear lo que parecía un cristal viejo, éste se hundió en un aparato y acto seguido, todo empezó a moverse, una voz femenina habló en un idioma desconocido y luego la nave empezó a sacudirse violentamente, hasta salir del hielo hacia los cielos, llevándose consigo parte de la estructura del centro. Cuando aquella "nave" salió del planeta, desapareció entre un mar de luz.

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Eryn estaba atada a un poste de madera, de pies y manos. Forcejeaba inutilmente por moverse, pero no lo conseguía. Un regimiento de la Alianza, vestidos de negro y portando armas de energía velaban por que la chica no pudiera escapar.

Pero algo la hizo detenerse, era un Kepsiano. Un Kepsiano que conocía bien.

Al contrario que todos, él iba vestido con una camisa roja sin mangas, unos guantes negros, y el resto de la indumentaria de los soldados de la alianza, salvo que él no tenía armas de energía. Se llevó la mano hacia la espalda, y ágilmente desenfundó una espada Kepsiana, un objeto noble para él.

Lentamente se acercó a Eryn y a medida que daba un paso nuevo hacia ella, su sonrisa se hacía más grande.

-Oficial Eryn, has sido condenada por deserción, un crimen que en la Alianza pagamos con la muerte. La ejecución debía hacerse con fusilamiento. Pero advertí que eso era un poco rastrero hacia alguien que me lo ha puesto tan dificil durante este tiempo. Así que te voy a ejecutar al modo Kepsiano...

Staleek, como así se llamaba aquel tipo, paseó la mano por el filo curvo de su espada y la contempló.

-Los reyes de mi patria solían ser ejecutados así, es un gran honor, Eryn.

Explicó. La mujer estaba en silencio.

Girando todo su cuerpo, Staleek trazó un arco con su espada y colocó el filo en el pecho de la mujer.

-Ofical Staleek procede a la ejecu....

Un ruido brutal de motor de particulas antiguo le hizo levantar la cabeza, no solo a él, sino a todos los presentes....

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-Esto no puede estar pasando...esto no puede estar pasando....¡Ponte eso ya!

Nikkie le lanzó un traje que habían encontrado hacía pocos segundos cercas de esa sala. Las sacudidas eran cada vez más fuertes.

-Pero que coño...

Protestó Jake. Pero obedeció. Se puso rápidamente aquel extraño traje y y se sentó al lado de la chica en un sillón, frente a una ventana gigante por la cual podían ver una tierra desierta y arenosa, la luz los cegaba totalmente pese a la escafandra.

Bic Bic Bic

Arathirg Bic Lauzer

Bic Bic Bic

Arathirg Bic Lauzer

No paraba de sonar esa voz femenina y de idioma extraño. Justo entonces, se produjo el impacto.

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-¡Por los nueve antiguos!

Maldijo Staalek. El soldado echó a correr y se lanzó hacia un lado. Justo entonces, la nave se estrelló contra el suelo arenoso, levantando una ola de arena que enterró a los soldados completamente. Y habría hecho lo mismo con Eryn, de no estar subida ha aquel poste. Solo la cabeza y hombros de la mujer estaban fuera de la arena.

¿Qué diablos era aquello?

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Jake abrió los ojos despacio y se quitó aquel casco casi por acto reflejo. El aire entró por sus pulmones y los llenó, aunque era un poco seco.

Comprobó que Nikki estaba bien y ambos hicieron la misma pregunta a la vez:

-¿Donde estamos?

Los dos chicos se acercaron a la escotilla superior y la abrieron.

La luz entró en aquella sala y los cegó nuevamente....

Nikkie estaba alucinando. ¿Era cosa suya o la nave les había llevado a otro planeta? Y todo por el creído y chulopiscinas de Jake. Ya sabía que no haría nada bueno nada más verle y así se lo había demostrado todo ese tiempo que "trabajaron" juntos. Ignorándole y no hablándole más de lo necesario. Ella debía concentrarse en lo suyo. Pero... al fin y al cabo... llegar hasta ahí era algo bueno, almenos en parte. Había conseguido (¿de forma inconsciente?) hacer funcionar la máquina. Era bueno, en parte. Solo por eso, porque haber llegado hasta ahí les haría famosos no le había reprochado nada.

Aún así, mientras sale de la nave, le dirije ciertas miradas poco amistosas.

Nada más salir, después de acostumbrarse al sol y comprobar sorprendida que podía respirar por si sola, se da cuenta de que hay una mujer tapada con arena hasta los hombros. ¿Era humana también? ¿O es que seguían en la Tierra?

