Partida Rol por web

Mi mirada dejo de divagar y se centró en un punto fijo. Miré fugazmente a las dos chicas (Melissa y Eva respectivamente) que pululaban por la habitación. Con una cara calculadora y fría asentí, pero antes de poder seguir inspeccionando el resto de personas mis pensamientos fueron interrumpidos.

Cita:

Me levanté rápidamente de la cama, me erguí y cogí rápidamente (como un felino que pone a salvo sus posesiones) la moneda al lado de mi litera, mientras susurraba una canción.

-Master of Puppets I'm pulling your strings, Twisting your mind, smashing your dreams (...) Just call my name...

Levanté la cabeza, dirigiendome a todos:

-Tranquilos, saldremos de este lugar. Soy hijo de Roland Harris... -como si ese nombre solucionara todo el problema-. Soy Christian.

Me acerqué a la puerta e intenté ver cuanto pesaba y si los soportes estaban tan deteriorados como el resto de la habitación.

Roland Harris: Líder de la facción republicana aspirante a gobernador. Hombre de talante recto e ideas claras, algunos dicen que es un líder nato, otros opinan que es un déspota. Corren de él toda clase de rumores, entre ellos el de que maltrata a su hijo desde que su esposa murió. Los republicanos niegan éste hecho y lo tachan de habladuría malintencionada.

Levantó la cabeza veloz y miró a la mujer que tenía al lado con cara de culpa al haberle oído el comentario.

- Disculpa... es que la gran mayoría estáis muy ausentes... ¿Alguien sabe algo? -

Tras varios minutos de silencio aquel chico abrió la boca de una vez. Lo miró desde la oscuridad sorprendido aunque no le creía del todo, sabía de quien hablaba... ¿Pero realmente ese aspirante a gobernador iba a dejar a su hijo en un psiquiatrico? Con la prensa que existe... a saber, también podría ser un simple pirado que se creía eso.

- Si... claro

Volvió a mirar a la mujer que tenía al lado...

- ¿Como se llama?

Lo encontrado en el cajón fue extraño... Una carta, maltrecha, clipada a una fotografía antigua... Pero desde luego lo más estrafalario estaba por ver, pues debajo de la cama, lo que Melissa encontró fue un destello metálico...

Evangeline estudia la cara del hombre. Es como si estuviera analizando sus facciones y quisiera ver tras la piel qué clase de persona es.

Le pregunta cómo se llama. - ¡Jmm! - Se le escapa una risita irónica.

Se acerca a él hasta quedarse a pocos centímetros de su cara.

- ¿Usted no es músico verdad?

Tras estas palabras, le da la espalda y dirige su mirada hacia la que yace sin vida.

- Silencio...

Sin despegarse aún del mueble, Clarke escudriñó con grandes ojos el papel con una mano, intentando descifrar las palabras que se escondían tras la frustración de la tinta y la sangre...

Cita:

Con aquello último desvió la vista a la ventana, donde se había escrito la misma frase... - Sigo esperando... - Pero volvió a la atención a la carta, memorizando en su cabeza tanto el texto como la fotografía, volviendo a cerrar el cajón.

Cuando miró bajo su cama, se quedó inmóvil. Apenas hizo un gesto que delatase que sobre ese suelo, a escondidas de todos, se escondía una espada, e inmediatamente se giró para comprobar si había algo bajo el colchón de los demás... Pero curiosamente, no lo había.

Tengo una espada bajo mi cama... ¿Quién la habrá puesto ahí? ¿A quién pertenecerá? ¿Quizás al pobre Johnny...? - se irguió, paseando los ojos perdidos por el habitáculo... - Quizás Johnny... Pero no es momento de cogerla... ¿O tal vez sí? Tal vez sea Christina... Se ha transformado en espada de plata para protegerme, y descansa bajo mi Sueño para velar por él... Pobre Christina...

Melissa se había quedado frente al mueble, plantada como un maldito vegetal... Hasta que giró la cabeza hacia la ventana, ladeándola, encontrándose de nuevo con el escrito:

- "Sigo esperando..." - susurró, intentando desentrañar el significado oculto de la corta frase...

Cerró el cajón, y posteriormente miró bajo su cama y bajo las demás... Al no encontrar nada, volvió a levantarse, pero esta vez aún más perdida en sus pensamientos, que conducían sus ojos hacia la difunta...

Cita:

- ...Si pudiera hablar, tú no la escucharías - dijo acercándose a Chris, pegando su frente a su sién de manera fraternal, y frotándose dulcemente como si fuera un gatito... Acariciándole el pelo... - Si pudiera hablar... Nos diría que no somos los primeros, ni tampoco los únicos... Y que sólo ella vela por el sueño de los justos... - le besó el cabello, con los ojos vidriosos, y volvió a levantarse para inspeccionar la cajonera de la difunta...

- ¿...Y si ha sido Roland Harris quien nos ha metido aquí? No sería ni el primer ni el último padre que pone a prueba a sus hijos... Dios lo hace constantemente... - comentaba más para ella que para el resto la joven, mientras seguía a lo suyo... - O quizás fue la música, cansada de nuestro estruendo... - continuaba, controlando que nadie se acercara demasiado a ella o a Christina...

Miró extrañado a la mujer cuando lanzó la pregunta de que si era músico o no y torció el gesto sacando su propia conclusión.
- He de suponer, entonces, que usted si que es músico - sonrío con serenidad y se giró para poder mirar al interior de la habitación.
Volvió a echarse el pelo hacía atrás con ausencia y se rasco la barbilla mientras su cabello volvía a su posición natural. Adrien escuchó las palabras de la mujer rubia y miró como esta demostraba el afecto por su difunta amiga. Se acercó un poco, no quería desperar alguna manía homicida o a saber, sencillamente se quedó a una distancia prudencial.
- No se preocupe señorita, sea una prueba o no, la superaremos, ya vera - le hablo con un tono de voz dulce y confiado, un tono de voz que siempre conseguía que una mujer acabara prestandole toda su atención - solo tenga fe - le sonrió con su encantadora sonrisa mostrando su perfecta dentadura se levanto y al final añadió - no dejare que te cojan... - y dio unos pasos hacía atrás observando nuevamente por la ventana de la puerta como intentando encontrar respuesta a través de esa ventana...

Mientras miraba por la obertura de la puerta se mordió el labio inferior con poca fuerza - esto no puede estar pasandome a mi... no he hecho tanto mal, joder... - sus ojos se movían de un lado a otro buscando, en vano, algo en tan profunda oscuridad - tengo conmigo al hijo del gobernador, a saber que crimen cometió y como paró aquí... dudo que este muy loco. Una posible música o vete tu a saber... una muerta - ahí tragó saliva, su mente había obviado que había un cadaver aunque era totalmente consciente de ello - una mujer que tampoco esta muy allá y otro hombre que apenas ha dicho nada... sencillamente genial - pensó con ironía - y luego esta la jodida enfermera... Dios, que se haga de día... y si tengo que morir aquí... que sea rápido - no era muy creyente, pero en momentos de desesperación todo ser humano encontraba su fe para agarrarse a ella como un clavo ardiendo - así quizás vea a Laura... -

Giro la mirada y la centro en la cara de la mujer que sigue inmovil. La observo durante unos segundos y despues paso la mirada por el resto, por los que hablan, para despues volver a mirar por la ventana, hablando tras unos segundos, sin dirigirme a nadie en concreto

-No, no es como la otra vez, es una habitacion pero no es igual

Despues hablo un poco mas alto, como si ahora si estuviera dirigiendome al restro

-No es malo, no os preocupeis, no hay peluches

- ...¿ADRIEN? - una voz resultó familiar al otro lado de la puerta para Farenheitt, se trataba de una mujer...

- ¡BASTA! - irrumpía otra voz masculina, autoritaria y llena de energía juvenil. Una serie de susurros se sucedían después... Y en cierto punto, otro muchacho gritó un iracundo: - ¡MALDITO TIMMY! ¡Tú me has vendido!

(...)

Segundos después, tres toques golpearon la puerta desde fuera, ordenadamente, una forma habitual de llamar en un lugar nada habitual...

Nada más escuchar los toques de la puerta, Evangeline se acerca rápidamente y a la vez silenciosa, cuan una serpiente, hacia la puerta.

Sin tratar de posar hacia ningún punto la mirada, inclina su cabeza para intentar escuchar el exterior. Intenta escuchar...

Melissa se había quedado junto a su compañera fallecida, rebuscando con una sola mano en el cajón que quedaba a su lado. No encontró nada. Pero bajó la cabeza un poco cuando Adrien se acercó, escudriñándolo con aquel par de ojos agua sucia, apenas pestañeando, probablemente intentando averiguar sus verdaderas intenciones...

- "Fe"... - repitió para sí misma, mirando al suelo y peinándose con sus propios dedos un mechón de pelo... - Hermana del Vigor... Consuelo del Desaliento... Diana de la Ruina... - devolvió una mirada molesta a Farenheitt, frunciendo el ceño - ¡¡Eso es un timo!! Al final... Al final sólo tenemos nuestras uñas mugrientas y nuestro instinto más salvaje... - susurró, escuchando entonces los gritos de afuera y, posteriormente, prestando atención a la llamada de la puerta...