Por si acaso, se acerca con cuidado, un poco agachada. ¿Estás bien? Le pregunta empezando a desenterrarla.

Justo cuando la nave "aterriza" en el campo de ajusticiamiento, cierra los ojos para impedir que la ola de arena le afecte a la visión... gracias a dios, cuando todo pasa, nota que al respirar solo respira aire y no tierra, y todo gracias a que esos estúpidos la han atado demasiado arriba para que la arena la cubra...

Aunque el accidente le ha dejado con ganas de decirle cuatro cosas bien dichas a ese Staleek...

Abre los ojos al escuchar que alguien habla, en un idioma extraño que ella no logra entender... quizá vienen de algún planeta que no ha recibido la "protección" de la alianza... mira a la mujer que se le acerca con cuidado, como si pudiese hacer algo estando atada a un poste...

-Am adrak tar tudak! - se mueve intentando liberarse de las ataduras.

Jake sale detras de Nikkie quedando cegado por unos segundos por la luz brillante del exterior.

Su cabeza empieza a funcionar a todo rendimiento. Arena, sol, calor, mujer enterrada, idioma irreconocible.

Debemos estar en irak, o por ahí, supongo que iban a lapidarla.
Habremos perdido la órbita y hemos vuelto a la tierra.

Nikkie se aparta un poco cuando la oye hablar en aquel idioma tan extraño.

¡Qué dices! Le espeta a Jake mirándole de reojo. Aquel idioma no le parecía iraquí, pero tampoco es que fuese una experta, así que lo dice no muy convencida.

Parecía que la mujer no estaba muy contenta y que parecía querer salir. Así que vuelve a acercarse, con las palmas de las manos levantadas (creía que eso sería universal) y vuelve a intentar desenterrarla para encontrar lo que la retiene ahí.

El clima es brutal, seco, sin a penas una brisa de aire. La arena es de color roja, como la de la superficie de Marte. La teoría de Jake se desmonta rápidamente cuando alza la cara y mira al cielo: 4 lunas de distinto tamaño vigilan a los que caminan por aquella superficie.

-Esto se nos escapa de las manos...

Repetía el viejo Bloodaa una y otra vez mientras caminaba de un extremo a otro de la habitación. Bloodaa era el lider de aquel pequeño refugio para especies en peligro, también servía de refugio para ladrones, y Jwahir pertenecía a ambas especies.

-Teníamos que hacer lo correcto con esa cosa que robaste desde el principio.

Le dijo, reprochándoselo.

Estaban en una casa bajo una pequeña colina desertica.

-Ahora mismo cogeré este chip de información y lo venderé a la Cepcom.

Dijo, tomando el aparato de forma esferica de la mesa.

Jwahir tenía la costumbre de tomar las cosas que le parecían interesantes. Lo malo es que robó un chip de información con valiosas coordenadas para las tres razas en la proxima guerra. Los rumores se habían extendido y ya había recibido una oferta de la nave Cepcom para comprar aquel artefacto, con el dinero no solo ayudarían a mantener el centro un tiempo más, sino que podrían conseguir un lujo.

-Anda, anda, vete al pueblo a conseguir un piloto que nos lleve a la Cepcom. No le pagues más de 300 creditos.

Bloodaa regentaba aquel refugio como bien podía desde que su raza fue aniquilada en la guerra. No solo estaba ella, sino cuatro compañeros más de razas en peligros, sin embargo, estos estaban trabajando por el bien de toda la comunidad, al contrario que Jwahir que siempre estaba un poco por libre...

Ahora contaba con ella para algo importante.

El bar estaba atestado. Habían acabado en ese planeta desertico por error, como casi todas las cosas que hacían, y ahora encima, les habían robado la carraca que tenían antes como nave, todo por las deudas de Kash.

Bluginth se encontraba sentado en la mesa del fondo de aquel local, de mala leche, más de lo habítual, se estaba bebiendo un Cudich de Creendolack pagado de forma fiada.

A Kash no le había visto desde hacía un par de horas.

Aunque las voces en el reservado que gritaban "aces de Lores" decían mucho de donde podía estar.

La cosa es que necesitaban trabajo. Kash era un piloto cojonudo, pero el ser tan sincero y encima tener esa perdición que era el juego, le hacían preguntarse "¿por qué estoy con él aun?" No sabía si era lealtad o no, no sabía el significado de esa palabra, la que si sabía y a la perfección, era odio:

Odiaba a Rourke, Rourke y esa bestia amiga suya, que iban picándose con ellos de cuantos vuelos y entregas habían tenido en un mes y de su estupenda nave.

Ahora al perder la nave era aun más doloroso.

Sabía que ese era su defecto.. pero en muchas ocasiones la había salvado el pellejo. Tenía una gran facilidad para hacerse con cosas ajenas, y esta vez parece que dió con la gallina de huevos de oro.

Miraba a Bloodaa ir de un lado a otro, ella estaba sentada en la mesa, se sentía como cuando era pequeña y su padre le reprendía.

- No es para tanto Bloodaa.. vamos a sacar un buen dinero por ello, podremos vivir mucho mejor!!

Explicaba la Merphox haciendo aspavientos como que era un exagerado.. que no les iba a pasar nada. Se puso de morros y se cruzó de brazos, era demasiado teatrero, o quizás es que ella era demasiado despreocupada..

- Está bien.. está bien.. Iré, no te preocupes, no pagaré más de la cuenta.

Se puso en pie y recogió de un perchero una capa para echarsela por encima, no quería que la vieran como era realmente, y cuando tuviera la oportunidad, se transformaría en otra persona.

- No me esperes despierto.. papi.. - dijo con una sonrisilla, provocandole.

Sabía que era normal que se preocupara, él tenía la gran parte del peso de aquella organización y ella no hacía más que meterse en lío, y como consecuencia, a ellos. Pero esta vez haría las cosas bien. Cogió una bolsita con el dinero y salió de la casa en dirección al pueblo.

- Nos vemos.. - se despidió con la mano y se echó la capucha.

El enano de piel roja dio un respingo.

-¿¿Como que no es para nada?? Esto nos puede costar la vida, no sabes la de cosas que nos pueden hacer por eso.

Dijo. Pero él era un ser de sangre fria, y cuando se alteraba tenía que sentarse respirar hondo y eso mismo hizo.

-Espera...espera..llevate la carreta de suministros y véndelas en el pueblo. También he puesto los traductores Dorwix en la carreta, ya no los vamos a necesitar.

Los traductores Dorwix eran unas inyecciones que se administraban a los pacientes, dentro habían unas pequeñas bacterias llamadas Dorwix, las cuales iban directamente al cerebro, se reproducían y te hacían entender cualquier idioma. Sin eso, Jwahir, ni Bloodaa ni ninguno allí podrían entenderse.

- Cálmate. Lo siento.. ¿vale? No.. no quería crear problemas, lo solucionaré, no te preocupes.

Dijo al verle tan alterado, le gustaba provocarle.. hacerle cabrear, pero sabía que ese tipo de cosas le afectaban más de la cuenta, y es que tenía toda la razón del mundo.. pero ella solo veía la parte buena del trato. En el fondo no era mala.. pero le costaba admitir que había cometido un error.

- De acuerdo, volveré cuanto antes. Hasta luego!

Cogió las llaves de la carreta y de un salto subió a esta. La arrancó y revisó que era lo que llevaba ahí, debía saberlo antes de meterse en el barullo del pueblo para poder venderlos mejor. Después, condujo hacia el pueblo.

Miré mi vaso de Cudich. Kash estaba tardando demasiado. Estúpido humano... Sabía que no teníamos un sólo crédito, y, por si fuese poco, se estaba jugando la nave. ¿Cómo podía ser tan idiota?. Aunque, realmente, esa no era la pregunta... ¿Cómo podía ser yo tan idiota de seguir a su lado?. Pese a su posible utilidad, ya que con él podría decir que soy mudo, y no tener que hablar (y revelar que soy zorg), su compañía tenía más cosas negativas que positivas. Si aún seguía jugando, era más que posible que ya hubiese perdido la nave.

El grito que oigo en el reservado del bar, me hace pensar que tal vez esté jugando. Y como la voz no parecía la suya, seguramente que esté perdiendo. No podía permitir que perdiese la nave. Así, apuro la bebida de mi vaso, y me aproximo, tanteando una de las pistolas de mi cinturón, hacia el reservado. Si se estaba jugando la nave, como más que probable, tenía dos opciones. O ganar, o salir a tiros de allí...

Y esperaba que no hiciese falta lo segundo, porque yo sé disparar, pero no sé pilotar... Y para la nave, necesitaba a un piloto...