Abrió los ojos, viendo cómo Evangeline se acercaba. La joven hizo un gesto al resto con el dedo, pidiendo silencio... Parecía controlar a Cox más que al resto. Se escondió tras su propia cama y, con creciente curiosidad y una voz dulce y juvenil, casi canturreando, preguntó:

- ¿¿..Quién es??

No se molesto por la reacción de la mujer, comprendía una respuesta así, por ello le resto importancia. La miró unos segundos girando su cabeza y aparto la mirada con calma y serenidad.
Entre abrió la boca, los ojos miraron por la abertura de la puerta en busca de alguien pero en vano... posó la mano sobre la puerta completamente desconcertado tratando, en su mente, de ubicar aquella voz hasta que unos golpes resonaron en la puerta y lo sacaron de sus pensamientos...

- ¿Adelante? - dijo sin estar nada seguro de aquello y apartandose de la puerta realmente asustado aunque intentaba no reflejarlo...

Su mente obsesionada a veces le jugaba malas pasadas colocando el fantasma de su gran amor en rostros de mujeres que se le parecían... muchas de sus ultimas relaciones eran mujeres que compartían algún rasgo físico con Laura, pero ninguna era tan autentica como lo fue ella... - venga por favor... Adrien, guarda la calma, seguro que es una enfermera que te ha reconocido... pero... quizas... - su cordura luchaba a muerte con las ganas de soñar de Adrien y reencontrarse con Laura... - esta muerta, lo sabes... no va a volver... ¡CALLATE! - el conflicto interno entre corazón y cerebro, deseo y realidad... se relajó por momentos - esta bien... averiguaremos a quien pertenece esa voz.

Lenta, lánguida, una mano delgada, de dedos finos y pálida asomó por la ventanilla de la puerta, extendiendo la palma hacia el interior... Con una voz que con su susurro quedo hacía estremecer a cualquiera, simplemente dijo:

- Tributo...

Sigo mirando la ventana sin decir nada, hasta que las palabras del poseedor de la mano parecen hacerme reaccionar, sin levantarme de la cama comienzo a alejarme poco a poco de la puerta, sin hacer ruido

Tributo, pago... no, otra vez no

Susurro para mi mismo mientras miro nervioso al resto de los ocupantes de la habitacion

Balbuceo completamente asustado llevandose una mano al pecho de la impresión al ver esa mano y oír aquella voz... ese susurro entró en Adrien empapandolo por completo con una sensación que no había experimentado antes...
Tragó saliva tratando así de humedece su seca garganta por el susto y empezó a pensar con velocidad, ordenando ideas y apartando el miedo que tenía como buenamente podía. Al final, a los pocos segundos cayói en la cuenta de que podría estar pidiendo un pago, y en la sala había monedas... de las cuales él tenía cuatro. Sin mirar a nadie extendió la mano y dejo caer una de ellas sobre la mano sin llegar a rozarla por si pasara algo...

- tome... - dijo con un hilillo de voz.

Melissa alzó la cabeza con las pupilas contraídas como ojos de aguja. La piel se le erizó, y atendió a cómo entregaba Adrien una de sus monedas a la estremecedora presencia que recibía el pago en mano por la ventanilla.

Baja la mirada hacia su puño, abriéndolo para contemplar las dos monedas que guarda, completamente iguales. Después ladea la cabeza para estudiarlas, con los ojos abiertos cual felino en tensión... Pestañeando... Grabando la imagen en el subconsciente, leyendo lo que llevaba escrito... Y cuando la levanta de nuevo, se incorpora para acercarse ella también a la puerta, controlando las distancias con Farenheitt.

Entrega una de sus monedas, mientras guarda la otra con fuerza dentro de su puño izquierdo...

- ...Hola - saluda a la mano tras entregar su moneda, y espera a ver qué hace, como si se tratara de una de esas cabinas de adivinos tan comunes en las ferias que levantan tanta expectación y curiosidad. Pero acaba cediendo tres pasos, no muy convencida...

Hay seis monedas... Cuatro eran de él, dos mías... ¿Por qué hay que pagar si somos seis? ¿Qué tienen las monedas? ¿Son semillas...? Son... ¿Dónde está Johnny?

Evangeline se apoya en la pared próxima a la puerta con los brazos cruzados, apoyando su pierna doblado en la misma pared, observando cómo algunos le entrega a la mano aparecida de la nada las monedas. Con una sonrisa de superioridad le dice a la mano: - ¿Nos abrirás algún día?

Acto seguido bosteza un tanto antinaturalmente como si quisiera expresar que está aburrida.