La cortinilla del reservado se abrió y por entre ella salió un tipo decaido, bastante alto y de complexión fuerte, con el pelo corto debido a sus buenas entradas, vestía con una casaca vieja, una camisa oscura y unos pantalones anchos grises, en su cintura le rodeaban varios cintos, en uno de ellos descansaba su legislador, una pistola Kepsiana que sabía usar bastante bien.

Buscó con la mirada ha alguien y al darse cuenta de donde estaba, se acercó a Bluginth y se dejó caer en el asiento.

-Ya está...

Dijo, y alzó el dedo para pedir una bebida. Una camarera de piel y tentáculos azules en la cabellera trajo rauda un vaso de un liquido verde que desprendía humo. Kash lo tomó y le dio un trago largo.

-Ya está...ya lo perdí todo de nuevo.

Repitió, algo afectado, sin querer mirar a su compañero a los ojos.

-¡Pero yo lo arreglaré todo!

Su respuesta, aunque esperada por mi parte, es bastante desconcertante. ¿No había aprendido ya a no apostar?. No podía entender cómo se podía ser tan idiota. Antes de sacar mi bláster, y disparar en su nuca para poner fin a mi enfado (sin duda, matarle ahora me relajaría mucho), le espeto- ¿Y qué piensas hacer al respecto, lince?. No me digas que volverás a jugar para recuperar la nave, porque ya no te queda nada que apostar...

Espero su respuesta, claramente enfadado. Una vena palpita en mi cuello, mientras mi rostro es una mezcla de ira, odio, y ganas de golpear algo... Ya puede tener una buena respuesta... O hará que me enfade aún más...

Detiene sus intentos de liberarse cuando la mujer parece que se acerca en son de paz e intenta desenterrar la parte superior de su cuerpo para llegar a sus ataduras... lo malo será cuando se de cuenta que no solo la ata al poste las ligaduras de las muñecas, sino que también está atada por los tobillos.

Intenta liberar las piernas mientras su "aliada" en esa cruzada, que es desenterrarse y salir de la arena de ese desierto, intenta llegar a las ataduras de sus manos.

Kash pareció que iba a replicar a su compañero, pero no lo hizo, al parecer, había descubierto cual era su plan numero 1: jugar.

-La he perdido con Jango...

Avisó. Jango era una especie de capo mafioso en ese planeta, el tio más importante de ese lugar. Era una especie parecida a los Rhineos pero con forma de Can. Un hueso duro de roer.

-Mira..no espero que tu lo entiendas ¿vale? tenía una mano magnifica, no podía perder, pero entonces sacó 4 Lores...¡¡¡4!! ¿cuantas posibilidades hay de que ocurra eso? por los nueve antiguos, nunca he tenido 4 Lores...

Protestó, dando un golpe en la mesa con la palma.

Sin embargo una voz le hizo mirar hacia otra parte....

-Vaya, vaya ¿que oigo? ¿te han sacudido con 4 lores, Kash?

Dijo Roark con voz burletera. Roark era el tipo ideal: era un gran piloto, tenía una gran nave y una tripulación genial, sin embargo, siempre estaba picando a los dos compañeros, desde que ambos se metieron en el negocio de la mensajería. Al parecer, Kash le ganó una vez al entregar el mensaje más rapido que él y desde entonces les ha cogido manía, aunque no paraba de soltar ofertas al Zorg para que dejara a Kash y se uniera a él.

-¿Como lo llevas, Bluginth?

Preguntó, acercandose más a la mesa, bebiendo un trago de su copa.

-Me han dicho que has perdido mucho más de lo que tenías, Kash. Estás completamente mugithz*, compañero.

Roark se giró hacia el Zorg.

-Vamos, es hora de que dejes a este compañero y pases a la primera división, hermano.

Kash se puso en pie, como si de un momento a otro fuera sacudirlo. Roark dio un paso atrás y levantó los brazos.

-Tranquilo, bestia jajaja

La joven Jwair montó en su moto deslizadora de carga hacia el pueblo. Sin embargo, una tormenta de polvo estaba levantada no muy lejos. Algo le decía que siguiera, que no era asunto suyo...pero la otra parte más fuerte y curiosa le dijo que fuera, que seguro que era algo importante, y eso hizo.

Llevó su deslizadora hacia una distancia prudencial y observó todo:

Era una nave estrellada contra la arena, intacta, pero vieja. Habían dos personas y una tercera enterrada y atada a un poste. En el suelo, y enterrados, habían varios soldados de la alianza, algunos sin vida y otros inconsientes.

Algo pasaba allí...